Los que violaron los Convenios de Ginebra en todas partes del mundo están libres, mientras el hombre que ayudó a exponer sus crímenes languidece en la cárcel

Los que violaron los Convenios de Ginebra en todas partes del mundo están libres, mientras el hombre que ayudó a exponer sus crímenes languidece en la cárcel

Por Vijay Prashad | 01/03/2022 | Conocimiento Libre

Fuentes: Instituto Tricontinental de Investigación Social
Hace 20 años, el 11 de enero de 2002, el gobierno de Estados Unidos llevó a su prisión militar en la Bahía de Guantánamo a sus primeros “detenidos” secuestrados durante la llamada Guerra contra el Terror.
El secretario de Defensa estadounidense Donald Rumsfeld dijo: “Planeamos, en su mayor parte, tratarlos de forma razonablemente consistente con los Convenios de Ginebra” En su mayor parte. Casi inmediatamente comenzó a aparecer evidencia —incluso del Comité Internacional de la Cruz Roja— de se estaba violando los Convenios de Ginebra y muchos de los prisioneros estaban siendo torturados. Para diciembre de 2002, los medios de comunicación estadounidenses comenzaron a informar que “muchos de los detenidos en Guantánamo probablemente no eran terroristas”

Casi 780 “detenidos” conocidos han sido encerrados en la prisión en estas dos décadas, actualmente, 39 hombres permanecen allí, la mayoría de los cuales nunca ha sido acusado, menos juzgado. Aunque el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha dicho que quiere cerrar el campo de detención, de hecho ha autorizado planes para ampliarlo. El gobierno de Biden está gastando 4 millones de dólares para construir una nueva corte secreta en sus instalaciones, cerrada al público. Todavía está por verse si los prisioneros restantes serán enjuiciados y se decidirá sobre sus destinos. El 10 de enero de 2022 expertxs independientes del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas constataron que “la Bahía de Guantánamo es un lugar de notoriedad sin parangón, definido por el uso sistemático de la tortura y otros tratos crueles, inhumanos y degradantes contra cientos de hombres llevados al lugar y privados de sus derechos más fundamentales”.

Uno de estos hombres, Sami al-Hajj fue recogido por tropas paquistaníes en la frontera entre Afganistán y Paquistán el 15 de diciembre de 2001 y entregado a Estados Unidos el 6 de enero de 2002. Luego al-Hajj fue transferido a Guantánamo el 14 de junio de 2002, donde permaneció hasta que lo liberaron en Doha (Qatar) el 31 de mayo de 2008. El gobierno estadounidense acusó a al-Hajj de ser miembro de al-Qaeda así como de formar parte de la dirección tanto de los talibanes como de los Hermanos Musulmanes. También se le acusó de proporcionar armas y recursos a grupos en Chechenia a través de la organización de caridad saudí al-Haramain.

Conocemos estos detalles sobre al-Hajj gracias a los Detainee Assessment Briefs (DAB) [Informes de evaluación de detenidos] filtrados a la prensa vía WikiLeaks en abril de 2011. Estos Gitmo Files [Archivos de Guantánamo] son excepcionales porque cada uno de los DAB nos muestra la desinformación en la base de la Guerra contra el Terror. Una lectura cuidadosa del DAB de al-Hajj muestra que no era líder de ninguna de estas organizaciones, en realidad era un periodista de Al-Jazeera. Al-Hajj comenzó a trabajar allí a comienzos de 2000 y fue enviado a Afganistán en octubre de 2001 para trabajar con sus colegas Yusuf al-Sholy y Saddah Abdul Haq. No había pruebas de que al-Hajj fuera miembro de al-Qaeda, los talibanes o los Hermanos Musulmanes. Según el DAB, lo llevaron a Guantánamo para proporcionar información sobre el programa de formación de Al-Jazeera, así como sobre varios grupos benéficos que funcionaban en Azerbaiyán, Kosovo y Macedonia.

En 2007, el abogado de al-Hajj, Clive Stafford Smith escribió que su cliente había “estado en huelga de hambre por más de 230 días, más del triple que los huelguistas del IRA en 1980”. Cuando Hajj llegó a Doha, dijo que había sido interrogado 130 veces “la mayoría relacionadas con su trabajo en Al-Jazeera”.

Los DAB ayudaron a abogados como Stafford Smith a descubrir quiénes estaban tras la valla en Guantánamo y las mentiras que se decían sobre ellos. Gracias a WikiLeaks esa información se hizo pública. Ningún responsable por los crímenes de Guantánamo ha sido juzgado por “uso sistemático de la tortura” como han señalado lxs expertxs en derechos humanos; mientras que el cofundador y editor de WikiLeaks, Julian Assange está en la prisión de Belmarsh, el Guantánamo británico. Estados Unidos quiere extraditarlo para que se enfrente a acusaciones de espionaje. ¿Quién es Julian Assange y porque Estados Unidos está tan desesperado por su extradición? Junto con la Asamblea Internacional de los Pueblos, el Instituto Tricontinental de Investigación Social ha elaborado la siguiente Alerta Roja No 13 Liberen a Julian Assange.

¿Quién es Julian Assange y qué es WikiLeaks?
Julian Assange es un periodista y editor australiano que cofundó WikiLeaks en 2006. WikiLeaks es un sitio web diseñado para publicar documentos filtrados de forma anónima por funcionarixs de gobiernos y empresas. El proyecto se inspiró en la publicación de Daniel Ellsberg, Pentagon Papers, en 1971, documentos internos del gobierno estadounidense que mostraban el alcance de su engaño al continuar la guerra de Vietnam. Entre 2006 y 2009, WikiLeaks publicó una serie de importantes documentos que contenían revelaciones como la lista de miembros del fascista Partido Nacional Británico (2008), el escándalo petrolero Petrogate en Perú (2009) y un informe sobre el ciberataque estadounidense-israelí a las instalaciones de energía nuclear iraníes (2009). En 2013, la Federación Internacional de Periodistas calificó a WikiLeaks de «nuevo tipo de organización de medios de comunicación basada en el derecho del público a saber».

En 2010, mientras estaba en Irak, la analista de inteligencia del ejército estadounidense Chelsea Manning descargó cientos de miles de documentos, incluidos videos, de los servidores del gobierno estadounidense. Los envió a WikiLeaks con una nota que decía: «Este es posiblemente uno de los documentos más significativos de nuestro tiempo, que elimina la niebla de la guerra y revela la verdadera naturaleza de la guerra asimétrica del siglo XXI». En noviembre de 2010, WikiLeaks se asoció con periódicos importantes (Der Spiegel, El País, The Guardian, Le Monde, The New York Times) para publicar los cables diplomáticos (CableGate) que procedían del paquete de documentos de Manning. WikiLeaks también publicó Iraq War Logs [Registros de la Guerra de Irak] y Aghan War Diary [Diarios de la Guerra de Afganistán], que contenían materiales que sugerían que las fuerzas estadounidenses habían cometido crímenes de guerra en ambos países. Entre estos documentos había un video clasificado de 2007 que mostraba a militares estadounidenses matando a civiles, entre ellos empleados de la organización de noticias Reuters. Este video, publicado por WikiLeaks como Collateral Murder [Asesinato colateral], tuvo un enorme impacto en la opinión pública sobre la naturaleza de la guerra estadounidense.

En noviembre de 2010, el fiscal general de Estados Unidos, Eric Holder, declaró que su oficina había abierto «una investigación penal activa y en curso» contra WikiLeaks.

¿Por qué Julian Assange está en la prisión de Belmarsh (Londres, Reino Unido)?
A principios de diciembre de 2010, altos cargos políticos estadounidenses pidieron a su gobierno que procesara a Assange en virtud de la Ley de Espionaje (1917). Las acusaciones de agresión sexual en Suecia metieron a Assange a una red legal. Aunque estaba dispuesto a regresar a Suecia para hacer frente a las acusaciones, quería un compromiso de que Suecia no lo extraditaría a Estados Unidos, donde se enfrentaba a cadena perpetua por posibles cargos de espionaje. Suecia, en estrecho contacto con EE. UU., se negó a ofrecer este compromiso. En 2012, Assange recibió asilo en la embajada de Ecuador en Londres. En abril de 2019, el gobierno de Ecuador —a cambio de lo que consideraba un acuerdo favorable con el Fondo Monetario Internacional— entregó a Assange a las autoridades británicas. Assange fue llevado a la prisión de Belmarsh para esperar las audiencias de extradición a Estados Unidos, Suecia ya había abandonado su investigación.

El gobierno estadounidense acusó a Assange de 18 cargos relacionados con la obtención y publicación de documentos clasificados, lo que podría suponer una condena de hasta 175 años de prisión. Sin embargo, 17 de estos cargos sólo se presentaron después de que Assange pasó a custodia británica. Inicialmente, Assange sólo fue acusado de conspirar con Manning para descifrar una contraseña y hackear el sistema informático del Pentágono, lo que por sí solo conlleva una corta pena de prisión de hasta 5 años. El problema aquí, al parecer, es que el gobierno estadounidense no tiene pruebas de que Assange haya conspirado con Manning para entrar en los servidores estadounidenses; Manning dice que actuó sola en la adquisición y entrega de los documentos a WikiLeaks.

Entonces, el gobierno estadounidense pretende llevar a Assange a Estados Unidos para ser juzgado bajo la Ley de Espionaje por solicitar, obtener y luego publicar información clasificada, es decir, precisamente el trabajo de un periodista de investigación. Por lo tanto, a Assange se lo persigue por hacer periodismo.

¿Qué pueden hacer para liberar a Julian Assange?
Movilizarse. Salgan a la calle el 25 de febrero de 2022. Protesten ante las embajadas y consulados del Reino Unido y Estados Unidos. Exijan a estos gobiernos que respeten el derecho internacional y los derechos fundamentales de Julian Assange.

Envíen una carta. Firmen esta carta redactada por la Asamblea Internacional de los Pueblos y envíenla a su embajada o consulado británico local diciéndoles que respeten sus responsabilidades legales.

Participen. Sigan a la Asamblea Internacional de los Pueblos en las redes sociales para saber más sobre el caso de Assange y sus contribuciones a la lucha antiimperialista actual. Compartan nuestros materiales con sus comunidades y movimientos. ¡Ayúdennos a correr la voz sobre por qué #LiberenaAssangeYa ! Regístrense en línea para participar en el Tribunal de Belmarsh para liberar a Julian Assange.

En 2020, Roger Waters habló en una manifestación a favor de Julian Assange en Londres. En sus observaciones finales, compartió una historia sobre su madre:

Cuando era una joven maestra suplente en el norte de Inglaterra, antes de la guerra, vio a lxs hijxs de lxs trabajadorxs de las fábricas caminando descalzos en la nieve camino a la escuela en lo peor del invierno. En ese momento, la luz de mi madre se encendió y permaneció encendida, ardiendo con fuerza durante el resto de su vida. Un día, cuando tenía 13 o 14 años, me dijo: “A medida que vayas avanzando en la vida, Roger, te vas a encontrar con momentos y preguntas difíciles sobre las que tendrás que reflexionar. No siempre será fácil, así que este es mi consejo para esos momentos: busca la verdad, examina la cuestión desde todos los ángulos, escucha otras opiniones por supuesto, intenta ser objetivo. Cuando llegues al final de tus deliberaciones, el trabajo duro habrá terminado; ahora viene la parte fácil. Haz lo correcto.”

Hagan lo correcto: liberen a Julian Assange y cierren Guantánamo.

El costo de nuestra traición a Assange

Por Rodolfo Bueno | 25/04/2022 | Conocimiento Libre, Ecuador

Frente a la resolución británica de extraditar a EE.UU. al editor de WikiLeaks, el presidente de Ecuador dijo: “Respetamos el fallo de los tribunales del Reino Unido y como país daremos todas las facilidades que correspondan, de acuerdo con aquel fallo”.
Según Paul C. Roberts, ex-Secretario de Finanzas de Reagan, el Reino Unido se encuentra bajo la influencia del gobierno corrupto de Washington, cuyas acciones criminales fueron desenmascaradas por Julian Assange. Pese a que arbitrariamente se nieguen obedecer el mandato internacional de la ONU, de que su detención va contra la Declaración Universal de Derechos Humanos, “el gobierno criminal de Washington no permitirá poner en práctica la decisión de la ONU”, pues esa negativa beneficia a las autoridades de EEUU. ¿Qué sucede? Sucede que Inglaterra y la Unión Europea se han convertido en vasallas y actúan bajo presión de EEUU, que pretende pudrir en la cárcel a Assange, cuyo único delito es haber divulgado en WikiLeaks la verdad sobre las matanzas de mujeres, ancianos y niños, cometidas en las guerras de Afganistán, Iraq, Siria y acerca de la prisión de la base de Guantánamo, así como informes diplomáticos que desvelan crímenes de guerra y otros abusos de oficiales y autoridades estadounidenses.

El acoso a Assange es un ataque a la libertad de expresión, no es otra cosa ‎que la venganza de ‎EEUU por la revelación de verdades incómodas sobre su realidad. Las organizaciones periodísticas consideran que se trata ‎de una agresión sin precedentes al periodismo y condenan la decisión de extraditarlo, debido a sus implicaciones para el futuro de la libertad en todo el mundo. “Ha llegado la hora de poner fin a más de una década de persecución, de una vez y para siempre. Es hora de poner en libertad a Assange”, afirman. Kristinn Hrafnsson, director de WikiLeaks, dice: “Se trata de la nación donde individuos al más alto nivel en Langley, Virginia, en la CIA y en la Casa Blanca contemplaron secuestrar o matar a Julian Assange”.‎

Sajid Javid, que fungía de Ministro del Interior del Reino Unido, país que se jacta de ser el baluarte de la defensa de los derechos humanos, declaró: “Hay una solicitud de extradición de Estados Unidos que se presentará mañana ante los tribunales, pero ayer firmé la orden de extradición y la certifiqué, porque quiero que se haga justicia en todo momento”. Posteriormente, Paul Goldspring, juez de la Corte de Magistrados de Westminster, remitió a Priti Patel, ministra del interior del Reino Unido, una orden para que se tramite y se concrete la extradición de Assange a EEUU, país que lo reclama para juzgarle por diecisiete presuntos delitos en violación de la Ley de Espionaje de 1917, y uno de intromisión informática. ¡Qué bajo ha caído la legalidad en esos países!, inferior a la de la inquisición.

Toda esta mojiganga sucedía al mismo tiempo que el Presidente Biden anunciaba su iniciativa de renovación democrática, que asigna 424.4 millones de dólares para “defender, sostener y desarrollar la resiliencia democrática en el mundo y apoyar los medios libres e independientes”. Suena bonito, pero Edward Snowden, excontratista de la CIA y de la Agencia de Seguridad Nacional de EEUU, al condenar el fallo de la justicia británica, hizo notar que “Julian Assange es uno de los presos políticos que cumple la sentencia más larga en el mundo occidental. Todos los niveles del caso contra él han sido atravesados por la corrupción y el abuso del proceso”.

A Assange le acusan de conspiración para cometer intrusión de computadora, en complicidad con Chelsea Manning, porque aceptó conseguir la contraseña de una computadora del gobierno de EEUU para obtener documentos clasificados, acusación por la que podría ser condenado a cinco años de prisión, pero si añaden el cargo de espionaje, lo podrían condenar a la pena máxima. Ahora salen con el domingo siete de que en Estados Unidos no le sentenciarán a la pena capital sino, únicamente, a unos 175 años de prisión. No dicen de reclusión rigurosa, porque allá todos los presidios lo son. ¡Qué magnánimos, por algo se consideran ungidos de Dios!

Lo cierto del caso es que esa miserable gente que persigue a Assange se ha convertido en un basilisco desde que Manning le entregó 250.000 cables diplomáticos, 400.000 documentos de la guerra de Irak, 490.000 de la guerra de Afganistán y cerca de 1.000 sobre los detenidos en la cárcel de la Base Naval de Guantánamo.

Manning informó a Assange que otros documentos importantes estaban almacenados en el ordenador del Departamento de Defensa, pero que no tenía la clave de acceso, y le preguntó si él la podía conseguir. Assange no consiguió la clave del computador mencionado y ahora es acusado de un delito no cometido; y si la hubiera conseguido, tampoco hubiera cometido delito alguno, por tratarse no de información secreta sino de datos sobre actividades ilegales. Pero, según los fiscales de Virginia, la sola oferta de Assange es conspiración, acusación jalada de los cabellos porque todo periodista serio de EEUU hace lo que hizo Assange y lo protege la Constitución de dicho país.

En este caso, la verdad juega un rol muy importante, porque cuando Daniel Ellsberg, ex analista de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, entregó a diecisiete periódicos estadounidenses los llamados Pentagon Papers, un estudio sobre las decisiones del gobierno de Johnson relacionadas con la guerra de Vietnam, que el Pentágono había clasificado de top secret, el The New York Times escribió: “Demostraron, entre otras cosas, que la administración Johnson había mentido sistemáticamente, no sólo al público sino también al Congreso, sobre un tema de interés nacional trascendente e importante”. Vale la pena recalcar que la Corte Suprema permitió que el The New York Times publicara los Pentagon Papers, fallo que ha sido llamado “pilar moderno de los derechos de la Primera Enmienda”, que prohíbe la creación de cualquier ley que reduzca la libertad de expresión o vulnere la libertad de prensa. Posteriormente, Ellsberg sería galardonado con el Premio Right Livelihood.

El caso de Assange es casi idéntico, sólo que ahora fue Chelsea Manning quien entregó a Assange los documentos clasificados que el The Guardian, Der Spiegel, Le Monde, El País y The New York Times publicaron gustosos como información exclusiva, para luego distanciarse de él, y el video del ejército conocido como “asesinato colateral en Bagdad”, en el que se ve disparar desde un helicóptero de EEUU a periodistas de Reuters y civiles de Iraq. Sin duda, ambos casos están protegidos por la Primera Enmienda a la Constitución de Estados Unidos, protección que puso en duda el Ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Wenbin, quien dijo: “La extradición de Assange ha puesto al descubierto la naturaleza hipócrita de la libertad de expresión y de prensa en EEUU, mejor que las revelaciones de WikiLeaks… Lo que le sucede a Assange muestra que, para EEUU exponer las llamadas atrocidades de otros países es heroico, mientras que revelar los escándalos de EEUU es criminal”. Wang Wenbin, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, añadió: “Parece que cualquiera puede disfrutar de la libertad de prensa y la libertad de expresión, pero no de la libertad de criticar y exponer los crímenes y fechorías cometidos por EEUU, de lo contrario estará entre rejas como Assange”.

María Zajárova, portavoz de la Cancillería de Rusia, dijo: “La Corte de Magistrados de Westminster interpretó la escena final en la farsa titulada La Justicia Británica. Corresponde al Ministerio del Interior británico poner un punto formal en este proceso vergonzoso”. La diplomática definió como una catástrofe la orden de extradición. “A estas alturas, lo único que podría detener la extradición y la prisión del activista al país norteamericano sería una intervención del Papa Francisco”. Calificó de una especie canibalismo la actitud de Occidente contra Julian Assange, que tiene como objetivo exterminar al conocido periodista. “Aquí no se está hablando ya de dobles raseros y ni siquiera de pisotear altos principios e ideales. Se trata del exterminio de una persona, de la venganza por su postura, por su valentía y porque él consideró necesario, aun comprendiendo aparentemente los posibles riesgos, compartir con el mundo una importante información, que arroja luz sobre las mentiras y engaños de toda una serie de Estados… Este vergonzoso veredicto en el marco de un caso político contra un periodista y activista social es otra manifestación de la mentalidad caníbal del dúo anglosajón, que celebró así el Día Internacional de los Derechos Humanos y el fin de la Cumbre por la Democracia”.

En cambio, el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, dijo: “Respetamos el fallo de los tribunales del Reino Unido y como país daremos todas las facilidades que correspondan, de acuerdo con aquel fallo”. No podía ser de otra manera, pues siempre los ecuatorianos estuvimos dispuestos a traicionar a Assange y, para disimular dignidad, solicitamos garantías de que no sería extraditado a un país en el que pudiera sufrir torturas o pena de muerte, lo que el gobierno de Inglaterra confirmó por escrito. Sólo falta recordar que no hay mejor cornudo que aquel que porta cuernos con mucho orgullo.

El editor de WikiLeaks podría ser condenado a 175 años de cárcel

Tribunal de Londres ordena extraditar a Julian Assange a EEUU

Fuentes: Página/12
El periodista tiene hasta el 18 de mayo para apelar la decisión ante al ministerio del Interior británico. La justicia estadounidense quiere juzgarlo por la filtración de documentos clasificados que revelaron violaciones a los derechos humanos en las guerras de Irak y Afganistán.
La justicia británica emitió este miércoles la orden formal que autoriza la extradición del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, a Estados Unidos para ser juzgado por espionaje por la publicación de cientos de miles de documentos secretos a partir de 2010. Si es declarado culpable, Assange podría ser condenado a un máximo de 175 años de cárcel.

Rechazando en marzo el permiso para apelar solicitado por los abogados del periodista australiano, coordinados a nivel internacional por el exjuez español Baltasar Garzón, la Corte Suprema británica dictó que el caso fuera trasladado a la ministra del Interior, Priti Patel, quien tiene la última palabra ante cualquier caso de extradición. Eso fue precisamente lo que hizo el miércoles el juez Paul Goldspring durante una vista de apenas siete minutos en el tribunal de Magistrados de Westminster.

La defensa de Assange tendrá ahora hasta el 18 de mayo para presentar sus alegaciones a Patel, con la esperanza de que se oponga a la entrega. Una vez anunciada su decisión, tendrán 14 días para intentar recurrirla. También podrían buscar una nueva apelación sobre otros aspectos jurídicos.

«No extraditar a Assange»
Varias decenas de simpatizantes se manifestaron a las puertas del tribunal británico con pancartas que pedían «No extraditar a Assange». Al término de la breve vista en la Corte de Westminster, la esposa del periodista, Stella Moris, pidió a la multitud reunida a las puertas del juzgado «seguir luchando por su liberación».

Vestido con campera y corbata, Assange solo habló para confirmar su nombre y fecha de nacimiento y durante la sesión pareció formar un corazón con sus manos, posiblemente dirigido a su pareja. El periodista de 50 años apareció por videoconferencia desde la cárcel londinense de Belmarsh. Allí está recluido desde su detención en abril de 2019 por la policía británica en la embajada de Ecuador en Londres, después de que el entonces presidente Lenín Moreno le retirara la protección que le había concedido su predecesor Rafael Correa.

El fundador de WikiLeaks se refugió en la delegación ecuatoriana en 2012 para evitar ser extraditado a Suecia por cargos de violación que después fueron abandonados. Assange negó dichos cargos y afirmó temer que todo fuese una estrategia para entregarlo a Estados Unidos.

Un ataque contra la libertad de prensa
La justicia de Estados Unidos quiere juzgar al australiano de 50 años por la difusión en el sitio WikiLeaks a partir de 2010 de más de 700 mil documentos clasificados sobre actividades diplomáticas y militares estadounidenses, que en particular revelaron violaciones a los derechos humanos cometidas en las guerras de Irak y Afganistán. Entre esos documentos figuraba un video que mostraba civiles, entre ellos dos periodistas de la agencia Reuters, abatidos por los disparos de un helicóptero de combate estadounidense en Irak en julio de 2007.

Acusado de espionaje, de ser declarado culpable Assange puede ser condenado a 175 años de cárcel, en un caso que las organizaciones defensoras de derechos humanos denuncian como un peligroso ataque a la libertad de prensa. El gobierno estadounidense afirma, por su parte, que el australiano no es periodista sino pirata informático y que puso en peligro la vida de numerosos informantes al publicar documentos sin editar. Pero WikiLeaks argumenta que tiene los mismos derechos que otros medios a publicar material secreto, si es de interés público.

La causa contra Assange
Assange está preso en el Reino Unido desde abril de 2019. En enero de 2021, la justicia británica falló a su favor: la jueza Vanessa Baraitser rechazó la extradición por considerar que el australiano, de frágil salud física y psicológica, corría el riesgo de suicidarse en el sistema penitenciario estadounidense. Pero en diciembre de ese mismo año, Washington logró que la Alta Corte de Londres anulara esa decisión, asegurando que no sería encarcelado en la prisión de alta seguridad ADX de Florence, en Colorado, donde están detenidos miembros de la organización yihadista Al Qaeda.

Además garantizaron que recibiría la atención clínica y psicológica necesaria, mencionando la posibilidad de permitir que cumpliera su condena en su Australia natal. Para sus defensores, encabezados por Stella Moris, la abogada sudafricana con la que tuvo dos hijos en secreto durante sus años en la embajada ecuatoriana y con la que se casó en Belmarsh el mes pasado, estas garantías no son creíbles.

Moris insistió este miércoles en que «hace falta valor político, pero esto es lo que se necesita para preservar una sociedad abierta que proteja a los editores de la persecución extranjera». El primer ministro «Boris Johnson y Priti Patel no pueden entregar a Julian a un país que conspiró para asesinarlo. Ellos pueden detener esta pesadilla hoy mismo y devolver a Julian con su familia», dijo la abogada, quien advirtió que el artículo 4 del Tratado de extradición británico-estadounidense «prohíbe las entregas por delitos de carácter político».

Por su parte Carlos Poveda, miembro del equipo legal internacional de Assange, reconoció que «el tiempo se está agotando» para impedir la extradición de su defendido a Estados Unidos. «Estamos luchando en todos los países donde tenemos causas de Julian. Si no, estaríamos derrotados», manifestó el abogado ecuatoriano al tiempo que advirtió que «hay una agilidad en el proceso legal, no es que sea inusitada, pero se van agotando recursos«.

Julián Assange a las puertas de la muerte

Por Ramón Pedrega

Los tribunales ingleses pusieron en libertad a Pinochet. Fue él que dirigió el golpe de Estado en Chile y lo mandó al fusilamiento, las cárceles y el exilio.
Pero el dirigente criminal compartía todo, y digo todo, con la otra de su clase, Margaret Thatcher. La Thatcher acabó con la resistencia sindical inglesa, arrasó con su escuela liberal, y llevó la guerra a su colonia de las islas Malvinas. Tan unidos estaban Pinochet y la representante inglesa, el fascismo y la monarquía del antiguo imperio inglés, que los Tribunales ingleses dictaminaron la libertad del asesino cuando se pedía su encarcelamiento por los crímenes de genocidio de los que era responsable. Y volvió a Chile para ser recibido por el fascio al pie de la escalera del avión. La burla golpeó el corazón de la justicia.

Los tribunales ingleses teniendo en la prisión conocida como la Guantánamo inglesa al periodista Julián Assange, sin que pese sobre él ninguna delito ni acusación, tan solo porque el régimen dictatorial del imperio quiere llevárselo y encarcelarlo de por vida por haberse atrevido a hacer pública la grabación sobre los crímenes que EEUU cometía/comete en Iraq.

Los tribunales ingleses manifiestan así su carácter de clase y su esencia dictatorial, es la tradición imperialista, invasión, robo, crimen y persecución a quien denuncie su seudodefensa de los Derechos Humanos, tal y como se comprueba en su forma capitalista la venganza es parte fundamental.

En los primeros días de diciembre de 2021 el Tribunal de Apelaciones londinense condenó a Assange sin acusación ninguna, a entregarlo al régimen de terror imperial. Las pruebas de Assange eran contra el ejército de EEUU, las había aportado en nombre de Wikileaks. Los colaboradores de los criminales habían preparado todo desde hacía años para condenar al héroe que la Humanidad admiraba por su acto de gran valor, y el resultado fue el ansiado por la élite estadounidense cuya historia es la más sangrienta de todos los tiempos.

Solo quedaba la apelación a la Corte Suprema y, aun así, la última palabra de día y hora de entrega a los verdugos la tendrá el representante imperial Boris Johnson, el cabecilla de los responsables ingleses de la Injusticia Suprema: van a entregar al más inocente de los seres humanos al tormento.

Desde el secuestro de Assange el mundo ha retrocedido a épocas en que los tiranos se hacen definitivamente dueños de los medios de difusión, ¿recuerdan el nazismo alemán?, y estamos en la era en la que desarrollan la guerra contra Rusia: vemos cómo todos, al unísono, repiten una y otra vez sin fisuras la versión del dueño de las corporaciones mediáticas, el complejo industrial militar estadounidense. Cortan todas las comunicaciones, fabrican falsedades, muestran hasta vídeo-juegos de guerra como hechos reales, presentan fotos de Gaza bombardeada por los sionazis como si hubiesen sido los rusos en Ucrania, y un sin número de grabaciones que son actos teatrales dramáticos en zonas ruinosas, desarrollan ante el público occidental una película de ficción mientras manejan sus órganos internacionales sometidos con presiones, chantajes y corrupción a representantes como si fuesen la totalidad de lo que existe en el mundo. Al mismo tiempo sus regímenes sometidos como colonias sacan a sus representantes, como el caso español, para servirle igual que un perrillo azuzado procurando morder al paisano que defiende su tierra. ¿Es así como entienden la justicia los poderosos? ¿Qué tipo de animal es ese gobernante y la tropilla que ladra delante de los que hacen sonar las cornetas anunciado a los cazadores fusil en mano?

Los ciudadanos del mundo no pueden confiar en semejantes jueces, en semejante gobierno, en semejante potencia que alardea de proteger a tiranos como Pinochet y se dispone a llevar al cadalso a la persona en la que el mundo puede confiar, honrado y bondadoso hasta entregar su vida por la verdad. Tan solo le van a permitir matrimoniarse antes con su compañera Stella Maris, el acto será en la prisión teniendo presentes a dos testigos, sin cámaras, sin fotógrafos, sin nadie más que no sean los siervos de la monarquía inglesa. El mundo consciente, el que defiende los Derechos Humanos le da su abrazo más solidario a Julián Assange y Stella Maris.

Julián Assange está a las puertas de la muerte.

Ahora deberíamos llenar las redes sociales, las calles del mundo, las ventanas, deberíamos hablar en voz alta en todas partes, que se nos oiga por encima de los propagandistas asesinos, decir en todos los sitios públicos hasta que las paredes retumben, las cuatro palabras: LIBERTAD PARA JULIÁN ASSANGE.

Le queremos libre. Su nombre es el nombre de la verdad combatiendo el crimen imperialista.