JDF
2023-01-13
El
asesinato de casi 50 estudiantes y trabajadores peruanos ha dado la
vuelta al mundo, generando un escándalo internacional. La CIDH
cuestiona al gobierno golpista. El New York Times (NYT), redactó una
nota criticando a Boluarte por la masacre. La Coordinadora de DD.HH.
acaba de pedir la renuncia de la presidente golpista. Hasta una
entrevista a los padres de familia del suboficial fallecido, José
Soncco, que quiso ser utilizada a favor por el régimen golpista,
terminó en el pedido de que Dina Boluarte debe renunciar. Pero la
noticia que podría ser el comienzo de derrumbe del régimen
dictatorial es la renuncia irrevocable del Ministro de Trabajo,
Eduardo
García.

“La
situación amerita un cambio de rostro en la dirección del país y
de un adelanto de elecciones que no puede esperar hasta abril del
2024. No hacerlo, creo que genera un desgaste, que, al menos en mi
caso, me inhabilita para poder poner en práctica la constricción
del diálogo que considera que necesita el país”, redactó
García en su carta de renuncia. Luego, Eduardo García, le recordó
a la presidenta golpista, Dina
Boluarte, que,
“Sin embargo, señora presidenta, la tragedia prontamente se
repitió y muchos hermanos cayeron, esta vez en Puno y Cusco. Esta
vez creo que la atención de las demandas sociales ya no es
suficiente para lo que el país necesita. Las tragedias que acabamos
de vivir así lo demuestran”.

Y
no es para menos. Las marchas del día 12 de enero han sido masivas
en casi todas las provincias del país, con la excepción de la costa
norte, que siempre se han caracterizado por ser conservadoras. En el
Cusco y Puno, acaba de haber un joven fallecido por cada región. En
Lima, aunque la marcha no llega a las grandes jornadas de lucha del
2000, pues, la tendencia apunta hacia eso.

Hay
decenas de piquetes
en casi diez regiones: Puno, Cusco, Apurímac, Arequipa, Madre de
Dios, Amazonas, San Martin, Cajamarca, etc. Cada día que pasa se
apunta una nueva región o provincia. La masacre en Juliaca, Puno, ha
intervenido poniéndole leña al fuego, acicateando más la lucha de
clases.

Dina
Boluarte no acudió a la reunión de los Gobernadores Regionales, que
con tanto ahínco había organizado el jefe del gabinete técnico,
Raúl Molina. Y la Asamblea de Gobernadores ha pedido “ni un muerto
más y que se adelanten las elecciones inmediatamente”, mientras
que los gobernadores de Cusco y Puno, demandan “renuncia de Dina
ya”. A esto hay que agregar que 12 Colegios de Abogados de 12
regiones también han pedido la renuncia de la mandataria golpista.

Por
su lado, como un hombre al borde del abismo, el propio premier
reaccionario, Alberto Otárola, ha tenido que sentar posición sobre
la “renuncia de Dina”, al decir que, “… Yo quiero
decirlo con toda claridad: la señora presidenta no va a renunciar.
Ese hecho no se va a dar y no porque ella no quiera hacerlo, sino
porque la Constitución requiere que esta sucesión que se ha dado se
afiance. Dejar la presidencia de la República sería abrir una
compuerta peligrosísima para la anarquía y el desgobierno. Y eso no
va a ocurrir”, (La República, 12/01/23).

El
gobierno de Dina es insostenible. Es difícil que llegue a terminar
su mandato hasta el 2024. Tarde o temprano caerá. Hasta ahora ha
logrado sostenerse porque las movilizaciones en Lima no han sido
masivas y porque la clase obrera no ha puesto su sello en la lucha de
clases. Pero todo eso puede cambiar. Además, los 50 muertos en
provincias son, como decimos, líneas arriba, un escándalo
internacional. Ningún gobierno extranjero va a querer tomarse una
foto con una presidenta asesina.

Incluso,
hasta el jefe del partido Alianza para el Progreso (APP), César
Acuña, declaró, “…invoco
a los 130
congresistas que
aprueben el adelanto de las elecciones, porque en caso de que no lo
hagan, el país se va a levantar peor. Si
hubiera muchas muertes (más), ya habría un genocidio y los
responsables serían los 130 congresistas…”,
(LR, 12/01/23).

Así
las cosas, el régimen político golpista, se rehúsa a abandonar el
poder político porque implicaría que Dina, Boluarte y los jefes
militares y policiales, terminen en la cárcel. Sería un gran golpe
al poder coercitivo que basa su poder en el monopolio de las armas.

No
obstante, las masas hacen la historia. Y las masas ya han puesto su
sello de clase andino-amazónica: ¡Fuera Dina, asesina!

César Zelada es dirigente de la Agrupación Vilcapaza y del Movimiento Popular Sin Techo Perú (MSTP).
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