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*Por Noelia DĆaz Esquivel.
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El feminicidio sigue siendo una de las manifestaciones mĆ”s brutales de la violencia de gĆ©nero en Paraguay. Los datos del Ministerio PĆŗblico revelan que en lo que va del aƱo, 21 mujeres fueron vĆctimas de feminicidio, de las cuales 17 eran madres, mientras que 36 sufrieron intentos de asesinato. La cifra nuevamente aumentĆ³ este fin de semana, con el feminicidio de una joven madre de 26 aƱos, quien recibiĆ³ un impacto de bala en el rostro, presuntamente por parte de su pareja, en Ćacunday, Alto ParanĆ”.
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Sin embargo, se sigue negando la existencia del machismo desde los sectores de poder, a pesar de queĀ los nĆŗmeros muestran la brutalidad de la violencia de gĆ©nero.Ā
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Estrategias insuficientes, medidas tardĆas y la falta de polĆticas efectivas ponen en riesgo a mĆ”s mujeres en un paĆs que calla ante el feminicidio.
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AunĀ conĀ estos escalofriantes datos, en Paraguay persisten discursos que niegan la existencia del machismo e intentan prohibirĀ el debate sobre igualdad de gĆ©nero en los espacios pĆŗblicos. Estas posturas retrĆ³gradas, que muchas vecesĀ parten de algunos tomadores de decisiones, invisibilizan una problemĆ”tica que afecta gravemente a las mujeres. Mientras tanto, las vĆctimas aumentan y las estrategias para prevenir la violencia siguen siendo ineficaces.
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La mayorĆa de los crĆmenes ocurrieron en el hogar, con 19 feminicidios en viviendas, mientras que sĆ³lo 3 se dieron en la vĆa pĆŗblica. Este patrĆ³n refuerza el hecho de que el hogar, en muchas ocasiones, sigue siendo un lugar peligroso para las mujeres. Los agresores fueron en su mayorĆa parejas (14 casos) y exparejas (4 casos), lo que refleja una problemĆ”tica estructural sobre cĆ³mo se ejercen las relaciones de poder dentro de la pareja.
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La edades de las vĆctimas varĆan entre los 14 y 75 aƱos, y los agresores tienen un rango de entre 18 y 73 aƱos. En cuanto a las armas utilizadas, los datos son alarmantes: 5 vĆctimas fueron asesinadas con armas de fuego, 8 con armas blancas y 5 por traumatismos causados por golpes. AdemĆ”s, 5 feminicidios se llevaron a cabo con un alto nivel de ensaƱamiento, como el caso de una vĆctima que recibiĆ³ mĆ”s de 40 puƱaladas.
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El Departamento Central encabeza la lista de casos con 9 feminicidios, seguido por Amambay con 2, mientras que departamentos como Alto Paraguay, CaaguazĆŗ, y GuairĆ” registraron 1 caso cada uno. Estos datos muestran que la violencia contra la mujer es un problema extendido en todo el paĆs.
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El sistema de justicia, por su parte, sigue mostrando falencias. De los 22 agresores identificados, 16 fueron imputados, mientras que 4 se suicidaron despuĆ©s de cometer el crimen y 1 se encuentra prĆ³fugo. Estos nĆŗmeros reflejan una falta de protecciĆ³n efectiva para las vĆctimas, a pesar de que algunas contaban con medidas de restricciĆ³n otorgadas por el juzgado. En un caso, el agresor tenĆa arresto domiciliario, lo que evidencia que estas medidas de protecciĆ³n no han sido suficientes para frenar la violencia.
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El intento de encubrir estos crĆmenes como muertes naturales o accidentes ha sido otro patrĆ³n identificado por el Ministerio PĆŗblico. En cuatro casos, los agresores intentaron simular las circunstancias de los hechos para evadir la justicia. Sin embargo, las autopsias confirmaron que se trataba de feminicidios.
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Las estrategias actuales para combatir la violencia de gĆ©nero en Paraguay parecen quedar cortas ante la gravedad de los hechos. Si bien existen planes y polĆticas, los recursos destinados a la prevenciĆ³n, protecciĆ³n y atenciĆ³n a las vĆctimas son insuficientes.Ā
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Es necesaria una mayor sensibilizaciĆ³n y educaciĆ³n fundada en la igualdad de gĆ©nero; algo que los sectores mĆ”s conservadores se niegan a aceptar.
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En un paĆs donde las autoridades aĆŗn desestiman el machismo, el costo de esta negaciĆ³n se mide en vidas de mujeres. Es fundamental que Paraguay avance hacia un enfoque integral que no solo sancione a los agresores, sino que tambiĆ©n trabaje en la prevenciĆ³n y protecciĆ³n de las mujeres, antes de que estos casos sigan multiplicĆ”ndose.