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Hay libros que resisten el paso de los años, quedan como referentes ineludibles para comprender procesos en curso, por lo acertado de las tesis planteadas, y por estar fundados en investigaciones rigurosas, perspectivas teóricas coherentes y, para el caso de la antropología, información de campo y gabinete amplia y suficiente. Es el caso de la obra del colega Jesús Lizama Quijano, Estar en el mundo. Procesos culturales, estrategias económicas y dinámicas identitarias entre los mayas yucatecos (Colección Peninsular, Ciesas-Porrúa, 2007, 216 pp.).

Este es un trabajo de carácter etnográfico sobre los mayas del Yucatán actual, sus
formas de vida, sus tradiciones, su identidad, sobre la recreación de
su cultura, su trabajo cotidiano, en fin, trata de su ser y estar en el
mundo contemporáneo, a cuyas dinámicas y procesos se amoldan en un afán
insistente por querer seguir existiendo tal y como han sido a lo largo
del tiempo. Sin caer en etnicismos esencialistas, descripciones
culturalistas o reducciones economicistas, el autor sostiene que quiere
dejar constancia de la reproducción de la forma de vida de los mayas
yucatecos, en un mundo intensamente interconectado y altamente cambiante a causa de la globalización. Por ello en su ensayo se
documenta la forma en que lo étnico se relaciona con los fenómenos
globales y cómo en esa dinámica la cultura y las identidades colectivas
se modifican, se recrean, se refuerzan, se vigorizan, se reinventan o,
simplemente, se extinguen.

Además de una introducción, en la que Lizama plantea sus puntos de
partida, la obra cuenta con cuatro apartados. En el capítulo 1, la
información recabada sobre el municipio de Yaxcabá, ilustra las
condiciones sociales en que transcurre la vida del pueblo maya, y que se convierten en el contexto local en el que se desarrollan los fenómenos globales.
En el capítulo 2 se describen y debaten algunos elementos culturales de
los mayas, partiendo de la idea, con la que coincido, de que éstos son
productos de una interacción permanente, en ocasiones intensa, con otras
culturas, y rebatiendo los purismos de algunas perspectivas
antropológicas (y no pocos movimientos socioétnicos) que pretenden
identificar esencias de los pueblos. El autor muestra quiénes son los mayas, qué se ha dicho de ellos y cuáles son algunos elementos culturales que los identifican como tales.

En el capítulo 3, el antropólogo expone el trabajo agrícola, “en el
que se mezcla el conocimiento atesorado por generaciones –un conjunto
ancestral de creencias y tradiciones– con las técnicas introducidas hace
unas décadas en el contexto de la modernización del campo mexicano…
Así, abordamos –aclara– primero la milpa, después, los efectos de los
procesos de modernización del agro y, por último, la migración de los
mayas a las ciudades”.

En el capítulo 4, Lizama reflexiona en torno a la identidad maya y el
impacto de la mundialización capitalista (globalización) sobre su
conformación. De la mano de un etnógrafo acucioso, el lector se adentra
en las relaciones entre mayas y la sociedad regional, que como en todas
las etnorregiones del país, se encuentran teñidas por la discriminación y el estigma
y, en este caso, en las relaciones con turistas extranjeros, “en una
dinámica de confrontación de imágenes sobre lo que piensan que los
‘otros’ creen que son los mayas”.

El trabajo reseñado culmina con conclusiones que buscan dar
coherencia a las sugerentes propuestas teóricas elaboradas a lo largo de
la investigación, en diálogo permanente con los datos etnográficos del
trabajo de campo, logrando una acertada primera interpretación, para
nada superficial, sobre la forma en que se desarrolla la sociedad
maya en tiempos de globalización. El investigador considera que el maya
globalizado está sujeto a una situación de subordinación y pobreza, que no es novedosa, pero sí más intensa.

De manera penetrante, Lizama afirma que la marginación social, que ha
permeado su forma de vida desde hace varios siglos, se reafirma con la
globalización, junto con sus consecuencias, principalmente el
alejamiento de los mayas de la toma de decisiones políticas y económicas
a nivel regional, a pesar de que son ellos los que con la venta de su
fuerza laboral y su integración a los mercados regionales de trabajo
producen la riqueza en la península. Con un glosario, una extensa y,
en su momento, actualizada bibliografía, culmina este vigoroso esfuerzo
por interpretar la forma de estar en el mundo de los mayas yucatecos.

Trabajos de esta profundidad reivindican el ejercicio responsable de las disciplinas antropológicas. Por ello éste en particular, constituye un estudio indispensable para vislumbrar los alcances del llamado Tren Maya, un factor externo ajeno a decisiones locales, que significará un nuevo proceso de colonización, con sus secuelas negativas sobre los territorios, la identidad y la vida toda del pueblo maya.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2023/01/20/opinion/014a2pol