Romancero Gitano es una obra poética del escritor español Federico García Lorca

En las librerías, por primera vez en 1928, Romancero Gitano es una obra poética del escritor español Federico García Lorca (1898-1936) compuesta de dieciocho romances. Sus poemas tratan temas como el cielo, la noche, la muerte, y la luna, aunque siempre con un enfoque particular en la cultura gitana. #shortsfeed #shortsyoutube #americalatina #gitano #poesiaenespañol #lorca.
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ENCRUCIJADA de Federico García Lorca

El poema describe una encrucijada donde un hombre tiene que elegir entre dos caminos: uno que lleva a la vida y otro que lleva a la muerte. El poema completo en: https://podcasters.spotify.com/pod/show/juan6426 #poemas #lorca #federicogarcíalorca #recitación #shortsyoutube #shortsfeed #shortvideo #poesia #poesiaoral #españa #poemasdelalma #poemasrecitados #encrucijada

Las mujeres de Federico

Belen Martin

Las mujeres de Federico

Las mujeres de Federico es el trabajo conjunto de la escritora Ana Bernal-Triviño y de la ilustradora Lady Desidia. Las dos crean un universo narrativo singular y maravilloso sacado de la relación femenina en la obra del poeta y dramaturgo García Lorca.

Fue publicado en 2021 por Lunwerg y es una narración llena de belleza en la que las mujeres ingeniadas por Lorca cobran vida, se conocen y relacionan entre ellas. Es sorprendente y todo un homenaje feminista, pero también un bonito recuerdo al autor granadino. Una pequeña joya.

 

Las mujeres de Federico

El universo de Lorca

Para poder entender y explicar el presente libro es necesario echar una mirada a la literatura lorquiana. Y es que la obra dramática del autor está plagada de personajes femeninos con los que nos conmovemos, reímos o sufrimos. Son personalidades fuertes que viven vidas complicadas por la época y las costumbres de una sociedad de valores férreos y patriarcales. Algunos ejemplos de los personajes que encontramos en Las mujeres de Federico son Doña Rosita la soltera (Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores) y Bernarda (La casa de Bernarda Alba), entre otros, como Angustias, Martirio, Magdalena, o La Novia, que sugieren con sus nombres el peso de sus vidas.

Lorca siente admiración, respeto y curiosidad por la mirada femenina. Las mujeres de Federico es por ello una novela inconformista, de la misma manera que también lo son sus personajes, mujeres valientes surgidas de la imaginación de García Lorca. Sus personajes se convierten en emblema y han influido en diferentes obras durante las décadas del siglo XX y XXI, como también es el caso de la concebida por Bernal-Triviño y Lady Desidia.

Teatro

Las mujeres de Federico: el libro

Las mujeres de Federico es ante todo una historia que cuenta la transmutación femenina de los personajes nacidos de la pluma de Lorca. Las protagonistas se unen en una lucha común, listas para modificar el rumbo de sus vidas. Son contestatarias y críticas. Las mujeres de estas páginas sufren una metamorfosis categórica que los lectores de las obras de Lorca entenderán especialmente. Existe la oportunidad de continuar la historia de estas mujeres, de conocerlas un poco más. Quién sabe, pero Lorca seguramente se alegraría de que sus incondicionales tomaran el reto de proseguir su proyecto literario 90 años después de su muerte.

Es un libro que está lleno de emociones, ya que se produce un diálogo sincero entre Lorca y los personajes femeninos de su obra. Ya que no hay que olvidar que hablar de las mujeres de Lorca es hablar de la relación tan especial y viva que él tenía con ellas. Por eso son tan importantes los personajes, como su autor y su admiración por las mujeres.

Está dividido en cuatro actos complementados con las ilusorias imágenes de Lady Desidia que llenan de color cada elemento del libro, incluida la Huerta de San Vicente, la casa de veranea de la familia del poeta. Este espacio será relevante, ya que en este lugar se produce la reunión entre Lorca y sus mujeres. Aunque en general en el libro el uso de emplazamientos no será en modo alguno aleatorio.

Mujer con el sol brillando

Conclusiones

Las mujeres de Federico es una composición literaria sin igual. Todo un recuerdo y una experiencia de sensaciones dramáticas a todo color. Es un libro que debe ser leído, más que explicado, pues es una obra que nace de otra, del trabajo de envergadura que desarrolló un joven Lorca.

Cabe destacar que esta historia es completamente verosímil. Y también debe considerarse el riesgo que las autoras han asumido al escribir un libro con los personajes de uno de los escritores universales de la literatura española. Fue todo un reto en el que con cariño los personajes buscaban conocer a su padre, Federico.

Las autoras de este libro del siglo XXI consiguieron otorgar un valor dramático al texto, aunque lleno de belleza. Bernal-Triviño y Lady Desidia se han aproximado a la obra de Lorca con respeto y honestidad, siendo fieles al autor original, pero logrando un trabajo novedoso y encantador.

Las autoras: Ana Bernal-Triviño y Lady Desidia

Ana Bernal-Triviño es la escritora de este libro. Nació en 1980 y se doctoró en Periodismo. Además, posee un Máster en Historia del Arte que confirma su sensibilidad hacia diferentes formas artísticas, más allá de la escritura. Bernal-Triviño es profesora en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y colabora en medios como Público, El Periódico y en el programa La Hora de RTVE. Vivió una polémica reciente por participar en el documental Rocío, contar la verdad para seguir viva. Es activista de los derechos de las mujeres y los derechos humanos. Junto con Lady Desidia también creó Los hombres de Federico (Lunwerg, 2022).

Lady Desidia es el seudónimo artístico de la ilustradora Vanessa Borrell cuyo trabajo visual resulta imprescindible para acercarse a Las mujeres de Federico. Sus estudios versan sobre Arte: es doctora en Bellas Artes y ella se ha convertido en una profesional de la ilustración muy conocida. Sus ilustraciones se cuentan en trabajos publicados por Lumen, Destino o Penguin Random House.


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Última entrevista a Federico García Lorca.

Última entrevista a Federico García Lorca, de Luis Bagaría (Fragmento).

Lluís Bagaría i Bou: Tú que has dado categoría lírica a la calabaza de Gil Robles y has visto el búho de Unamuno y el perro sin amo de Baroja, ¿me quieres decir el sentido que tiene el caracol en el paisaje puro de tu obra?

Lorca: Me preguntas el por qué de esa predilección por los caracoles de mis dibujos. Pues muy sencilla: para mí, el caracol tiene un recuerdo sentimental de mi vida. Una vez, estando dibujando, se acercó mi madre, y al contemplar mis garabatos me dijo: “Hijo mío: Me moriré sin poder comprender cómo te puedes ganar la vida haciendo caracoles”. Desde entonces, yo a mis dibujos los bauticé así. Aquí tienes saciada tu curiosidad.

Lluís Bagaría i Bou: Poeta García Lorca, sutil y profundo, pues tu verso tenue y bello, verso con alas de acero bien templado, horada la entraña de la tierra: ¿Crees tú, poeta, en el arte por el arte o, en caso contrario, el arte debe ponerse al servicio de un pueblo para llorar con él cuando llora y reír cuando este pueblo ríe?

Lorca: A tu pregunta, grande y tierno Bagaría, tengo que decir que este concepto del arte es una cosa que sería cruel si no fuera, afortunadamente, cursi. Ningún hombre verdadero cree ya en esta zarandaja del arte puro, arte por el arte mismo. En este momento dramático del mundo, el artista debe llorar y reír con su pueblo. Hay que dejar el ramo de azucenas y meterse en el fango hasta la cintura para ayudar a los que buscan las azucenas. Particularmente, yo tengo un ansia verdadera por comunicarme con los demás. Por eso llamé a las puertas del teatro y al teatro consagro toda mi sensibilidad.

Lluís Bagaría i Bou: ¿Crees tú que al engendrar la poesía se produce un acercamiento hacia un futuro más allá, o al contrario, hace que se alejen más los sueños de la otra vida?

Lorca: Esta pregunta insólita y difícil de la aguda preocupación metafísica que llena tu vida y que sólo los que te conocen comprenden. La creación poética es un misterio indescifrable, como el misterio del nacimiento del hombre. Se oyen voces no se sabe dónde, y es inútil preocuparse de dónde vienen. Como no me he preocupado de nacer, no me preocupo de morir. Escucho a la Naturaleza y al hombre con asombro, y copio lo que me enseñan sin pedantería y sin dar a las cosas un sentido que no sé si lo tienen. Ni el poeta ni nadie tienen la clave y el secreto del mundo. Quiero ser bueno, sé que la poesía eleva, y siendo bueno con el asno y con el filósofo, creo firmemente que si hay un más allá tendré la agradable sorpresa de encontrarme en él. Pero el dolor del hombre y la injusticia constante que mana del mundo, y mi propio cuerpo y mi propio pensamiento, me evitan trasladar mi casa a las estrellas.

Lluís Bagaría i Bou: ¿No crees, poeta, que sólo la felicidad radica en la niebla de una borrachera, borrachera de labios de mujer, de vino, de bello paisaje, y que al ser coleccionista de momentos de intensidad se crean momentos de eternidad, aunque la eternidad no existiera y tuviera que aprender de nosotros?

Lorca: Yo no sé, Bagaría, en qué consiste la felicidad. Si voy a creer al texto que estudié en el Instituto, del inefable catedrático Ortí y Lara, la felicidad no se puede hallar más que en el cielo; pero si el hombre ha inventado la eternidad, creo que hay en el mundo hechos y cosas que son dignos de ella, y por su belleza y transcendencia, modelos absolutos para un orden permanente. ¿Por qué me preguntas estas cosas? Tú lo que quieres es que nos encontremos en el otro mundo y sigamos nuestra conversación bajo el techo de un prodigioso café de música con alas, risa y eterna cerveza inefable. Bagaría: no temas… ten la seguridad de que nos encontraremos.

Lluís Bagaría i Bou: Te extrañarás, poeta, de las preguntas de este caricaturista salvaje. Soy, como sabes, un ser con muchas plumas y pocas creencias, salvaje con dolorida materia; y piensa, poeta, que todo este equipaje trágico del vivir floreció en un verso que balbucieron los labios de mis padres. ¿No crees que tenía más razón Calderón de la Barca cuando decía “Pues el delito mayor del hombre es haber nacido” que el optimismo de Muñoz Seca?

Lorca: Tus preguntas no me extrañan nada. Eres un verdadero poeta, que en todo momento pone la llaga en el dedo. Te contesto con verdadera sinceridad, con simpleza, y si no acierto y balbuceo, sólo es por ignorancia. Las plumas de tu salvajismo son plumas de ángel, y detrás del tambor que lleva el ritmo de tu danza macabra hay una lira rosa de las que pintaron los primitivos italianos. El optimismo es propio de las almas que tienen una sola dimensión; de las que no ven el torrente de lágrimas que nos rodea, producido por cosas que tienen remedio.

Lluís Bagaría i Bou: ¿No crees que tenía más razón Calderón de la Barca cuando decía ‘Pues el delito mayor/del hombre es habr nacido’ que el optimismo de Muñoz Seca? 

Lorca: El optimismo es propio de las almas que tienen una sola dimensión: de las que no ven el torrente de lágrimas que nos rodea, producido por cosas que tienen remedio.

Lluís Bagaría i Bou: Sensible y humano poeta Lorca: seguimos hablando de cosas del más allá. Soy repetidor del mismo tema, porque también el tema se repite él mismo. A los creyentes que creen en una futura vida, ¿les puede alegrar encontrarse en un país de almas que no tengan labios carnales para poder besar? ¿No es mejor el silencio de la nada?

Lorca: Bonísimo y atormentado Bagaría: ¿No sabes que la Iglesia habla de la resurrección de la carne como el gran premio a sus fieles? El profeta Isaías lo dice en un versículo tremendo: “Se regocijarán en el Señor los huesos abatidos”. Y yo vi en el cementerio de San Martín una lápida en una tumba ya vacía, lápida que colgaba como un diente de vieja del muro destrozado, que decía así: “Aquí espera la resurrección de la carne doña Micaela Gómez”. Una idea se expresa y es posible porque tenemos cabeza y manos. Las criaturas no quieren ser sombras.

Lluís Bagaría i Bou: ¿Tú crees que fue un momento acertado devolver las llaves de tu tierra granadina?

Lorca: Fue un momento malísimo aunque digan lo contrario en las escuelas. Se perdieron una civilización admirable, una poesía, una astronomía, una arquitectura y una delicadeza únicas en el mundo para dar paso a una ciudad pobre, acobardada; a una “tierra del chavico”, donde se agita actualmente la peor burguesía de España.

Lluís Bagaría i Bou: ¿No cree, Federico, que la patria no es nada, que las fronteras están llamadas a desaparecer? ¿Por qué un español malo tiene que ser más hermano nuestro que un chino bueno?

Lorca: Yo soy español integral, y me sería imposible vivir fuera de mis límites geográficos; pero odio al que es español por ser español nada más. Yo soy hermano de todos y execro al hombre que se sacrifica por una idea nacionalista abstracta por el solo hecho de que ama a su patria con una venda en los ojos. El chino bueno está más cerca de mí que el español malo. Canto a España y la siento hasta la médula; pero antes que esto soy hombre del mundo y hermano de todos. Desde luego, no creo en la frontera política. Amigo Bagaría: No siempre los interviuvadores van a preguntar. Creo que también tienen derecho los interviuvados. ¿A qué responde esta ansia, esta sed de más allá que te persigue? ¿Tienes verdaderamente deseos de sobrevivirte? ¿No crees que esto está ya resuelto y que el hombre no puede hacer nada, con fe o sin ella?

Lluís Bagaría i Bou: Conformes, desgraciadamente, conformes. Yo soy en el fondo un descreído hambriento de creer. Es tan trágicamente doloroso el desaparecer para siempre. ¡Salud, labios de mujer, vaso del buen vino que supiste hacer olvidar la trágica verdad: paisaje, luz que hiciste olvidar la sombra! En el trágico fin sólo desearía una perduración: que mi cuerpo fuera enterrado en una huerta: que por lo menos mi más allá fuese un más allá de abono.

Lorca: ¿Me quieres decir por qué tienen carne de rana todos los políticos que caricaturizas?

Lluís Bagaría i Bou: Porque la mayoría vive en las charcas.

Lorca: ¿En qué prado corta Romanones las inefables margaritas de su nariz?

Lluís Bagaría i Bou: Querido poeta: aludes a una de las cosas que llegan más al fondo de mi alma. ¡Nariz de Romanones, excelsa nariz! La de Cyrano era una nariz desaparecida al lado de la nariz de mis amores. Rostand gozó menos que yo con la mía. ¡Oh “paneaux” para mis visiones decorativas! Mis margaritas se fueron cuando las entregaron en una solitaria estación, camino de Fontainebleau. Nunca te habrán preguntado, porque ya no es moda, cuál es tu flor preferida. Como yo ahora he estudiado el lenguaje de las flores, te pregunto: ¿Cuál es la flor qué prefieres? ¿Te la has puesto alguna vez en la solapa?

Lorca: Querido amigo: ¿Es que piensas dar conferencias como García Sanchíz para preguntar esas cosas?

Lluís Bagaría i Bou: ¡Dios me libre! No aspiro a tocar mal el violoncelo.

Lorca: ¿A qué responde, querido Bagaría, el sentimiento humano que imprimes a los animales que pintas?

Lluís Bagaría i Bou: Querido Lorca: Según los católicos, los animales no tienen alma; tan sólo algunos animales enchufistas, como el perro de San Roque, el cerdo de San Antón, el gallo de San Pedro y el palomo de la divina carpintería; y yo he mirado de dar humanidad a los animales sin padrinos, dignificarlos con mi lápiz, para que sirvan de contraste con los hombres de animalidad pura. Querido Lorca: te voy a preguntar por las dos cosas que creo tienen más valor en España: el canto gitano y el toreo. Al canto gitano, el único defecto que le encuentro es que en sus versos sólo se acuerda de la madre; y al padre, que lo parta un rayo. Y eso me parece una injusticia. Bromas aparte, creo que este canto es el gran valor de nuestra tierra.

Lorca: Muy poca gente conoce el canto gitano, porque lo que se da frecuentemente en los tablados es el llamado flamenco, que es una degeneración de aquél. No cabe en este diálogo decir nada, porque sería demasiado extenso y poco periodístico. En cuanto a lo que tú dices, con gracia de que los gitanos sólo se acuerdan de su madre, tienes cierta razón, ya que ellos viven un régimen de matriarcado, y los padres no son tales padres, sino que son siempre y viven como hijos de sus madres. De todos modos, hay en la poesía popular gitana admirables poemas dedicados al sentimiento paternal; pero son los menos.

El otro gran tema porque me preguntas, el toreo, es probablemente la riqueza poética y vital mayor de España, increíblemente desaprovechada por los escritores y artistas, debido principalmente a una falsa educación pedagógica que nos han dado y que hemos sido los hombres de mi generación los primeros en rechazar. Creo que los toros es la fiesta más culta que hay hoy en el mundo. Es el drama puro, en el cual el español derrama sus mejores lágrimas y su mejor bilis. Es el único sitio adonde se va con la seguridad de ver la muerte rodeada de la más deslumbradora belleza. ¿Qué sería de la primavera española, de nuestra sangre y de nuestra lengua si dejaran de sonar los clarines dramáticos de la corrida? Por temperamento y por gusto poético soy un profundo admirador de Belmonte.

Lluís Bagaría i Bou: ¿Qué poetas te gustan más de la actualidad española?

Lorca: Hay dos maestros: Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez. El primero, en un plano puro de serenidad y perfección poética, poeta humano y celeste, evadido ya de toda lucha, dueño absoluto de su prodigioso mundo interior. El segundo, gran poeta turbado por una terrible exaltación de su yo, lacerado por la realidad que lo circunda, increíblemente mordido por cosas insignificantes, con los oídos puestos en el mundo, verdadero enemigo de su maravillosa y única alma de poeta.

Adiós, Bagaría. Cuando te vuelvas a tus chozas con las flores, las fieras y las torrentes, diles a tus compañeros salvajes que no se fíen de viajes de ida y vuelta a nuestras ciudades; a las fieras que tú has pintado con ternura franciscana, que no tengan un momento de locura y se hagan animales domésticos, y a las flores, que no galleen demasiado su hermosura, porque les pondrán esposas y las harán vivir sobre los vientres corrompidos de los muertos.

Lluís Bagaría i Bou: Tienes razón, poeta. Vuelvo a mi selva, a rugir con mis rugidos, más amables que las bellas palabras de los amigos, que a veces son blasfemias en baja voz.

Poemas de Federico García Lorca

Poema de la soleá, de Poema del cante jondo

Vestidas con mantos negros
piensa que el mundo es chiquito
y el corazón es inmenso.

Vestida con mantos negros.

Piensa que el suspiro tierno
y el grito, desaparecen
en la corriente del viento.

Vestida con mantos negros.

Se dejó el balcón abierto
y el alba por el balcón
desembocó todo el cielo.

¡Ay yayayayay,
que vestida con mantos negros !

Soneto de la dulce queja, de Sonetos del amor oscuro

Tengo miedo a perder la maravilla
de tus ojos de estatua, y el acento
que de noche me pone en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.

Tengo pena de ser en esta orilla
tronco sin ramas; y lo que más siento
es no tener la flor, pulpa o arcilla,
para el gusano de mi sufrimiento.

Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío,

no me dejes perder lo que he ganado
y decora las aguas de tu río
con hojas de mi otoño enajenado.

Romance de la Luna Luna, del Romancero gitano

La Luna vino a la fragua
con su polisón de narod.
El niño la mira, mira
el niño la está mirando.

En el aire conmovido
mueve La Luna sus brazos
y enseña lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.

Huye Luna, Luna, Luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.

Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.

Huye Luna, Luna, Luna,
que ya siento sus caballos.
Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.

El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.

Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.

Cómo canta la zumaya,
¡Ay cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la Luna
con un niño de la mano.

Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.

Canción de cuna para Rosalía Castro, muerta, de Seis poemas galegos

¡Levántate, niña amiga,
que ya cantan los gallos del día!
¡Levántate, mi amada,
porque el viento muge, como una vaca!

Los arados van y vienen
desde Santiago a Belén.

Desde Belén a Santiago
un ángel vienen en un barco.
Un barco de plata fina
que traía dolor de Galicia.

Galicia tumbada y queda
transida de tristes hierbas.
Hierbas que cubren tu lecho
con la negra fuente de tus cabellos.
Cabellos que van al mar
donde las nubes tiñen sus nítidas palmas.

¡Levántate, niña amiga,
que ya cantan los gallos del día!
¡Levántate, mi amada,
porque el viento muge, como una vaca!

La aurora, de Poeta en Nueva York

La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean en las aguas podridas.

La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.

La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.

Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraísos ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.

La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.

Romance sonámbulo, del Romancero gitano

Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas la están mirando
y ella no puede mirarlas.

Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.

-Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los puertos de Cabra.
-Si yo pudiera, mocito,
este trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
-Compadre, quiero morir,
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
-Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
-Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
¡dejadme subir!, dejadme
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.

Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal
herían la madrugada.

Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
-¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está tu niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!

Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche se puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.

Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa
dejadme subir al menos
hasta las altas barandas.

Compadre, quiero morir,
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.

Compadre donde está dime,
donde está esa niña amarga
cuantas veces la esperé
cuantas veces la esperaba.

Casida del sueño al aire libre, del Diván del Tamarit

Flor de jazmín y toro degollado.
Pavimento infinito. Mapa. Sala. Arpa. Alba.
La niña finge un toro de jazmines
y el toro es un sangriento crepúsculo que brama.

Si el cielo fuera un niño pequeñito,
los jazmines tendrían mitad de noche oscura,
y el toro circo azul sin lidiadores
y un corazón al pie de una columna.

Pero el cielo es un elefante
y el jazmín es un agua sin sangre
y la niña es un ramo nocturno
por el inmenso pavimento oscuro.

Entre el jazmín y el toro
o garfios de marfil o gente dormida.
En el jazmín un elefante y nubes
y en el toro el esqueleto de la niña.

Al oído de una muchacha, de Canciones

No quise.
No quise decirte nada.

Vi en tus ojos
dos arbolitos locos.
De brisa, de brisa y de oro.

Se meneaban.
No quise.
No quise decirte nada.