Por Olivier Herrera
Mi corazón se encoge, mi alma sangra y llora,
Temblando ante el alevoso y criminal zarpazo
Que te arrebata la vida dejándonos huérfanos,
Solo me consuela, el pensar yo que la muerte,
Es nadie, y jamás esta podrá borrar el eterno
Amor, que Tú nos supiste legar con tu obra,
La huella imperecedera de tu efímero paso
En la Tierra, Tu nombre, Almudena Grandes.
Está y quedará impreso en la memoria viva,
La semilla de tú compromiso ético y solidario,
Literario y humano con el espacio y el tiempo
Que tuviste para despertar y levantar con tu voz.
Y tu pluma, la conciencia dormida de España.
Hoy, tú muerte enmudece y empequeñece
Toda la creación, mujer libre, inmensa y lúcida,
¡Hasta siempre! Querida Almudena Grandes.
Con el beso y cálido abrazo de este Poeta,
Que llora, como un niño, tu dura ausencia.
Pienso en nosotros, en ti Almudena, y veo,
Que no existe nada, más allá de la palabra.
Que nace, crece, camina y nos sobrevive
En la luz y la voz de la gente digna y libre,
Que perdura siendo el eco que, en silencio,
Vuela bajo la roja, blanca luna del desierto.
París 28 de noviembre de 2021