Mariola Díaz-Cano Arévalo
Antonio Gómez Rufo es licenciado en Derecho y Criminología por la Universidad Complutense de Madrid y tiene una larga trayectoria cultural en la que ha desempeñado diversos cargos en el ámbito cultural. Ha sido también guionista de cine y televisión, pero desde mediados de los 90 se dedica de pleno a la literatura. Muy prolífico, ha escrito relatos cortos, ensayos, novelas, obras de teatro y biografías. Entre sus reconocimientos está el premio Fernando Lara de Novela.
Su última obra se titula Azul París y en esta entrevista nos habla de ella y de otros temas. Le agradezco mucho su tiempo y amabilidad dedicados.
Antonio Gómez Rufo — Entrevista
- ACTUALIDAD LITERATURA: Tu última novela se titula Azul París. ¿De dónde te vino la inspiración?
ANTONIO GÓMEZ RUFO: Es un homenaje personal al teatro, que ha estado a mi lado durante toda la vida y nunca le había dedicado una sonrisa cómplice. Y también tenía la sensación de que podría ser la última novela que escribiese, de modo que me venía muy bien para reflexionar sobre mí mismo y el trayecto por el que ha transcurrido mi creación personal y literaria. No es el fruto, por tanto, de una inspiración sino una novela testamentaria, deliberadamente lúcida y llena de intención. Algún día se valorará en el contexto de toda mi obra narrativa y de mi propia vida.
- AL: ¿Puedes recordar alguna de tus primeras lecturas? ¿Y lo primero que escribiste?
AGR: Recuerdo libros aislados, poemarios, novelas, tebeos… Desde Hazañas bélicas y Las mil mejores poesías de la lengua castellana hasta Edad prohibida o Los cipreses creen en Dios. Son recuerdos de mis diez o doce años. Luego vinieron Don Quijote, Lazarillo, La Celestina… Y novelas elegidas por mí: La ciudad y los perros, de Vargas Llosa, por ejemplo.
Lo primero que escribí fueron poesías infantiles y una novela corta a los catorce o quince años.
- AL: ¿Un autor de cabecera? Puedes escoger más de uno y de todas las épocas.
AGR:He sido lector de muchos autores, pero no he sido devoto de ninguno en especial. Solo creo haber leído las obras completas de García Márquez, Swift, Dostoievski, Italo Calvino, Luis Landero y Juan Rulfo, aunque en este caso sean apenas dos novelas. Y supongo que obras completas de otros muchos que no recuerdo. Pero no tengo autor de cabecera. Solo recuerdo haber esperado con impaciencia la aparición de una nueva entrega de Astérix.
Personajes y costumbres
- AL: ¿Qué personaje te hubiera gustado conocer y crear?
AGR:Me habría encantado crear el personaje borroso de Desmontando a Harry, mi película favorita de Woody Allen. Y por crear, supongo que muchos, aunque los que he necesitado crear son los personajes principales y secundarios de mis novelas y cuentos. A uno le gusta conocer lo que ignora y crear lo que, realizado por otros, despierta admiración y sana envidia. A lo largo de la vida se admira mucho; y se detesta también.
- AL: ¿Alguna manía o costumbre especial a la hora de escribir o leer?
AGR: No. En todo caso la disciplina. El escritor profesional debe tomarse la creación como un acto diario, constante, metódico y sin desmayos. Seis u ocho horas diarias, cinco o seis días a la semana, los meses que hagan falta. Mi manía es tener concebida y documentada la obra antes de empezar a escribirla y mi costumbre de no abandonarla ni un solo día hasta que no esté acabada en su primera versión. Luego vendrán seis o siete repasos, pero eso es ya oficio, mera técnica.
- AL: ¿Y tu sitio y momento preferido para hacerlo?
AGR: Leo por la tarde y escribo por la noche. Hasta la madrugada. En un rincón solitario y silencioso. Como la mayoría de los escritores. Muchos de nosotros, aunque no lo sepamos, escribimos dentro de nuestro ataúd, un espacio elegido después de probar otros muchos en el que nos encerramos para revolver tripas y estrujar emociones. Las obras de creación surgen siempre de las profundidades más enmarañadas del alma. El secreto es desenredarlo todo para completar una historia de trescientas páginas.
Panorama actual
- AL: ¿Qué otros géneros te gustan?
AGR: Todos, y todos los he probado. El más difícil es la poesía y el más desagradecido, el guion cinematográfico. Prefiero la novela y la obra de teatro. Me desenvuelvo mejor.
- AL: ¿Qué estás leyendo ahora? ¿Y escribiendo?
AGR: Ahora mismo leo Auster y Landero, sus dos últimas novelas. Y escribo algo que no sé si será relato, documental o teatro, depende de cómo quede al terminarlo. Es histórico.
- AL: ¿Cómo crees que está el panorama editorial?
AGR: Como siempre, o sea, mal. Casi nadie puede vivir de la literatura, me refiero a los autores. En cambio, parece que se lee más que nunca y que las grandes editoriales acumulan beneficios. Hay una explicación para todo ello, pero es larga y tediosa. De hecho, la conocemos casi todos y nadie va a ponerle remedio porque los lectores deciden lo que quieren leer o comprar, que no es lo mismo.
- ¿Qué tal llevas el momento actual que vivimos?
AGR: Depende de a qué nos refiramos. En general, sin contar las cuestiones geopolíticas, los nuevos usos y recetas sociales, las irrupciones en el universo libresco y los vaivenes del clima, bien. No puedo quejarme. De hecho, no puedo, sería políticamente incorrecto.