Juan Ortiz
El Neoclasicismo literario fue un movimiento cultural y artístico que emergió en contraposición al Rococó en Europa, durante el siglo XVIII, en plena Era de la Ilustración —también conocida como el «Siglo de las luces»—. Esta corriente buscó rescatar los valores y estéticas del clasicismo grecorromano, promoviendo una literatura racional, disciplinada y enfocada en el orden y la moral.
Tras el decaimiento de Napoleón Bonaparte, todas las áreas en que imperaba el movimiento —arquitectura, pintura, música y literatura— se inclinaron en favor del Romanticismo. A través de este breve artículo, vamos a explorar en detalle sus características principales, su marco temporal y los autores más relevantes de este período marcado por el estudio y el desarrollo del conocimiento.
Contexto histórico del nacimiento del Neoclasicismo
Podría decirse que el Neoclasicismo surgió gracias a varios descubrimientos. Entre los más importantes se encuentran las villas de Pompeya y Herculano, halladas en 1738. En conjunto, se encontró una serie de objetos pertenecientes a la época clásica auspiciada por el que sería posteriormente Carlos III de España, rey de Nápoles por aquel entonces. Esto marcó la estética del movimiento.
Entre 1757 y 1792 nacieron libros como Le Antichitá di Ercolano, el cual sirvió como inspiración para los artistas, pese a su escasa distribución. Los eruditos de la época tenían el deseo de volver a sus raíces, de descubrir las huellas que habían dejado sus antepasados, por lo que comenzaron a patrocinar expediciones a Grecia y Roma, donde buscaban inspiración en la claridad y sencillez de su arte.
El movimiento surgió como una reacción al exceso ornamental y emocional del Barroco y del Rococó. Inspirado por el redescubrimiento de la cultura clásica, el Neoclasicismo buscó restaurar los ideales de simplicidad, proporción y utilidad que habían predominado en la antigüedad, influenciando la filosofía y las convenciones sociales de la época.
Características principales del Neoclasicismo literario
Una de las áreas más imprescindibles de la caracterización del Neoclasicismo es el culto a la razón. En este movimiento, los artistas abandonaron por completo los dogmas religiosos, optando por una postura mayormente atea enfocada en el estudio del universo, la naturaleza, los temas sociales como el rol de la mujer y, en general, una postura organizada y defensora del tecnicismo científico. Otras cualidades son:
Racionalismo y claridad
La literatura neoclásica prioriza el pensamiento lógico y la claridad en la expresión. Las obras buscan transmitir ideas de manera ordenada, evitando ambigüedades y excesos estilísticos, además de plantearse como un instrumento social que debe ser utilizado por un público más amplio.
Imitación de los clásicos
Los autores tomaron como modelo a los grandes escritores de la antigua Grecia y Roma, como Homero, Virgilio y Horacio. Esto se tradujo en un estilo sobrio y una estructura rigurosa en géneros como la tragedia, la épica y la oratoria.
Función didáctica y moral
La literatura neoclásica tenía como propósito educar y moralizar al público. Las obras promovían valores como la virtud, la justicia y la moderación, alineados con las ideas ilustradas. No se aceptaban el arte por el arte ni los conceptos impuestos. De hecho, solo se admitían los conocimientos que podían ser adquiridos mediante la razón y la experiencia.
Preceptos de unidad
Inspirándose en las reglas aristotélicas, las obras dramáticas respetaban la unidad de acción, tiempo y lugar, garantizando una narrativa coherente y concentrada.
Universalidad de los temas
Los neoclásicos trataban temas universales y atemporales, como la condición humana, las virtudes y los vicios, dejando de lado lo subjetivo y personal, una vez más, alejándose de la romantización, superstición y conceptos abstractos no comprobables a través del estudio concreto.
Estilo sobrio y equilibrado
El lenguaje utilizado era elegante pero sencillo, sin excesos de ornamentos o exageraciones propias del Barroco. Asimismo, el escritor era visto como un profesional capaz de ganarse el sustento mediante su oficio, y no tanto como un artista dotado de imaginación y musa.
Géneros literarios del Neoclasicismo
Durante este período, ciertos géneros literarios alcanzaron un desarrollo particular, reflejando los ideales del movimiento. Entre ellos, los siguientes:
La comedia
Se revitalizó el género cómico siguiendo las tres reglas del teatro clásico: acción, lugar y tiempo. Los temas estaban asociados a la vida cotidiana de la clase media, y se enfocaban en buscar la verosimilitud basada en la realidad y el fin didáctico.
La fábula
Este género fue ampliamente utilizado para transmitir enseñanzas morales a través de relatos breves protagonizados por animales o personajes simbólicos.
El ensayo
Se convirtió en una herramienta fundamental para divulgar ideas ilustradas, abordando temas como la educación, la política y la filosofía.
La poesía
El Neoclasicismo utilizó los elementos de la construcción poética lírica — brevedad, ritmo y fácil memorización— para unir lo bello con lo útil en pos de textos más reflexivos y claros.
Autores más destacados del Neoclasicismo literario
El Neoclasicismo literario contó con figuras prominentes en diferentes países europeos. A continuación, examinaremos algunos de los autores más representativos:
En Francia
Voltaire (1694-1778)
Figura central de la Ilustración, Voltaire destacó por su amplia producción literaria, que incluye ensayos, teatro, poesía y relatos como Cándido o El optimismo. Sus obras combinaban el rigor neoclásico con una crítica mordaz a la sociedad de su tiempo.
Montesquieu (1689- 1755)
Fue un jurista, filósofo, novelista, sociólogo, historiador y político. Entre sus obras más notables se encuentra El espíritu de las leyes, una teoría enmarcada en el derecho comparado, en la que el autor recreó el modelo político inglés —a su vez tomado de los germanos—: separación de poderes y monarquía constitucional.
Rousseau (1712- 1778)
Entre las muchas disciplinas que ejerció se hallan la música, la política, la botánica y la escritura de novelas y ensayos. Además de otras aportaciones invaluables, es conocido por El contrato social, un tratado filosófico acerca de la libertad e igualdad de los hombres bajo un Estado democrático.
En Inglaterra
Alexander Pope (1688-1744)
Se trató de un destacado poeta y escritor, creador de obras como El rizo robado, un poema narrativo donde el autor satirizó una disputa común con el mundo de los dioses, así como las tradiciones de la era clásica.
Samuel Richardson (1689- 1761)
Aunque se dedicó a la edición e impresión de textos durante la mayor parte de su vida, a los cincuenta años escribió su primera novela, convirtiéndose en uno de los autores más populares de su tiempo. Entre sus obras más memorables se hallan Pamela o la virtud recompensada y Clarisa, la historia de una joven dama.
En España
Leandro Fernández de Moratín (1760-1828)
Fue el principal dramaturgo neoclásico español, recordado por comedias como El sí de las niñas, la cual destaca por su crítica social y respeto por las normas clásicas del teatro.
Tomás de Iriarte (1750-1791)
Reconocido por sus Fábulas literarias, Iriarte utilizó este género para instruir y divertir, manteniendo un estilo claro y equilibrado.
Félix María Samaniego (1745-1801)
Autor de las Fábulas morales, sus relatos breves se convirtieron en una herramienta didáctica y moralista para la sociedad de su tiempo.
En Italia
Carlo Goldoni (1707-1793)
Renovador del teatro italiano, Goldoni escribió comedias como El sirviente de dos amos, que mezclan humor con un agudo retrato de la sociedad.
Vittorio Alfieri (1749-1803)
Dramaturgo y poeta, Alfieri es conocido por sus tragedias, que exaltan ideales de libertad y patriotismo.
El declive del Neoclasicismo
A finales del siglo XVIII, el Neoclasicismo comenzó a perder fuerza debido al surgimiento del Romanticismo, un movimiento que priorizaba la expresión emocional y la libertad creativa sobre las reglas y la razón. Sin embargo, el legado del hijo de la ilustración perdura en la influencia que tuvo sobre el desarrollo de la literatura moderna y en la recuperación de los ideales clásicos.