Juan Ortiz
Escribir un libro sobre tu vida puede ser un proceso profundamente enriquecedor, tanto a nivel psicológico como emocional. Pero para llevar esto a cabo no basta con las ganas de hacerlo. Primero, es necesario responder a una pregunta fundamental: ¿se tratará de una autobiografía o de un libro de ficción basado en hechos reales? Esa es una de las cuestiones que vamos a tratar hoy.
El saber qué clase de obra vas a escribir no es un elemento meramente estilístico, sino que, por defecto, viene a definir aspectos más profundos sobre tu libro, como el narrador, la estructura, y, por supuesto, a quién va dirigido. Por un lado, una autobiografía puede llegar a ser muy íntima, por el otro, una biografía novelada es capaz de desprenderse de los hechos, siendo más fría.
Comencemos por los inicios: ¿qué es una biografía?
En términos generales, una biografía es un texto que narra la historia de una persona real, desde su nacimiento hasta sus logros, tropiezos, espacios de introspección y momentos de inflexión. Tras avanzar en todas sus etapas, es posible llegar al presente. Cuando una biografía está escrita por el mismo autor, se conoce como autobiografía. Sin embargo, esta no es la única forma de contar la existencia.
En la literatura, existen géneros como la novela biográfica o la biografía novelada, a través de los cuales se busca contar una historia con partes basadas en la vida real, pero también con pasajes ficticios. Esto casi siempre se hace con el fin de darle más dinamismo a una obra, pretende entretener mediante la ficción al tiempo que se desarrollan hechos ocurridos en la vida del escritor.
Cómo empezar a escribir un libro sobre mi vida
En caso de que decidas seguir esa senda imperiosa de tu corazón que te lleva a escribir una autobiografía, debes abocarte a responder algunas preguntas técnicas esenciales:
Define el propósito de tu libro
Antes de escribir, pregúntate: ¿por qué quieres contar tu historia?, ¿es para sanar viejas heridas, inspirar a otros, dejar un legado para tu familia, o simplemente para entenderte mejor?
Tener claro tu propósito te ayudará a mantenerte enfocado y a darle dirección a tu obra. Por ejemplo: si deseas inspirar a otros, podrías orientarte hacia las lecciones aprendidas. Si quieres explorar tus emociones, un tono más reflexivo será apropiado. Si buscas entretener, podrías resaltar anécdotas llenas de humor y aventura.
Define el alcance de tu historia
Escribir sobre toda tu vida puede ser abrumador. En lugar de intentar abarcarlo todo, elige un enfoque específico. Por ejemplo, si escoges una etapa: ¿fue tu infancia, un proceso de cambio o un viaje transformador? Además, precisas centrarte en un tema determinado, como el amor, la pérdida, el éxito, la superación o cualquier elemento recurrente a lo largo de tu vida.
Recopila tus recuerdos y organiza tus ideas
Es hora de sumergirte en el pasado. Para hacerlo puedes utilizar las siguientes técnicas:
- Journaling: si tienes diarios antiguos, revísalos para recuperar detalles;
- Fotografías: examinar álbumes puede despertar recuerdos específicos;
- Conversaciones: habla con familiares y amigos para refrescar memorias;
- Lugares: visitar sitios significativos puede ayudarte a revivir experiencias.
Define el tiempo verbal y la voz narrativa
A partir de este punto, ha llegado el verdadero momento de sentarte frente al papel. Antes que nada, debes descubrir cuál es el tiempo verbal en el que deseas narrar tu historia: pretérito perfecto simple, pretérito imperfecto de indicativo, condicional simple, presente de indicativo y pretérito pluscuamperfecto de indicativo son los más utilizados. Igualmente, es necesario definir al narrador.
Después de decidir el tiempo verbal que vas a utilizar, puedes darle paso a preguntarte cuál es la voz narrativa que más le conviene a tu obra. En este sentido, debes elegir entre la primera persona o intradiegético, el testigo, el omnisciente y el heterodiegético o extradiegético.
Planifica la estructura
La estructura narrativa es, por darle algún nombre pomposo, la columna vertebral de cualquier texto literario. Esta es la forma en que se organiza la secuencia de eventos en una historia, permitiendo identificar sus diferentes partes. Por ejemplo: una estructura típica se compone de una introducción, un nudo y un desenlace, aunque existen otras formas de abarcar este tema.
- Otros ejemplos son los siguientes: narrativa no lineal, circular, interactiva, In media res, inversa, sin final y doble clímax.
Trabaja en el conflicto principal
Aunado al apartado anterior, debe existir en tu obra una trama principal, un problema o conflicto a resolver que enmarque el libro en un mismo destino. Esto ayuda a mantener el enfoque en un punto concreto, y a no perder de vista el objetivo final de la historia. Si bien es cierto que narrar memorias aparentemente desconectadas es complejo, la literatura posee elementos que promueven la coherencia.
Encuentra tu voz narrativa
Tu voz es lo que hará que tu historia sea única. Para descubrirla, podrías hacerte preguntas como: ¿quieres que sea formal o conversacional? La primera persona es ideal para memorias porque permite una conexión íntima con el lector. También puedes experimentar con un estilo híbrido, donde intercales reflexiones actuales con los eventos narrados.
Asimismo, para encontrar una voz narrativa es menester hacer varias prácticas, mediante las cuales te sea posible discernir bajo qué estilo te sientes más cómodo. Están quienes prefieren usar una voz más natural, otros, optan por ser más formales, poéticos, humorísticos, o, incluso, dramáticos.
Crea personajes auténticos
Aunque tu libro trata sobre ti, otras personas jugarán un papel clave en tu historia. Por esta razón, es importante que reflexiones sobre cómo impactaron tu vida. Al escribir sobre otros, sé honesto, pero también compasivo. Si deseas proteger su identidad, podrías cambiar nombres y detalles muy específicos que den pie a suponer su verdadera identidad. También describe tanto sus virtudes como sus defectos.
Recuerda que tú también eres un personaje en tu libro. En este contexto, es una gran idea explorar tus pensamientos, emociones y motivaciones en profundidad. Date la oportunidad de conocer quién eres realmente, humanízate sin caer en el romanticismo personal y descúbrete antes de pretender que los lectores lo hagan. Esta es la mejor forma de conectar con tu público.