Aquí algunos de los poemas más destacados de Machado, y te explicamos brevemente su significado o interpretación.

1. Caminante no hay camino

Caminante, son tus huellas

el camino y nada más;

Caminante, no hay camino,

se hace camino al andar.

Al andar se hace el camino,

y al volver la vista atrás

se ve la senda que nunca

se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino

sino estelas en la mar.

Poema muy conocido de Machado; habla del camino que uno se labra en la vida. Se plantea la vida como un lienzo en blanco, y que uno tiene que ir tejiendo a medida que vive, dejando el pasado atrás. Fue musicado por Joan Manuel Serrat.

 

2. Anoche cuando dormía

Anoche cuando dormía

soñé ¡bendita ilusión!

que una fontana fluía

dentro de mi corazón.

Dí: ¿por qué acequia escondida,

agua, vienes hasta mí,

manantial de nueva vida

en donde nunca bebí?

Anoche cuando dormía

soñé ¡bendita ilusión!

que una colmena tenía

dentro de mi corazón;

y las doradas abejas

iban fabricando en él,

con las amarguras viejas,

blanca cera y dulce miel.

Anoche cuando dormía

soñé ¡bendita ilusión!

que un ardiente sol lucía

dentro de mi corazón.

Era ardiente porque daba

calores de rojo hogar,

y era sol porque alumbraba

y porque hacía llorar.

Anoche cuando dormía

soñé ¡bendita ilusión!

que era Dios lo que tenía

dentro de mi corazón

El poema habla de un sueño, más concretamente, de un anhelo al que se aspira y que acaba sin ser. Se pueden considerar tres elementos destacados: corazón, fuente y colmena, que proporcionan vida, alimento y energía.

 

3. Retrato

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla

y un huerto claro donde madura el limonero;

mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;

mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

Ni un seductor Mañara ni un Bradomín he sido

—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—;

mas recibí la flecha que me asignò Cupido

y amé cuanto ellas pueden tener de hospitalario.

Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,

pero mi verso brota de manantial sereno;

y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,

soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.

Adoro la hermosura, y en la moderna estética

corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;

mas no amo los afeites de la actual cosmética

ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.

Desdeño las romanzas de los tenores huecos

y el coro de los grillos que cantan a la luna.

A distinguir me paro las voces de los ecos,

y escucho solamente, entre las voces, una.

¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera

mi verso como deja el capitán su espada:

famosa por la mano viril que la blandiera,

no por el docto oficio del forjador preciada.

Converso con el hombre que siempre va conmigo

—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;

mi soliloquio es plática con este buen amigo

que me enseñò el secreto de la filantropía.

Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.

A mi trabajo acudo, con mi dinero pago

el traje que me cubre y la mansión que habito,

el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.

Y cuando llegue el día del último viaje

y esté a partir la nave que nunca ha de tornar,

me encontraréis a bordo ligero de equipaje,

casi desnudo, como los hijos de la mar.

Este poema habla del pasado de Machado; infancia y juventud, desde un tono nostálgico. Aparecen elementos de amor, de muerte, y también de la consciencia de uno mismo.

 

4. Preludio

Mientras la sombra pasa de un santo amor, hoy quiero

poner un dulce salmo sobre mi viejo atril.

Acordaré las notas del órgano severo

al suspirar fragante del pífano de abril.

Madurarán su aroma las pomas otoñales;

la mirra y el incienso salmodiarán su olor;

exhalarán su fresco perfume los rosales,

bajo la paz en sombra del tibio huerto en flor.

Al grave acorde lento de música y aroma,

la sola y vieja y noble razón de mi rezar

levantará su vuelo suave de paloma,

y la palabra blanca se elevará al altar.

En este poema, el autor nos habla, con un lenguaje muy sutil, de la ilusión por un nuevo amor que Machado presencia, llegará y al que quiere estar preparado.

 

5. La saeta

Dijo una voz popular:

«Quién me presta una escalera

para subir al madero

para quitarle los clavos

a Jesús el Nazareno?»

Oh, la saeta, el cantar

al Cristo de los gitanos

siempre con sangre en las manos

siempre por desenclavar.

Cantar del pueblo andaluz

que todas las primaveras

anda pidiendo escaleras

para subir a la cruz.

Cantar de la tierra mía

que echa flores

al Jesús de la agonía

y es la fe de mis mayores

!Oh, no eres tú mi cantar

no puedo cantar, ni quiero

a este Jesús del madero

sino al que anduvo en la mar!

Este es un poema de carácter religioso, más concretamente, una crítica a la religión andaluza. El poeta no se identifica con el Jesucristo representante de Dios, como un símbolo inmóvil y estático, sino más bien con un Jesucristo que obra y desarrolla acciones.

 

6. Soñé que tú me llevabas

Soñé que tú me llevabas

por una blanca vereda,

en medio del campo verde,

hacia el azul de las sierras,

hacia los montes azules,

una mañana serena.

Sentí tu mano en la mía,

tu mano de compañera,

tu voz de niña en mi oído

como una campana nueva,

como una campana virgen

de un alba de primavera.

¡Eran tu voz y tu mano,

en sueños, tan verdaderas!…

Vive, esperanza ¡quién sabe

lo que se traga la tierra!

Un poema claramente romántico, en el que Machado se dirige a un amor. Se aprecia el uso elevado de adjetivos, con énfasis en los colores (montes azules, campo verde), para dar más matices a la descripción.

 

7. Sol de invierno

Es mediodía. Un parque.

Invierno. Blancas sendas;

simétricos montículos

y ramas esqueléticas.

Bajo el invernadero,

naranjos en maceta,

y en su tonel, pintado

de verde, la palmera.

Un viejecillo dice,

para su capa vieja:

«¡El sol, esta hermosura

de sol!…» Los niños juegan.

El agua de la fuente

resbala, corre y sueña

lamiendo, casi muda,

la verdinosa piedra.

Poema muy descriptivo, en el que se escenifica un parque con todos sus elementos; árboles, tonalidades del paisaje, agua de la fuente, etc.

 

8. Cuando sea mi vida…

Cuando sea mi vida,

toda clara y ligera

como un buen río

que corre alegremente

a la mar,

a la mar ignora

que espera

llena de sol y de canción.

Y cuando brote en mi

corazón la primavera

serás tú, vida mía,

la inspiración

de mi nuevo poema.

Una canción de paz y amor

al ritmo de la sangre

que corre por las venas.

Una canción de amor y paz.

Tan solo de dulces cosas y palabras.

Mientras,

mientras, guarda la llave de oro

de mis versos

entre tus joyas.

Guárdala y espera.

Poema romántico en el que se realza la poesía en sí mismo; Machado habla de guardar la llave de sus versos, entre las joyas, dándole un valor a estos, innegablemente elevado.

 

9. Consejos

Este amor que quiere ser

acaso pronto será;

pero ¿cuándo ha de volver

lo que acaba de pasar?

Hoy dista mucho de ayer.

¡Ayer es Nunca jamás!

Moneda que está en la mano

quizá se deba guardar:

la monedita del alma

se pierde si no se da.

Poema que habla de una relación amorosa que parece que está por pasar y de la voluntad de inmortalizarla después. Tiene sentimientos de frustración y un poco de pena.

 

10. La primavera pasaba…

La primavera besaba

suavemente la arboleda,

y el verde nuevo brotaba

como una verde humareda.

Las nubes iban pasando

sobre el campo juvenil…

Yo vi en las hojas temblando

las frescas lluvias de abril.

Bajo ese almendro florido,

todo cargado de flor

-recordé-, yo he maldecido

mi juventud sin amor.

Hoy en mitad de la vida,

me he parado a meditar…

¡Juventud nunca vivida,

quién te volviera a soñar!

Otro poema de elevado contenido descriptivo, siguiendo un poco la línea de los anteriores. Se habla de elementos de la naturaleza; nubes, hojas frescas, flores, árboles, etc.