La Marea
La actual desaceleración económica mundial obligará a más trabajadores y trabajadoras a aceptar empleos de menor calidad, mal pagados y carentes de seguridad laboral y protección social, lo que acentuará las desigualdades exacerbadas por la crisis de la COVID-19. Son las principales conclusiones de un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Según la investigación, titulada Perspectivas sociales y del empleo en el mundo: tendencias 2023, se prevé que el empleo a escala mundial registre únicamente un aumento del 1% en 2023, menos de la mitad del aumento registrado en 2022. Se prevé asimismo que el desempleo a escala mundial aumente levemente en 2023, en unos tres millones, hasta alcanzar 208 millones de personas desempleadas (valor equiparable a una tasa de desempleo mundial del 5,8%).
Ese moderado aumento previsto obedece en gran medida a la escasa oferta de trabajo en los países de altos ingresos. Ello invertiría la tendencia a la baja del desempleo mundial registrada de 2020 a 2022. Como consecuencia, a escala mundial seguirá habiendo 16 millones de personas desempleadas más que en periodo de referencia previo a la crisis (valor con respecto a 2019).
En el informe también se señala que, además del desempleo, «la calidad del empleo sigue constituyendo una de las principales inquietudes», y que «el trabajo decente es primordial para facilitar la justicia social». Además, debido al aumento de los precios a un ritmo más rápido que los ingresos nominales por trabajo, la crisis asociada al coste de la vida podría aumentar el número de personas en situación de pobreza. Esto se suma a la amplia caída de ingresos registrada durante la crisis de COVID-19, que en muchos países afectó en mayor medida a los grupos de bajos ingresos.
La situación de estanflación
El empeoramiento de la situación del mercado de trabajo obedece principalmente a nuevas tensiones geopolíticas y al conflicto de Ucrania, indica el informe, que señala también la dispar recuperación tras la pandemia y las frecuentes interrupciones de las cadenas de suministro a escala mundial. Todo ello ha dado lugar a una situación de estanflación, que conjuga simultáneamente una inflación elevada y un crecimiento económico insuficiente, por primera vez desde el decenio de 1970.
La situación de las mujeres y de la juventud en el mercado de trabajo es particularmente adversa. A escala mundial, la tasa de participación de las mujeres en la fuerza de trabajo alcanzó el 47,4% en 2022, frente al 72,3% de los hombres. Esa diferencia de 24,9 puntos porcentuales conlleva que por cada hombre económicamente inactivo haya dos mujeres en la misma situación.
El sector de población joven (de 15 a 24 años) debe afrontar graves dificultades para encontrar y mantener un empleo digno. Su tasa de desempleo es tres veces superior a la de la población adulta. Más de uno de cada cinco jóvenes (el 23,5%) no trabaja, no estudia, ni participa en algún programa de formación.
«La necesidad de fomentar el trabajo decente y la justicia social es clara y acuciante», afirma Gilbert F. Houngbo, director general de la OIT. «La superación de todos esos retos requiere que colaboremos para facilitar el establecimiento de un nuevo contrato social a escala mundial». La OIT aboga por una «coalición mundial que promueva la justicia social con el fin de lograr el apoyo necesario a tal efecto, formular las políticas pertinentes y sentar las bases del futuro del trabajo».
«El menor ritmo de aumento del empleo a escala mundial significa que las pérdidas ocasionadas durante la crisis de COVID-19 probablemente no se compensen antes de 2025«, sostiene Richard Samans, director del Departamento de Investigaciones de la OIT y coordinador del informe. «El menor ritmo de aumento de la productividad constituye asimismo una gran inquietud, puesto que la productividad es esencial para afrontar crisis mutuamente relacionadas en cuanto a poder adquisitivo, sostenibilidad ecológica y bienestar humano».
Perspectivas a escala regional
Se prevé que en África y en los Estados árabes se registre en 2023 un aumento del empleo del 3%, como mínimo. Sin embargo, habida cuenta del aumento de su población en edad de trabajar, cabe esperar que en ambas regiones las tasas de desempleo solo disminuyan levemente (del 7,4 al 7,3% en África, y del 8,5 al 8,2% en los Estados árabes), según el informe.
En Asia y el Pacífico, así como en América Latina y el Caribe, se prevé que el aumento anual del empleo se sitúe en torno al 1%. En América septentrional, el aumento del empleo será muy leve, o inexistente, en 2023, y se producirá un repunte del desempleo, según el citado informe.
Europa y Asia Central se ven particularmente afectadas por los efectos económicos del conflicto en Ucrania. No obstante, aunque se prevé que el empleo disminuya en 2023, cabe esperar que la tasa de desempleo en la región solo aumente levemente, habida cuenta del insuficiente aumento de la población en edad de trabajar.
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