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Esta reunión es de suma importancia, tanto por el contexto en el que la guerra entre Rusia y Ucrania genera un reacomodo geopolítico de las grandes potencias, cuyos intereses se entrecruzan con nuestras naciones, como por los acontecimientos recientes en Nuestra América, especialmente, por la represión ejercida por el gobierno de facto impuesto tras el Golpe de Estado en Perú, desde el pasado 7 de diciembre, y que a la fecha suma ya mÔs de 60 muertes. Asimismo, por el asalto a tres sedes del poder en Brasil realizado por grupos neofascistas, mostrando la urgencia de afrontar el desafío que representa el resurgimiento de las formas radicales de la derecha global. AdemÔs, durante este encuentro, se formalizarÔ el regreso de Brasil a la CELAC, cerrando el capítulo negro que significó la actitud desestabilizadora para la región asumida por Jair Bolsonaro bajo las órdenes del imperialismo estadunidense.

La
VII Cumbre de la CELAC representarĆ” una nueva oportunidad de avanzar
rumbo a la consolidación de alternativas de integración que rompan
las cadenas del neocolonialismo y de la injerencia imperialista en
Nuestra América, la participación de presidentes de países como
Venezuela, Cuba, Bolivia, Brasil, Honduras, Chile y Argentina, entre
otros, da un toque de esperanza para el fortalecimiento de los
proyectos regionales que reactiven la economĆ­a, dejando a un lado
histórica dependencia a los Estados Unidos. Aunque lo anterior,
también requiere de la superación de las formas capitalistas de
acumulación y redistribución de la riqueza. Pero, en todo caso, la
sobrevivencia de la CELAC ante los mĆŗltiples intentos de las
derechas latinoamericanas y caribeƱas por entorpecer su existencia,
significa que sí es posible la integración sin la sombra del Ôguila
imperial.

El
encuentro entre mandatarios estarÔ signado por la realización de la
Cumbre Social de la CELAC (23 y 24 de enero), con la participación
de fuerzas polĆ­ticas, centrales sindicales, organizaciones y
movimientos sociales de AmƩrica Latina y el Caribe, misma que
incluirÔ una movilización al tiempo en que se efectúa la reunión
de presidentes y presidentas. Previo a dichos actos, la Cumbre Social
de la CELAC ha emitido ya un documento con carƔcter anticolonialista
y antiimperialista, donde levanta la voz por la reivindicación de
los derechos laborales y humanos, asĆ­ como por el respecto y pleno
reconocimiento de la constitución plurinacional de Nuestra América.
Asimismo, se condena el bloqueo genocida sostenido por mƔs de 60
aƱos contra Cuba por parte de los Estados Unidos, y se exige a los
gobiernos de la región iniciar acciones encaminadas a la eliminación
de las bases militares establecidas en toda la zona por el gobierno
de Washington.

En
uno de los puntos centrales de las declaraciones emitidas por la
Cumbre Social de la CELAC puede leerse: ā€œAbogamos por una
integración regional que constituya el mejor instrumento para
fortalecer la soberanía y la autonomía de nuestra región, para que
los destinos de este territorio sean definidos democrƔticamente
segĆŗn la voluntad de sus pueblosā€. El llamado de los integrantes
articulados como un movimiento de movimientos es consecuente con los
tiempos que vivimos, donde uno de los retos principales es el volver
a encontrarnos como miembros de una región pluricultural y
plurinacional en la que existimos bajo la luz –histórica y
presente- de nuestros pueblos, cuya integración es indispensable
para nuestra sobrevivencia.