Mariola Díaz-Cano Arévalo
Montse de Paz nació en Lérida en 1970, pero su infancia transcurrió en León, lugar en el que aprendió a amar la naturaleza y la historia. Más tarde volvió a Cataluña y estudió filología inglesa, al tiempo que colaboraba con una asociación benéfica y se metía en el mundo de la solidaridad. Escribe fantasía épica, ciencia ficción y novela histórica y en 2011 ganó el VIII Premio Minotauro por Ciudad sin estrellas. También ha escrito libros sobre espiritualidad, crecimiento personal y las mujeres de la Biblia. Su último título publicado es La sombra del laberinto. En esta entrevista nos habla de él y de otros temas. Le agradezco mucho su tiempo y amabilidad.
Montse de Paz — Entrevista
- ACTUALIDAD LITERATURA: Tu última novela es La sombra del laberinto. ¿Qué nos cuentas en ella y de dónde te vino la inspiración?
MONTSE DE PAZ: Siempre me han atraído los mitos griegos y la historia. Quería escribir una novela donde fundir ambas pasiones y un reportaje que vi sobre Creta me espoleó. Tras unos cuantos meses documentándome, escribí mi versión particular del mito de Teseo, Ariadna y el laberinto, metiéndome en los personajes y ahondando en especial en las mujeres del mito y en su evolución personal.
Te confesaré que mi versión inicial de la novela era distinta, el doble de larga, más reflexiva y descartando algunos aspectos más fabulosos del mito; la editorial me obligó a cambiar ciertas cosas y reescribí el manuscrito podando mucho y añadiendo elementos nuevos, uno de los cuales es lo que más han valorado mis lectores. Si la has leído, ¡te invito a adivinar qué es!
- AL: ¿Puedes recordar alguna de tus primeras lecturas? ¿Y lo primero que escribiste?
MDP: Mis primeras lecturas: cuentos maravillosos y cómics de La Biblia para niños. Las primeras lecturas «serias», a los ocho años, fueron versiones adaptadas de la Ilíada, la Odisea y el Amadís de Gaula. Me encantaron y esto ha marcado mis gustos literarios.
Lo primero que escribí eran cuentos fantásticos y románticos, en cómic. Yo misma los ilustraba. Conservo uno escrito a los siete años: La princesa y el fantasma. Publiqué una entrada sobre él en mi olvidado blog literario Cómo llegar a publicar.
Autores y personajes
- AL: ¿Un autor de cabecera? Puedes escoger más de uno y de todas las épocas.
MDP: ¡Qué preguntas tan difíciles hacéis los entrevistadores! No acabaría.
Para variar un poco, te daré cuatro:
- Una española contemporánea: Ana María Matute.
- Un anglosajón casi-contemporáneo: John Steinbeck.
- Una inglesa clásica: Virginia Woolf.
- Un español clásico: Ramón María del Valle Inclán.
Hay más, hay más… los clásicos rusos (Tolstoi, Dostoievski) y franceses (Dumas, Flaubert, Daudet, Anatole France…). Robert Graves me fascina y, como tantos adolescentes de los años ochenta, caí bajo el hechizo de Tolkien leyendo la primera edición española (creo) de El señor de los anillos. Años más tarde la he releído en inglés.
- AL: ¿Qué personaje te hubiera gustado conocer y crear?
MDP: ¿Conocer? A muchos personajes históricos. Me encantaría sentarme a conversar con santa Teresa de Jesús, con Hildegarda de Bingen, con la reina María de Trastámara (a la que he dedicado una novela), con su sobrina Isabel la Católica; con Pericles, Alejandro Magno, Julio César, Olaf Tryggvason, Francisco de Asís y el Cid.
Pero ¿crear, crear? He creado todos los personajes que he querido, en mis novelas publicadas y sobre todo en las inéditas. Solo espero que un día salgan a la luz.
Costumbres y géneros
- AL: ¿Alguna manía o costumbre especial a la hora de escribir o leer?
MDP: Aunque tengo mi Kindle y cada vez leo más e-books, sigo prefiriendo el papel. Leo más a gusto y recuerdo mucho mejor lo que veo impreso.
Escribo en mi ordenador, en casa, en total silencio. Ninguna manía especial, solo necesito tiempo y soledad. Ah, sí: y orden a mi alrededor. Ahora que lo pienso, soy una maníaca del orden (he seguido el método Kon-Mari en mi casa, no me preguntes cómo lo hice cuando me tocó «ordenar» los libros).
- AL: ¿Y tu sitio y momento preferido para hacerlo?
MDP: Cuando empecé a escribir no tenía más tiempo que por la noche, robando horas al sueño. La salud me pasó factura y ahora escribo por las mañanas, bien despejada. Es lo primero que hago. En mi despacho y a la luz del sol.
- AL: ¿Qué otros géneros te gustan?
MDP: Me gusta mucho la novela histórica, pero cualquier novela con intriga y/o drama humano me gusta. Sobre todo, necesito que esté bien escrita y con belleza. Y que el autor, como dice Juan Eslava Galán, no estorbe mucho con sus manías, sesgos y moralinas. «La sombra del hortelano no debe caer sobre la huerta». Aunque hay sombras que son geniales y esas no molestan tanto, pero son pocas.
Proyectos
- AL: ¿Qué estás leyendo ahora? ¿Y escribiendo?
MDP: Ahora estoy leyendo (otro vicio) varias cosas a la vez. El juglar, de Antonio Pérez Henares; Psicoterapia de santa Hildegarda de Bingen, del Dr. Wighard Strehlow; Libertad o tiranía, de Cristina Martín Jiménez. Y me dispongo a empezar Los lobos y la estrella 1 – El viaje y la ciudad, de Mariola Díaz-Cano. ¡Lo he descubierto en Amazon y no he resistido la tentación!
¿Escribiendo? Estoy terminando un libro sobre el misterio del mal en el mundo, siguiendo una parábola del evangelio, la del trigo y la cizaña. Es un encargo de la Editorial San Pablo. Me estoy documentando para escribir otra novela, pero no diré sobre qué, prefiero guardar la confidencialidad pensando en la editorial que me la publicará. Y a ratos corrijo la última que terminé de escribir en enero de este año.
Panorama editorial
- AL: ¿Cómo crees que está el panorama editorial?
MDP: No me siento con el conocimiento ni la autoridad para valorar este aspecto. Veo que se publica muchísimo y que las librerías se llenan de títulos a cada temporada. Imagino que es como en una selva: hay de todo, y «el trigo crece con la cizaña», por así decir.
Desde el punto de vista de una autora, publicar por cuenta ajena con una editorial seria está muy difícil para los «no famosos» o no superventas, y más para los hispanos. Cuando empecé a publicar en 2007 fue un momento dulce: se nos abrían muchas oportunidades a los noveles, pero eso pasó. El gran desafío ahora es, para las editoriales, convivir con el mundo de los indies y la autopublicación; para los autores el reto no es menor.
Autopublicar no te facilita más que ver tu libro ahí, hecho realidad, a muy poco coste. Pero después debes emprender un trabajo ingente si quieres promocionar tu obra. Y los escritores, por desgracia, no siempre somos buenos vendedores ni sabemos de negocios. Si quieres destacar en una jungla como Amazon, tienes que aprender a vender y hacerlo muy muy bien.
El presente
- AL: ¿Qué tal llevas el momento actual que vivimos?
MDP: Como un surfista: observando la ola, agachándome cuando se levanta e intentando cruzarla con decisión sin que me arrolle y me dé un revolcón. Disfrutando del presente, incluso de los malos momentos, e intentando transmitir alegría y esperanza. Me siento muy llena de energía, con proyectos en mente y entre manos, y con el mismo entusiasmo que tenía cuando era niña.
Soy consciente de que en el mundo se están dando muchos cambios, y no todos para bien. Veo el peligro que corren derechos básicos como la libertad y la vida de muchas personas, y también el engaño en que nos quieren envolver los medios y nuestros gobernantes. Pero no estoy dispuesta a que esto me quite lo mejor de la vida: mi familia, mis amigos, mi pasión y mi vocación. También quiero aprovechar todas las oportunidades que se nos abren, que son muchas. Quiero vivir a fondo hasta el final, toreando con los minotauros que haga falta (o capeándolos). Como decía mi abuelo, que conoció la guerra y supo qué era ver llover la muerte a su alrededor, quiero «morir de pie».