He cometido el peor de los pecados
que un hombre puede cometer. No he sido
feliz. Que los glaciares del olvido
me arrastren y me pierdan, despiadados.

Mis padres me engendraron para el juego
arriesgado y hermoso de la vida,
para la tierra, el agua, el aire, el fuego.
Los defraudƩ. No fui feliz. Cumplida

no fue su joven voluntad. Mi mente
se aplicĆ³ a las simĆ©tricas porfĆ­as
del arte, que entreteje naderĆ­as.

Me legaron valor. No fui valiente.
No me abandona. Siempre estĆ” a mi lado
La sombra de haber sido un desdichado.

Jorge Luis Borges, 1976.