El nuevo Museo de la Academia Argentina de Letras

Presidencia

Reanudadas sus actividades, el Museo de la Academia Argentina de Letras, dirigido por el académico correspondiente con residencia en San Isidro (provincia de Buenos Aires) Carlos Dellepiane Cálcena, ha instalado cuatro vitrinas en el pasillo del primer piso de la sede institucional, en Sánchez de Bustamante 2663 (Ciudad de Buenos Aires).

En una de las vitrinas, se exhiben las condecoraciones del académico y presidente Ángel J. Battistessa, oportunamente donadas por sus descendientes.

Otra vitrina se encuentra destinada a mostrar medallas —obra de conocidos grabadores— que representan a académicos fallecidos y a hombres y mujeres de las letras: Victoria Ocampo, Jorge Luis Borges, Miguel Ángel Cárcano, Arturo Capdevila, Leopoldo Lugones, Marcos Sastre, Juan B. Terán, José Hernández, Esteban Echeverría, Bartolomé Mitre, Juan Álvarez, Enrique Larreta, entre otros.
Su patrimonio cuenta con el tintero que perteneció al académico Enrique Banchs; la lapicera de la escritora María Elena Walsh; el autoepitafio, manuscrito original del académico Manuel Mujica Láinez; el cortapapel de la escritora Alicia Jurado; un tintero chino de viaje, que perteneció a Ricardo Güiraldes; una aldaba de bronce de la casa de Miguel Cané (p.) en Montevideo.

Se puso en valor el busto fundido a la cera perdida, que representa a Bernardino Rivadavia, fundador de la Sociedad Literaria de Buenos Aires mientras se desempeñaba como ministro durante el Gobierno de Martín Rodríguez, obra del afamado escultor argentino Agustín Riganelli (1890-1949), firmada en 1946

Fuente: BID, Número 161, 2024.


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Miguel de León. Entrevista con el autor de Almas en el páramo

Mariola Díaz-Cano Arévalo

Miguel de León entrevista

Fotografía: web del autor.

Miguel de León es canario, de 1956, y siempre quiso dedicarse a escribir. Lo consiguió después de una larga trayectoria profesional con varios trabajos desde muy niño. Ahora lleva ya unas cuantas novelas como Un lugar en el arcoíris, El collado de la marquesita o Los amores perdidos. La última se titula Almas en el páramoEn esta extensa entrevista nos habla de ella y de otros muchos temas. Le agradezco mucho su amabilidad y tiempo dedicados.

Miguel de León — Entrevista

  • ACTUALIDAD LITERATURA: Tu última novela se titula Almas en el páramo. ¿Qué nos cuentas en ella y de dónde te vino la inspiración?

MIGUEL DE LEÓN: Almas en el páramo es el resultado de la pregunta sobre si existe o no el alma, que me obsesionó desde niño. El antiguo debate entre ciencia, filosofía y religión, que ni juntas ni por separado pueden brindar una respuesta satisfactoria. En ella los personajes abordan la cuestión desde estos tres vértices. Todas mis historias tienen varios niveles de lectura, es una novela compleja, pero no complicada. Por la forma el que desarrollé tramas y personajes, es original; esto es, dudo que se parezca a ninguna otra novela. Porque las almas no tienen tiempo ni espacio, ubiqué la historia en una ciudad imaginaria, empapada de irrealidad, en un tiempo en el que el pasado no ha muerto del todo, pero el futuro se anuncia en el horizonte. Es una novela entretenida, porque escribo para el divertimento; es decir, de la primera a la última línea escribo para contentar al adolescente que fui, el que buscaba con ansia la historia que lo sumergiera en el mundo de maravillas que se encuentra en nuestro interior, pero al que sólo podemos llegar a través de la fantasía literaria. 

Requiere una lectura sin prisa. Tengo lectores que, pese a recibirla con un tanto de frialdad, después de una segunda lectura han comenzado a destacarla entre sus lecturas preferentes.

Primeras lecturas

  • AL: ¿Puedes recordar alguna de tus primeras lecturas? ¿Y lo primero que escribiste?

MDL: Mi primera lectura fue un cuento sobre una cigüeña que cruzaba la Península Ibérica y describía lo que iba viendo en su camino. Yo tenía siete años y ese día fue el más feliz de mi vida, porque descubrí la maravilla de que lo escrito tomara cuerpo y forma en mi mente con tanta fuerza como una experiencia real; mejor aun, porque la imaginación no tiene límites y quedaba en mi consciencia como una realidad mejorada y aumentada. Desde ese día la necesidad de leer fue para mí como la de respirar. 

Para mi desgracia, en mi entorno no había un adulto con afición a la lectura a quien acudir para pedirle que me facilitara material de lectura. Leía lo que caía en mis manos: tebeos descuartizados, una docena de cuadernillos con cuentos cuyo origen siempre fue un misterio, revistas viejas, las novelas de Corín Tellado que mi madre a veces conseguía y hasta me atreví con los periódicos viejos apilados en el trastero para cuando hacía falta un papel. Incluso cuando no entendía ni jota, lo leía sin desaliento, porque pronto me di cuenta de que la lectura es generadora de conocimiento y subsana nuestras carencias.

Lo que de momento no se ha entendido no se pierde, queda en nuestro inconsciente como la pieza que falta en un rompecabezas, cuyo hueco rellenará el cerebro en cuanto tenga la oportunidad, lo que sucede más pronto o más tarde con la lectura de otro libro. 

Primeros escritos

Con quince años me pregunté qué quería ser de adulto y no tuve duda, ya soñaba con ser escritor. Había que trabajar, y trabajar mucho, para conseguir el sustento. Quien debe dedicar el día a buscar un bocado, no le quedan ni tiempo ni fuerzas para formarse. Mis intentos de escritura fueron un largo historial de fracasos y frustraciones. Todo lo que escribía, pasados unos días, me parecía tan malo que lo destruía. Me sigue costando dar por bueno lo que escribo. Mi primera novela, la que al final publicó Plaza y Janés, pasó por más de diez versiones. Si volviera a leerla, querría volver a escribirla. Quitaría mucho, añadiría poco, pero cambiaría la estructura y el estilo. Sería un esfuerzo gigantesco y un calvario de autocensura.

Autores y personajes

  • AL: ¿Un autor de cabecera? Puedes escoger más de uno y de todas las épocas.

MDL: El autor que más me influyó fue Gabriel García Márquez, pero de casi todos los que he leído guardo buenos recuerdos y de casi todos he intentado aprender. En Los amores perdidos hago homenajes clarísimos a García Márquez, Juan Rulfo y Valle Inclán, y los lectores más curtidos observarán que, por la forma en que desarrollo los personajes, también hago una reverencia a Galdós, Unamuno y Emilia Pardo Bazán.

Fueron importantes Alejandro Sawa, Antonio Machado, Rosalía de Castro, Miguel Hernández, Federico García Lorca, a veces Jorge Luis Borges, un poco más el Julio Cortázar de los cuentos, no pude con Rayuela. De los de habla no hispana, más los rusos que los franceses.

Entre los rusos más Chejov que Dovtoyevsky, pero más Dovtoyevski que Tolstoy. Entre los franceses, más Victor Hugo y Dumas que Zola, pero más Zola que Flaubert. Y hago un añadido aparte para Verne, que fue consuelo en mi adolescencia y al que leí casi en su totalidad. Como se ve, de los autores en inglés tengo un merecido suspenso general, no porque no los haya leído, sino porque me cuesta hablar de ellos sin devolverles el afecto —es decir, el poco afecto— que ellos conceden a la literatura en español. He disfrutado de Shakespeare, pero me llevan los demonios cuando alguien tiene la mala ocurrencia de compararlo con el maestro de todos los maestros, nuestro amado Miguel de Cervantes

  • AL: ¿Qué personaje te hubiera gustado conocer y crear?

MDL: Macario, de Juan Rulfo, Blakamán el Bueno, de García Márquez, y Sancho Panza de Cervantes. Los tres a la vez. El día que muera querría sentarme con ellos en una mesa y compartir un café que durase toda la eternidad. 

Costumbres

  • AL: ¿Alguna manía o costumbre especial a la hora de escribir o leer?

MDL: No soporto el ruido en ninguna de sus formas. 

  • AL: ¿Y tu sitio y momento preferido para hacerlo?

MDL: La habitación donde escribo, en la penumbra, con buena música, sinfónica las más de las veces, aunque puedo elegir otras según lo que escriba. El momento, por disciplina, la mañana; el adecuado el de la inspiración. La inspiración, esa amante traicionera y voluble que juega conmigo, que a su manera me es fiel, pero viene y va, que aparece en una esquina, me promete sus caricias y, cuando regreso con una hoja y un lápiz, se escurre con una sonrisa de burla, que me abandona sin piedad durante días de desesperación. Pero esa amante, a veces, se oculta en las sombras tras una puerta, cae sobre mí, me agarra, me arrastra por el suelo y me mete un revolcón que me deja el alma hinchada de amor y el corazón palpitando como el de un recién nacido. 

Géneros

  • AL: ¿Qué otros géneros te gustan?

MDL: Los amores perdidos y también Almas en el páramo son fusión de géneros. En ambas hay saga familiar, romance y trama negra y policial, no porque este género me guste más, sino para aportar entretenimiento adicional al lector. Disfruto más escribiendo las tramas románticas. No concibo una buena novela que no esté construida alrededor de una buena historia de amor. Es mi condena, creo que así serán siempre mis historias. Sin embargo, la novela que acabo de terminar es negra y policial en su integridad. 

  • AL: ¿Qué estás leyendo ahora? ¿Y escribiendo?

MDL: Estoy leyendo artículos científicos sobre neandertales, de muchísimos autores. Para una idea que me ronda. 

Acabo de corregir esa novela negra y policial que mencioné. Ya tomo apuntes para la siguiente, una historia romántica. En esta última el protagonista masculino tira de la historia, de manera que me prometí escribir una contrapartida, en que fuese la protagonista femenina quien llevase el peso. Ya tengo media historia en la cabeza y el personaje principal es una mujer que me está haciendo sudar amor a chorros. A ver si consigo un personaje masculino a su altura. 

Panorama editorial

  • AL: ¿Cómo crees que está el panorama editorial?

MDL: El mundo editorial es un zombi que trabaja con ardor y pasión contra los que todavía compramos libros. Si Harry Potter lo hubiese escrito una señora de Cuenca, nadie se lo habría publicado y conocerían el libro media docena de sus amigas. ¿Tienen la misma facilidad los libros de autores españoles en el extranjero como la tienen en España los libros de norteamericanos, británicos o franceses o de cualquier otra parte?

Supuestas obras maestras que nos vienen de fuera no valen ni el papel en que se han impreso, mientras que novelas imprescindibles de autores españoles pasan sin pena ni gloria. Dejamos que los angloparlantes, que no nos perdonan los logros que un día alcanzamos, que construyeron su imperio de los despojos del nuestro, sean los que escriban nuestra historia y midan nuestros méritos. Ni nos miran, pero no es culpa de ellos, es culpa nuestra por no conceder valor, ni oportunidad, a lo valioso que tenemos en casa. 

El mundo editorial va a cambiar. En un futuro regalaremos nuestros libros a cambio de que los lean. No sé mediante qué mecanismo cambiará, pero lo hará. Los lectores que prefieran el papel acudirán a una imprenta de confianza, con un código generado desde una página web, y allí le imprimirán su ejemplar. Tuve la idea hace mucho tiempo, incluso desarrollé una parte de la página, pero la abandoné cuando tuve que elegir entre terminarla o seguir escribiendo. 

Actualidad

  • AL: ¿Qué tal llevas el momento actual que vivimos?

MDL: Vivo con muchísimo desánimo. No me complace este mundo que dirigimos al desastre con viento de cola. Porque nadie nace para ser esclavo de nadie, creo que nacemos para la felicidad, creo en la libertad, en la igualdad de oportunidades, en la paz, en la justicia y en la solidaridad. Creo que nadie tiene derecho a engañarnos, con sus dogmas, sus religiones, sus mitos, sus falacias, sus creencias sin evidencia científica que las respalde. Acudo a votar cuando toca, pero no tengo a quien entregar mi voto. No dispongo de un periódico ni un informativo que no me haga sentir miedo y hastío y que no me haga maldecir. 

A España le quedan cuatro días contados. No quedarán de ella ni los adoquines, cuando este sátrapa que nos gobierna haya conseguido hacernos picadillo, a gusto de unos socios cuya única obsesión es destruirnos. Lo que quede tras ese desastre, lo rematarán los de la banda de enfrente en la siguiente ronda, con su musiquita de falsas «bondades» del otro lado. Esos desmontarán el Estado por otras vías. Bajarán impuestos a los más ricos, los subirán a los más pobres, sabotearán pensiones, sanidad, educación y servicios sociales hasta hacerlos inservibles, de manera que no tengamos más remedio que acudir a los negocios privados suyos y de sus amigos, donde podrán aplicar tarifas que pocos podrán pagar. 

Europa y el mundo

Europa de nada nos sirve. Borracha de «buen rollito» y discurso «woke», ni siquiera se da cuenta de que libra una guerra y que la está perdiendo por seis a uno: seis hijos de cada mujer musulmana por un hijo de cada mujer europea. En poco tiempo ninguna mujer podrá ir por la calle sin cubrirse de coronilla a pies. Veremos las calles de Madrid cortadas cinco veces al día para sus rezos. 

De los problemas mundiales sólo hemos comenzado a ver la parte emergida del témpano. Queramos verlo o no, el mundo no tiene capacidad para sostener a ocho o nueve mil millones de personas. No la tiene, por mucho que intentemos mirar a otra parte. Deseo equivocarme, pero creo que esto se saldará con una catástrofe. Pero el planeta no acabará todavía, acabarán los humanos. Y al contrario que los dinosaurios, de los humanos no quedarán ni huesos que una hipotética especie, más afortunada que la nuestra, pudiera estudiar dentro de unos cientos de millones de años.


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Susana Cruz

NOMBRE: Susana
APELLIDOS: Cruz Calvache
LUGAR DE NACIMIENTO: Madrid
FECHA DE NACIMIENTO: 1992
PROFESIÓN: Artista
 
 
 
 
 
Tras el descanso de este verano vuelve a sus pantallas la sección Fichados, que estrenamos hace ya diez años y que alcanzará, seguramente antes de que acabe este, la cifra de cuatrocientos artistas y comisarios a los que seguir los pasos. La temporada la abrimos de la mano de Susana Cruz, cuya andadura expositiva es reciente -viene mostrando su obra desde hace tres años-, aunque sus inquietudes artísticas vengan de mucho tiempo atrás.
Ha presentado exhibiciones individuales en las galerías Espacio Cómplices y Sara Caso, y en el Hotel Akeah de Madrid, y colectivas en el Espacio MAdos y la Galería Gaudí, de nuevo en la capital, además de participar el año pasado en la feria FESTIARTE marbellí, representada por la Galería Gaudí.
Nos ha contado Cruz Calvache que pinta desde siempre y que, aunque su formación no tenga relación estricta con el arte, cursar el Erasmus en Italia revivió en ella esos intereses, que terminaría cultivando tiempo después. Es la primera artista que nos habla de Italia como punto de partida (probablemente entre el resto haya habido olvidos); no es ya la primera en recordar profesores decisivos. Y el confinamiento también ha tenido un papel en su trayectoria: Desde siempre he pintado, no recuerdo cuándo empecé, pero sí cómo: empecé con lápiz y bolis de colores en casa, en el colegio, siempre que podía. Luego me pasé al carboncillo, técnica que estuve practicando durante muchísimos años, experimentando sola. Tuve pinceles de acuarela y acrílico, pero fueros dos técnicas que, a pesar de encantarme visualmente, no me llenaban.
En la primera comunión me regalaron un maletín de óleo y un caballete. Ahí fue cuando me enamoré del óleo, eso sí, siempre compaginándolo con el carboncillo. Ensayaba en mis ratos después del colegio. Mis padres, al ver esa ilusión, me apuntaron a clases de pintura los viernes por la tarde. Cambiaba el típico día de fiestas con los compañeros de clase por ratos pintando. Estuve unos años disfrutando del arte, las risas y el ambiente de la clase: una profesora de lo más única, un perrito sin una pierna y cuatro chicas increíbles, cada una con sus peculiaridades. No eran clases como uno se las imagina, simplemente pintábamos con buena música de fondo a nuestro aire; la profesora nos dejaba fluir a cada una.
A los 16 años dejé las clases por los estudios; la ESO, bachillerato y la universidad me hicieron disminuir muchísimo el tiempo que dedicaba a pintar, pasé incluso años sin tocar un pincel. Estudié en la Universidad Politécnica de Madrid Ingeniería de Materiales y posteriormente un Máster en Consultoría de Negocio; me fui de erasmus a Italia y ahí retomé mi pasión por el arte, ese viaje me hizo revivir todo aquello que sentía cuando me ponía a crear. Había arte en cada recoveco de Turín y aquí es de donde posteriormente rescataría mi gran fuente de inspiración.
Más tarde empecé a trabajar y me adentré en el bucle de la vida laboral y la velocidad de la sociedad. No paraba a pensar qué era lo que realmente me hacía sentir plena y sobre todo ser yo misma. Ahora me doy cuenta de que estaba en “modo robot”. Así pasaron varios años hasta que dejé un trabajo por el estrés que me suponía el no sentirme fiel a mis pensamientos y hacer más de diez horas de jornada laboral en una oficina.
A las pocas semanas llegó la pandemia y, al no tener empleo, tenía todo el tiempo del mundo para aquello que había abandonado años atrás: frenar, enfocarme y reflexionar. Tomarme la vida de una manera lenta, como si el tiempo no pasase. Abrí mi Instagram actual y empecé a compartir los pequeños dibujos que pintaba en papel. Pedí por internet un lienzo, bajé al trastero a rescatar mi maletín de pintura y el óleo me volvió a enganchar. En este momento fue cuando me di cuenta que no lo volvería a dejar.
Pasó la pandemia y era hora de volver a la realidad. Encontré trabajo y me independicé, lo compaginaba siempre con la pintura e hice de mi casa mi estudio, conviviendo en un mismo espacio de 30 metros vida personal, laboral y pasión por el arte.
Susana Cruz. Cloto
Italia, como dijimos, tuvo que ver con que regresara Susana a la pintura y también está muy presente en sus temas; las esculturas que pudo contemplar, el Renacimiento y el Barroco, son fuentes de buena parte de su trabajo, con el que desea suscitar en el espectador sensaciones placenteras: Comencé a definir mi estilo gracias a la etapa en la que viví en Italia. Las esculturas tomadas como modelo no las elegí al azar: despertaban en mí algo especial y conseguían que viera reflejado en ellas todo lo que quería transmitir. Un medio para liberar mis emociones. Y aunque todas narran historias de la mitología clásica tan preciosas como trágicas, en mis lienzos cobran un significado totalmente diferente… sin perder su esencia.
Actualmente, mi obra se inspira en la pintura del Barroco y la pasión por el uso dramático del claroscuro, llevada a un terreno más personal con lo aprendido en mis obras anteriores, sin abandonar mi personalidad. Movimiento, telas, transparencias y rostros reflejan la parte más humana y la divina. Admiro la pintura de Caravaggio, Rembrandt, Da Vinci, Miguel Ángel, Botticelli, entre muchos otros, de los que destacaría también a Joaquín Sorolla.
Mis óleos están íntimamente ligados a mis sentimientos, susurran mis vivencias. El arte para mí es frenar, disfrutar del proceso, escapar del mundo de la inmediatez y estar en el presente disfrutando cada pincelada. Reflejar lo bueno y soltar lo malo, dándole un enfoque bello.
Me gusta dar esa dosis de optimismo, que el espectador vea en mi obra situaciones que le hagan reflexionar acerca de la pasión y la tranquilidad de la vida, una ventana en la que, al igual que yo he reflejado mi historia mediante esculturas o mujeres, él vea la suya y sonría por dentro al recordarla.
Comencé a definir mi estilo gracias a la etapa en la que viví en Italia. Las esculturas tomadas como modelo no las elegí al azar.
Susana Cruz. Ocaso
Susana Cruz. Éxtasis
Como ya nos ha avanzado Susana, su terreno es el de la pintura y, fundamentalmente, el del óleo: La técnica que trabajo es el óleo sobre lienzo en medianas y grandes dimensiones. El tamaño de los lienzos lo elijo a conciencia; para mí, forma parte del proceso artístico. Necesito que el tamaño de lo dibujado sea equivalente o superior al tamaño que tendría en la vida real, si no, siento que la obra se queda “encerrada” y eso me genera agobio.
En cuanto a los colores, mi obra se caracteriza por el uso de blanco, sombra tostada y negro; pincelada fina, calmada y suave, en contraste; con técnica a espátula muy marcada y de gran expresividad. Fusiono el fondo con la figura aportando a la obra dinamismo y libertad.
Susana Cruz. Modestia
El fin de esa pandemia que le permitió dedicarse sin trabas a pintar dio paso a la sucesión de exposiciones que desde 2021 ha presentado: Hasta los 27 años no expuse mi obra. Mis primeras exposiciones fueron a raíz de colaboraciones con diferentes restaurantes italianos de Madrid.
Más tarde, en 2021, hice mi primera exposición en la Galería Espacio Cómplices (Madrid) de la colección VEEMENZA, título que elegí por su significado: “Que tiene una fuerza impetuosa. Ardiente y lleno de pasión. Persona que obra de forma irreflexiva, dejándose llevar por los impulsos”.
A raíz de ello me surgió la oportunidad de participar en un evento “cena sensorial” en la Galería Sara Caso (Madrid). Toda una experiencia. Vendaban los ojos a los comensales y mediante el menú, la música, sonidos y actores recreaban el ambiente de mi obra inspirada en El rapto de las sabinas, para acabar quitándonos la venda y viendo la sala oscura y el cuadro iluminado.
La segunda colección, EQUILIBRIO, la expuse en 2023 en Espacio MAdos (Madrid). Es un relato mediante esculturas de mi vida durante un año; sin duda, aquí fue dónde salió de mi subconsciente toda aquella inspiración capturada en Italia. Este mismo año participé en un evento impulsado por un grupo de artistas jóvenes de diferentes disciplinas en Artfter (Bilbao), en el que conocí a gente increíble y con verdadera pasión por expresarse a través del arte.
Posteriormente participé en FESTIARTE (Marbella), representada por la Galería Gaudí, con la que participé también en una exposición colectiva en Madrid. El 2024 empezó con una exposición en el Hotel Akeah (Madrid), una experiencia preciosa en un lugar en el que, a pesar de no dedicarse al arte, lo impulsan con gran sensibilidad. Aquí presenté la primera obra de mi colección actual, IL DUBBIO È BELLO, serie en la que, mediante mujeres, expreso mis sentimientos y pensamientos más profundos.
Actualmente tengo obras expuestas de forma online de la mano de Juan del Toro en Antoarte, una plataforma creadora de eventos que fusiona el arte con las marcas de tendencia y las tiendas de alta decoración. Y de la mano de Pedro Luis Requena, art dealer, en ferias de arte y exposiciones colectivas en Madrid; además, bajo su asesoría, estoy participando en subastas internacionales online, mediante la casa de subastas Setdart.
Sus futuros pasos llevarán a Susana Cruz a Valencia y Málaga: Actualmente estoy finalizando la colección IL DUBBIO É BELLO. En ella fusiono todo lo aprendido de las colecciones anteriores, VEEMENZA y EQUILIBRIO, del manejo con la espátula, que aporta gran expresividad y fuerza, y un nuevo efecto del pincel que estoy desarrollando dando sensación de movimiento, sensibilidad y destacando las transparencias.
En cuanto a próximos proyectos, tengo dos exposiciones en diciembre: la primera en Valencia, de la mano de un estudio de arquitectura; la segunda la llevaré a cabo en un local del centro de Málaga que fusiona arte con coctelería. El local inaugura con mi exposición, por lo que es una experiencia nunca vivida.
Y seguiré como hasta ahora, aprovechando las oportunidades que veo que me pueden impulsar, conociendo a otros artistas de mí mismo ámbito o diferente y sobre todo haciendo disfrutar. Porque al fin y al cabo el arte es eso, dejarse llevar.
Podéis conocer mejor a Susana, aquí: www.susanacruzart.com
Susana Cruz. Templanza
Susana Cruz. Sutileza
Susana Cruz. Imperturbabilidad
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La Strada, setenta años de un tumulto en el Festival de Venecia

No siempre los festivales de cine han sido balsas de aceite donde reina la deportividad, independientemente de las elecciones del jurado: en el de Venecia, hace setenta años, en 1954, la sala atronó después de la entrega de premios, hubo tumulto y hasta peleas. La razón: Senso, de Luchino Visconti, no recibió galardones y La strada de Fellini consiguió el León de plata; así se agudizaba un conflicto que derivaría casi en guerra de bandos en el cine italiano y que no tenía carácter meramente artístico, sino también político: una facción considerada de izquierdas continuaba abogando por el desarrollo del neorrealismo, para entonces ya en horas bajas, mientras que en el sector conservador preferían la aparición de los valores religiosos en la gran pantalla. Los primeros, agrupados en torno a Visconti, se sintieron aquella vez traicionados por Fellini, que antes sí fue su compañero de viaje y había planteado en aquella ocasión un filme abstracto respecto a los cánones neorrealistas y, por momentos, ceñido a los principios católicos. En ese año, la crítica llegó a afirmar que no reflejaba ni la sociedad italiana ni sus problemas.
Es cierto que el centro de La strada no es la lucha de clases, por más que sus protagonistas sean humildes, y que puede interpretarse como un relato de redención espiritual, pero Fellini nunca aceptó que su historia fuese ajena a la realidad: desde su punto de vista, podía abrir nuevas perspectivas sociales, porque remite a la experiencia común de dos personas, origen y símbolo de una sociedad. Aunque no se ciñera a la actualidad italiana, sí se sostenía sobre una base palpable, la que el director había conocido: sus recuerdos y sentimientos, que había plasmado en el viaje de dos criaturas, aparentemente sin mucho en común, pero unidas inseparablemente por alguna razón.
La Strada se inicia con la llamada a Gelsomina (Giulietta Masina) de sus hermanas; ella está en la playa recogiendo leña en las dunas. El forzudo Zampano (Anthony Quinn) acude a buscarla, pues la ha comprado por 10.000 liras para llevársela en su motocicleta, transformada en caravana; el refugio en su vida de feriante que hace sus números en las plazas de pueblos cuya población no parece menos miserable que él. Gelsomina ha de ayudarle (como antes hizo otra de sus hermanas, fallecida) literalmente como pueda: recogiendo dinero, tocando el tambor o disfrazándose de payaso; así será como abandonará su hogar de infancia a orillas del mar, sabremos que para siempre.
Componen los dos un dúo curioso: una joven muy menuda, y vital e ingenua, deseosa de hacerlo bien como artista de los caminos, ha de manejarse con un individuo grande y gruñón al que la vida en la calle ha hecho duro y que no presta ninguna atención a los sentimientos de quien tiene al lado. Incluso sus actuaciones las realiza mecánicamente, repitiendo las mismas palabras en los mismos momentos, sobre todo en el instante culminante de romper una cadena hinchando su pecho. Ante casi todo lo que ve, sin embargo, a Gelsomina parecen salírsele los ojos de las orbitas; incluso cuando toca por primera vez el tambor, lo hace con ilusión rayana en el delirio hasta que Zampano, nunca para bromas, le golpea en las piernas con una vara.
No hay para el saltimbanqui arte útil si no sirve para ganarse el pan, al contrario que para el llamado El Loco (Richard Basehart), equilibrista que saldrá a su paso varias veces y que sí concibe su actividad con libertad y despreocupación, como su misma vida: irradia gracia en el aire, la extrema ligereza del que no teme nada en absoluto a las alturas; en alguna ocasión, incluso, llevará alas de ángel. No hay que ser adivino para intuir que El Loco y Zampano serán mutuos enemigos y que el más débil de los dos no sobrevivirá a su rivalidad.
La muerte del equilibrista hunde el ánimo de Gelsomina, que podría haberse ido antes con él en lugar de quedarse con el forzudo, quien nunca la ha mirado como mujer y siempre ha rechazado bruscamente sus esfuerzos por una mayor proximidad entre los dos. Tendrá ocasión, por esa rudeza, de tomar conciencia a destiempo de su soledad y de que ha perdido algo valioso.
Por todo esto, La strada no es solo una parábola social de carácter poético, o una road movie con mensaje, sino una historia de amor nunca alcanzado y de triste desenlace. Aunque en Italia desató todo tipo de opiniones, la crítica internacional sí la alabó: el histórico André Bazin dijo que era un encuentro con un mundo insospechado; George Sadoul, que se trataba de un hito en la historia del cine; y Doniol-Valcroze, que sería un faro para el séptimo arte. Los aún partidarios del neorrealismo la rechazaban precisamente por eso, por lo que tenía de mágico y encantador y por apuntar, finalmente, a la trascendencia: Fellini no quería quedarse con la superficie de su trama, sino penetrar en ella; recoger en las vidas desgraciadas de estos personajes su impulso por seguir adelante.
Cuando Zampano humillaba a Gelsomina, y ella dudaba de sí misma y de por qué estaba en el mundo -ella y todo lo demás, incluso las piedras-, El Loco le decía que todo lo que está en el mundo es bueno para algo y que si su vida no tenía sentido, nada lo tenía, ni siquiera las estrellas. Ella parecía comprender.

Es dificilísimo no experimentar ternura por el personaje de Masina y, controversias aparte, fue así desde el principio: dicen que, en adelante, cuando ella visitaba a Fellini en los estudios romanos de Cinecittá, los trabajadores la aplaudían, recibía un ramo de rosas y el rodaje de turno se detenía hasta que se sentaba para ver a su esposo en faena. Había nacido en 1921 en San Giorgio di Piano, cerca de Bolonia (Fellini no muy lejos, era de Rímini), pero se había criado con una tía elegante en Roma y había trabajado en la radio y en varias compañías teatrales antes de este salto al cine. Las ondas le hicieron, justamente, conocer al cineasta: cuando puso voz a un personaje de un guion radiofónico suyo.
Tras algunos papeles secundarios, actuó en las primeras películas de su marido: desde Luci dei varietá en 1950 a Giulietta de los espíritus en 1965; más tarde se retiró de la gran pantalla hasta un regreso tardío, de la mano de Perinbaba (1985) de Jakubisco, Ginger y Fred (1985) del mismo Fellini y Hoy quizá… (1991) de Bertuccelli. En todo caso, en la memoria quedó por Gelsomina, ese duende bondadoso con fe en los demás. Murió en 1994, unos meses después que el director.
 

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El vizconde que me amó: Julia Quinn

Juan Ortiz

El vizconde que me amó

El vizconde que me amó

El vizconde que me amó —o The Viscount Who Loved Me, por su título original en inglés— es el segundo volumen de la popular serie romántica Bridgerton, escrita por la historiadora de arte y autora estadounidense Julia Quinn. La obra fue publicada por primera vez el 5 de diciembre del 2000 de la mano de la editorial Plaktus. En 2009, fue traducida al español por Rosa Arruti Illarramendi.

El mismo año, la novela fue comercializada para el público hispanohablante por la editorial Titania. Es necesario decir que Bridgerton es un fenómeno literario que se ha robado el corazón de miles de lectores, y este libro no es la excepción, contando con una nota media entre 4.00 y 4,4 estrellas en plataformas como Goodreads y Amazon, respectivamente, lo que le otorga gran prestigio.

Sinopsis de El vizconde que me amó

La historia de terror que todas las madres les cuentan a sus hijas

En el libro anterior se desveló un poco acerca de la reputación reprochable de Anthony Bridgerton, en este, se acentúan sus defectos para plantear el conflicto principal de la trama. Él, que es el soltero más codiciado de la temporada, decide sentar cabeza por fin. Por supuesto, la elegida para tales fines resulta ser la joven y hermosa Edwina Sheffield. Sin embargo, conquistarla no resulta sencillo.

La razón de esto no es otra que la incipiente presencia de Kate, la hermana mayor de la muchacha, quien vigila con la tenacidad de un halcón cada movimiento del rompecorazones de los Bridgerton. Es así como este comienza a comprender lo difícil que será convencer a esta decidida mujer. No obstante, lo que se vuelve aún más complicado es sacar a Kate de su cabeza.

Decidida a proteger el corazón de su hermana

Estamos ante otro de los famosos cotilleos de lady Whistledown. En esta ocasión, se trata de una especie de triángulo amoroso insospechado. Por un lado, Antony intenta demostrarle a Kate que ha dejado de comportarse como un vividor, pero, por el otro, la hermana mayor de su ansiada futura esposa no puede evitar pensar en él como la peor de las aberraciones sociales.

Mientras ocurren estos tensos intercambios —con la ingenua e indecisa Edwina de por medio—, cupido comienza a fraguar un plan para unir a dos polos opuestos que, en realidad, no son tan diferentes como cada uno de ellos piensa. De hecho: tienen más cosas en común de lo que creen, pues ambos intentan vivir a su manera en la intensa y estricta sociedad victoriana.

Perfil psicológico de los protagonistas

Kate Sheffield

Como de costumbre, Julia Quinn construye a su heroína fuera de las convenciones de la época que se aborda en su novela. De este modo, Kate se convierte en una protagonista poco interesada en las estructuras del tiempo que le ha tocado vivir. Como no se siente particularmente atractiva, joven o apta para el matrimonio, dedica su existencia al cuidado de su adorable hermanita.

Es esta rígida forma de pensar —además de una latente inseguridad disfrazada de pragmatismo— de la que Kate hace alarde cuando los vividores sin escrúpulos intentan conquistar a Ewdina en los bailes, y es la misma que utiliza para mantener a raya los avances del poco confiable vizconde Bridgerton, aunque pronto descubre que del desagrado a la pasión hay un solo paso.

Anthony Bridgerton

¿Qué se podría decir del encantador vizconde que no se haya dicho ya?: aparentemente, es demasiado atractivo como para dejarlo pasar, pero su forma de ser suele alejar a las doncellas más castas. Entonces, ¿por qué este poco fanático de los compromisos ha decidido casarse? Después de resolver que no quería morir tan joven como su padre, Anthony se dedicó a disfrutar de la vida.

No obstante, como cualquier hombre de su época, desea tener un heredero, y, para ello, necesita contraer nupcias con una muchacha de buena familia. Sin embargo, tras elegir a la indicada, encuentra a su mayor adversaria en la hermana de esta, quien no solo se atreve a desafiarlo de manera constante, sino que consigue cambiar para siempre su perspectiva, su corazón y su alma.

¿Qué clase de enemies to lovers es este?

Sí, está claro que El vizconde que me amó está enmarcado en uno de los clichés favoritos de los lectores de romance: el enemies to lovers. Es evidente que, en un principio, tanto Kate como Anthony están dispuestos a llevarse muy mal debido a sus respectivas inclinaciones. Pero, tal vez, la adaptación de Netflix haya dejado el erróneo pensamiento de que esta novela incorpora un triángulo amoroso.

Es decir: El vizconde que me amó esconde un poco de este tropo entre sus páginas, pero, en realidad, Edwina casi nunca representa un riesgo para la relación de los protagonistas, más allá de su propia necesidad de conquistar a un joven guapo y rico. Por el contrario, podría decirse que el mayor impedimento para que los protagonistas de esta historia tengan un final feliz son ellos mismos.

Sobre la autora

Julia Quinn es el seudónimo de la autora estadounidense Julie Cutler, nacida en Nueva York durante 1970. Se licenció en Historia del Arte por la Universidad de Harvard, pero no supo muy bien qué debía hacer con su título, de modo que decidió ingresar en la facultad de Medicina de la Universidad de Yale, la cual dejó atrás después de que sus dos primeras novelas se hicieran mundialmente famosas.

Las historias románticas de corte histórico escritas por Quinn recibieron una aceptación tal, que la autora se encaminó a las Letras definitivamente solo unos meses después de haber comenzado Medicina. Desde entonces, su obra ha sido traducida a más de 25 idiomas, siendo uno de los constantes superventas del New York Times y recibiendo varios premios Rita.

Otros libros de Julia Quinn

Trilogía Blydon

  • Splendid — Una espléndida pasión (1995);
  • Minx — Una mujer rebelde (2009);
  • Dancing at midnight — Un baile a medianoche (2013).

Bilogía Las hermanas Lyndon

  • Everything and the Moon — Bajo el brillo de la luna (1997);
  • Brighter than the Sun — Más brillante que el sol (2000).

Bilogía Agentes de la Corona

  • How to Marry a Marquis — Cómo casarse con un marqués (1999);
  • To catch a heiress — Como atrapar a una heredera (2009).

Serie Bridgerton

  • The Duke and I — El duque y yo (2000);
  • An Offer from a Gentleman — Te doy mi corazón (2001);
  • Romancing Mr. Bridgerton — Seduciendo a Mr. Bridgerton (2002);
  • To Sir Philip, with Love — A Sir Phillip, con amor (2003);
  • When He Was Wicked — El corazón de una Bridgerton (2006);
  • It’s in His Kiss — Por un beso (2005);
  • On the Way to the Wedding — Buscando esposa (2006);
  • The Bridgertons: Happily Ever After — Bridgerton: felices para siempre (2020);
  • Queen Charlotte — La reina Carlota (2023).

Trilogía Bevelstoke

  • The Secret Diaries of Miss Miranda Cheever — Los diarios secretos de Miranda (2011);
  • Ten Things I Love About You — Diez cosas que me gustan de ti (2011);
  • What Happens in London — Secretos en Londres (2013).

Bilogía Los dos duques de Wyndham

  • The Lost Duke of Wyndham — El duque de Wyndham (2012);
  • Cavendish, I Presume — La prometida del duque (2012).

Tetralogía Smythe Smith

  • Just Like Heaven — Un romance adorable (2012);
  • Smythe Smith II — Una noche inolvidable (2013);
  • The Sum of All Kisses — La suma de todos los besos (2014);
  • The Secrets of Sir Richard Kenworthy — Los secretos de Sir Richard Kenworthy (2016).

Tetralogía Rokesby

  • Because of Miss Bridgerton — Por culpa de Miss Bridgerton (2021);
  • Rokesby II — Un marido inventado (2021);
  • The Other Miss Bridgerton — La otra Miss Bridgerton (2021);
  • First Comes Scandal — Primero llegó el escándalo (2021).

Novelas independientes

  • Thirty six valentines — 36 Tarjetas de San Valentin (2000);
  • Miss Butterworth and the Mad Baron — La señorita Butterworth y el barón loco (2022).

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¿Dónde está la justicia para Alexa?

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El Consultorio Jurídico Feminista ha elevado la denuncia de Alexa Torres al CEDAW, buscando visibilizar la impunidad del caso de acoso sexual por parte del sacerdote Silvestre Olmedo. Este hecho evidencia las trabas judiciales y estereotipos que obstaculizan el acceso a la justicia para las mujeres en Paraguay.

 

En un hito histórico, el Consultorio Jurídico Feminista (CJF), junto a Synergia-Iniciativas para los Derechos Humanos, presentó el caso de Alexa Torres al Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW), denunciando la falta de perspectiva de género y la aplicación de estereotipos que llevaron a la impunidad en el proceso judicial contra el sacerdote Silvestre Olmedo.

 

Alexa, víctima de acoso sexual en 2016 cuando tenía 20 años, enfrentó un proceso judicial lleno de trabas y dilaciones que culminaron sin justicia. A pesar de la evidencia y los hechos probados, el sistema judicial paraguayo no actuó con la celeridad ni el enfoque adecuado, lo que dejó el caso sin resolución favorable para la joven.

 

Fotografía: gentileza

 

Desde el CJF también lanzaron la campaña “¿Dónde está la justicia?”, que busca generar conciencia sobre las falencias del sistema y apoyar la denuncia presentada ante la CEDAW, exigiendo medidas de reparación y no repetición para mejorar el acceso a la justicia de las mujeres en Paraguay. 

 

El camino aún es largo, pero Alexa Torres y las organizaciones que la respaldan esperan que este caso sirva como un precedente para que otras mujeres no tengan que enfrentarse a un sistema que les da la espalda.

 

A través de una página web del Consultorio Jurídico Feminista, se pueden conocer los hitos del caso, los testimonios de Alexa y a las abogadas que la acompañan en esta lucha.


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