Jurado nº2: el miedo es dejar caer una moneda

Lo último de Clint Eastwood -al que no está de más recordar que pueden adjudicársele muchos calificativos, pero no el de vieja gloria– pone en juego, en torno a un tribunal estadounidense, a un conjunto de individuos que tratan de dilucidar un posible crimen, de no poner patas arriba su propia vida, de escalar laboralmente si las circunstancias lo permiten o de llegar a casa cuanto antes. Todos y cada uno acabarán demostrando que merece la pena que dudemos de ellos: a unos, a quienes en principio nos suscitan menos simpatía, habrá que concederles ese beneficio; a otros, los que en un inicio parecen no tener tacha, habrá que aplicarles más bien la pena de la duda. El cineasta continúa derrochando como director la capacidad empática (por manoseada que esté la palabra) que como actor se guardaba de dejar ver y en Jurado nº2 ha desplegado un interesante argumentario narrativo sobre las razones de que nadie deba definirse por sus errores, pero tampoco pretender avanzar en la vida sin admitirlos, admitírselos.
Justin Kemp (Nicholas Hoult), un joven periodista felizmente casado, es llamado a formar parte de un jurado en un momento inoportuno: cuando su hija (sabremos que la primera tras otra pérdida) está a punto de nacer. Avanzando el metraje conoceremos que, además de compatibilizar su vida familiar con un empleo a jornada completa, ha superado recientemente problemas de adicción al alcohol, de modo que tiene suficientes frentes abiertos para sumar nuevas distracciones. Trata de ser amnistiado de esa labor, pero en lugar de eso, y este punto sí podría adivinarse, se ve envuelto en un juicio por asesinato que, además de ocuparle durante semanas, acabará desestabilizando seriamente un futuro que parecía encarrilado. Como dicen, nunca se sabe lo que el pasado puede deparar.
Más negro aún lo tiene James Sythe (Gabriel Basso), a quien casi todos pronostican prisión inevitable después de que su novia apareciera muerta junto a una carretera poco después de ser vistos ambos ebrios y discutiendo en un bar de esos a los que la gente respetable no suele pasar. Existen testigos de sus gritos y de botellas rotas, también de su separación en la calle; solo uno cree distinguirlo (veremos después que claramente sugestionado) en el lugar donde se encontró el cadáver. Para la mayoría de los miembros del jurado y de quienes participan en el juicio -solo su abogado confía en la inocencia de James con claridad-, son escasas las posibilidades de que se libre de las peores penas, de manera que alcanzar el veredicto cuanto antes beneficiará a todos; Justin parece de los pocos conscientes de que se halla prácticamente en sus manos la vida de un hombre de modo que, cuanto menos, es necesario meditar. Esa actitud, sin mácula, esconde sin embargo un interés personal por no acrecentar algunas culpas: el que fue alcohólico en recuperación había estado cerca de recaer en ese mismo bar y, esa misma noche, pidió una bebida y finalmente no la probó. Mientras conducía hacia su casa bajo una intensa lluvia, chocó contra algo que pensó que era un ciervo, pero al presentarse las pruebas de este caso en el tribunal, empieza a darse cuenta de que tiene bastantes papeletas para ser, él mismo, responsable de un asesinato. Y de que de él depende asumir ese peso, en esa etapa concreta de su vida en la que todo parecía tomar un mejor rumbo, o enfangar del todo la de un hombre, quizá no virtuoso (como él tampoco lo fue), pero con probabilidad inocente.
Ese gran dilema, puede que lo más parecido en el cine reciente a una tragedia griega, se adereza con las ambiciones de una fiscal agresiva y deseosa de ascender en el gremio -finalmente se suavizará, porque como avanzamos Eastwood ha acreditado ya que no cree en el prejuicio- y con los deseos y tendencias acomodaticias del resto de los miembros del jurado, pero en todo caso supone el eje de este filme, pues cualquier decisión que tome apareja víctimas colaterales, por más que la propia delación parezca el camino más moralmente recto: entregarse equivaldría a dejar sola a su (sufrida) esposa al borde del parto; posibilitar un juicio nulo sin confesar, a impedir a los padres de la mujer muerta cerrar un ciclo de duelo.
Eastwood, junto con el guionista Jonathan Abrams, tienen el acierto de tratar a cada uno de los personajes de esta trama, que inevitablemente remite por momentos a Doce hombres sin piedad, como si fuese un protagonista, con los matices que exigiría: todos parecen más o menos aplastados por sus circunstancias vitales; todos despliegan momentos de evidente lucidez en momentos inesperados. Nadie actúa, al menos no todo el tiempo, por mala fe. Logra el director que Jurado nº 2 no caiga en el sentimentalismo sin dejar de poner de relieve su propia visión de muchas esencias: todos somos complicados, pero en lo fundamental decentes si analizamos con detenimiento; cualquiera trata de sobrevivir sin incomodidad, pero lo correcto y lo incorrecto a veces no habitan en compartimentos estancos, marcados con líneas rojas.
Aquí no importan escenarios, ni veleidades estéticas, sino el peso de la culpa reflejado en el rostro de Hoult, que soporta largos primeros planos como figura que reverencia y cuestiona a la vez la ley, el orden, las reglas. Y que pone de relieve que el sistema (judicial) no ofrece respuestas perfectas a las malas acciones, pero al menos dispone los cauces para que alguna vez esa justicia sí ocurra.

 

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Romance del conde Olinos

Juan Ortiz

Romance del conde Olinos

Romance del conde Olinos

El Romance del conde Olinos es una de las joyas de la tradición oral española, un poema anónimo cargado de simbolismo, amor trágico y resonancia que se ha conservado por siglos. Este romance, como muchos otros, forma parte del legado literario que los juglares y las generaciones posteriores transmitieron oralmente antes de ser recogidos en papel, cantándolo a sus hijos en diversos contextos.

Mediante estas líneas, nos embarcaremos en un viaje a través del tiempo para explorar el origen del poema, así como su estructura, temática e impacto cultural. De igual manera, abordaremos las interpretaciones que lo han mantenido vivo durante tantos años en el imaginario colectivo, convirtiéndolo en un tesoro, una de esas historias que todos conocen, aunque nadie sepa de dónde.

Orígenes y contexto histórico del Romance del conde Olinos

El Romance del conde Olinos pertenece al vasto corpus de obras que surgieron durante la Edad Media y que cobraron popularidad entre los siglos XIV, XV y XVI. Estos poemas narrativos, de métrica sencilla y acompañados muchas veces de música, fueron la forma en que las historias y emociones humanas encontraron expresión. Aunque el Romance del conde Olinos no tiene un autor identificado, se cree que sus raíces se encuentran en las leyendas medievales.

Los expertos sugieren que estas fueron mezcladas con elementos de tradiciones populares y temas universales como el amor, la muerte y el destino, muy recurrentes en aquella época. Una de las características más resaltantes del Romance del conde Olinos es que no cuenta con un autor definido, lo que incentivó que otros poetas agregaran más versos o modificaran los existentes.

Estructura y lenguaje de la obra

Como la mayoría de los romances, el «conde Olinos» sigue una estructura de versos octosílabos con rima asonante en los pares, lo que le otorga un ritmo musical que facilitaba su memorización y recitado. Este tipo de composición es característica por su capacidad de condensar emociones y acontecimientos en pocas palabras, dejando espacio para la interpretación del oyente o lector.

El lenguaje del poema es sencillo y evocador. Las imágenes naturales, como el agua, los pájaros y las flores, cumplen un papel central en la construcción simbólica de la historia. El uso de repeticiones y paralelismos subraya la tragedia y el destino ineludible que envuelve a los protagonistas.

Análisis y temáticas que se abordan en el poema

El Romance del conde Olinos relata la historia de un amor prohibido entre un noble joven, el conde Olinos, y una dama de alta alcurnia cuya madre se opone rotundamente a la unión. La canción que el caballero entona al amanecer despierta a la muchacha, pero también a su progenitora, quien, indignada por el sentimiento que nace entre ambos, condena al Conde a la muerte.

La tragedia culmina en la transformación de los amantes en elementos de la naturaleza: el joven en un espino albar y ella en un rosal, simbolizando la eternidad de su amor. Sin embargo, cuando la madre los manda a cortar por la mano de un empleado, estos se convierten en una garza y un gavilán, volando juntos hacia la inmortalidad.

El amor trágico

Uno de los temas más destacados es el amor trágico. Este romance encarna la tensión entre el deseo individual y las normas sociales, una constante en la literatura universal. La oposición de la madre representa la autoridad y las estructuras que regulan las relaciones, mientras que la muerte de los amantes refuerza la idea de que el cariño verdadero, aunque imposible en vida, trasciende.

La naturaleza como testigo y protagonista

La naturaleza juega un papel esencial en el Romance del conde Olinos. No solo es el escenario donde se desarrolla la historia, sino también un reflejo de las emociones de los protagonistas. El agua, el amanecer y los elementos naturales son cómplices de los amantes y custodios de su memoria.

Además, la transformación de ambos en un espino y un rosal al final del poema refuerza la idea de la permanencia del amor, que encuentra en la naturaleza un refugio eterno.

El conflicto generacional

El antagonismo entre la madre y los amantes es también un reflejo del conflicto generacional. La dama mayor representa las normas y valores tradicionales, mientras que los jóvenes encarnan la rebeldía y la afirmación de su libertad individual. Este choque es una constante en la literatura, así como también en la experiencia humana, lo que explica la vigencia del romance.

Impacto cultural y legado

El Romance del conde Olinos ha dejado una huella profunda en la cultura hispánica. Su sencillez y emotividad lo han convertido en un texto que sigue siendo estudiado y disfrutado en la actualidad. Ha sido fuente de inspiración para escritores, músicos y artistas, que han encontrado en sus versos un punto de partida para explorar temas como el amor, la tragedia y la trascendencia.

En la música, muchos cantantes tradicionales han interpretado versiones del romance, adaptándolo a diferentes estilos y épocas. La riqueza melódica de sus versos ha permitido que perdure como parte del repertorio del folclore, especialmente en España y América Latina.

En la literatura, su influencia se observa en obras que exploran el amor imposible y la lucha contra las normas sociales. El simbolismo de la transformación también ha resonado en la poesía y la narrativa contemporánea.

Interpretaciones modernas

Aunque el Romance del conde Olinos se origina en un contexto medieval, sus temas siguen siendo relevantes. En una época en que las normas sociales continúan condicionando las relaciones personales, la historia de Olinos y su amada invita a reflexionar sobre la libertad, el amor y las barreras impuestas por otros.

Por otro lado, la conexión entre los amantes y la naturaleza puede interpretarse también desde una óptica ecológica. La transformación de los protagonistas en parte del paisaje sugiere una visión armónica en la que el ser humano y la naturaleza están intrínsecamente ligados.

Romance del conde Olinos

Madrugaba el conde Olinos,

mañanita de San Juan,

a dar agua a su caballo

a las orillas del mar.

Mientras el caballo bebe

canta un hermoso cantar:

las aves que iban volando

se paraban a escuchar;

caminante que camina

detiene su caminar,

navegante que navega

la nave vuelve hacia allá.

Desde la torre más alta

la reina le oyó cantar:

—Mira, hija, cómo canta

la sirenita del mar.

—No es la sirenita, madre,

que esa no tiene cantar;

es la voz del conde Olinos,

que por mí penando está.

—Si por tus amores pena

yo le mandaré matar,

que para casar contigo

le falta sangre real.

—¡No le mande matar, madre;

no le mande usted matar,

que si mata al conde Olinos

juntos nos han de enterrar!

—¡Que lo maten a lanzadas

y su cuerpo echen al mar!

Él murió a la media noche;

Ella, a los gallos cantar.

A ella, como hija de reyes,

la entierran en el altar,

y a él, como hijo de condes,

unos pasos más atrás.

De ella nace un rosal blanco;

de él, un espino albar.

Crece uno, crece el otro,

los dos se van a juntar.

La reina, llena de envidia,

ambos los mandó cortar;

el galán que los cortaba

no cesaba de llorar.

De ella nacería una garza;

de él, un fuerte gavilán.

Juntos vuelan por el cielo,

Juntos vuelan par a par.


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Neoclasicismo literario: características, duración y autores más destacados

Juan Ortiz

Neoclasicismo literario

Neoclasicismo literario

El Neoclasicismo literario fue un movimiento cultural y artístico que emergió en contraposición al Rococó en Europa, durante el siglo XVIII, en plena Era de la Ilustración —también conocida como el «Siglo de las luces»—. Esta corriente buscó rescatar los valores y estéticas del clasicismo grecorromano, promoviendo una literatura racional, disciplinada y enfocada en el orden y la moral.

Tras el decaimiento de Napoleón Bonaparte, todas las áreas en que imperaba el movimiento —arquitectura, pintura, música y literatura— se inclinaron en favor del Romanticismo. A través de este breve artículo, vamos a explorar en detalle sus características principales, su marco temporal y los autores más relevantes de este período marcado por el estudio y el desarrollo del conocimiento.

Contexto histórico del nacimiento del Neoclasicismo

Podría decirse que el Neoclasicismo surgió gracias a varios descubrimientos. Entre los más importantes se encuentran las villas de Pompeya y Herculano, halladas en 1738. En conjunto, se encontró una serie de objetos pertenecientes a la época clásica auspiciada por el que sería posteriormente Carlos III de España, rey de Nápoles por aquel entonces. Esto marcó la estética del movimiento.

Entre 1757 y 1792 nacieron libros como Le Antichitá di Ercolano, el cual sirvió como inspiración para los artistas, pese a su escasa distribución. Los eruditos de la época tenían el deseo de volver a sus raíces, de descubrir las huellas que habían dejado sus antepasados, por lo que comenzaron a patrocinar expediciones a Grecia y Roma, donde buscaban inspiración en la claridad y sencillez de su arte.

El movimiento surgió como una reacción al exceso ornamental y emocional del Barroco y del Rococó. Inspirado por el redescubrimiento de la cultura clásica, el Neoclasicismo buscó restaurar los ideales de simplicidad, proporción y utilidad que habían predominado en la antigüedad, influenciando la filosofía y las convenciones sociales de la época.

Características principales del Neoclasicismo literario

Una de las áreas más imprescindibles de la caracterización del Neoclasicismo es el culto a la razón. En este movimiento, los artistas abandonaron por completo los dogmas religiosos, optando por una postura mayormente atea enfocada en el estudio del universo, la naturaleza, los temas sociales como el rol de la mujer y, en general, una postura organizada y defensora del tecnicismo científico. Otras cualidades son:

Racionalismo y claridad

La literatura neoclásica prioriza el pensamiento lógico y la claridad en la expresión. Las obras buscan transmitir ideas de manera ordenada, evitando ambigüedades y excesos estilísticos, además de plantearse como un instrumento social que debe ser utilizado por un público más amplio.

Imitación de los clásicos

Los autores tomaron como modelo a los grandes escritores de la antigua Grecia y Roma, como Homero, Virgilio y Horacio. Esto se tradujo en un estilo sobrio y una estructura rigurosa en géneros como la tragedia, la épica y la oratoria.

Función didáctica y moral

La literatura neoclásica tenía como propósito educar y moralizar al público. Las obras promovían valores como la virtud, la justicia y la moderación, alineados con las ideas ilustradas. No se aceptaban el arte por el arte ni los conceptos impuestos. De hecho, solo se admitían los conocimientos que podían ser adquiridos mediante la razón y la experiencia.

Preceptos de unidad

Inspirándose en las reglas aristotélicas, las obras dramáticas respetaban la unidad de acción, tiempo y lugar, garantizando una narrativa coherente y concentrada.

Universalidad de los temas

Los neoclásicos trataban temas universales y atemporales, como la condición humana, las virtudes y los vicios, dejando de lado lo subjetivo y personal, una vez más, alejándose de la romantización, superstición y conceptos abstractos no comprobables a través del estudio concreto.

Estilo sobrio y equilibrado

El lenguaje utilizado era elegante pero sencillo, sin excesos de ornamentos o exageraciones propias del Barroco. Asimismo, el escritor era visto como un profesional capaz de ganarse el sustento mediante su oficio, y no tanto como un artista dotado de imaginación y musa.

Géneros literarios del Neoclasicismo

Durante este período, ciertos géneros literarios alcanzaron un desarrollo particular, reflejando los ideales del movimiento. Entre ellos, los siguientes:

La comedia

Se revitalizó el género cómico siguiendo las tres reglas del teatro clásico: acción, lugar y tiempo. Los temas estaban asociados a la vida cotidiana de la clase media, y se enfocaban en buscar la verosimilitud basada en la realidad y el fin didáctico.

La fábula

Este género fue ampliamente utilizado para transmitir enseñanzas morales a través de relatos breves protagonizados por animales o personajes simbólicos.

El ensayo

Se convirtió en una herramienta fundamental para divulgar ideas ilustradas, abordando temas como la educación, la política y la filosofía.

La poesía

El Neoclasicismo utilizó los elementos de la construcción poética lírica — brevedad, ritmo y fácil memorización— para unir lo bello con lo útil en pos de textos más reflexivos y claros.

Autores más destacados del Neoclasicismo literario

El Neoclasicismo literario contó con figuras prominentes en diferentes países europeos. A continuación, examinaremos algunos de los autores más representativos:

En Francia

Voltaire (1694-1778)

Figura central de la Ilustración, Voltaire destacó por su amplia producción literaria, que incluye ensayos, teatro, poesía y relatos como Cándido o El optimismo. Sus obras combinaban el rigor neoclásico con una crítica mordaz a la sociedad de su tiempo.

Montesquieu (1689- 1755)

Fue un jurista, filósofo, novelista, sociólogo, historiador y político. Entre sus obras más notables se encuentra El espíritu de las leyes, una teoría enmarcada en el derecho comparado, en la que el autor recreó el modelo político inglés —a su vez tomado de los germanos—: separación de poderes y monarquía constitucional.

Rousseau (1712- 1778)

Entre las muchas disciplinas que ejerció se hallan la música, la política, la botánica y la escritura de novelas y ensayos. Además de otras aportaciones invaluables, es conocido por El contrato social, un tratado filosófico acerca de la libertad e igualdad de los hombres bajo un Estado democrático.

En Inglaterra

Alexander Pope (1688-1744)

Se trató de un destacado poeta y escritor, creador de obras como El rizo robado, un poema narrativo donde el autor satirizó una disputa común con el mundo de los dioses, así como las tradiciones de la era clásica.

Samuel Richardson (1689- 1761)

Aunque se dedicó a la edición e impresión de textos durante la mayor parte de su vida, a los cincuenta años escribió su primera novela, convirtiéndose en uno de los autores más populares de su tiempo. Entre sus obras más memorables se hallan Pamela o la virtud recompensada y Clarisa, la historia de una joven dama.

En España

Leandro Fernández de Moratín (1760-1828)

Fue el principal dramaturgo neoclásico español, recordado por comedias como El sí de las niñas, la cual destaca por su crítica social y respeto por las normas clásicas del teatro.

Tomás de Iriarte (1750-1791)

Reconocido por sus Fábulas literarias, Iriarte utilizó este género para instruir y divertir, manteniendo un estilo claro y equilibrado.

Félix María Samaniego (1745-1801)

Autor de las Fábulas morales, sus relatos breves se convirtieron en una herramienta didáctica y moralista para la sociedad de su tiempo.

En Italia

Carlo Goldoni (1707-1793)

Renovador del teatro italiano, Goldoni escribió comedias como El sirviente de dos amos, que mezclan humor con un agudo retrato de la sociedad.

Vittorio Alfieri (1749-1803)

Dramaturgo y poeta, Alfieri es conocido por sus tragedias, que exaltan ideales de libertad y patriotismo.

El declive del Neoclasicismo

A finales del siglo XVIII, el Neoclasicismo comenzó a perder fuerza debido al surgimiento del Romanticismo, un movimiento que priorizaba la expresión emocional y la libertad creativa sobre las reglas y la razón. Sin embargo, el legado del hijo de la ilustración perdura en la influencia que tuvo sobre el desarrollo de la literatura moderna y en la recuperación de los ideales clásicos.


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El Museo del Prado alcanza su récord histórico de visitas

Desde enero de 2024 y hasta el pasado domingo, 3.258.328 personas han visitado el Museo del Prado frente a las algo más de 3.240.000 que lo hicieron en 2023, lo que supone para la pinacoteca superar su máximo histórico anual de público a falta de tres semanas para cerrar el año.
Un 45% de estos visitantes accedieron al Museo de forma gratuita; el 60% fueron extranjeros y un 40% nacionales. La media diaria en la afluencia ha sido de 9.580 personas, cifra que incrementa las registradas en el último lustro. El récord anterior estaba cerca: correspondía al mismo 2023.
Para el director de esta institución, Miguel Falomir, es importante que el récord se superase un sábado con apertura nocturna gratuita; en sus palabras: No estamos interesados sólo en lograr ser atractivos por incrementar los registros, sino también por abrir la institución a nuevos públicos como los que vienen al Prado de noche.
Por meses, el que tuvo una mayor afluencia fue mayo, con más de 327.000 personas: el Día y la Noche de los Museos (18 de mayo) se acercaron al Prado casi 15.000 visitantes.
Visitantes en la sala de El Bosco. Fotografía: © Museo Nacional del Prado
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Datos curiosos de José Zorrilla

Juan Ortiz

Datos curiosos de José Zorrilla

Datos curiosos de José Zorrilla

José Zorrilla fue un eminente poeta, dramaturgo y escritor español, conocido alrededor del mundo por ser el autor del drama religioso fantástico Don Juan Tenorio, una de las dos principales referencias literarias en lengua española —junto a El burlador de Sevilla y convidado de piedra, atribuida a Tirso de Molina— del arquetipo de Don Juan. Además de esta, Zorrilla escribió otras obras destacadas.

Entre ellas es posible hallar títulos como Traidor, inconfeso y mártir y A buen juez y mejor testigo: tradición de Toledo. Zorrilla fue uno de esos escritores que se hizo a sí mismo a partir de sus lecturas y su eterno amor por las bellas letras, rompiendo los esquemas sociales de la época y viviendo apasionada y tumultuosamente. Estos son algunos datos curiosos sobre su vida.

Breve biografía

Primeros años

Bautizado bajo el nombre de José Zorrilla Moral de la Torre Flavio, nació el 21 de febrero de 1817, en Valladolid, España. Su padre era José Zorrilla Caballero, un hombre tradicional, chapado a la antigua. Su madre Nicomedes Moral, por otro lado, le hacía honor a su apellido, y era una dama muy piadosa. La familia viajó durante varios años, residenciándose en lugares como Burgos y Sevilla.

Finalmente, se establecieron en Madrid cuando el pequeño José tenía nueve años. En esta época, el futuro autor ingresó al Seminario de Nobles, regentado por los jesuitas, donde aprendió italiano y se interesó por las representaciones teatrales. En sus memorias, confesó haber descuidado la Filosofía y las ciencias exactas en favor de la esgrima, el dibujo, y, por supuesto, la Literatura.

Descubrimiento de las bellas letras

También en sus memorias, el autor afirmó que, en lugar de estudiar lo que debía, invertía ese tiempo «leyendo a escondidas a Walter Scott, a Fenimore Cooper y a Chateaubriand y cometiendo, en fin, a los doce años, mi primer delito de escribir versos». Esta cita habla de la rebeldía intrínseca de Zorrilla, quien se decantó por las letras en una época en que era mal visto que los señoritos de las familias honorables se dedicaran a la poesía.

A pesar de la falta de atención del jovencito hacia sus deberes, los jesuitas aplaudieron no solo su interés por la poética, sino su facilidad para este arte, fomentando su inclinación. Así, Zorrilla se hizo célebre en el teatro del Príncipe, presidido por los alcaldes. Al mismo tiempo, destacó en los exámenes y actos públicos del Seminario.

10 datos curiosos de José Zorrilla

1.     Abandonó la carrera de leyes

El padre de Zorrilla no solo era un absolutista, sino, además, un hombre testarudo. Este carácter lo llevó a imponer a su hijo una carrera en la Real Universidad de Toledo bajo la vigilancia de un pariente canónigo. José se hospedó en su casa, pero su desprecio por el área legal era evidente, por lo que el canónigo lo devolvió a Valladolid para que siguiera sus estudios allí.

Aunque intentó proseguir en la Universidad Futuro Obispo de Córdoba, su pasión por el dibujo, las letras y las mujeres arruinaron por completo su posibilidad de convertirse en pleitista —algo que hubiera terminado siendo a causa de su falta de interés por el derecho legal—. Cuando el padre descubrió que no sacaría ningún provecho de su hijo, lo envió a Lerma a cavar viñas.

2.     Robó una yegua para regresar a Madrid

En 1836, desesperado por su destino cuando iban de camino a Lerma, José Zorrilla le robó una yegua a su primo, en la cual huyó a Madrid para iniciarse en el quehacer literario. Junto a su connatural Miguel de los Santos Álvarez, visitó los lugares más bohemios de la capital. Esa época fue muy dura para el autor, ya que sufrió hambre y desamparo económico, algo a lo que no estaba acostumbrado.

3.     Su primer gran poema lo recitó para un muerto

Para ganarse la vida en Madrid, Zorrilla se hizo pasar por un artista italiano, llegando a dibujar para el Museo de las Familias. Además, publicó algunos poemas en El Artista y proclamó discursos revolucionarios en el Café Nuevo, hecho por el cual fue perseguido por la policía. Por aquel entonces hizo muchos amigos, entre ellos, el también escritor Mariano José de Larra, quien se suicidó en 1937.

Siguiendo su temperamento habitual, y conmovido por la muerte de Larra, Zorrilla compuso y declamó en su memoria un poema que no solo lo llevaría a la consagración poética y literaria, sino que le ganaría la profunda amistad de íconos como José de Espronceda, Antonio García Gutiérrez y Juan Eugenio Hartzenbusch.

Fragmento del poema que Zorrilla escribió para Mariano José de Larra

Ese vago clamor que rasga el viento

Es la voz funeral de una campana:

Vano remedo del postrer lamento

De un cadáver sombrío y macilento

Que en sucio polvo dormirá mañana.

Acabó su misión sobre la tierra,

Y dejó su existencia carcomida,

Como una virgen al placer perdida

Cuelga el profano velo en el altar.

Miró en el tiempo el porvenir vacío,

Vacío ya de ensueños y de gloria,

¡Y se entregó a ese sueño sin memoria,

Que nos lleva a otro mundo a despertar! (…).

4.     Zorrilla era sonámbulo

Durante su época universitaria, el autor descubrió que sufría de sonambulismo. En algunas ocasiones, se iba a la cama dejando un poema incompleto y, al levantarse, lo encontraba terminado. En otras, se acostaba con barba y se despertaba completamente afeitado. Desde entonces, les pidió a sus amigos que lo dejaran dormir bajo llave.

5.     Escribió Don Juan Tenorio en 21 días

La obra más famosa del autor fue escrita en una noche de insomnio, aceleradamente. José Zorrilla se había casado con una viuda irlandesa dieciséis años mayor que él llamada Florentina Matilde O’Reilly. Sin embargo, este matrimonio fue infeliz, lo que condujo al escritor a largas madrugadas sin dormir. En 1845, un año después de que Don Juan le diera frutos, abandonó a su esposa.

6.     Era un viajero nato

Tras dejar a doña Florentina, Zorrilla emigró, primero a Francia y luego a México, aunque tuvo que regresar a Madrid para asistir al funeral de su madre. De vuelta en París, mantuvo amistad con nada más y nada menos que Alejandro Dumas, Alfred de Musset, Víctor Hugo, Théophile Gautier y George Sand.

7.     Tuvo grandes problemas económicos

A pesar de su fama, Zorrilla tuvo serios problemas económicos toda su vida. Vendió los derechos de Don Juan Tenorio por una suma ridícula y, aunque intentó recuperarlos, no recibió más regalías por una de las obras más representadas de la literatura española.

8.     Lo inspiraban las leyendas populares

El autor rescató y adaptó muchas leyendas españolas. Por ejemplo, en A buen juez, mejor testigo, narra una historia milagrosa protagonizada por una figura divina. Esto se complementa con su carácter supersticioso, pues Zorrilla creía en los presagios, algo que influyó mucho en su literatura.

9.     Competía con Tirso de Molina por la autoría de Don Juan

Aunque el arquetipo de Don Juan Tenorio fue también atribuido a Andrés de Claramonte, es mucho más conocida la disputa entre Tirso de Molina y José Zorrilla. Por un lado, de Molina escribió en el Siglo de Oro en su obra El burlador de Sevilla y convidado de piedra, donde aparece una referencia de este personaje. No obstante, la versión de Zorrilla es mucho más romántica y redentora.

10.  Su escritura exhibe una fuerte relación con la música

La musicalidad de los versos de Zorrilla ha hecho que su obra sea particularmente adecuada para lecturas dramatizadas y puestas en escena con declamación poética.


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Lo que escribí antes y después de ti: Fran López Castillo

Juan Ortiz

Lo que escribí antes y después de ti

Lo que escribí antes y después de ti

Lo que escribí antes y después de ti es un libro extraño. Mitad novela, mitad prosa poética, fue escrito por el administrador, director de empresas y autor español Fran López Castillo. La obra, que contiene muchas anécdotas autobiográficas, fue publicada el 1 de diciembre de 2018 de la mano de la editorial Círculo rojo. Hasta la fecha, ha recibido muy buenas críticas.

Los lectores habituales de López Castillo —casi todos ellos jóvenes introspectivos, anhelantes de experiencias intensas y aprendizajes aún más transformadores— se han sentido identificados con la selección de historias cortas y poemas. Otros, menos asiduos, han marcado su desilusión con respecto a este libro con unas modestas 3.59 estrellas en Goodreads.

Sinopsis de Lo que escribí antes y después de ti

En la literatura contemporánea, las obras que exploran las emociones humanas y la complejidad de las relaciones interpersonales tienen un lugar especial en el corazón de los lectores. Lo que escribí antes y después de ti es un ejemplo perfecto de cómo un libro puede capturar estas experiencias universales a través de la poesía y la narrativa introspectiva. Estos son sus aspectos principales.

Estructura de la obra

El libro se divide en dos secciones principales que representan dos momentos vitales diferenciados:

Antes de ti

En esta primera unidad, el autor se adentra en un mundo de búsqueda, incertidumbre y ansias. Las palabras reflejan la espera, el deseo de algo que aún no ha llegado y el vacío que deja la ausencia de lo que uno no sabe que necesita. Aquí es posible encontrar poemas y reflexiones que describen un paisaje emocional de soledad, sueños por cumplir y expectativas.

Después de ti

En contraste, este apartado está impregnado de la intensidad que trae consigo el encuentro. Ya sea un amor, una amistad profunda o un cambio personal significativo, el «después» se siente como un renacimiento. Sin embargo, no todo es luz. También hay espacio para el dolor que surge cuando aquello que se encontró se pierde o cuando la relación con esa experiencia se transforma.

Estilo narrativo de la obra

Fran López Castillo es conocido por su habilidad para escribir desde el corazón, con un estilo que combina la poesía y la narrativa. Sus textos están impregnados de una sinceridad que resulta cautivadora, abordando temas como el amor, el desamor, la nostalgia, la esperanza y el autodescubrimiento. En sus páginas, las palabras fluyen con una cadencia que resuena tanto en lectores jóvenes como en adultos.

Al mismo tiempo, el escritor hace sentir que se está leyendo algo personal, casi como una conversación íntima. El título Lo que escribí antes y después de ti ya da una pista de la estructura emocional de la obra. Divide la narrativa en dos partes: un «antes» y un «después». Este enfoque permite que López Castillo explore cómo un evento o una relación puede transfigurar no solo emociones, sino también la percepción.

Temas principales

Amor y desamor

López Castillo es un maestro a la hora de plasmar los altibajos del amor. Sus textos describen este sentimiento como algo tan bello como desgarrador, una fuerza que puede construir y destruir al mismo tiempo. En el «antes», es una ausencia, un anhelo de algo desconocido pero necesario. En el «después», se convierte en una experiencia palpable, con sus momentos de plenitud y también sus cicatrices.

El autodescubrimiento

A lo largo de sus páginas, el autor muestra cómo las experiencias con los demás nos transforman. Cada poema o texto refleja un proceso de introspección, un intento de entender no solo al otro, sino también a uno mismo. Este autodescubrimiento es una de las claves que hacen que el libro sea tan relevante para sus lectores, ya que les permite verse reflejados en las palabras del autor.

Nostalgia y esperanza

Otro tema recurrente es la nostalgia por lo que fue y la esperanza por lo que vendrá. El autor captura perfectamente ese estado intermedio donde se combinan las emociones del pasado y las expectativas del futuro, un lugar en el que muchos lectores encuentran consuelo y empatía.

Estética de la obra

Uno de los puntos fuertes de Lo que escribí antes y después de ti es su lenguaje. La prosa poética de Fran López Castillo está llena de metáforas evocadoras, imágenes vívidas y una musicalidad que convierte cada frase en un susurro al oído del lector. Su escritura no se limita a describir sentimientos, sino que los hace tangibles, casi palpables.

El autor utiliza un tono confesional, como si estuviera compartiendo sus pensamientos más íntimos. Esto crea una conexión inmediata con el que lee, haciéndole sentir que está siendo invitado a explorar los rincones más profundos del corazón humano.

Sobre el autor

Francisco Manuel López del Castillo Rodero nació el 10 de agosto de 1991, en La Solana, España. Su vocación por las letras se presentó ante él siendo aún muy joven. De hecho, fue una de sus maestras quien lo motivó e inscribió en uno de los talleres de escritura de su instituto. Sin embargo, durante su etapa universitaria se decantó por la carrera de Administración y Dirección de Empresas.

Tras obtener el título por la Universidad de Castilla La Mancha, trabajó como contador para una multinacional. Más tarde, dejó su empleo y prefirió emprender y dedicarse definitivamente a la escritura. López Castillo es un apasionado del libro impreso, y siempre le ha parecido que el proceso creativo asociado a la literatura está colmado de enfados, estrés y frustraciones.

Aun así, esta es un área a la que se ha dedicado más plenamente después de graduarse y sufrir un desencuentro amoroso. Inicialmente, creó un blog, donde posteaba poemas y pensamientos que, muy pronto, fueron atrayendo al público correcto. Más tarde, las redes sociales elevaron su obra. Cuando tuvo la oportunidad de publicar su primera novela, esta recibió tres ediciones el mismo año.

Otros libros de Fran López Castillo

  • Perdona ¿tienes fuego? (2017);
  • Lo que escribí antes y después de ti (2018);
  • Mi vida da para una serie (2020).

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