Juan Ortiz
La poesía es una de las artes más antiguas y universales. Desde tiempos remotos ha servido como medio para expresar emociones, reflexionar sobre la existencia y capturar la belleza del mundo. Una de las características más distintivas de la poesía es su uso de recursos literarios, elementos estilísticos y lingüísticos que enriquecen el texto y le dotan de profundidad, musicalidad y significado.
Estos recursos son esenciales para transformar las palabras en imágenes vívidas, sensaciones intensas y melodías que resuenan en el lector. A través de este artículo vamos a explorar los principales recursos literarios que suelen utilizarse en la poesía, y que la han convertido en un arte único, contribuyendo a su belleza y el poder que tiene para expresar emociones.
Principales recursos literarios de la poesía
Metáfora: la esencia del lenguaje poético
La metáfora es uno de los recursos más emblemáticos de la poesía. Consiste en trasladar el significado de una palabra o expresión a otra estableciendo una relación implícita entre ellas. Esto permite al poeta hablar de manera indirecta y sugerente, creando imágenes que evocan profundidad emocional. Al no explicar directamente, invita al lector a interpretar, permitiendo múltiples lecturas y una conexión personal con el texto.
Ejemplo: fragmento de «La espera», de Jorge Luis Borges:
Antes que suene el presuroso timbre
y abran la puerta y entres, oh esperada
por la ansiedad, el universo tiene
que haber ejecutado una infinita
serie de actos concretos. Nadie puede
computar ese vértigo, la cifra
de lo que multiplican los espejos,
de sombras que se alargan y regresan,
de pasos que divergen y convergen.
La arena no sabría numerarlos.
(En mi pecho, el reloj de sangre mide
el temeroso tiempo de la espera).
Breve análisis de la metáfora
En «La espera», Borges utiliza una metáfora pura que vincula el corazón con un reloj de sangre, relacionando los latidos del órgano con el tictac del objeto.
Símil: la comparación explícita
A diferencia de la metáfora, el símil establece una comparación directa entre dos elementos, generalmente mediante palabras como «parece», «igual que» o «cual». Este recurso ayuda a clarificar imágenes y emociones, facilitando la comprensión del lector.
Ejemplo: fragmento de «Yo te untaré mis obras con tocino…», de Francisco de Quevedo
Yo te untaré mis obras con tocino
porque no me las muerdas, Gongorilla,
perro de los ingenios de Castilla,
docto en pullas, cual mozo de camino; (…)
Breve análisis del símil
En este poema, Quevedo ataca directamente a Luis de Góngora, comparándolo con un mozo, lo que querría decir que el aludido posee poco talento literario, y que utiliza expresiones a la ligera.
Personificación: humanizar lo inanimado
La personificación otorga cualidades humanas a objetos, animales o ideas abstractas. Este recurso es fundamental en la poesía, ya que infunde vida y movimiento a lo inerte, haciendo que el lector lo perciba desde una perspectiva más cercana y emocional.
Ejemplo: fragmento de «El país del sol», de Rubén Darío
Junto al negro palacio del rey de la isla de Hierro —(¡Oh, cruel, horrible, destierro!)— ¿Cómo es que
tú, hermana armoniosa, haces cantar al cielo gris, tu pajarera de ruiseñores, tu formidable caja musical?
¿No te entristece recordar la primavera en que oíste a un pájaro divino y tornasol
en el país del sol?
Breve análisis de la personificación
En «El país del sol», Rubén Darío hace referencia a alguien que, con la armonía intrínseca de su ser, es capaz de hacer cantar al cielo gris, que no solo es visto como un elemento abstracto, sino que, además, representa la melancolía.
Aliteración: la musicalidad de las palabras
La aliteración consiste en la repetición de sonidos consonánticos al principio o dentro de las palabras, creando un efecto rítmico o musical. Este recurso capta la atención del lector y refuerza la atmósfera del poema.
Ejemplo: fragmento de «Besos», de Gabriela Mistral
Hay besos que pronuncian por sí solos
la sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan con la memoria.
Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros
hay besos que se dan sólo las almas
hay besos prohibidos, verdaderos.
Análisis de la aliteración
A través de este poema de Mistral es posible notar cómo las palabras y los sonidos se repiten y se mezclan. En particular, la autora crea un juego con el siseo, utilizando la s para convertir su obra en un ente etéreo y susurrante.
Anáfora: repetición para intensificar emociones
La anáfora es la repetición de una o varias palabras al principio de los versos o frases consecutivas. Este recurso genera un efecto de insistencia y enfatiza ideas clave, envolviendo al lector en el ritmo del poema.
Ejemplo: fragmento de «Romance de la luna, luna», de Federico García Lorca
La luna vino a la fragua
Con su polisón de nardos
El niño la mira, mira
El niño la está mirando.
Breve análisis de la anáfora
En «Romance de luna, luna», Lorca utiliza las palabras «niño» y «mira» para darle ritmo a su obra, pero también para resaltar una acción que resulta de gran importancia para el autor.
Hipérbole: exageración para conmover
La hipérbole consiste en exagerar una idea o sentimiento para enfatizar su intensidad. Este recurso añade dramatismo y puede ser utilizado tanto para expresar emociones extremas como para generar un efecto cómico.
Ejemplo: fragmento de «Demasiados nombres», de Pablo Neruda
Es tan larga la primavera
que dura todo el invierno:
el tiempo perdió los zapatos:
un año tiene cuatro siglos.
Breve análisis de la hipérbole
En «Demasiados nombres», Neruda exagera la extensión del tiempo de las estaciones, creando una mezcolanza de unas con otras para expresar lo ambiguo que pueden llegar a ser las épocas cuando se siente dolor.
Imágenes sensoriales: activar los sentidos
Las imágenes sensoriales apelan a los cinco sentidos: vista, oído, tacto, gusto y olfato. Este recurso permite al lector experimentar el poema de manera inmersiva, como si estuviera dentro de él.
Ejemplo: fragmento de «Arte poética», de Jaime Gil de Biedma
La nostalgia del sol en los terrados,
en el muro color paloma de cemento
—sin embargo tan vivido— y el frío
repentino que casi sobrecoge.
Breve análisis de la imagen sensorial
Para crear una sensación de melancolía, el autor utiliza una imagen visual —del sol en los terrados, en el muro color paloma de cemento— y una táctil —el frío repentino que casi sobrecoge—.
Paradoja: lo imposible hecho poesía
La paradoja reúne ideas opuestas o contradictorias en una misma frase, creando un efecto de asombro y reflexión. Este recurso desafía la lógica y obliga al lector a encontrar un significado más profundo.
Ejemplo: fragmento de «Hombre», de Blas de Otero
Esto es ser hombre: horror a manos llenas.
Ser —y no ser— eternos, fugitivos.
¡Ángel con grandes alas de cadenas!
Breve análisis de la paradoja
El último verso de «Hombre», de Blas de Otero —sobre todo la última línea—, se asocia con la paradoja. ¿Cómo puede un ángel, ser divino y mitológico por naturaleza, poseer unas alas gigantes que se hacen cadenas? Esto hace referencia a un límite impuesto a una criatura que ha nacido para ser libre.
Encabalgamiento: continuar más allá del verso
El encabalgamiento ocurre cuando una frase o idea no termina en el mismo verso, sino que continúa en el siguiente. Este recurso rompe el ritmo tradicional, creando un efecto de fluidez o urgencia.
Ejemplo: fragmento de «Oda XII Qué vale quanto vee», de fray Luis de León
Bien como la ñudosa
carrasca, en alto risco desmochada
con hacha poderosa
de ser despedazada
del hierro, torna rica y esforzada…
Breve análisis del encabalgamiento
Aquí, el recurso se presenta de forma evidente en las palabras «carrasca» y «del hierro», que toman su lugar en la línea posterior, en lugar de situarse junto a «roñosa» y «desplazada», respectivamente.
Oxímoron: la unión de los contrarios
El oxímoron es una figura que combina dos términos contradictorios, generando una nueva expresión.
Ejemplo: «Es hielo abrasador, es fuego helado…», de Francisco de Quevedo
Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.
Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.
Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero paroxismo;
enfermedad que crece si es curada.
Este es el niño Amor, este es su abismo.
¿Mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo!
Breve análisis del oxímoron
«Es hielo abrasador, es fuego helado…», en particular, es un oxímoron por sí mismo. Todo el poema está compuesto de contradicciones, conceptos opuestos que, al unirse, forman un sentimiento diferente en el lector.
La alquimia de las palabras
Los recursos literarios son el alma de la poesía. Son las herramientas con las que los poetas construyen mundos, transforman emociones e invitan a explorar las profundidades de la experiencia humana. Cada recurso, desde la metáfora hasta el encabalgamiento, cumple un papel específico en la creación de significados, ritmos y atmósferas.
La riqueza de un poema no radica únicamente en las palabras que lo componen, sino en cómo estas se entrelazan y cobran vida a través de los recursos literarios. Como lectores, comprender y apreciar estos elementos permite conectar más profundamente con la obra y los autores, pues la poesía, en última instancia, es un espejo del alma.