EL TIEMPO


Abrazo a la espiga del tiempo,

mi cabeza es una torre de fuego.

¿Qué es esta sangre que palpita en la arena

y qué es este ocaso?

Llama del presente, ¿qué vamos a decir?

 

En mi garganta están los jirones de la Historia

y en mi rostro los signos del sacrificio.

¡Qué amargo es ahora el lenguaje!

¡Qué angosta la puerta del alfabeto!

 

Abrazo a la espiga del tiempo,

mi cabeza es una torre de fuego.

¿Se ha convertido el amigo en verdugo?

 

Un vecino ha dicho: ¡Cuánto tarda Hulagu en venir!

¿Quién llama a la puerta? ¿El recaudador de impuestos?

Dale el tributo… siluetas de mujeres

y de hombres… imágenes que caminan…

Nos hemos hecho señales, nos hemos intercambiado secretos.

Nuestros pasos son una hebra de muertos.

¿Tu muerto viene de tu Señor

o tu Señor viene de tu muerto?

Perdido por el enigma, se inclina

cual arco de terror sobre sus días encorvados.

 

– Tenía un hermano. Desapareció. Mi padre se volvió loco.

Mis hermanos murieron. ¿A quién invocar?

¿Hay que abrazar a la puerta, suplicar a la alfombra?

– Delira. Trae la tabaquera y cúralo con el rapé de los sabios.

 

Cadáveres que el asesino lee cual anécdotas.

¿Este montón es un granero de huesos, la cabeza de un niño

o un trozo de carbón?

 

¿Es un cuerpo esto que veo o un esqueleto de barro?

Me inclino, arreglo dos ojos y remiendo una cadera.

Tal vez la intuición me ayude

y me guíe un fulgor de memoria

pero es inútil que investigue la delgada hebra,

inútil que junte una cabeza, dos brazos y dos piernas

para descubrir la identidad del muerto.

 

– ¿A quién predica la hormiga y por qué asustarse?

Poesía es mezclar en el ojo esta trágica chispa.

Éxtasis es ver tu casa volar en estallidos hacia Dios.

Encaramada a un alminar,

la lechuza del adivino ulula.

De su grito ha tejido un arco iris

y, ahogada de alegría, ha llorado

Abrazo a la espiga del tiempo,

mi cabeza es una torre de fuego.

El payaso ha revelado sus secretos.

Este tiempo rebelde es una tienda de alhajas,

un pantano de profetas.

El payaso ha revelado sus secretos.

La verdad será la muerte, el pan de los poetas

y lo que se llamó o se convertirá en patria

no es más que un instante a la deriva

sobre el rostro del tiempo.

 

El payaso ha revelado sus secretos.

Esplendor del diluvio, ¿dónde está tu llave?

Inúndame de gracia, toma mis últimas riberas,

tómame.

Un abismo ardiente me ha hechizado,

un camino por el que huyen los caminos.

 

Abrazo a la espiga del tiempo,

mi cabeza es una torre de fuego.

Mi alma ha olvidado sus pasiones,

ha olvidado su patrimonio, oculto en la casa de las imágenes.

No volverá a recordar lo que ha dicho la lluvia,

lo que ha escrito la tinta de los árboles.

Mi alma no dibuja más que una gaviota

empujada por las olas contra las amarras de un barco.

No escucha más que un grito metálico:

he aquí el corazón de la ciudad,

luna rota, unida al ombligo de un fantasma de chispas.

No sabe que Dios y el poeta

son dos niños que duermen en la mejilla de una piedra.  

 

Mi alma ha olvidado sus pasiones,

por eso temo la sombra

y el bosquejo del futuro,

por eso me invade la duda

y el sueño se me resiste.

Amarrado, corro de un fuego a otro,

sofocado bajo el sudor que chorrea por mi cuerpo,

compartiendo con los muros el insomnio de la noche

(fieras son los pasos de la noche).

A menudo he dicho a la poesía sedimentada

en el fondo de mi memoria:

¿qué es esta sierra en mi cuello?

¿Quién me dicta la aleya del silencio?

¿A quién contaré mis cenizas?

Yo, que no sé arrancar el pulso y arrojarlo a la mesa.

Yo, que rechazo hacer de mi tristeza un tambor para el cielo.

Así pues diré: mi vida ha sido morada de espectros,

molino de viento.

 

Abrazo a la espiga del tiempo,

mi cabeza es una torre de fuego.

Los árboles del amor en Qassabin

son hermanos de los árboles de la muerte en Beirut.

El bosque de mirto consuela al bosque del exilio.

Qassabin penetra en el mapa de la hierba

y destila las entrañas de las llanuras.

Beirut penetra en el mapa de la muerte:

las tumbas son jardines, despojos, campos.

¿Qué fuerza vierte a Qassabin en Tiro y Sidón

y es Beirut quien se derrama?

¿Qué es eso que alejándose se aproxima?

¿Quién mezcla en mi mapa esta sangre?

 

El verano se seca y el otoño no ha llegado,

la primavera ha ennegrecido en la memoria de la tierra,

el invierno es como la muerte lo dibuja:

agonía y hemorragia,

época surgida de un frasco de predestinación

y de la palma de la suerte,

época del extravío que improvisa el instante y rumia el aire.

 

¿Cómo podréis reconocerla?

Un muerto sin rostro que contiene todos los rostros.

 

Abrazo a la espiga del tiempo,

mi cabeza es una torre de fuego.

Agotado, me doy la vuelta y observo:

¿Qué son esos andrajos? ¿Crónicas, países,

banderas colgadas al acantilado del crepúsculo?

 

En un instante leo las generaciones,

en un cadáver reconozco miles de cadáveres.

Me sumergen los abismos del absurdo,

mi cuerpo se escapa,

mi rostro no aparece en el espejo,

mi sangre huye de las arterias.

¿Será porque no veo a la luz

transportar mis sueños hacia ella?

¿Será el lugar más remoto de un mundo

que los demás bendicen y yo maldigo?

¿Qué es esto que desarraiga mis profundidades

y se marcha entre la jungla del deseo,

los países, los océanos de lágrimas

y la descendencia de símbolos,

entre las venas y los sexos,

las épocas y los pueblos?

¿Qué es esto que divide mi alma y me destruye?

¿Acaso soy la encrucijada de caminos?

En el instante del descubrimiento ¿ha dejado mi camino

de ser mi camino?

¿Soy más que un ser, mi historia es mi abismo

y mi plazo mi incendio?

¿Qué es esto que en una carcajada se eleva

de mis miembros ahogados?

¿Soy múltiples seres que se preguntan:

¿Quién eres? ¿De dónde vienes?

¿Son mis órganos los bosques del combate

en una sangre-viento, en un cuerpo-hoja?

 

¿Soy un loco? ¿Quién soy en estas tinieblas?

Enséñame y guíame, locura.

¿Quién soy, amigos? Respondedme,

vosotros, los visionarios, los oprimidos.

 

Ojalá pudiera escaparme de mi piel

sin saber quién he sido ni quién seré.

Busco un nombre, algo que nombrar,

pero nada es nombrable.

Una época ciega, una Historia cegada,

una época de limo y una Historia de ruinas.

El dominador es dominado.

¡Alabadas seáis, tinieblas!

 

Abrazo a la espiga del tiempo,

mi cabeza es una torre de fuego.

Mi antepasado semita es agarrado

por lo que ha engendrado el destino ciego.

¿Un papagayo? ¿Un profeta colado en una momia?

Oh, antepasado al que aparto de su camino.

Tú eres el que habita en la molécula del agua

y en los astros celestes.

Es prudente que camines así,

orgulloso hacia el pasado.

Tú eres el misterio,

el reino receloso de las profecías.

 

Extraviado en el error, no puedo comprenderte.

Tú eres el prodigio,

antepasado al que yo rechazo ahora.

A pesar de que haya amado la creación en tu nombre,

no me reconocerás, nada me unirá a ti,

aparte de estas huellas enterradas en mi alma

que me lloran y me hacen llorar sobre ti.

 

Abrazo a la espiga del tiempo,

mi cabeza es una torre de fuego.

El fin de la época que llovía piedras[1]

ha encontrado el comienzo de una era que llueve petróleo.

El dios de las palmeras se arrodilla ante un dios del hierro

y yo, entre estos dioses, soy la sangre derramada,

la caravana que huye.

Palpo mi fuego apagado,

me pregunto cómo engañar a mi muerte,

rebelde en su desierto,

y digo que el universo lo teje mi sueño.

La trama se deshace,

me veo en un abismo

y me entrego a la noche de la caída.

 

Veo en las cosas un cerco de humo,

percibo el mundo como una cacería.

Se extiende la mesa:

los cuerpos son los condimentos,

las cabezas los recipientes

y Dios se sienta a la mesa de la caza.

Una gacela era panadera, una iguana soldado.

¿Es Dios quien se come la caza

o es la caza quien se come a Dios?

Los caminos mienten, las riberas traicionan.

¿Cómo no caer fulminado por la locura?

Reniego del comensal y del manjar

y acojo a todo lo errante.

Mi consuelo es sumergirme en mi sueño,

excederme, ondear

y cantar el deseo del rechazo.

Deliro. Venus es la ajorca de mis días,

Capricornio mi brazalete

y las flores en sus corolas son balcones…

 

Mi consuelo es salir y convocar

a todos los verbos de la salida.

 

Ensillad estos vientos desbocados.

La Historia ha sido degollada

y esto no es más que el preludio.

Dejad al verdugo, a la víctima y al sacrificio como mártires,

cubridme con sus restos

y dibujadme una ruina.

 

Así sacaré a la sabiduría de su yacimiento

y gritaré: Bienvenidos mis escombros, mi decadencia.

Mañana la muerte me soplará sin que me extinga,

mañana saldré de la luz para ir hacia otra luz.

Cierto que soy más frágil que un hilo

pero más noble que un dios.

 

Así comenzaré a abrazar mi tierra

y los secretos de sus pasiones.

El cuerpo del mar es su amor,

un amor que tiene como manos al sol,

el cuerpo reservado al trueno, ancla de ternura,

un cuerpo promesa en el que me pierdo.

Surgiré de este desafío.

Cubrid con la luz de la lluvia amorosa

el rostro de la margarita

y que sea…

 

Abrazo la época que viene y camino,

rebelde, con andares de capitán,

trazando mi país.

Subid a sus más altas cimas,

descended a sus profundidades.

No encontraréis miedo ni cadenas.

Es como si el pájaro fuera rama,

la tierra un niño y los mitos mujeres

¿o tal vez sueños?

 

Dejo a los que vendrán después de mí

la misión de abrir este espacio.

 

Mi piel no es una cabaña de ideas

ni mi pasión leñador del recuerdo.

Mi ascendencia es el rechazo

y mis bodas germinación entre dos polos.

Esta época es la mía,

la del dios muerto y la máquina ciega.

Que habite en la alberca de los deseos,

que mis despojos sean flores,

que sea el alif del agua, la ya del fuego,

el loco de la vida.

 

Revelo al tiempo los secretos de sus páginas.

Así confiesa

que es el extraviado, el rebelde, el discordante.

 


(Beirut, 4 de junio-25 de octubre de 1982)


 [1]  Sobre las que se grababan los nombres de los infieles que debían ser lapidados, según la ley divina.

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Adonis (Ali Ahmed Said) in inglish

Syrian poet and literary critic (‘Ali Ahmad Sa’id). Born in Qassabin, Adonis studied philosophy at Damascus University and at St Joseph University in Beirut, where he obtained his Doctorat d’Etat in 1973. After his arbitrary imprisonment for six months in 1955 for political activities and membership of the Syrian National Socialist Party, he settled in Lebanon in 1956, later becoming a Lebanese national. He received a scholarship to study in Paris in 1960-1. From 1970 to 1985 he was professor of Arabic literature at the Lebanese University; in 1976 he held a visiting professorship at Damascus University, and in 1980-1 was professor of Arabic at the Sorbonne (Paris III). He has also taught and lectured in a number of other Western universities. He returned to Paris to live in 1985.

Adonis’s formative years were strongly influenced by the teachings of Antun Sa’ada, and by the new poetic sensibility which had been developed by such poets as Jubran Khahlil Jubran, Ilyas Abu Shabaka, Sa’id ‘Aql and Salah Labaki; he had also been educated in the classical traditions of Arabic literature by his father, a learned man steeped in ancient Arab culture and Islamic theology. Until the late 1950s, his poetry represented an attempt to fuse these early sources, as he tried also to give poetic expression to his political and social beliefs – specifically, the quest for national identity and the drive to achieve the ‘great leap forward’ of Arab society. It is to Sa’ada rather than T.S. Eliot that he owes his awareness of the importance for poetry of myth and history – poetry being seen by Adonis and many of his contemporaries as having a vital role in the response to the challenge of the West. Particularly after the loss of Palestine in 1948, the ‘new poetry’ began its ascendance, taking the form initially of a rebellion against traditional rhythmic and prosodic forms. Adonis’s role in the evolution of free verse was crucial; at the same time, he wanted to maintain for poetry an autonomous space and a refined language that refused to descend to the level of daily speech. The turning-point, both for Adonis and for modern Arabic poetry as a whole, came with Aghani Mihyar al-Dimashqi (1961), in which he achieved a balance between poetry’s Socio-political role and the demands of a symbolic ‘language of absence’ which poetry, as he saw it, required. Although his subsequent poetry has become richer and more experimental, in the view of many it has never surpassed Mihyar. His most complex work, the 400-page Mufrad bi-Sighat al-jam’ is a dazzling piece of writing, but one which has remained closed world to the majority of readers.

Both as a poet and a theorist on poetry, and as a thinker with a radical vision of Arab culture, Adonis has exercised a powerful influence both on his contemporaries and on younger generations of Arab poets. His name has become synonymous with the Hadatha (modernism) which his poetry embodies. Critical works such as Zaman al-shi r (1972) are landmarks in the history of literary criticism in the Arab world. His role in providing platforms for modernist literature has also been significant. In 1957 he joined Yusuf al-Khal in founding the avant-garde journal Shi’r and in 1968 established the equally influential, though more culturally and politically orientated, journal Mawaqif.

Adonis’s critical statements on poetry lack the controlled tone of academic criticism, but possess the power and missionary-spirit of a pioneer and visionary. Well-acquainted with |Western literary traditions, he has produced some fine and influential translations of European (mainly French) poetry and drama. Of particular importance are his translations (or, more accurately, renderings) of the poetry of St John Perse and the dramatic works of Georges Schehadeh. His most lasting work, however, will undoubtedly be his own poetry, at the heart of which lies a desire to change the world and to bring about a fundamental transformation of language; these two realms in Adonis’s vision are so intertwined that changing the one without the other is impossible. The impulse behind both is the same: his sense of the stagnation of his society and its culture – including language and poetry – and his vision of history as a corpse, a burden which has to be shed by a spirit searching for a creative role for man in history. This theme manifests itself in a varied range of imagery, finding one of its most vivid embodiments in an early poem entitled ‘al-Ba’th wa-al ramad’.

At times, Adonis’s poetry is both revolutionary and anarchic; at other times, it approaches the mystical. His mysticism derives essentially from the writings of the Sufi poets. Here he aspires to reveal the underlying unity between the contradictory aspects of man’s existence and the fundamental similarity of the outwardly dissimilar elements of the universe. But although his poetry appears to be polarized between the mystical and the revolutionary, it often dissolves these two poles into a single harmonized vision, which gives his work its distinctive character. His struggle to invent a new poetic language and his aspiration to change Socio-political realities often fuse to produce a new poetics- a poetics which asserts the power of human creativity to reveal the hidden (al-batin) enshrouded by the manifest (al-zahir). In this respect, his upbringing within t he Shi’ite tradition has had a decisive influence on his work. It is these aspects of his poetry which often bring it close to the poetry I of the French symbolists and to European surrealism; indeed, he has argued (e.g. in al-sufiyya wa-al-suryaliyya, 1992) that the deeper sources from which symbolism and surrealism flow are identical to those of Sufism.

The lucidity, elegance, and the opulence of the rhythmic structure of some of Adonis’s early poetry contrast sharply with the complexity and L absence of regular rhythmic patterning of some of his later poems. He is a poet of paradoxes and extremes, who seems to transcend himself in every new work. Recently, he advocated ‘writing’ as opposed to ‘poetry’, suggesting that a poetic text should go beyond the traditional concept of genre to become a total poem incorporating a multiplicity of levels, languages, forms and rhythmic structures.

In everything he has produced, Adonis reveals his mastery of language and the power to structure a text in the manner of a skilful architect. Some of his more recent poetry has lost the abstractness of his work of the 1970s; it has also lost the lyricism of, for example, Aghani Mihyar al-Dimashqi, in which he uses the figure of Mihyar the Damascene as a poetic persona through which to articulate his vision of the world. He has also displayed a new fondness for the ‘poetry of place’, in contrast to the ‘poetry of time’ which dominated his earlier work: in his later texts, places like Marrakech, Fez, Cairo and Sana’a occur more often as specific places with their own powerful material presence and distinct personalities. Above all, what distinguishes his poetry is a tone of quest and a refusal to accept present reality: he is the master of the incomplete, one of his recent volumes consisting of a series of poems, the title of each of which contains the phrase ‘awwalu al-…’ (‘The beginning of . . .’). Adonis has remained uncompromisingly adventurous well into his sixties. His al-Kitab (1995) – invoking the name of the holy Koran – has a complex structure dividing the page into four sections of texts and margins, each representing a different aspect of Arab history and employing a different voice, centred on the personality and experience of al Mutanabbii. This spirit of adventure has kept his work at the forefront of the modernist movement and rendered his poetry uniquely relevant to the work of younger generations.

Text editions

The Blood of Adonis, S. Hazo (trans.), Pittsburgh (1971).

An Introduction to Arab Poetics, C. Cobham (trans.), London (1990).

M, A. al-Udhari (trans.), London (1976). Orof Desire, K. Abu-Deeb (trans.), Newcastle (1998).

Transformations of the Lover, S. Hazo (trans.), Ohio (1983).

Victims of a Map, A. al-Udhari (trans.), London (1984).

Further reading

Abu-Deeb, K., ‘The perplexity of the all-knowing’, Mundus Artium, I/x, Houston (1977).

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Songs of Mihyar the Damamscene

A voice

Mihyar is a face
betrayed by its lovers.
Mihyar is bells
without chinning

Mihyar is inscribed upon the faces,
a song which visits us secretly
on white, exiled roads.

Mihyar is bells of wanderers
in this Galilean land.

A Vision /1

put on the mask of burnt wood,
0, Babel of fire and mysteries.
I await the god who comes
draped in flames,
adorned with pearls
stolen from oysters
out of the lung of the sea.,
l await the god who feels perplexed
rages, weeps, bows and glows.
your face, 0, Mihyar,
heralds the coming god

A KING IS MIHYAR

A king is Mihyar
A king-
the dream is his palace
and gardens of fire.

And today,
a dying voice complained about him
to words.
A king is Mihyar.
In the kingdom of the wind he lives, and in the land of mysteries he reigns.

The Adoring Rock

The wandering is over,
and the road
is an adoring rock.

Here we are,
burying the corpse of the day,
draped in the winds of tragedy.

But tomorrow we shall shake
The trunks of the forest of palms.
And tomorrow we shall wash
the body of the slender god
with the blood of the thunderbolt,
and construct the tenuous lines
between our eyelids and the road.

The Two Corpses

I buried in your subservient entrails,
in the head, the hands and eyes,
a minaret;
I buried two corpses,
the Earth and the sky.

0, tribe,
0, womb of wasps,
and null of the wind.

Travelling

Travelling,
but staying still.
0, sun,
how do I attain the skill
of your footsteps?

I Said Unto You

I said unto you:
I listened to the seas
reading to me their verses
I listened to the bells
slumbering inside the oyster shells.
I said unto you:
I sang my songs
at Satans wedding
and the feast of the fable.
I said unto you:
I beheld,
in the rain of history
and the glow of the distance
a fairy and a dwelling.
Because I sail in my eyes,
I said unto you, I beheld
everything
in the first step of the distance.

Death

We die unless we create the gods.
We die unless we murder the gods.
0, kingdom of the bewildered rock.

A Land Of No Return

Even if you return, 0, Odysseus;
even if spaces close around you,
and the guide is burnt to ashes
in your bereaved face
or your friendly terror,
you will remain a history of wandering,
you will remain in a land of no promise,
you will remain in a land of no return.
Even if you return,
0, Odysseus;

A Homeland

To faces which wither under the mask of melancholy,
I bow.
To roads on which I forgot my tears,
to a father who died as green as a cloud
with a sail upon his face,
I bow
And to a child who is sold
in order to pray and polish shoes,
(in my country, we all pray and polish shoes),
and to rocks upon which I carved with my hunger
that they were lightning and rain
rolling under my eyelids,
and to a house whose soil I carried in my wanderings,
I bow.
All these are my homeland
Not Damascus.

King Of The Winds

My banner is an end.
it neither fraternizes
nor meets half-way.
An end are my songs.
Here I am,
amassing the flowers,
alerting the trees,
erecting the sky as a colonnade,
loving, living and getting born
in my words.
Here I am,
gathering the butterflies
under the morning’s banner,
nurturing the fruits,
and dwelling with rain
in the clouds and their bells,
in the seas.
Here I am,
sailing the stars
and anchoring them,
and crowning myself
king of the winds.

Treachery

0, bliss of treason
0, world which stretches in my footsteps
as an abyss and pools of fire
0, ancient corpse
0, world which I betrayed
and still betray.
I am that drowning figure
whose eyelids pray
to the roar of the waters.
And I am that god
who blesses the land of crime.
I am a traitor,
I sell my life
to the Satanic path.
I am the lord of treachery.

The Flood /2

Go, pigeon, go.
We do not want you to return.
They have surrendered their flesh to the rocks,
and I – here I am
sliding towards the deepest point,
entangled in the Ark’s sails.
Our flood is a planet
that does not revolve,
ravaging and ancient –
In it we might scent
the god of buried centuries.
So, go, pigeon, go.
We do not want you to return.

Farewell

We bade you farewell years ago,
we bade you the repenting elegy,
0, halo of dead angels,
0, language of fugitive locusts.

The words are packed with mud.
The words have adorned themselves
with labor pains.

Our absent wombs return to us.
And here are the rains, here are the floods.
0, language of debris and ruins,
0, halo of dead angels.

You Have No Choice

What? Then you destroy the face of the Earth
and carve for it another face.
What? Then you have no choice
but the path of fire
and the hell of rejection,
when the Earth is no more
a guillotine or a god.
Today I have my Language
I have destroyed my kingdom,
destroyed my throne, my courts and colonnades.
And, borned over my lung,
I roamed in quest,
teaching the seas my rains, granting them
my fire and incense-burner,
and writing the time to come
on my lips.
And today I have my language,
my frontiers, my land and indelible mark,
and I have my peoples,
who nurture me on their uncertainty
and find their light
in my ruins and wings.

Prayer

0, Phoenix, I pray
that you remain in the ashes,
that you don’t glimpse the light or rise.
We’ve neither experienced your night
nor sailed across the darkness.
0, Phoenix, I pray
that the magic die,
that our rendezvous be in
the fire and the ashes.
0, Phoenix, I pray
that madness be our guide.

Between Your Eyes and Mine

When I drown my eyes in your eyes,
I glimpse the deepest dawning
and see the ancient times;
I see what I do not comprehend
and feel the universe flowing
between your eyes and none.

Dialogue

Who are you? Whom do you choose, 0, Mihyar?
Wherever you go, there is God or Satan’s abyss
an abyss coming, an abyss going.
And the world is choice.
I choose neither God nor Satan.
Each is a wall.
Each closes my eyes.
Why replace one wall by another,
when my perplexity is the perplexity of the
light-giving,
the perplexity of the all-knowing?

An Elegy for Al-Hallaj

Your green poisonous plume,
your plume whose veins are filled with flames,
with the star rising from Baghdad,
is our history and imminent resurrection
in our land – in our repeated death.
Time lay upon your hands.
And the fire in your eyes
is sweeping, reaching the sky.
0, star rising from Baghdad,
laden with poetry and new birth,
0, poisonous green plume.
Nothing is left
for those coming from afar
with the echo and death and ice
in this land of resurrection.
Nothing is left but you and the presence.
0, you the language of Galilean thunder
in this land of discarded skins.
You, poet of the roots and mysteries.

The Fall

I live between the plague and the fire
with my language,
with these speechless worlds.
I live in heaven and gardens of apples,
in the first ecstasy and despair,
between the hands of Eve –
Lord of that accursed Tree,
and lord of the fruits.
I live between the clouds and sparks.
in a stone that grows and grows,
in a book that teaches
the secrets and the Fall.

The Language Of Sin

I burn my inheritance, I say:
“My land is virgin, and no graves in my youth.”
I transcend both God and Satan
(my path goes beyond the paths of God and Satan).
I go across in my book,
in the procession of the luminous thunderbolt,
the procession of the green thunderbolt,
shouting:
“After me there’s no Paradise, no Fall,”
and abolishing the language of sin.

Orphans

A lover rolling in the darkness of Hell
like a stone, I am.
But I shine.
I have a date with the priestesses
in the bed of the ancient god.
My words are tempests that rattle life,
and sparks are my songs.
I am a language for a god to come,
I am the sorcerer of dust.

To Sisyphus

I vowed to write upon water,
I vowed to bear with Sisyphus
his speechless rock.
I vowed to stay with Sisyphus
suffering the fevers and the sparks,
and seeking in blind eyes
a last plume
that writes for autumn and grass
the poem of dust.
I vowed to live with Sisyphus.

The Face Of A Woman

I dwell in the face of a woman
who dwells in a wave
flung by the tide
to a shore that has lost it s harbor
in its shells.
I live in the face of a woman
who murders me,
who desires to be
a dead beacon
in my blood sailing
to the very end of madness.

The Lantern

In the midday sun
he carries his lantern,
searching for a human soul.
No sand in his eyes,
wearing the sandals of dust.
He walks in a barrel,
Ws hands are his quilt.
– And you, what?
– I have no eyes.
Between me and my brothers uses Cain.
Between me and the Other roars the flood.
When night and daylight fall asleep,
I steal by the blood-thirsty butcher.
I walk –
dust walking behind me
but I carry no lantern.

Odysseus

– ‘Who are you? From what peaks have you
descended,
0, virgin language, which only you understand.
What’s your name? What banner
have you carried or discarded?”

Asks Alkenos,
desiring to unveil the face of the dead man.
She asks from what peaks I have descended,
asks about my name –
My name is Odysseus.
I come from a land with no bounds,
carried on people’s backs.
I was lost here, was lost there,
with my verses.
And here I am, in the terror and withering,
knowing neither how to stay
nor how to return.

Translated by Kamal Abu-Deeb

Adonis bor i ett språk – inte ett land

“Att läsa Adonis verk är som att ge sig ut på en väldig seglats, vars slutmål är omöjligt att förutse. Från bok till bok försöker den jäktade läsaren att hänga med, lägga till vid aldrig namngivna öar, en hel arkipelag av dikter och texter, som framträder med en och samma röst: en polyfon stämma man känner igen trots alla stilens och uttryckssättens skiftningar och olikartade tonfall.
Att läsa Adonis är som att lockas ombord på ett skepp för en lång resa på ett språk, vars horisont inte avgränsas av arabländerna, västerlandet eller Bortre Asien. Hans färd avser inte att återknyta dessa band mellan öst och väst, som det så ofta pratas om, inte heller att knyta nya sådana. Den styrs av den sällsynt utopiska viljan att åstadkomma en dialog mellan alla tänkbara tider och platser på vår gemensamma jord.

Det är, som jag och några andra författare ser det, fråga om det mest öppna av 1900-talets alla författarskap, som man förgäves får söka någon motsvarighet till någonstans.”
Alain Jouffroy


Boken, platsens gårdag nu
Adonis

Tolkning från arabiska av Hesham Bahari

Denna volym omfattar första delen i ett större arbete, trebandsverket Al-Kitab (“Boken”) utgivet mellan 1995 och 1999. “Boken” är en omfattande fantasirik rekonstruktion av den störste klassiske arabiske poeten al-Mutanabbis liv och verk.
Bokens första sju kapitel, där vi får följa al-Mutanabbi på hans tidiga vandringar ledsagad av “berättarens” röst, skiljs åt av tre korta “Intervaller” och sex “Marginaler”. Varje “Marginal” består av tio dikter som tillägnas olika förislamiska och umayyadiska poeter, vilkas liv och diktning oftast står i kontrast till “berättarens” monotona och brutala berättelse om härskare som förtrycker sina undersåtar och genomför sina erövringar i religionens namn.

Trots det millennium som skiljer dem åt är likheterna mellan al-Mutanabbis och Adonis’ levnadsbanor anmärkningsvärda. Båda växte upp i en shiitisk miljö, den förre i södra Irak, den senare i norra Syrien. Båda gav prov på en poetisk ådra vid mycket tidig ålder. Båda fängslades för politisk aktivism i sin ungdom och bådas liv och verk har präglats av upprepade landsflykter i sökandet efter rättvisa och poetisk nydaning. Men den viktigaste beröringspunkten förblir det faktum att bådas poesi har utgjort en motpol till den splittring och det förtryck som präglat och ännu präglar de arabiska samhällena.

Den syrisk-libanesiske poeten Adonis (född 1930) har vunnit ryktbarhet som arabvärldens främste nu levande poet. Fyra lyrik- och två essäsamlingar har redan översatts till svenska.

Adonis är en “universell” poet : hans poesi överskrider hans bakgrunds kulturella och nationella gränser även då han behandlar arabiska eller muslimska teman. Adonis fångar med sitt poetiska språk tankeinnehållets andemening och avslöjar vad som är dolt för tanken. Han hjälper oss komma närmare det som är fjärran.


Adonis – en världspoet. av Percival

Adonis, pseudonym för Ali Ahmad
Said Esber, är född i Syrien men har
publicerat många böcker på franska.
Namnet Adonis är förmodligen en
tillämpning av den syrisk-babyloniska
guden Tammuz, ett namn som
förmodligen ursprungligen kommer
från det semitiska Adonaj, “(min)
herre”. Den mytologiske Adonis blev
dömd till ett halvår på jorden och ett
halvår i underjorden. Med sin skönhet
lockade han kärleksgudinnan Afrodite
och därmed krigsguden Ares
svartsjuka. Adonis blev dräpt av
Ares förklädd som vildsvin när han
var ute på jakt.


Den numera i många länder välkände syrisk-libanesiske poeten Adonis kan närmast kallas en världspoet.
Han föddes 1930 i en isolerad bergsbygd i Syrien och började sin egentliga skolgång först vid 13 års ålder. Som poet tog han sig namnet Adonis i 18-årsåldern. Det är ett namn på en hednisk gud som upplever död och återuppståndelse, en fenicisk motsvarighet till den fornegyptiska Osiris-myten. Genom att identifiera sig med Adonisrollen har Adonis kommit att bli en poet utanför alla nationalistiska och religiösa begränsningar. Han talar om en verklighet som ständigt finns framför människan, “une identité inachevée” – en oavslutad identitet. Och “Identité inachevée” är också titeln på en liten intervjubok (utgiven 2004 av Editions du Rocher) där poeten svarar på frågor ställda av Chantal Chawaf. Det är frågan om ganska djupgående och vittfamnande svar av en poet som till fullo inser den globala medvetenhetens nödvändighet i en tid där en destruktiv och materiellt egoistisk industrialism utbrett sig över världen. Ekonomer och börsanalytiker är framgångsrika aktörer medan varningsropen ekar, klimatförändringar uppmärksammas och avskrädeshögarna växer. Vilka energier använder vi? För vem och för vad? Har en poet något att säga på världsmarknaden? Om detta säger Adonis:

“Den moderna litteraturen har blivit en del av ett gigantiskt maskineri. Litteraturen och konsten som helhet borde vara liktydiga med själva livet. Om de inte längre är livgivande för oss på samma sätt som luften och solen, kommer de att marginaliseras.”

Om nationalismen och religionen, som fortfarande är störande element på många håll i världen, har han också en hel del att säga:

“Man måste göra sig av med idén om Staten som den uppfattas i dag.

Människan kan skapa, borde skapa, en annan idé, som ersätter idén om Staten-Makten för att styra samhället. […] En revolution är alltså nödvändig, en som sätter den mänskliga kreativiteten i centrum […] och som ser kosmos, universum, som ett enda land, ett enda mänskligt samfund med den totala respekten för det specifika hos folken och de olika kulturernas identiteter.”

Imperialismen har kommit och gått. Marxismen likaså. Kapitalismen eller den s.k. fria marknaden tror kanske att den är världens räddning. Sekulariseringen växer men ideologier, religiös fanatism och pseudoreligioner är långt ifrån utrotningshotade. Adonis är medveten om vår tids snaror och fångstgropar. Vi lever inte i den bästa av världar där ingenting behöver göras om.

Bokmässorna tilldrar sig allt större uppmärksamhet, och Adonis sa på bokmässan i Göteborg hösten 2005: “En väg att störta det gamla och bygga det nya är poesin.” Poesin innebär en förvandling på djupet, och han har vid flera tillfällen understrukit att “sanningen är ett oupphörligt utforskande”.

Våren 2006 framträdde han på ABF i Stockholm, läste sina dikter och talade bland annat om klassiska arabiska poeter som menade att poesin uttryckte sanningen och att poeterna borde regera världen. Men då är det förstås sanningssökande poeter som avses – det vill säga sådana som har en insikt i det djupt mänskliga världsskeendet utanför alla inskränkta maktspråk och makthandlingar.

Många har velat se Adonis som en hednisk mystiker som har en bakgrund i den sufiska och alawitiska traditionen. Han är väl bevandrad i den arabiska mystiken och nämner ofta exempelvis Ibn Arabi och al-Mutanabbi. Dessa mystiker har frigjort sig från religionernas ärvda sanningar som fängslar människors inre liv. Vägmärken kan vara bra att ha. Men där mänskligheten nu befinner sig är de nya banbrytarna, de nya spårskaparna, de mest behövliga individerna. Vår tid måste träda in i ett större och helare tidsmedvetande. Detta inser Adonis, som i sitt stora verk “Boken” (första delen utkom 2005 på förlaget Alhambra i en utmärkt översättning av Hesham Bahari). Med all önskvärd tydlighet visas den egenrättfärdiga våldsmentalitet som under historiens gång söndrat, härjat och härskat i de orientaliska rikena, där kulturen under flera århundraden upplevde en storartad blomstring och så småningom nådde Europa och väckte upp denna sovande och delvis barbariska kontinent.

Två svenskspråkiga Adonisantologier som kan rekommenderas är “Mellan askan och rosorna”, som Alhambra gav ut år 2001, och “Detta är mitt namn” (Alhambra 2006). Båda dessa böcker innehåller en intervju med Adonis och en välskriven och initierad essä om denne poet – texter skrivna av orientkännaren Sigrid Kahle.

Det finns i Adonis poesi drag av fransk symbolism och surrealism. Det är således inte bara den förislamiska poesin som inspirerar honom. Han förenar två världar, öst och väst, och går bortom dessa världar i sin visionära ordkonst. Orden har för honom varit “en svepning över den gamla tidens grav”. Han ser en ny tid födas på samma sätt som Saint-John Perse, en diktare som han har tolkat till arabiska. Och han har vågat och förmått skapa en bildrik ordvärld där läsaren ständigt känner sig utmanad att öka sin medvetenhet. Det är konst av denna art som är värd ett nobelpris.

I diktboken “Vaggan” (Beirut 1983), där geografiska platser som Jemen och Aden nämns, är den franske vagabondpoeten Arthur Rimbaud (1854-1891) en inspirerande följeslagare. Adonis anser att denne poet är besläktad med de arabiska vagabondpoeterna och har på ett inlevelsefullt sätt skrivit om honom i en av sina essäböcker.

Adonis diktning har följt mig genom åren. Se min essäbok “Från en värld till en annan” (CKM 2004). Men redan på 60-talet skriver jag om honom (se min bok “Horisontessäer”). Innan inbördeskriget bröt ut i Libanon var Beirut ett centrum för nya litterära strömningar. Adonis var då en av de tongivande förnyarna inom den arabiska poesin. Och under sin exil har han kunnat påverka både öst och väst med sin nyskapande dikt. I “Vaggan” skriver han:

“Människan hör inte till den plats där hon växer upp utan till den plats där hon bejakar sig.”

Kanske har han nu känt att han kan bejaka sig i Paris och samtidigt se sig som en världsmedborgare som lever med i tidsströmmen och har förmåga att skapa bilder av en tänkbar framtid.

I diktboken “Detta är mitt namn”, som jag läste på franska innan den kom ut på svenska, kan man läsa följande slutord: “Ma patrie est cette étincelle/ cet éclair dans la ténèbre du temps à venir” (Mitt hemland är denna gnista/ denna blixt i den kommande tidens mörker.)

Under dikten står datumet 1 januari 1969. Nu år 2006 har Libanon på nytt varit en stridsscen, och världen är fortfarande en scenplats som behöver den sanning som poesin uttrycker.

Adonis har sagt att han hoppas på en andens revolution, en poetisk medvetenhet som både kommer från öst och från väst och som förenar motsatserna.

Den kände franske författaren Alain Jouffroy har i ett förord som bl.a. kan läsas i boken “Detta är mitt namn” insett att diktare som Saint-John Perse och Arthur Rimbaud haft en avgörande betydelse för Adonis. Dessutom jämför han Adonis med den irländske diktaren James Joyce. Båda är de visionära ordskapare som har en känsla för historiens kretslopp och mänsklighetens öde, och båda har de inspirerats av Odysséen. Joyce levde förresten en lång tid i Paris, där Adonis nu är bosatt. I Joyces språkuppfinningsrika och mytologiskt färgade verk “Finnegans Wake” (1939) kan man ana en ny eras födelse, och i Adonis diktning finns Fenixmyten som knyter an till hans namn och det som är denna myts budskap: en uppståndelse ur askan.

Adonis interpretado por JO.

Su arte recuerda la pintura de Picasso. Lo que Picasso expresa con la magia de los colores, Adonis los expresa con la fuerza de las palabras. Su poesía es semejante al cubismo. Es una verdadera síntesis entre el Este y el Oeste, entre las culturas oriental y occidental, una síntesis entre las leyendas del mundo oriental y las grandes formas artísticas del mundo occidental, sobre todo de la poesía francesa.

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De la Antología “Canciones de Mihyar el de Damasco”

Voz

Acuso a los espectros.
Acuso al ave rujj, que desova en la espalda
del hada ciega.

Acuso a los vientos,
a la cera y a la gallina muda.
Acuso a la serpiente alada
-¡ah, las alas leprosas y doblemente rotas!-.
Acuso a los árboles y a las aguas.

Tú, cielo luminoso,
¡oh esposa del dios y del sultán!,
tú eres inocente, inocente
de nuestra sangre.

A Sísifo
A Halim Barakat
Juré que escribiría sobre el agua.
Juré que llevaría con Sísifo
su sorda roca.
Juré que me quedaría con Sísifo,
sometiéndome a la fiebre y a las centellas,
buscando en las órbitas ciegas
una última pluma
que escribiera a la yerba y al otoño
el poema del polvo.
Juré vivir con Sísifo.

Vientos de locura
Las carrozas del día se oxidaron.
Oxidóse el jinete.

Yo vengo desde allá,
desde un país de estériles raíces.
Trayendo por montura una corola seca.
Caminando por sendas asediadas.
¿Por qué?
¿Por qué os burláis?
¡Huid!… ¡Huid!…
Yo vengo desde allá.
Vestido con el crimen.
Trayendo hasta vosotros un viento de locura.

El parto
¿Para quién abre el alba la ventana del ojo?,
¿y para quién excava en mis costados?
¿Por qué la muerte, entero, va mamándome,
y atando mi existencia
con el breve temblor de los segundos?

Ahora lo comprendo:
Mi sangre es el útero del tiempo.
Y en mis labios alumbra la verdad.

Salmo (ver video aquí)
Le creo al viento un pecho, una cadera sobre la que apoyarme. Creo al rechazo un rostro que con el mío comparo. Me sirvo de las nubes cual cuadernos y tinta. Lavo la claridad.

El cielo tiene lóbulos que corto, y las lágrimas, hojas sobre las que yo escribo, las amapolas, galas que me visten, y los pinos, cintura que me ríe. Sin encontrar a nadie a quien amar, ¿es demasiado, muerte, que me ame a mí mismo?

Me auto-acuno. Mis senderos yo creo de mis dedos y dispongo el espacio en circular, lo mismo que mis ojos. Invento un agua que no me sacie nunca. Igual que el aire soy, sin leyes qué acatar. Creo un paraje donde convergen infierno y paraíso. Invento otros demonios con quienes yo compito en carreras y apuestas.

La pluma del cuervo
I
Sin épocas viniendo.
Sin flores,
y sin campos.

Nada tengo en la arena,
ni en los vientos.
Ni en la hermosa mañana.
Sólo una sangre joven
que corre con los cielos.
Y la tierra,
en mi frente profética,
es un tropel de pájaros sin fin.

Sin épocas viniendo.
Sin flores,
y sin campos.
Una fuente de polvo brotándome en la sangre;
en mis ojos viviendo,
comiendo de mis ojos.
Vivo.
Conduciendo los años a la espera de un barco
que se hunda en el vacío.
Igual que si soñara.
Igual que si marchara sin retorno.

II
Asediado.
En el cáncer del silencio.
Escribo mis poemas sobre el polvo,
con la pluma del cuervo.
Sabiendo
que no me queda luz sobre los párpados,
que nada, ya, poseen:
el sentido del polvo solamente.

Me siento en el café.
Con la mañana,
la silla de madera
y la colilla.
Yo me siento.
A la espera de mi olvidada cita.

III
Deseo arrodillarme.
Quiero rezarle al búho de alas rotas.
A la brasa,
a los vientos,
A la muerte.
A la peste.
Quemar en el incienso
mis días blancos,
mis cantos,
mi cuaderno.
La tinta y el tintero.
Rezar a cualquier cosa
que ignore qué es rezar.

IV
Beirut no se ha mostrado en mi camino.
Beirut no ha florecido en estos campos.
Beirut no ha dado frutos.
Es una primavera de langostas,
de arena sobre el campo.
Yo solo -con los frutos-
solo, sin estaciones y sin flores.
De la puesta del sol al mediodía
atravieso Beirut y no la veo.
Beirut en la que vivo
y que no veo.
Solo yo. Con los frutos. Y el amor.
Marchando con el día.
Marchando hacia otro pueblo.

VEINTICINCO DÍAS

Traducción del árabe por
María Luisa Prieto

1
Con sus penas, con sus despojos
Ondula en Gaza
Y surgen imágenes como se representan
En sus mitos.
Surge Beirut -amasada en chispas
Ondula, se eleva
Y mancha la tierra de la alegría.

2
Pregunta por sus hijos. ¿Dónde? ¿Qué?
La ceniza es la respuesta.
Coge un puñado de tierra del lugar,
Se inclina, lo besa
Y llora sobre él.
Entre esta tierra y sus pestañas
Hay una época de amor y promesas.

3
Quitadle esa basura
Alejad la cubierta de su estructura:
Ella ha entregado su rostro al cielo.

4
¿Retornamos a nuestra tierra la destrucción
y el guía-libro?

5
Pintan en crepúsculo
Como un túnel dentro de otro:
La luz está asustada,
La luz tiene los ojos perplejos.

6
¿Cómo? (No hay diferencia entre ascender y descender)
¿Cómo caminar juntos y para qué ser amigos?
El camino no es camino
Y tú no eres tú.

7
El sol está perplejo, sentado en cuclillas:
¿Qué dirá la primavera
a sus hijos en el invierno?

8
Escriben el hierro y yo escribo un himno
Para los niños. Mayy,
No enciendas la luz en la casa
Esta noche.
El hierro nos busca,
Tiene celos de nosotros,
Explosiona su volcán y cubre el firmamento.

9
No hay lecho, tómame como quieras
En esta esfera desconcertada.
¿Dónde ir, entonces? No hay camino pero…
aquí está el bombardeo. Un infierno
loco, errante.

10
Por el cielo, por lo que he escrito al cielo:
Los mitos se desangran
Y el Señor golpea a Su rebaño
Con Sus espuelas
-barcos corriendo a lomos de este aire.

11
Horizonte cerrado, angosto,
Horizonte para el éxodo,
No quiero más amigo que la palmera
¡Bendita palmera!

12
El agua llora
Y el aire se compadece y enjuga sus pestañas.

13
Un cuerpo fundido en llamas. Una llama
Que caza al señor de la eternidad
En la ceniza del cuerpo.

14
¿Queréis que lea la paz
entre estos cadáveres humanos,
en el horror de esta ruina?

15
No pienso más que en la paz, pero
No veo más que guerra.

16
No rezaré a la guerra,
No santificaré a los muertos,
No bendeciré a los soldados que bailan ufanos
Sobre los despojos de un pueblo.

17
No quiero que mi casa
Sea cuervo,
No quiero que sea amiga de los tanques,
No quiero que tienda las manos a los genios,
No quiero que abra sus puertas a la guerra,
No quiero que sea bandera para el faraón o Jehová.
Destruidla
Y escribid en sus escombros:
“Por aquí pasó un soldado de Dios”.
Sólo quiero que mi casa sea
Luz y amor. ¡Pobre de ella!

18
¡Desplazado! No hay tiempo en la tierra
más que para convertir la tierra en amor.

19
Dijo: “Os lo suplico,
Cuando me muera tomadme, tomad
Mis libros y extendedlos
Bajo mi cabeza como almohada
Y enterradnos juntos”.

20
Una tierra borrada por el viento.
¿Cómo escribir? ¿Qué?
¿Escribiré lo que me borra?

21
Después de esta dispersión
Confiaré mi cuerpo a su herida
Y resucitaré a los rebeldes.

22
Le diré a mi tiempo
Que sea espacio -mis heridas sus lámparas.
Intentaré
Crear unos ojos dentro de mis ojos
Para ver.

23
Un país a punto de olvidar su nombre.
¿Por qué
me ha enseñado una rosa damascena
a dormir en el regazo de Damasco?

24
El asesino persevera en su víctima,
Arranca las raíces de la canción.
No intercedas, poeta,
A esta tierra sólo le excita la rebeldía.

25
Después de esta dispersión
¿Qué haré? ¿Regaré
una rosa que permanece viva?
Pero la ceniza de las bombas cubre sus hojas.
Quitaré la ceniza y mostraré
Su rostro y la maceta cuyos hombros se han roto.
Construiré desde el principio nuestra casa.
Estoy vivo y amo.
No hay paz sino en el amor.
No hay amor sino en la vida.

París, agosto del 2006.
(Publicado en árabe en el periódico Al Hayat el 10 de agosto del 2006)

DIJO Y DIJERON DE ADONIS (Ali Ahmad Said)

DIJO Y DIJERON DE ÉL
SE DICE DE ADONIS:
UN POETA EN EL MUNDO DE HOY
CLARA JANÉS EL NOMBRE DE ADONIS, LA METAMORFOSIS DEL POETA

Dice que lo ignorado robó su corazón y su corazón se transforma en una puerta, y sus venas en galerías donde acude una savia que fluye del pozo del enigma: puntos de luz que escapan de las cenizas, destellos de agua, gotas, espejos que se multiplican y penetran fecundando de imágenes como filamentos sutiles, sus cabellos que se esparcen en el horizonte.

Dice que el camino no tiene principio, mas su andadura recorre el día y la noche, y la noche, y mas allá, para beber el agua negra que enciende el poema -un murmullo, unas palabras-, pero no deja ver sus ojos. Cruza el círculo abisal, los arcos del alcance inalcanzable. Respira, llena de aire sus cauces, llena de semillas el aire, llena de brotes el azul, la expectativa del árbol que todavía no es blanco para la eternidad.

Dice que un rayo le mostró el camino. Y sucedió en su propio interior, y así fue fuego y abandonó la condición de piedra. El muro de piedra se incendió. Poderoso, se desmoronó. Y emergió en los limos y llenó la arcilla de resplandor. Y con él prendió el primer paso de la danza. He aquí la danza de la vida en los marjales. He aquí la danza en las copas de los árboles. He aquí la ascensión de la energía que se desplaza en condensaciones.

Dice que llenó sus cánticos de hachas, pues pugna es la de la luz por ocupar el puesto de la sombra en el aire; pugna es la de la lluvia por desprenderse de la nube hasta alcanzar el no ser para ser con la tierra; pugna la del ardor de la semilla por estallar en la rosa.

Todos los campos se llenan de rosas silvestres, todos los ríos de las palabras no pronunciadas, todas las rocas del vuelo de los halcones y del rielar de los astros. La estrella muerta resucita en la sangre y desde esta en la tierra que germina.

Dice que se disfrazó de Naturaleza pues es un disfraz cuanto acontece: la carne para los huesos, la vida para la muerte, la muerte para la vida…

Todos los colores huyen del negro, debatiéndose hacia las constelaciones, todos los silencios huyen de la alberca de lo ignoto paciente y desbordado. Y el vacío se llena ya de vibraciones.

Dice que muere y el aire son bodas y amapolas. Y la muerte es un anillo sin fin, su oro el sol que funde los glaciares, que enciende la visión en el desierto y sin cesar nos alimenta.

Y dice que reverdece como el tiempo, y que de nuestro rostro hemos hecho el hermano de la hierba.

(en Adonis: un poète dans le monde d’aujourd’hui, 1950-2000, Paris Institut du monde arabe, 2000)

«A quienes de entre nosotros proceden de universos culturales híbridos y que, como Adonis, están a caballo de Oriente y Occidente, las palabras del autor les hablan con mayor elocuencia. Nos reconocemos en ese alma que busca y sondea sin compasión en la agitación de la nuestra. (…)

»Adonis, echando por tierra las convenciones lingüísticas, al adoptar el verso libre y crear un nuevo idioma poético, ha buscado subvertir lo convencional, lo seguro, lo esperado. La literatura y el pensamiento árabes con ello han ganado en riqueza y emoción».

Asma Afsaruddin, «Adonis, el inevitable», Adonis. Un poeta en el mundo de hoy, París, IMA, 2000

«Desde mi punto de vista, Adonis no es un poeta entre los verdaderos poetas, que de todas las maneras son escasos; es uno de los más importantes. Y ello por dos razones al menos, o quizá tres. Es poeta y pensador teórico al mismo tiempo. Es un poeta innovador y audaz. Y es también y sobre todo un poeta inspirado que ha suscitado al mismo tiempo la inspiración».

Edouard al-Kharrat, «El poeta y el amigo», Adonis. Un poeta en el mundo de hoy, París, IMA, 2000

«Su aporte ha sido el más rico, el más profundo y el más diversificado en pensamiento, creatividad y restitución de la parte más universal de la herencia cultural. (…)

»Como otros, no dudo en afirmar que Adonis ha ejercido una influencia, del mismo modo que él ha sido influenciado por corrientes, tendencias, diversas y antagónicas en su más alto grado. Pero ha logrado fusionar todos esos elementos en un molde creado por él».

Sayf al-Rahabi, «Hombre de visión, poeta de lo vivido», Adonis. Un poeta en el mundo de hoy, París, IMA, 2000

«Que es un poeta de gran envergadura, un visionario y un creador de una profunda originalidad se me hizo evidente desde mi primera lectura de sus poemas. Pero para mí fue un verdadero encantamiento cuando tuve la ocasión de escucharlo recitar su poesía en su propia lengua. Cuando recita, el paisaje de su cara, de su mirada, cambia, las señales de un mundo desconocido se van haciendo cada vez más presentes, me di cuenta de ello en aquella primera ocasión y muchas otras veces después».

Lokenath Bhattacharya, «Un baile inesperado», Adonis. Un poeta en el mundo de hoy, París, IMA, 2000

«(…)Bianca Maria Fabotta evoca así su primer encuentro con Adonis: “(…) aunque su biografía hace de él un gran poeta cosmopolita, se percibe en ella con gran intensidad la presencia de otro mundo. Es un poeta que se sitúa más allá de la modernidad. Su poesía es muy aérea, sin angustias incluso cuando es fúnebre. Tal vez sea una profecía del futuro que seguirá a la modernidad. O tal vez contenga elementos del pasado, ese quid enigmático y abierto al porvenir al mismo tiempo(…)”».

Francesca María Corrao, «El viaje de Adonis a Italia», Adonis. Un poeta en el mundo de hoy, París, IMA, 2000

«Su arte recuerda la pintura de Picasso. Lo que Picasso expresa con la magia de los colores, Adonis los expresa con la fuerza de las palabras. Su poesía es semejante al cubismo. Es una verdadera síntesis entre el Este y el Oeste, entre las culturas oriental y occidental, una síntesis entre las leyendas del mundo oriental y las grandes formas artísticas del mundo occidental, sobre todo de la poesía francesa».

Pascal Gilevski, «Adonis en Macedonia», Adonis. Un poeta en el mundo de hoy, París, IMA, 2000

 

ADONIS DIJO:

[Los orígenes] «La tierra no se reduce para mí al territorio de la infancia. Doy a la tierra una dimensión casi metafísica: es a la vez el reino último del hombre y su primer espacio.

»Nacer, conocer y morir: la tierra acoge y suscita las grandes etapas de nuestra vida. (…)

[La identidad] »Al cambiar un nombre muy musulmán -Ali- por otro sin relación con el islam -Adonis-, asumía y reivindicaba una trayectoria hacia lo universal. Al firmar así, salía de una tradición petrificada y accedía a una libertad más amplia. (…).

[La herencia] »Reivindico toda la herencia mediterránea, pero además formo parte integrante de la cultura universal, de Oriente hasta Occidente. La única especificidad que me reconozco es mi lengua y mi subjetividad. Pero, por medio de ellas, trato de abrirme a lo universal.

[La renovación] »La forma poética es siempre un reflejo de la vida y de la cultura de una época. A la renovación de la poesía no le bastan las nuevas ideas, necesita que la forma que las expresa sea también nueva. (…) Ser moderno es aceptar el diálogo con el otro. (…)

[La soledad] »(…) Me sentiría ofendido si ciertas personas hablasen bien de mí. Me enorgullece que ningún gobierno árabe me haya invitado oficialmente. Mantenerse a distancia permite contemplar el movimiento de la sociedad árabe en su conjunto al margen de todo camuflaje ideológico. Pero yo me siento profundamente ligado a las aspiraciones populares.

[La historia] »En el fondo, no tengo ninguna confianza en la historia. No es más que un cúmulo de mentiras. Del pasado, retengo sobre todo el movimiento de creación artística, pero, en nuestra sociedad, hasta eso ha sido rechazado. La historia no es sino el catálogo de las diferentes opresiones. Yo me estoy con los hombres que sufren. Mi historia es un continuo replanteamiento de la historia».

Fragmentos de una entrevista con André Velter, Le Monde, 30/11/1984

«La poesía es el poema, la lengua y aquello que va más allá de la lengua. Es como un árbol que está enraizado en un lugar y sin embargo las ramas están abiertas por todo el espacio y por todos lados. La poesía es así; aunque yo como poeta árabe estoy enraizado en mi lengua, mi poesía está abierta a todos los seres humanos y a todos los continentes, y, en ese sentido, yo me siento universal a la vez que totalmente árabe. (…)

»No hay poesía verdaderamente importante sin pensamiento. (…) lo que marca la diferencia entre la filosofía y la poesía, el pensamiento y la ciencia, es la forma de expresión. En la poesía es necesario expresarse en imágenes y en relación con las imágenes. Es la metáfora la que transforma. La expresión poética. La poesía puede decirlo todo. (…) Encuentro que la poesía es mucho más amplia que todas las disciplinas del pensamiento.

Fragmentos de una entrevista con José Méndez, Residencia, noviembre-diciembre 1997

«”Estoy en un proyecto poético titulado Al Kitâb* que será el libro de poesía más importante desde la Divina Comedia”. No pude contener la risa: “Estupenda exageración, ¿no?”. Gesto de la mano, acompañado de un ligero movimiento de cabeza: el poeta asumía lo dicho. Notó que sus compañeros de mesa, Kamal, Saida y yo, lo mirábamos estupefactos. Prosiguió: “Sí, estoy redactando el primer volumen. Se trata de un manuscrito de al-Mutanabi que edito yo. Tendrá dos volúmenes más, después dejaré de escribir poesía”. Dijo estas palabras con sencillez y seguridad, como si el proyecto estuviera íntegramente grabado en su pensamiento; después guardó silencio, dando a entender que todo estaba dicho».

José Miguel Porta Vílchez, en Adonis. Un poeta en el mundo de hoy , París, IMA, 2000