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Pio Abad, Claudette Johnson, Jasleen Kaur y Delaine Le Bas, nominados al 40º Premio Turner

La Tate Britain ha anunciado ya los cuatro artistas nominados al Premio Turner 2024, cuyos trabajos podrán verse en ese museo londinense del 25 de septiembre al 16 de febrero de 2025; regresan las obras de los seleccionados en este galardón a este espacio seis años después, con motivo del 40º aniversario de la convocatoria. El ganador se dará a conocer el 3 de diciembre.
Pío Abad ha sido escogido por su exposición individual “To Those Sitting in Darkness” en el Ashmolean Museum de Oxford. Educado en Filipinas, su producción aborda las implicaciones culturales a largo plazo del colonialismo; en Oxford pudieron contemplarse dibujos, grabados y esculturas que representan, yuxtaponen y transforman artefactos de los propios museos de la ciudad británica, resaltando relatos desapercibidos y estableciendo paralelismos entre esas piezas y objetos domésticos. El jurado ha valorado la precisión y elegancia con la que cuestiona el acervo de los centros de arte históricos.
Claudette Johnson, por su parte, ha sido nominada por su muestra “Presence” en The Courtauld Gallery, en Londres, y también por la exhibición “Drawn Out” en Ortuzar Projects, en Nueva York. Realiza retratos figurativos de mujeres y hombres negros en pasteles, gouaches y acuarelas; viene a contrarrestar así la marginación de las personas de color en la historia del arte occidental. Se la ha escogido por su uso sensible y dramático de la línea, el color, el espacio y la escala para expresar empatía e intimidad con sus modelos.
La tercera nominada es Jasleen Kaur, por su individual “Alter Altar” en Tramway, Glasgow. Explorando la noción de herencia cultural y las posibilidades de la autobiografía, viene creando esculturas a partir de objetos cotidianos, cada uno de ellos animado a través de una composición sonora envolvente que les aporta una extraña ilusión de vida. A Escocia llevó fotografías familiares, una alfombra Axminster, un Ford Escort antiguo cubierto con un tapete gigante o campanillas cinéticas que remiten a la educación de la artista en la comunidad sikh. El jurado ha elogiado su evocadora combinación de sonido y escultura para abordar aspectos específicos de la memoria familiar y la lucha comunitaria.
Por último, Delaine Le Bas ha sido seleccionada por “Incipit Vita Nova”, proyecto presentado en la Secession de Viena: esta autora transformó ese centro en un entorno performativo inmersivo adornado con telas pintadas y lleno de trajes teatrales y esculturas. Basándose en la compleja historia cultural del pueblo romaní y en la mitología, la artista aborda asuntos como la muerte, la pérdida y la renovación y ha impresionado al jurado por la vívida sensación de inmediatez y la energía de sus obras.
Este galardón, que se otorga cada año a un artista británico por una exposición destacada, está dotado con 25.000 libras esterlinas para el ganador y 10.000 para los demás nominados. En esta ocasión, componen su jurado Rosie Cooper, directora del Wysing Arts Centre; Ekow Eshun, escritor, locutor y comisario; Sam Thorne, director general y  ejecutivo de Japan House London; y Lydia Yee, curadora e historiadora del arte. Lo preside Alex Farquharson, director de la Tate Britain.
Tate Britain, Londres. Fotografía: Rikard Osterlund
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[Entrevista] María Eugenia Lorenzini: «Quise escribir la historia de un hombre que no se atrevió a tomar las riendas de su vida»

La autora nacional —que presentará este sábado 11 de mayo su nueva novela, «El silencio de Irene»— conversa acerca de las claves dramáticas y estéticas de esta obra, y además brinda un personal repaso al…

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Mujeres trabajadoras serán las más afectadas por el paro de transporte

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El anuncio del paro de transporte, previsto para los días 20, 21 y 22 de mayo, afectará significativamente a las mujeres trabajadoras por la falta de movilidad. Desde Organización de Pasajeros del Área Metropolitana de Asunción (Opama) denuncian la ilegalidad de la medida y su impacto desproporcionado en las mujeres, destacando la dificultad que enfrentarán para acceder al trabajo y cumplir con responsabilidades familiares. Además, anunciaron acciones legales, incluyendo denuncias formales y solicitudes de amparo judicial.

 

*Por Noelia Díaz Esquivel
Edición: Lida Duarte

 

El próximo 20, 21 y 22 de mayo, un total de 25 empresas del transporte público que cubren los principales corredores de acceso y salida de Asunción y ciudades de Central se unirán al paro de transportistas. La medida busca presionar la actualización de los coeficientes que determinan la estructura de costos para la fijación del precio del pasaje, así como el desembolso oportuno de subsidios, entre otras “reivindicaciones”.

 

Entre las empresas que participarán en el paro se encuentran La Chaqueña, Ciudad de Luque, Bene SA, Gonzalo Quiñónez, AG SRL, Ytororo SA, Transporte y Turismo Lambaré (TTL), San Lorenzo CISA, General Aquino S.R.L, Vanguardia SA. 

 

Se estima que el paro afectará aproximadamente al 50% del servicio de transporte público, impactando a unas 100.000 personas que utilizan diariamente los buses.

 

Ante este anuncio, Griselda Yudice, representante de la Organización de Pasajeros del Área Metropolitana de Asunción (Opama), ha expresado su rechazo a la medida, denunciando sus implicaciones ilegales y su impacto en las mujeres.

 

En una entrevista, Yudice destacó: «El paro busca aumentar la tarifa técnica, es decir, el subsidio. Lo que quieren es tener más dinero en sus bolsillos. Pero hoy día, con el dinero que reciben de los pasajeros y del subsidio, no prestan un servicio básico, decente, efectivo, humano».

 

Imagen digital.

 

Asimismo, resaltó las consecuencias desproporcionadas que este paro tendría en las mujeres trabajadoras: «Dificultaría completamente el día de una mujer trabajadora, porque no tendría cómo llevar a su hijo a un espacio de cuidado, como una guardería. No trabajar significa perder un día de ingreso. Además, estaría más expuesta a la inseguridad al tener que esperar por horas en la calle debido a la falta de movilidad».

 

Opama planea tomar medidas legales contra los transportistas, presentando denuncias formales en la Fiscalía y solicitando un amparo judicial para garantizar que se mantenga el servicio de transporte público durante los días de paro. Sus representantes también se reunirán este luenes con el viceministro de Transporte, Emiliano Fernández, en busca de soluciones urgentes.

 

Ante esta situación, Yudice hizo un llamado a la ciudadanía a actuar solidariamente y a no caer en el chantaje de los empresarios del transporte. «Es importante que nos ayudemos mutuamente para encontrar movilidad alternativa y resistir juntos este paro injusto», afirmó.

 

Se espera que Opama presente las denuncias formales en los próximos días y continúe buscando medidas para garantizar el derecho de la ciudadanía a un servicio de transporte público adecuado y seguro.

 


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James Lee Byars, uno más de los cuerpos celestes

No es fácil, ni necesario, poner etiquetas a la producción de James Lee Byars, pero sí resulta sencillo identificar sus referentes (símbolos y motivos de las tradiciones orientales, sobre todo de la cultura japonesa; junto a la filosofía y la historia del arte occidental, que estudió a fondo) y también detectar su influencia en numerosos autores de generaciones posteriores a la suya -nació en 1932 en Detroit y falleció en El Cairo en 1997-, especialmente los vinculados al arte conceptual y la performance.
Lo físico y lo espiritual nutrieron por igual sus trabajos, en diversas técnicas (instalaciones, esculturas, dibujos, performances y textos), pues el conjunto de su trayectoria la dedicó a reflexionar, desde enfoques estéticos y a la vez próximos al misticismo, en torno a la representación de la figura humana y su desmaterialización, los ciclos vitales y la noción de perfección, involucrando a menudo a los visitantes de sus exposiciones en intervenciones a gran escala o en acciones efímeras; esa relación entre artista y público fue para Lee Byars igualmente fundamental, ya que en ocasiones el espectador podía responder, con su presencia y actitud, a ciertas cuestiones que él planteaba en sus piezas, de manera más o menos explícita.
Hasta el pasado febrero, Pirelli HangarBicocca presentó en Milán su primera muestra institucional italiana en tres décadas, comisariada por Vicente Todolí, y ahora esta retrospectiva ha viajado a España, donde podrá visitarse en el Palacio de Velázquez del Retiro a iniciativa del Museo Reina Sofía. Consta de obras, en su mayoría, de gran formato, datadas entre mediados de los setenta y fines de los noventa, en las que materiales preciosos, como la seda, el pan de oro, el cristal o el mármol conviven de manera más que armónica con geometrías que podemos considerar minimalistas (prismas, esferas, pilares) y también con objetos que remiten a la teatralidad barroca, en un juego de referencias cruzadas, interculturales, que afecta tanto a las formas como al contenido.
Buena parte de las piezas reunidas en “Perfecta es la pregunta”, que así se llama esta muestra, raramente se han expuesto fuera de las colecciones y museos de los que proceden y tienen en común, como apunta el mismo título del proyecto, un sentido alegórico que el visitante ha de desvelar, y que a menudo tendrá que ver con el mencionado concepto de perfección (a una escala mucho mayor que la humana), con la conciencia de la finitud de la existencia, con la importancia de la duda como primer paso para el conocimiento y con las potencialidades del arte a la hora de dar forma a la realidad. Sus círculos, triángulos y cuadrados no son solo formas que articulan órdenes, sino fundamentalmente, y por su misma ubicuidad, símbolos de la necesaria apertura de los sentidos y de la mente hacia el cosmos y la infinitud; además, consideraba Lee Byars (que viajó en siete ocasiones a Japón en los sesenta, y no se asentó definitivamente en Estados Unidos hasta 1967) que la experiencia estética no deriva solo del mero encuentro del espectador con sus composiciones, de la contemplación, sino también, y sobre todo, del hecho de que este perciba el sentido de pertenencia de las obras respecto al espacio en que se presentan. De ese conocimiento derivaba para él la belleza, que por tanto no reside en lo material y no es constante, sino que surge y se evapora continuamente.
James Lee Byars. The Thinking Field, 1992. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
La exhibición se inicia con esferas, como el centenar de esas piezas en mármol que integran The Thinking Field (1989), dispuestas horizontalmente en el suelo. Su repetición y su uniformidad suponen una vía de acercamiento para el artista americano a la citada idea de perfección; además, sus formas ovoides generan en sí mismas fuerzas de orden y de dispersión a un tiempo. Aunque sería posible acordarse de la armonía de las esferas pitagórica, Heinrich Heil, haciéndose eco de discursos del autor, encontró en estas formas -emblema, en sus palabras, de la genialidad del pensamiento humano– un homenaje a Platón y a quienes han tratado de avanzar en el conocimiento del mundo: Cien puntos en expansión representan una sección de la esfera infinita que ocupa el campo de la conciencia humana.
Tras ellas, otra esfera, esta de arenisca y pulida, tres años anterior, insiste en la búsqueda de Lee Byars de accesos artísticos hacia lo absoluto desde la simplicidad. Lleva por título The Tomb of James Lee Byars y es, nuevamente, fruto de su análisis del sentido simbólico del círculo, cuya excelencia radica, como ya formuló el mismo Platón, en la equidistancia de todos sus puntos respecto al centro. El artista vino aquí, por tanto, a concebir su tumba como un elemento completo y puro, uno más del cosmos: una esfera, que evoca por sí misma lo sagrado, en la que la ausencia de recubrimiento y la porosidad permiten atisbar el paso del tiempo. La misma forma saldrá a nuestro encuentro en The Rose Table of Perfect (1989), formada esta vez por 3.333 rosas rojas cuya apariencia, evidentemente, cambiará en los meses en que permanezca en el Palacio: se irán marchitando hasta secarse, lo que acentuará el contraste entre su fugacidad y el significado simbólico, permanente, de la forma que generan, esa esfera. El número de flores utilizadas, como podéis suponer, no es casual: hace referencia a la numerología de la Cábala, del mismo modo que el empleo de rosas rojas, y no de otro color, alude a los múltiples sentidos que les hemos dado, del amor al dolor o la muerte.
James Lee Byars. The Tomb of James Lee Byars, 1986. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
James Lee Byars. The Rose Table of Perfect, 1989. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Otros elementos constantes en la producción de Lee Byars, sobre todo en sus trabajos sobre papel y esculturas, son el planeta Venus (o Eros), la luna y las estrellas. Aquí aparecen en sutiles piezas elaboradas con lápiz dorado sobre papel japonés; a Eros, por cierto, no habremos de interpretarlo como dios del amor, sino como creador del cosmos, en un sentido, otra vez, platónico; como fuerza que ha de ser dominada para que nos conduzca hacia la pureza, la verdad y la perfección.
Lee Byars también juega con la transparencia y con la comunicación entre diferentes áreas espaciales. The Hole for Speech (1981) consta de una lámina circular de cristal con un agujero en su centro, ribeteado con pan de oro; la primera vez que se expuso, el artista realizó una acción por la que se colocaba detrás de ese panel, entonces envuelto en telas negras, e invitaba al público a contarle su idea personal de perfección por ese agujero dorado, en sus palabras, un ojo de aguja para los pensamientos. En su actual versión, sin recubrimiento, el espectador puede aislarse a un lado de la pieza sin dejar de ser claramente visible, dedicando quizá un tiempo al autoconocimiento tras esa máscara de cristal; en vida del artista, y en sus acciones, se pedía al público que, tapándose los ojos para concentrarse mejor, respondiera a preguntas planteadas por Byars a través de ese agujero.
James Lee Byars. The Hole for Speech, 1981. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
La zona central de la exhibición la ocupan sus 12 vitrinas doradas: cada una alberga esculturas de mármol cuyas formas remiten a estrellas, lunas, esferas… El artista las concibió como libros relativos a determinados conceptos filosóficos, pero la ausencia de palabras abre para el espectador, en su interpretación, todo tipo de posibilidades. El uso del oro suma, además, misterio; ese material no lo utilizó nunca con fines ornamentales o suntuarios, sino como referencia a lo místico e infinito.
James Lee Byars. 12 vitrinas doradas. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Volveremos a encontrarlo en The Golden Tower With Changing Tops (1982), un faro de buen tamaño que parece tender puentes entre cielo y tierra y que, asimismo, recuerda a algunas construcciones religiosas, como minaretes o la Torre de Babel; también en The Capital of the Golden Tower (1991), punta semiesférica de la torre dorada que, rompiendo convenciones, aquí contemplaremos mirando hacia abajo y no hacia arriba.
James Lee Byars. The Golden Tower with Changing Tops, 1982. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
James Lee Byars. The Capital of the Golden Tower, 1991. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
El rojo tampoco también regresará, en The Red Devil (1977), una figura esquemática planteada sobre el suelo con cuerda roja de satén que, en este caso, veremos próxima a su Ángel rojo de Marsella: ángeles y diablos son una dualidad muy manejada por el americano.
James Lee Byars. The Red Devil, 1977. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
James Lee Byars. Ángel rojo de Marsella, 1993. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Se completa esta propuesta con su, también esquemático, pero aún así figurativo, autorretrato de 1959, que llevó a cabo en Japón; The Unicorn Horn (1986), colmillo de narval envuelto en seda blanca y dispuesto sobre una mesa de madera, que remite a las leyendas que convirtieron dichos colmillos, supuestos cuernos de unicornio, en objetos muy codiciados, casi como reliquias; o sus (muy perfectas) The Figure of Question is in the room (1986) y The Door of Innocence (1986-1989), un pilar y un círculo ejecutados en mármol dorado que aluden, metafóricamente, a los lazos entre la belleza y el lenguaje hablado y al valor de la pregunta como primer paso hacia el saber. Aquí, de nuevo, la geometría simple se pone al servicio de los símbolos.
Una sala más, por último, reúne documentos, obras en papel y objetos que terminan de dar cuenta de la voluntad de Lee Byars de situar su arte al servicio del misterio, sin temer a lo críptico y sin renunciar a su personal carisma: él mismo vestía con traje dorado en muchas de sus acciones.
James Lee Byars. The Unicorn Horn, 1986. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
James Lee Byars. The Door of Innocence, 1986-1989. The Figure of Question is the Room, 1986. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
 
 
James Lee Byars. “Perfecta es la pregunta”
PALACIO DE VELÁZQUEZ
Parque del Retiro
Madrid
Del 10 de mayo al 1 de septiembre de 2024
 
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