La última muestra que el Museu Tàpies dedica al artista, una vez culminado su centenario, no propone un recorrido por su trabajo vertebrado en etapas, sino uno estructurado en sugerencias.
Imma Prieto y Pablo Allepuz, directora y conservador de este centro, han ideado en “Antoni Tàpies. La imaginación del mundo” un juego de miradas en el que sus imágenes son el punto de partida para estrechar lazos con objetos y con otras composiciones que formaron parte de su colección particular y con los que, por tanto, convivió y entabló nexos en su trabajo, además de con documentos de archivo y bibliográficos de sus primeros pasos.
Se esboza por tanto, esta exhibición, como un ensayo curatorial que plantea interrogantes iconográficos e historiográficos: cincuenta obras del barcelonés se asocian a un centenar de enseres y testimonios diversos, algunos muy ligados a la cultura popular, que además se revisarán y actualizarán mientras se prolongue esta propuesta -hasta enero de 2026-, incorporando al recorrido otras piezas procedentes de colecciones privadas, archivos, bibliotecas o mercados.
Imágenes de sala de la exposición “Antoni Tàpies. La Imaginación del mundo” del Museo Tàpies, Barcelona © De la fotografía: Pep Herrero, 2025. Del autor: Comissió Tàpies / VEGAP, 2025
La exposición, que toma su título de un texto del mismo Tàpies en El arte y sus lugares (1999), nos introducirá de este modo en las creaciones que rodeaban a este autor en su labor, en el contexto de su pensamiento cuando comenzaba su carrera, en las imágenes que pudieron alimentar las suyas. Y posibilita revisar, desde luego, el peso en su obra de la herencia surrealista, de su interés por la mística o por el pensamiento de Ramón Llull, sobre todo por el método de conocimiento al que aquel llamó ars combinatoria: un mecanismo de figuras geométricas y símbolos que conjugan letras y conceptos, y se anunció como un nuevo saber con pretensiones universales. Su utilización, basada en la posibilidad de unidad de las distintas disciplinas de estudio de su época, debía conducir, mediante la razón, la demostración y el diálogo, a la paz entre las religiones, a la creencia en una gran red en la que estuviesen implicados el mundo, el hombre y Dios.
Justamente en ese volumen del que hablábamos, El arte y sus lugares, reflexionaba Tàpies sobre lo que sus fondos personales tenían de interculturales e interdisciplinares desde una perspectiva autobiográfica, pero también crítica. Incluso comisarial. Y completaba sus palabras con imágenes que no jerarquizaba. Esos trabajos que lo acompañaron tuvieron, como dijimos, una impronta relevante en su primera etapa, desde mediados de los cuarenta a mediados los cincuenta: justo antes de su periplo abstracto.
Imágenes de sala de la exposición “Antoni Tàpies. La Imaginación del mundo” del Museo Tàpies, Barcelona © De la fotografía: Pep Herrero, 2025. Del autor: Comissió Tàpies / VEGAP, 2025
Imágenes de sala de la exposición “Antoni Tàpies. La Imaginación del mundo” del Museo Tàpies, Barcelona © De la fotografía: Pep Herrero, 2025. Del autor: Comissió Tàpies / VEGAP, 2025
En un primer ámbito, la muestra recuerda la dualidad existente en aquellos inicios de Tàpies entre el academicismo, identificado con el realismo, y las vanguardias. Junto a tres retratos casi hiperrealistas, dedicados a Josep Lluís Samaranch, su amada Teresa y Joan Brossa, contemplaremos libretas inéditas de estudios y dibujos académicos, pero también documentación amplia sobre la prehistoria y el arte primitivo y dibujos infantiles que testimonian su apertura a nuevas narrativas.
Tan pronto como en 1948 fue Tàpies uno de los fundadores del grupo Dau al Set; era el tiempo en que, en buena medida bajo el impulso de Dubuffet, la producción visual de la niñez se entendía como un ejercicio rico y libre de fórmulas, y la pintura rupestre, como un elemento prelingüístico universal en el que no se negaba la magia.
Imágenes de sala de la exposición “Antoni Tàpies. La Imaginación del mundo” del Museo Tàpies, Barcelona © De la fotografía: Pep Herrero, 2025. Del autor: Comissió Tàpies / VEGAP, 2025
Imágenes de sala de la exposición “Antoni Tàpies. La Imaginación del mundo” del Museo Tàpies, Barcelona © De la fotografía: Pep Herrero, 2025. Del autor: Comissió Tàpies / VEGAP, 2025
Veremos igualmente piezas del catalán que plantean el cuerpo como paisaje y el paisaje como cuerpo: grandes imágenes con fisicidades lejos de la norma y en transformación, vinculadas a la naturaleza y a las fuerzas telúricas, plasmadas éstas como manos que se convierten en raíces debido a corrientes magnéticas. Unas y otras nos invitan a mirar al mundo desde otro lugar, a adoptar otras perspectivas posibles de nosotros mismos y del entorno.
Las referencias de pensamiento comunes a otros artistas de su quinta (como el psicoanálisis) también quedan aludidas, tanto como las formas de entretenimiento que le fueron cercanas: cine, revistas, cromos, cartas de tarot, el parque del Tibidabo. Una presentación mural cartografía las invitaciones a actividades culturales privadas organizadas por el Club 49, heredero del movimiento ADLAN de la II República, al que Tàpies se sumó.
Ciertas obras, en su mayor parte retratos, apuntan al desarrollo posterior de su trabajo, como el inicio de las pinturas informalistas; otras remiten a su querencia por los materiales pobres y cercanos, como la pintura sobre objeto Taula capgirada (Mesa girada), donde parece retornar a la experimentación de sus comienzos.
Imágenes de sala de la exposición “Antoni Tàpies. La Imaginación del mundo” del Museo Tàpies, Barcelona © De la fotografía: Pep Herrero, 2025. Del autor: Comissió Tàpies / VEGAP, 2025
“Antoni Tàpies. La Imaginación del mundo”
MUSEU TÀPIES
Carrer d’Aragó, 255
Barcelona
Del 13 de febrero del 2024 al 21 de enero de 2026
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