Juan Ortiz
Para nadie es un secreto que contar historias es un arte en sí mismo. Las novelas extensas, como Los miserables, de Víctor Hugo o Los hermanos Karamázov, de Fiodor Dostoievski, han pasado a los anales de la literartura como verdaderas obras maestras. Pero existen relatos que, a partir de unas breves líneas, son capaces de retratar vidas completas, incluyendo toda su complejidad.
“¿Cómo podría ser esto posible?”, se preguntarán algunos, pues es inevitable pensar en ello como una proeza digna de genios. Y sí: los microrrelatos bien escritos son —nada más y nada menos— pequeñas gotas de brillantez lingüística. Algunos de los autores más destacados en llevar a cabo este género han sido Jorge Luis Borges, Julio Cortázar y el joven Santiago González Pedraza.
Qué es un relato breve
Los relatos breves —sobre todo cuando se habla específicamente del relato breve literario— son narraciones cortas y estructuradas que pretenden contar una historia ficticia haciendo uso del lenguaje. Dentro de este recurso entran géneros como la leyenda, la fábula, el cuento, la novela y la epopeya. Esta forma de texto construye a sus personajes, espacios, tiempos y finalidades desde el inicio.
El relato breve puede recurrir a una o varias voces narrativas, y requiere de una gran maestría para que no haya una pérdida de sentido, dada la concisión del texto. Asimismo, se hace un uso irrestricto de la imaginación y la creatividad en pos de presentar historias que, incluso, pueden estar cimentadas en la realidad. Por otro lado, la estructura siempre dependerá del autor, así como el tipo de obra.
Características principales del relato breve
Para distinguir una narración breve de muchas otras, es necesario comprender cuáles son sus rasgos más distintivos, los cuales se componen de los siguientes puntos:
La cantidad de palabras
Parece obvio, ¿verdad? Sin embargo, es necesario aclarar que, para que un relato se considere “breve”, la cantidad de palabras escritas en él no debe sobrepasar las 1700 palabras. Este tipo de texto exige que las frases sean escritas de forma creativa y sucinta. Hacer uso de oraciones cortas ayuda a que las situaciones se desarrollen de manera rápida.
Otra forma de constatar la longitud de un relato breve
Una manera de saber qué tan corto es un relato es a través de la cantidad de páginas. En este sentido, el texto no debe contar con más de cinco cuartillas, porque, de ser así, estaríamos hablando de un cuento propiamente dicho. Un ejemplo de ello podría ser El corazón delator, de Edgar Allan Poe, que, dependiendo de la edición, solo posee cuatro páginas, o menos.
La presentación de conflicto
En un relato breve es menester que el conflicto de la trama se presente desde el inicio, y se vaya desarrollando a medida que se avanza en la historia. Además, este despliegue debe involucrar a todos los personajes con rapidez, de modo que las conexiones se desencadenen en la misma medida, con el objetivo de obtener un desenlace acompasado de cada uno de los actores.
¿Cuántos personajes admite un relato breve?
Para mayor comodidad del autor —y por una cuestión de coherencia— es necesario que la trama no abarque a más de tres o cuatro personajes. El porqué es muy simple: la inclusión de demasiados actores podría distraer al lector de la verdadera función del relato: contar una historia. En el caso de este tipo de textos, los acontecimientos en sí mismos importan más que los protagonistas.
Un inicio intenso
En general, se recomienda que los relatos breves comiencen de la manera más intensa posible, con una oración o párrafo que invite a la acción desde el principio. De igual manera, el desenlace se caracteriza por surgir de una forma inesperada, o con un evento que le transmita al lector un gran impacto. En suma, un cuento corto no debería ser predecible ni contar con rellenos.
El tipo de lenguaje utilizado en un relato breve
Al contener tan pocas palabras, muchos autores prefieren hacer uso de un lenguaje más bien culto, rico, ofreciendo al lector la oportunidad de descubrir palabras nuevas y familiarizarse con un léxico que lo mueva a la investigación. En contraposición, no dejan de existir escritores que se abocan a maneras más autóctonas, optando, incluso, por el uso de la jerga.
Partes de un relato breve
Tema
Se refiere a la base fundamental del relato, la cual funciona como foco central de la obra. Al contar con un tema específico, los diálogos, acciones, conflictos y objetos de los personajes estarán alineados bajo un mismo matiz, lo que llena de verosimilitud y coherencia cualquier cuento.
Argumento
Muchas veces, es fácil confundir el argumento con el tema, pero ambos cuentan con concepciones completamente diferentes. Por ejemplo, en un relato breve de terror, el suspenso es el tema, mientras que el argumento es el deseo de un asesino serial por atacar a dos amantes en una cabaña en el bosque. En otras palabras: el argumento determina todos los sucesos asociados a la trama.
Conflicto
Se trata del mayor punto de interés para todo lector. Se suele presentar como un problema que los protagonistas deben resolver, lo que termina por darle sentido a la existencia misma de la historia. De igual forma, es común que el conflicto jamás llegue a resolverse, logrando con ello que el relato breve en cuestión posea un final abierto, algo muy utilizado en los cuentos de misterio.
Personajes
Una curiosidad sobre los personajes en los relatos breves, es que pueden ser representados a través de personajes, animales u objetos. En mayor medida, suelen resaltar más por sus acciones y diálogos que por su apariencia, por lo que, en cuanto a esto último se refiere, el autor puede optar por hacer una descripción escueta de sus personajes, o prescindir de ella en absoluto.
Ejemplos de algunos de los mejores libros de relatos breves
- Cuentos, de Antón Chéjov;
- Historias de Nueva York, de O. Henry;
- Cuentos completos, de Edith Wharton;
- Crónicas marcianas, de Ray Bradbury;
- Manual para mujeres de la limpieza, de Lucia Berlin;
- El negro artificial y otros escritos, de Flannery O’connor;
- Todos los fuegos el fuego, de Julio Cortázar;
- Todos los cuentos, de Raymond Carver;
- Felicidad, de Mary Lavin;
- El mismo sitio, las mismas cosas, de Tim Gautreaux;
- Visión binocular, de Edith Pearlman;
- El llano en llamas, de Juan Rulfo;
- Historias extraordinarias, de Roald Dahl;
- Reginald, de Saki;
- La querencia de los búhos, de José Jiménez Lozano.