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De lograrse, sería un golpe contundente al dominio del billete verde en el mercado internacional y por ende disminuiría el poderío político-económico que Washington ha utilizado para chantajear y dominar a gran parte de los países del mundo.

Desde hace seis años
y en varias ocasiones, China ha planteado al Reino Saudita realizar los
contratos de petróleo en yuanes, a lo que se opone rotundamente Estados Unidos.
Riad exporta unos 6,2 millones de barriles diarios y Beijing compra entre el 25
% y el 30 % de esa cantidad.

Arabia Saudita que
ha sido un fiel aliado de Estados Unidos durante las últimas décadas, ha tenido
últimamente diferencias con Washington, lo cual ha enfriado esas relaciones.

Durante la visita a
principios de diciembre de Jinping a Riad, el estadista también participó en la
reunión con los líderes del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) y se
comprometió a aumentar las compras de petróleo y gas a esas naciones de donde
recibe el 50 % de sus importaciones.

Mientras esto
sucede, producto de las enormes y alucinantes “sanciones” que Estados Unidos ha
impuesto a Rusia tras lanzar la operación militar especial contra Ucrania para
desmilitarizar y desnazificar esa vecina nación, Moscú decidió vender en rublos
el petróleo que exporta, alejándose así de las transacciones en dólares. Irán,
China, India y Turkiye acogieron bien esa medida.

Varias decenas de
países del mundo están realizando una parte importante de sus intercambios en
sus monedas nacionales desligándose del dólar.

Pero veamos las
raíces del porqué el mercado del petróleo pasó a realizarse sólo con el billete
verde.

Para mantener su
hegemonía mundial, Estados Unidos se basa, además de en su poderío militar, en
el control que ejerce sobre el sistema financiero, después que el dólar fue
impuesto como moneda de reserva internacional a finales de la Segunda Guerra
Mundial.  

La reunión en Bretton Woods, en julio de 1944
(participaron 44 países), marcó el inicio de esa supremacía financiera al
lograr Washington que el billete verde se estableciera como moneda de reserva.

La ecuación consistía en que las monedas extranjeras
podrían cambiarse en dólares a tasas fijas y que, a su vez, estaría garantizado
que los billetes verdes podrían convertirse en oro a una tasa de 35 dólares por
onza del preciado mineral. O sea, ese dinero era tan bueno como tener oro lo
que impulsó la recuperación económica de los países de Europa y Japón.

Para principios de la década de 1970 mientras
Japón y Europa disfrutaban de un auge económico, Washington estaba en apuros
por el costo de la guerra en Vietnam y la inflación. Además, tenía un gran
déficit en la balanza comercial y la cantidad de dólares fuera de Estados
Unidos se estimaba en 50 000 millones, por lo que superaba las reservas de oro
del país que eran de unos 10 000 millones.

Se hacía necesario entonces abandonar los
acuerdos de Bretton Woods por lo que el entonces presidente Richard Nixon,
ordenó en agosto de 1971 eliminar los cambios de oro por dólares lo que
convirtió al billete verde en una moneda fiat (no esta respaldada por un
producto físico (oro o plata) y no cuenta con valor intrínseco).

Al mismo tiempo, convenció a los bancos
centrales de todo el mundo para que mantuvieran reservas monetarias en títulos
del Tesoro estadounidense y otros activos financieros de ese país.

Al dispararse los
precios del petróleo en 1973 por la guerra árabe-israelí, Estados Unidos
decidió crear un sistema de señoreaje del dólar a través de los beneficios del
petróleo saudita.

Ese año reforzó su
cerco estratégico al conseguir que Arabia Saudita aceptara vender sus
exportaciones de hidrocarburos en dólares y que invirtiera los beneficios obtenidos
en bonos y letras de cambio del Tesoro estadounidense, mientras Washington le
aseguraba ventas de múltiples armamentos y la seguridad en caso de guerra.

Para 1974 la
relevancia de esa moneda creció al acordar los entonces 13 miembros de la Organización de
Países Exportadores de Petróleo (OPEP) vender su crudo únicamente en dólares
mientras los importadores debieron acumular sus excedentes comerciales en esa
divisa con el fin de comprar el combustible. Nacía el petrodólar.

De esa forma, los
países están obligados a tener dólares para adquirir petróleo y por tanto deben
poseer grandes reservas en esa moneda, o sea, que si no cuentan con  billetes verdes, les sería difícil obtener
crudo en alguna nación o mercado financiero. Esto facilita la demanda de
dólares en la adquisición de otros bienes, mientras permite a Washington financiar
su enorme déficit presupuestario que sobrepasa los 24 billones.

El nerviosismo de
los magnates y del gobierno estadounidense sucede porque al comenzar varios
importantes países del mundo a realizar una parte de sus intercambios
comerciales en monedas nacionales como China, India, Rusia, Turkiye, Irán,
Japón, Emiratos Árabes Unidos, Venezuela y otros, junto al billete verde caería
también una parte relevante del control de Washington en el mundo.  

Como
declaró Gal Luft, codirector del Instituto para el Análisis de la Seguridad Global,
a The Wall Street Journal:
“el mercado del petróleo, y por extensión todo el mercado mundial de materias
primas, es la póliza de seguro del estatus del dólar como moneda de reserva. Si
se quita ese bloque del muro, este empezará a derrumbarse”.

De consumarse la táctica de China de comprarle a Arabia Saudita el petróleo en yuanes y la decisión de Rusia de vender sus hidrocarburos en rubros, serían dos duros golpes para los petrodólares que marcan una tendencia a su declive (y posible desaparición) en el futuro cercano.

Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano.