Cuando, en 1986, dio sus primeros pasos el Centro de Arte Reina Sofía bajo esa denominación, Marisa González formó parte del grupo extenso de artistas españoles que comisariaron una de sus exposiciones inaugurales: “Procesos: cultura y nuevas tecnologías”.
Pionera en el empleo de herramientas y soportes tecnológicos para fines creativos desde una etapa muy temprana de su trayectoria, es ahora cuando esta autora bilbaína, que en 2023 recibió el Premio Velázquez, regresa a este centro para presentar por fin una muestra antológica que da cuenta de sus constantes exploraciones con las fotocopiadoras, el vídeo, la fotografía y el ordenador desde hace cinco décadas y que ha sido comisariada por Violeta Janeiro.
La retrospectiva lleva por título “Un modo de hacer generativo” porque su montaje incide en que González se valió muy pronto de ese tipo de dispositivos (termofaxes, fotocopiadoras a color y otras máquinas que en su momento fueron tecnología puntera, pero también las muy caseras planchas) no para generar meras copias o réplicas de imágenes preexistentes, sino para alumbrar otras nuevas, siempre bajo un método propio abierto al azar, al ensayo – error, al hallazgo incluso entre la ruina y a la inmediatez.
Son aproximadamente una veintena de series y proyectos los que han llegado al Reina Sofía, dándose una circunstancia que nos habla de las dificultades de autoras como Marisa para abrirse paso en el coleccionismo institucional y privado: la mayor parte de las piezas aquí presentes proceden de su estudio -ha confesado González no tirar nada- y, en algún caso puntual, de fondos familiares y del propio MNCARS. La programación de esta muestra responde de hecho, en palabras hoy de Manuel Segade, al deseo del museo de exponer cuanto antes las creaciones de una autora que siempre ha formado parte activa del ecosistema artístico, pero hasta fechas recientes desde un segundo plano. Incluso desde la colaboración continua: comprometida en su momento contra la dictadura, y algo más adelante con las causas del feminismo y con los trabajadores con menos derechos, desde los setenta forma parte de un nutrido número de asociaciones, como la profesional de artistas de Madrid o Mujeres en las Artes Visuales.
Marisa González. Autorretrato, 1971-1973
El recorrido de esta exhibición, que viajará más tarde a Azkuna Zentroa, arranca examinando su atención temprana por materiales y caminos alejados de los que pudo conocer cuando estudiaba Bellas Artes y por los subproductos derivados del uso de distintas tecnologías, de los papeles termosensibles y pruebas de impresión a los coloridos residuos del filtro de una secadora. Autorretratos y siluetas se situaban ya entre sus motivos más frecuentes, las últimas como huella simbólica que todos poseemos, también los relegados siempre al anonimato y los desheredados.
Resultaría vital en la trayectoria de Marisa González su paso por Estados Unidos: en el Art Institute de Chicago cursó el máster justamente llamado Sistemas Generativos: Arte, Ciencia y Tecnología, donde conoció a la profesora Sonia Sheridan, que colaboró con ella en adelante. Desde entonces estudiaría el procesamiento de las imágenes en múltiples ocasiones para lograr distintos efectos visuales, texturas y tonos, esto es, posibilidades potencialmente infinitas de variaciones, superposiciones y fragmentos.
Marisa González. El espejo de los clónicos, 1986. Colección de la artista
Su primera fotocopiadora en color, entonces joya preciada, fue una 3M Color-in-color y su empleo permitió a la artista analizar las muchas opciones de la distorsión y la anomalía, con inevitables ecos más allá de lo estrictamente creativo en contextos de uniformidad. Sus propios archivos tienden a esa distorsión, más que a la clasificación estricta: se nutren de materiales recuperados y reciclados, objetos en apariencia inútiles a los que ella dota de sentidos alternativos, desde guatas a miembros de muñecas.
Después de formarse en Chicago, regresó González brevemente a España para, a continuación, retornar a Estados Unidos: en la Corcoran School de Washington, y junto a Mary Beth Edelson, se adentró en los terrenos del feminismo también en lo artístico. De entonces datan su serie Maternidad, que llevó a cabo estando embarazada y que alude a las implicaciones religiosas, jurídicas y sanitarias de esa condición; La descarga, que recoge los gestos de sus compañeras artistas al conocer las torturas infligidas a mujeres presas en la dictadura de Pinochet; o Lizz Williams y sus máscaras, en torno a la identidad racial o ausencia de ella de una compañera de estudios mulata.
Marisa González. La descarga. Serie Violencia Mujer. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Más adelante, otra fotocopiadora llegó para cambiar muchas cosas: la Color Bubble Jet 145, que le permitió usar un formato de papel mayor, parecido al DIN A4. Revisó, con ella, materiales anteriores, como los de las series Vértigo de identidad, sobre las etapas vitales de la mujer, o La violación, una denuncia de la cosificación femenina a partir de una muñeca casualmente hallada. Su propio archivo era para ella fuente de reinterpretación.
Cuando a fines de los setenta o en los ochenta la pintura tomó nuevos bríos, Marisa González se zambulló en ella enlazándola con sus intereses musicales (había hecho la carrera de piano en el conservatorio bilbaíno). A los soportes habituales de ese medio incorporó fotocopias de partituras procesadas en series como Grafías musicales, con la colaboración de Llorenç Barber y Javier Darias; en estos trabajos, el ritmo y la cadencia surgen del movimiento del papel y las gradaciones lumínicas.
Marisa González. Vértigos de identidad. Serie Miradas en el tiempo, 1992-1993
Si los pentagramas fueron el punto de partida de aquellos proyectos, aquella pelusa de la secadora, de la que quedó prendada por sus tonos y su ligereza, sería el origen de las series Presencias, en las que la luz también tenía mucho que decir. Pudieron verse en su momento en Evelyn Botella.
El corazón de la exposición lo constituyen un conjunto de trabajos, alnos aún en proceso, en los que exploraba los lazos entre lo único y lo múltiple y entre lo que vive y lo inerte. Una de sus herramientas fundamentales en ese propósito fue el sistema informático Lumena e incluso con los residuos de su obsolescencia ha podido trabajar. En Transgénicos, además de referirse a las derivadas éticas y sanitarias de esos productos, contrapuso artificialidad y deseo, y en los retratos Lumena ejerció la compleja distorsión sobre sus modelos, compañeros ligados a la esfera artística como Soledad Lorenzo, Lola Dopico, Pedro Garhel o Menene Gras, entre muchos.
Marisa González. Desviaciones II: bocas locas, 1998-2000. Serie Transgénicos
Al Reina Sofía han llegado también la instalación Estación Fax, elaborada junto a sus alumnos de los Talleres de Arte Actual -a sus contenidos cualquiera podía contribuir-; sus imágenes dedicadas a la vida comunitaria de las muy cualificadas empleadas del hogar filipinas en Hong Kong; y sus proyectos centrados en dos pasadas infraestructuras vascas ya sin vida útil: la nuclear de Lemóniz (inauguró la senda no pequeña de artistas que han trabajado en torno a sus instalaciones vacías) y la panificadora de Bilbao, que superó el millar de empleados hasta clausurarse a fines de los noventa. En la instalación que le dedica, lámparas originales de ese lugar iluminan comunicaciones de quienes dirigían la empresa, achacando bajadas de productividad a la demanda de… vacaciones anuales.
Marisa González. Sin título. Serie Ellas, filipinas, 2010-2013
Marisa González. Luminarias. Proyecto La fábrica, 2000
“Marisa González. Un modo de hacer generativo”
MUSEO NACIONAL CENTRO DE ARTE REINA SOFÍA. MNCARS
C/ Santa Isabel, 52
Madrid
Del 21 de mayo al 22 de septiembre de 2025
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¿QUÉ ES ARCHITECTURE & MEDIA?
Una conferencia europea que viene celebrándose desde hace cuatro años y que se plantea como lugar de debate e intercambio de experiencias en torno a la divulgación de la arquitectura a través de los medios de comunicación.
¿A QUIÉN SE DIRIGE?
A periodistas, instituciones y organizaciones culturales, profesionales de la comunicación, arquitectos y aficionados a la arquitectura.
¿QUÉ OBJETIVOS TIENE?
Difundir los valores fundamentales y los desarrollos más vanguardistas de la arquitectura a través de los medios de comunicación, ya sean de prensa generalista o especializada, impresos o digitales, así como investigar nuevos enfoques sobre esa divulgación. Su fin último es permitir que un público cada vez mayor comprenda y aprecie esta disciplina.
¿QUIÉN LA ORGANIZA?
Labóh y la Fundació Mies van der Rohe con el apoyo de Europa Creativa, como parte del programa de difusión del Premio de Arquitectura Contemporánea de la Unión Europea – Premios Mies van der Rohe.
¿EN QUÉ CONSISTIRÁ SU PRÓXIMA EDICIÓN?
Pretende analizar los territorios de comunicación, más allá de los medios tradicionales, que contribuyen a generar contenido sobre y en torno a la arquitectura, y cómo éstos influyen en la percepción pública. Se hará hincapié en el modo en que eventos, festivales y premios configuran la difusión de noticias relacionadas con este ámbito.
Del programa forman parte una conversación inaugural sobre cómo la arquitectura se integra en la agenda editorial de los medios generalistas; un taller participativo que indaga en la materialidad de las redes digitales invisibles en el espacio público; y tres mesas redondas: una que recogerá las conclusiones y reflexiones del taller, otra relativa al poder de los festivales y las instalaciones para fomentar el diálogo cívico y la tercera sobre la función comunicativa de los premios de arquitectura como legitimadores culturales.
La cita concluirá con una conversación sobre el papel de Barcelona como sede del Congreso Mundial de Arquitectos de la UIA y Capital Mundial de la Arquitectura UNESCO-UIA, que se celebrará en 2026. Será moderada por Ivan Blasi, director de EUmies Awards, y Miriam Giordano, directora de Labóh y comisaria del evento.
¿EN QUÉ FECHAS Y DÓNDE TENDRÁ LUGAR?
Los días 26 y 27 de julio de 2025, en el Pabellón Mies van der Rohe.
¿QUÉ PUEDO HACER PARA ACUDIR A ESTAS ACTIVIDADES?
Podemos reservar nuestra plaza a las sesiones que deseemos en https://architectureandthemedia.com/
NOMBRE: Fernanda
APELLIDOS: Del Barrio Orendain
LUGAR DE NACIMIENTO: México
FECHA DE NACIMIENTO: 1995
PROFESIÓN: Artista
A nuestra fichada esta semana, Fernanda del Barrio, la hemos conocido de la mano del certamen BAFFEST, en el que el año pasado fue premiada (por un jurado formado por Ane Abalde, Carmen Dalmau y Laura C. Vela) gracias a su proyecto Ensayos para llenar el vacío, un compendio de imágenes, precisamente en torno al vacío, en cuya elaboración se aproximó tanto a la arquitectura como a la performance; fotografías aparentemente sencillas, pero complejas en su trasfondo, en el que se apunta a ese concepto de vacío, no tanto como un estado de carencia, sino como uno en el que se dan posibilidades abiertas.
Fernanda es licenciada en Comunicación especializada en cine y diplomada en Estudios de Arte por la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, cursó un máster en Fotografía Contemporánea en EFTI (Madrid) y se incorpora a nuestros fichados porque queremos saber más de la presencia de la metáfora y del gesto en su trabajo y del sentido que da a las acciones, solo sutilmente menores, del cuerpo en sus composiciones; dicho cuerpo es precisamente una de las bases de su obra, siempre en relación con el entorno, atendiendo a sus modos de percibirlo y habitarlo.
Hemos podido ver su producción, desde 2023, en el Estudio Tampiquito de Ciudad de México; la Sala Fujifilm, La Fábrica, The Stendhal Room y Un Lugar by Manrique (Madrid); o en citas como Fiebre Photobook Fest, la citada BAFFEST y la Feria Hualle. Asimismo, ha pasado por Hybrid Art Fair (Madrid) y SCAN Full Contact (Tarragona).
Registro realizado por la artista de la exposición “Cartografía Corporal del Vacío” en The Stendhal Room. Madrid, 2025
Aunque Fernanda nos cuenta que hace aproximadamente un lustro que comenzó a perfilar su trayectoria como artista, entiende su práctica más como un modo de vida y de aproximarse al mundo, en el sentido más amplio, que como una actividad estrictamente definida: Comencé a definirme como artista visual hace unos cinco años; vengo de una formación en cine e historia del arte, y con el tiempo fui aunando disciplinas como la fotografía y el arte de acción para encontrar un lenguaje desde el cual abordar mi trabajo. Para mí el hacer artístico es en sí un estado vital y fundamental para la construcción de un sentido, para de cierta forma “ordenar un caos”. Me interesa el arte como medio para establecer conexiones sensibles y poéticas entre conceptos, y de esta manera darle forma a nuestro sentir. Creo que es un posicionamiento ante el habitar y ser en el mundo para entender contextos y realidades y, a la vez, abrir espacio a nuevos cuestionamientos.
No es el vacío el eje vertebrador de su producción, pero los asuntos que aborda en su trabajo sí tienen en común su dimensión filosófica y su tratamiento desde una perspectiva particular y a menudo lírica. No podremos etiquetarlas desde un único género: Mi práctica artística está atravesada por un acercamiento conceptual a temas existenciales, los cuales desarrollo desde una perspectiva íntima y experiencial para posteriormente ampliar en una noción más general.
Personalmente percibo mi hacer artístico como una poesía visual. Me interesa construir un lenguaje sutil a partir de gestos que activan símbolos y conceptos. Poner en contacto al cuerpo con el entorno, para así hablar de la manera en la que el espacio configura la realidad del cuerpo, y a su vez, la forma en que el cuerpo se relaciona con éste para entenderlo y habitarlo.
La mayoría de mis piezas se plantean desde un imposible, me interesa trabajar el ensayo, el boceto, el registro. Postulo cada obra como un acercamiento no definitivo e inconcreto, hablando siempre de tensiones y dicotomías, de cuerpos y conceptos que se ponen en fricción.
La fotografía y el arte de acción son hasta ahora, nos cuenta, sus medios fundamentales de expresión, pero paulatinamente ha extendido su atención hacia otras disciplinas. En unas y otras técnicas, aborda siempre sus creaciones desde un enfoque conceptual: Trabajo principalmente con la fotografía y las acciones de arte, aunque en el último tiempo he estado ampliando mi práctica a lo audiovisual y objetual. A su vez, tengo un interés grande en el formato libro (planteado como pieza) y en las publicaciones autoeditadas que resultan de ejercicios artísticos e investigativos.
Las acciones me sirven para plantear reflexiones y ejercicios en torno a temas como el vacío, la distancia, el desplazamiento, y desde ahí hago proposiciones poéticas que logran ser registradas mediante la fotografía. Es ésta la que me permite capturar un gesto en un estado de gerundio perpetuo, que se infiere como algo continuo y en movimiento. Vinculado a lo que comentaba de mi interés por el ensayo, es una manera de abrir paso al entendimiento, no de una acción congelada, sino de un instante contenido. Al final creo que lo que atraviesa mi práctica y mi hacer artístico es una noción conceptual, que encuentra una forma de enunciarse desde muchas aristas. Por lo que las técnicas y los formatos son únicamente herramientas para encontrar vías con las que conformar un lenguaje que me permita hacer una propuesta de sentido.
Personalmente percibo mi hacer artístico como una poesía visual. Me interesa construir un lenguaje sutil a partir de gestos que activan símbolos y conceptos.
Fernanda del Barrio. La distancia de mi raíz al norte. Pieza del proyecto “Encontrar centro en la distancia”. Madrid/México, 2023-2025
Los referentes de Fernanda del Barrio son diversos, pero más que de nombres prefiere hablarnos de resonancias y extenderlas a múltiples fuentes: Podría enlistar varias, pero más que influencias creo que lo que tengo son resonancias con otros haceres. Estamos constantemente permeados por todo lo que nos rodea y nos atraviesa, llámese lecturas, obras artísticas, recorridos, conversaciones; todo se mantiene como un eco que, si encontramos el medio adecuado, funciona como referente o acompañante, ya que el arte es un constante cuestionamiento del y hacia el mundo. Una reflexión en torno a lo que somos y hacemos.
Personalmente me interesan las formas que proponen una construcción de lenguaje con el que desenredar lo que a veces parece inmenso e inefable.
Fernanda del Barrio. Hacer que el vacío persista. Pieza del proyecto “Ensayos para llenar un vacío”. Madrid, 2022-2023
En cuanto a los proyectos fundamentales que hasta ahora ha desarrollado, Fernanda elige hablarnos de cinco, comenzando por dos series en torno al mencionado concepto de vacío y terminando por otros vinculados a la posibilidad de los objetos de desprenderse de su objetivo primero y a la de las personas de alejarse de sus raíces geográficas. Reflexiona también sobre nuestra búsqueda de asideros: Ensayos para llenar un vacío (2022-2023) nace de una búsqueda existencial con la que me propongo reformular el concepto de vacío, no como un eterno estado de falta, sino como un eterno estado de posibilidad. Es a partir de esta lectura que el vacío permite apreciar en cualquier espacio su potencial para ser dotado de nuevos sentidos. El proyecto está conformado por secuencias metafóricas de gestos, que funcionan como proposición conceptual y sensible de diversas formas de vacío y que me permiten indagar en los breves instantes, siempre efímeros, en los que el vacío se puede identificar o llenar. Si se entiende el vacío como un destino inapelable, entonces los ensayos en torno a su construcción o llenado están destinados, también, a funcionar como bocetos, resultando en algo efímero e incompleto.
Fernanda del Barrio. Algunas formas de vacío. Pieza del proyecto “Ensayos para llenar un vacío”. Madrid, 2022-2023
Fernanda del Barrio. La construcción de algo genera nuevos vacíos. Pieza del proyecto “Ensayos para llenar un vacío”. Madrid, 2022-2023
Cartografía corporal del vacío (2023) es un proyecto con el que me propuse abordar el vacío desde una perspectiva experiencial a través de un ejercicio diario de identificación del vacío a nivel corporal, con el que analicé en qué zona de mi cuerpo lo percibía, para de esta manera esbozar un camino para su entendimiento.
La cartografía consta de treinta fotografías base con las cuales se dividió al cuerpo en áreas que permitieran localizar vacíos en zonas específicas. Posteriormente, se sellaron dichas fotografías con la fecha de inscripción del dato. El estudio se llevó a cabo a lo largo de 106 días. Pero, a pesar de que éste concluye, se infiere que se trata de un desenvolvimiento interminable. La obra fue planteada como un libro de artista, para que su secuencia permitiera un acompañamiento íntimo en el proceso de observación corporal. Una colección de vacíos que dan volumen y peso al estudio conceptual de un cuerpo vacío. A su vez, las piezas a muro se plantean como ventanas que muestran el paso del tiempo en un cuerpo vacío. Me interesaba darle a nivel objetual una noción cartográfica, que a su vez funcionara como un calendario perpetuo, sostenido en el tiempo y en el espacio.
Registro realizado por la artista de la exposición “Cartografía Corporal del Vacío” en The Stendhal Room. Madrid, 2025
Sembrar símbolos (2023) plantea dos negaciones de significado para la liberación de dos elementos de su finalidad utilitaria: liberar a la semilla de tener que convertirse en fruto y liberar al recipiente de tener que sostener un contenido. Esto se formula a partir del entendimiento de éstos como símbolos que ponen en tensión nociones de rendimiento y productividad. La semilla y el cuenco convergen y se transforman dentro de la acción, liberándose de su razón de ser y existir en un contexto matérico-útil, exentos de la responsabilidad de desempeñar roles funcionales y prácticos.
Fernanda del Barrio. Registro de la acción Sembrar símbolos. Madrid, 2023
Encontrar centro en la distancia (desde 2023) se plantea desde el deseo de querer ser tierra y ser raíz. En él reflexiono en torno a mi búsqueda como migrante, y utilizo mi cuerpo como eje para intentar encontrar el balance de una distancia que se sostiene a la vez que se recorre, planteando la incoherencia de que el equilibrio solo se alcanza al concebir el movimiento como estabilidad. Y que es en la distancia donde yace el potencial de la libertad de movimiento y de un asentamiento latente pero efímero.
El proyecto está conformado por diversos ejercicios para comprender, habitar y transitar la distancia. A nivel formal, se construyen con gestos que tensionan dos puntos diametralmente separados: un hogar que se deja y otro que no termina de encontrarse, planteando también que la liberación de un suelo específico proyecta una infinidad de oportunidades para devenir durante el desplazamiento.
Es en la distancia donde yace el potencial de la libertad de movimiento y de un asentamiento latente pero efímero.
Fernanda del Barrio. Ser isla. Pieza del proyecto “Encontrar centro en la distancia”. Madrid/México, 2023-2025
Fernanda del Barrio. Un rincón en la distancia. Pieza del proyecto “Encontrar centro en la distancia”. Madrid/México, 2023-2025
Encontrar centro en la distancia para formar un nuevo horizonte (2024) es en sí un acercamiento poético a esa búsqueda de un nuevo horizonte; en ella, el cuerpo se coloca en diversos espacios del territorio que habita y realiza la repetición del gesto de equilibrio de un mismo objeto, entendido como distancia, que adopta el rol de símbolo de la separación con el lugar de origen y se convierte, a su vez, en un horizonte que el cuerpo conforma para entrar a un nuevo porvenir.
La publicación tiene una medida proporcional a la distancia equilibrada durante la acción. Y ésta tiene dos formas de lectura: como libro, llevando a cabo un tránsito visual, donde se acompaña al cuerpo en cada momento de la acción, entendiendo el gesto como un estado vital y continuo; y como pieza donde, al desplegarse, la acción se lee en conjunto y es cuando se entiende que este ejercicio aparentemente aislado forma parte de un todo.
Se extiende de esta manera su distancia espacial y temporal, y se plantea la construcción de un horizonte conformado por el cuerpo y su gesto.
Fernanda del Barrio. Registro de la acción Encontrar centro en la distancia para formar un nuevo horizonte (archivo personal). Madrid, 2024
Registro realizado por la artista de la pieza Encontrar centro en la distancia para formar un nuevo horizonte, expuesta en Espacio Amazonas, Madrid
Registro realizado por la artista del libro Encontrar centro en la distancia para formar un nuevo horizonte
Por último, Aferrarse pero no enraizar (2024) aborda la eterna intención y fracaso por aferrarse a algo que no permite la permanencia. Es una metáfora de la búsqueda de asentamiento de un cuerpo migrante en un entorno que lo rechaza, donde establecerse es más un ejercicio de resistencia que de asentamiento. El proyecto se compone de acciones registradas en vídeo donde el cuerpo se sujeta al entorno hasta cansarse, reflejando la tensión entre el anhelo por echar raíces y la imposibilidad de encontrar una tierra para ellas. Cada secuencia inicia y termina con un espacio vacío, permitiendo su reproducción en bucle. Mostrando el gesto, más que como un evento aislado, como un estado cíclico y vital.
Como veis, gesto y acción alcanzan en sus fotografías ecos que requieren de una contemplación lenta y que pueden enlazarse con infinitos hábitos cotidianos.
Fernanda del Barrio. Stills de la pieza Aferrarse pero no enraizar. Madrid, 2024
Muy pronto se sumará Fernanda a PHotoESPAÑA: Actualmente sigo ampliando proyectos en proceso, y abriendo nuevas líneas de investigación en torno a materialidades y temas como la distancia y la construcción del territorio.
En cuanto a exposiciones, el 22 de mayo se inaugura “El Dorado” en Monte Esquinza 36, Madrid. Será una exposición colectiva comisariada por Karen García y Juliette Deschamps, que formará parte del Festival OFF de PhotoEspaña, y en la que participo junto a Marine Lanier y Chen Qiulin.
Además, en octubre se expondrá mi proyecto “Ensayos para llenar un vacío” en Barakaldo, en el marco del festival BAFFEST, en el cual fui galardonada el año pasado.
Podemos seguir sus pasos aquí: https://fernandadelbarrio.com/
Fernanda del Barrio. Stills de la pieza Aferrarse pero no enraizar. Madrid, 2024
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