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*Por Noelia DĆ­az Esquivel.

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El feminicidio sigue siendo una de las manifestaciones mĆ”s brutales de la violencia de gĆ©nero en Paraguay. Los datos del Ministerio PĆŗblico revelan que en lo que va del aƱo, 21 mujeres fueron vĆ­ctimas de feminicidio, de las cuales 17 eran madres, mientras que 36 sufrieron intentos de asesinato. La cifra nuevamente aumentĆ³ este fin de semana, con el feminicidio de una joven madre de 26 aƱos, quien recibiĆ³ un impacto de bala en el rostro, presuntamente por parte de su pareja, en Ƒacunday, Alto ParanĆ”.

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Sin embargo, se sigue negando la existencia del machismo desde los sectores de poder, a pesar de queĀ  los nĆŗmeros muestran la brutalidad de la violencia de gĆ©nero.Ā 

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Estrategias insuficientes, medidas tardƭas y la falta de polƭticas efectivas ponen en riesgo a mƔs mujeres en un paƭs que calla ante el feminicidio.

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AunĀ  conĀ  estos escalofriantes datos, en Paraguay persisten discursos que niegan la existencia del machismo e intentan prohibirĀ  el debate sobre igualdad de gĆ©nero en los espacios pĆŗblicos. Estas posturas retrĆ³gradas, que muchas vecesĀ  parten de algunos tomadores de decisiones, invisibilizan una problemĆ”tica que afecta gravemente a las mujeres. Mientras tanto, las vĆ­ctimas aumentan y las estrategias para prevenir la violencia siguen siendo ineficaces.

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Fuente: https://elsurti.com/chequeo/2023/08/08/paraguay-no-es-machista-y-los-derechos-de-las-mujeres-estan-mas-que-adquiridos-entre-los-enunciados-falsos-de-lizarella-valiente/

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La mayorĆ­a de los crĆ­menes ocurrieron en el hogar, con 19 feminicidios en viviendas, mientras que sĆ³lo 3 se dieron en la vĆ­a pĆŗblica. Este patrĆ³n refuerza el hecho de que el hogar, en muchas ocasiones, sigue siendo un lugar peligroso para las mujeres. Los agresores fueron en su mayorĆ­a parejas (14 casos) y exparejas (4 casos), lo que refleja una problemĆ”tica estructural sobre cĆ³mo se ejercen las relaciones de poder dentro de la pareja.

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La edades de las vĆ­ctimas varĆ­an entre los 14 y 75 aƱos, y los agresores tienen un rango de entre 18 y 73 aƱos. En cuanto a las armas utilizadas, los datos son alarmantes: 5 vĆ­ctimas fueron asesinadas con armas de fuego, 8 con armas blancas y 5 por traumatismos causados por golpes. AdemĆ”s, 5 feminicidios se llevaron a cabo con un alto nivel de ensaƱamiento, como el caso de una vĆ­ctima que recibiĆ³ mĆ”s de 40 puƱaladas.

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El Departamento Central encabeza la lista de casos con 9 feminicidios, seguido por Amambay con 2, mientras que departamentos como Alto Paraguay, CaaguazĆŗ, y GuairĆ” registraron 1 caso cada uno. Estos datos muestran que la violencia contra la mujer es un problema extendido en todo el paĆ­s.

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El sistema de justicia, por su parte, sigue mostrando falencias. De los 22 agresores identificados, 16 fueron imputados, mientras que 4 se suicidaron despuĆ©s de cometer el crimen y 1 se encuentra prĆ³fugo. Estos nĆŗmeros reflejan una falta de protecciĆ³n efectiva para las vĆ­ctimas, a pesar de que algunas contaban con medidas de restricciĆ³n otorgadas por el juzgado. En un caso, el agresor tenĆ­a arresto domiciliario, lo que evidencia que estas medidas de protecciĆ³n no han sido suficientes para frenar la violencia.

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El intento de encubrir estos crĆ­menes como muertes naturales o accidentes ha sido otro patrĆ³n identificado por el Ministerio PĆŗblico. En cuatro casos, los agresores intentaron simular las circunstancias de los hechos para evadir la justicia. Sin embargo, las autopsias confirmaron que se trataba de feminicidios.

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Las estrategias actuales para combatir la violencia de gĆ©nero en Paraguay parecen quedar cortas ante la gravedad de los hechos. Si bien existen planes y polĆ­ticas, los recursos destinados a la prevenciĆ³n, protecciĆ³n y atenciĆ³n a las vĆ­ctimas son insuficientes.Ā 

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Es necesaria una mayor sensibilizaciĆ³n y educaciĆ³n fundada en la igualdad de gĆ©nero; algo que los sectores mĆ”s conservadores se niegan a aceptar.

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En un paĆ­s donde las autoridades aĆŗn desestiman el machismo, el costo de esta negaciĆ³n se mide en vidas de mujeres. Es fundamental que Paraguay avance hacia un enfoque integral que no solo sancione a los agresores, sino que tambiĆ©n trabaje en la prevenciĆ³n y protecciĆ³n de las mujeres, antes de que estos casos sigan multiplicĆ”ndose.


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