Keum Suk Gendry-Kim. Novelas gráficas

Mariola Díaz-Cano Arévalo

Keum Suk Gendry-Kim

Keum Suk Gendry-Kim es una de las autoras de novela gráfica más reconocidas y premiadas internacionalmente en el mundo de la novela gráfica. Su reciente visita a España y el lanzamiento de su nueva obra, Mañana será otro día, la ha vuelto a poner en el foco de la actualidad. Hacemos un repaso a sus otros títulos.

Keum Suk Gendry-Kim

Nacida en Goheung, en Corea del Sur, se licenció en Bellas Artes en Seúl y terminó su formación artística en Estrasburgo. Durante diecisiete años vivió en Francia y empezó a publicar dibujando sus primeros trabajos para el mercado galo. También ha ilustrado muchos álbumes infantiles y traducido más de cien libros. El título que le supuso el primer gran reconocimiento fue Hierba, que se ha traducido a más de treinta y cinco idiomas y ha recibido los más importantes premios internacionales del género.

Sus obras

Mañana será otro día

Empezamos con su título más reciente, que acaba de salir, un cómic de toques autobiográficos sobre la imposibilidad de ser padres. Nos cuenta la historia de Bada y San, una pareja de treintañeros con dificultades para concebir un hijo, que deciden someterse a un tratamiento de fecundación in vitro. Pero se encontrarán con las reticencias y señalamientos de la aún tradicional y conservadora sociedad surcoreana, desde las opiniones de familiares y amigos, según hablan de la futura madre o del futuro padre, hasta la falta de empatía de la comunidad médica.

Hierba

Este uno de los libros más importantes de los últimos tiempos y así ha sido considerado por la crítica de todo el mundo. Es la aclamada novela gráfica de no ficción sobre uno de los capítulos más oscuros del siglo XX: el de las esclavas sexuales, las llamadas «mujeres de consuelo» asiáticas en la Segunda Guerra Mundial. En concreto, cuenta la historia real de una superviviente: Lee Ok-Sun, una joven coreana que durante la Guerra del Pacífico fue explotada como tal por el ejército imperial japonés.

Gendry-Kim se ha basado en sus propias entrevistas con ella en una residencia de ancianos para contarnos su infancia en un ambiente muy humilde, y cómo la vendieron sucesivamente a varias familias adoptivas hasta que ocurrió la ocupación japonesa y en 1942 fue trasladada a la fuerza a una base aérea en China.

La espera

En 1950 la guerra de Corea separó a familias enteras, que quedaron a uno y otro lado de una frontera que aún se mantiene. La autora entrevistó a varias personas (su madre entre ellas), cuyos testimonios facilitaron la reconstrucción del trauma de toda una generación de coreanos, ya casi olvidados, que siguen esperando ese reencuentro con los suyos.

Así conocemos a Gwija, que tiene 92 años, vive en Corea del Sur y cuyo mayor deseo es reencontrarse con su hijo mayor, al que perdió de vista en una columna de refugiados, huyendo del norte. Además, ha visto cómo, gracias a la Cruz Roja, su amiga Jeong-Sun ha podido reunirse con su hermana pequeña después de sesenta y ocho años separadas. De modo que Gwija solo quiere tener la misma suerte.

Perros

En esta obra la autora aprovecha de nuevo su experiencia personal para retratar a su manera la violencia humana, pero también la necesidad de crear vínculos. La protagonista es una mujer que nunca se había planteado tener un perro, pero su marido, para superar la muerte de su abuela, a quien estaba muy unido desde la infancia, la convence y acaban trayendo uno a casa. Ese hecho les supondrá un cambio de vida, ya que no tienen hijos, y terminarán mudándose al campo. Al poco, ya adoptarán a un segundo perro.

Pero, además, asistimos a un recorrido por las maneras de tratar a los animales cuando, en sus paseos diarios, se cruzan con gente y perros de todo tipo, algunos que han sido abandonados, otros maltratados por sus dueños o están encerrados en jaulas, a la espera de que los sacrifiquen o incluso los cocinen.

El árbol desnudo

Acabamos con el título menos conocido de Keum Suk Gendry-Kim, que está basado en una historia real. Se trata de la adaptación de una obra de culto de la literatura coreana, la famosa novela de Park Wan-seo. En ella se describe con mucho tacto los trastornos profundos, y muchas veces invisibles, producidos por la guerra.

La protagonista es Kyung, de veinte años, que vive en Seúl con su madre. Un día conoce a Ok Heedo, un pintor del que se enamora de inmediato por su gran talento. El problema es que Ok está casado. Muchos años después visita una exposición póstuma que le dedican y renace el pasado que pensó que ya había desaparecido.

El título está tomado de una famosa pintura del artista coreano Park Soo-geun, que inspiró al personaje de Ok Heedo. El libro contiene imágenes de sus cuadros a color, además de diferentes textos extras.


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EL ARTE CON VALENCIA

¿QUÉ ES EL ARTE CON VALENCIA?
Una iniciativa destinada a ofrecer apoyo a las poblaciones valencianas afectadas por la DANA por parte del sector artístico. El proyecto parte de artistas, coleccionistas y galeristas jóvenes.
 
¿EN QUÉ CONSISTE?
Se convoca a creadores y galerías a que donen obras de arte que serán expuestas en el Círculo de Bellas Artes, del 29 de noviembre al 1 de diciembre de 2024, y subastadas, el 2 de diciembre en Alcalá Subastas, en una cita que será presencial pero en la que también podrá participarse online o telefónicamente. Se espera reunir un centenar de trabajos (se aceptan artes plásticas, además de composiciones musicales o literarias) y el importe íntegro de la puja se donará a la cuenta habilitada por Cruz Roja para los damnificados por las inundaciones.
Se agradece, igualmente, la colaboración de empresas dispuestas a patrocinar el evento.
 
¿QUIÉN COORDINA LA PROPUESTA?
El diseñador Javier Aparici, que a su vez ha cedido un aguafuerte de Francisco de Goya.
 
¿QUÉ ARTISTAS Y GALERÍAS COLABORAN CON ESTE PROYECTO?
Entre otros, sabemos que cederán piezas para esta subasta galerías como Juana de Aizpuru, Albarrán Bourdais o Mayoral y autores como Jordi Bernadó, Dagoberto Rodríguez (Los Carpinteros), Alberto García-Alix, Iván Argote, Pilarín Bayés, Alicia Vogel… Colaborarán, además, instituciones como la Fundación Ortega y Gasset, el Museo Reina Sofía, ARCOmadrid o la Fundació Banco Sabadell; los legados de Joan Miró y Miguel Ángel Campano.
 
 
SOY UN ARTISTA, GALERISTA O INSTITUCIÓN Y QUIERO COLABORAR, ¿QUÉ PUEDO HACER?
Escribir al correo [email protected]. Con la misma dirección pueden contactar los interesados en la puja.
 
PARA MÁS INFORMACIÓN:
https://www.instagram.com/el_arte_con_valencia
 

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Bosco Cortés. Entrevista al autor de Conspiración — ¡Matad al presidente!

Mariola Díaz-Cano Arévalo

Bosco Cortés

Fotografía: perfil del autor en Facebook

Bosco Cortés es menorquín afincado en Ibiza, y pese a su profesión como técnico en electrónica, siempre ha sido un apasionado de la lectura y los libros. En  2010 se animó a hacer su primer curso de escritura creativa y ha terminado publicando su primera novela: Conspiración. ¡Matad al presidente! En esta entrevista nos habla de ella y de muchos otros temas. Le agradezco su tiempo y amabilidad.

BOSCO CORTÉS — ENTREVISTA

  • ACTUALIDAD LITERATURA: Tu novela es Conspiración — ¡Matad al presidente! ¿Qué nos cuentas en ella y de dónde te vino la inspiración?

BOSCO CORTÉS: Trascurre entre 1870-1871, y narro las peripecias de un abogado al que le han asignado la investigación del asesinato del presidente del gobierno, el general Prim.

La inspiración me vino consultando un libro de historia, concretamente el siglo XIX. Me llamó la atención que al magnicidio solo le dedicaran unas breves líneas. Años más tarde la historia regresó elaborando un ejercicio en un curso de escritura creativa y de ahí surgió el resto de la novela.

  • AL: ¿Puedes recordar alguna de tus primeras lecturas? ¿Y lo primero que escribiste?

BC: Mi primera lectura fue Poirot investiga, de Agatha Christie. De ahí que Conspiración tenga muchos elementos de novela policiaca.

Lo primero que escribí fueron intentos de relatar nuevas aventuras para Hércules Poirot, que realmente nunca terminé. El puesto de ser el primer relato acabado se lo disputan: El profesor Thomas Brown y la máquina del tiempo y el otro, Atlantis, la ciudad sumergida. Por entonces tenía unos 13 años, más o menos.

Autores, personajes y costumbres

  • AL: ¿Un autor de cabecera? Puedes escoger más de uno y de todas las épocas. 

Creo que la lista es muy larga, desde Agatha Christie, Stephen King, Edgar Allan Poe, Asimov o Arthur C. Clarke. Y, por nombrar descubrimientos más recientes, T. J. Klune, Paula Hawkins, Madeline Miller, etc. Aunque sin duda la mayor influencia se la llevan Stephen King, Poe y Agatha Christie.

  • AL: ¿Qué personaje te hubiera gustado conocer y crear?

BC: Más que un personaje me hubiese gustado mucho conocer a Agatha Christie, siempre he creído sentir una especial conexión con ella.

Creo que cada personaje está unido a su autor, creo que no hay otros personajes que me hubiese gustado crear más allá de los que he creado. Cualquier otro no lo sentiría como mío, los que he creado forman parte de mí.

  • AL: ¿Alguna manía o costumbre especial a la hora de escribir o leer? 

BC: No especialmente. Quizás, si estoy escribiendo una escena de acción o de misterio, suelo escuchar alguna BSO con música acorde con lo que relato.

  • AL: ¿Y tu sitio y momento preferido para hacerlo? 

BC: No tengo ninguno. Puedo escribir en mi estudio, en la cama, en la biblioteca o en un bar lleno de gente. Creo que al final es ponerse frente al ordenador y escribir, y a los pocos minutos todo lo que me rodea desaparece.

Géneros y proyectos

  • AL: ¿Qué otros géneros te gustan? 

BC: Creo que en estos momentos no descarto ningún género. Antes era más reticente a adentrarme en ciertos géneros, centrando mi atención en novelas de terror, policiacas, fantasía, ciencia ficción. Pero, desde hace un año, alguien a quien tengo mucho aprecio me ha abierto la puerta a otros géneros y he disfrutado mucho con su lectura.

  • AL: ¿Qué estás leyendo ahora? ¿Y escribiendo?

BC: En la mesita de noche tengo La canción de Aquiles. Estoy trabajando en una novela con el título provisional de La reliquia de las llagas, ambientada treinta y cinco años antes de Conspiración. También estoy preparando la que cerrará el ciclo del siglo XIX, aunque, por otro lado, voy planificando una historia completamente distinta, con un enfoque nuevo y con el que conecto con el género de fantasía, con el que empecé a sacar a la luz mis historias.

Panorama actual

  • AL: ¿Cómo crees que está el panorama editorial?

BC: Pues, creo que estamos viendo una asombrosa respuesta a que las editoriales de renombre se fusionaran bajo el techo de un coloso editorial, y esa es la aparición de editoriales más modestas, especializadas en uno o dos géneros, pero con alcance nacional. Aunque, algunas de ellas no dejen de ser ramas de ese enorme coloso. Y parte de ese movimiento es causado por ese fenómeno llamado booktok.

  • AL: ¿Qué tal llevas el momento actual que vivimos?

BC: Bueno, digamos que en cuanto a nivel literario estamos en medio de una explosión creativa. La tecnología ha puesto al alcance de todo el mundo unas herramientas y conocimientos a los que antes solo podían unos pocos, y ya no es solo el tema de la autopublicación, sino el poder crear un propio sello editorial. Las redes sociales siguen modificando nuestra sociedad y seguirán haciéndolo, creando y deshaciendo tendencias, no es ni bueno ni malo, es una realidad.

Cuando aparecieron los lectores electrónicos dijeron que los libros iban a desaparecer, y en realidad ambos mundos están conviviendo, los libros en papel están en auge gracias a las ediciones especiales. Y todo seguirá cambiando y evolucionando, ahora están saliendo los libros electrónicos a color, y también significará un cambio. Y solo hay que ver que por fin Amazon se ha unido a usar tinta a color en su dispositivo.


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Amal, sin refugio frente al fanatismo

No han sido demasiados los cines donde se ha proyectado, ni mucho el tiempo que ha permanecido en varios de ellos, pero en alguno aún continúa -y es previsible que llegue después a plataformas- Amal: Un esprit libre, un filme del director belga-marroquí Jawad Rhalib que introduce al espectador, con crudeza y un manejo muy maduro de asuntos controvertidos, en la problemática a la que hacen frente aquellos institutos y profesores que, en el contexto europeo, han de educar a jóvenes intoxicados por el integrismo islámico.
Rhalib era hasta ahora autor de dos largometrajes (7 Rue de la Folie e Insoumise) y un buen número de documentales, centrados siempre en temas sociales o en la defensa de los Derechos Humanos, y en este trabajo aborda la enorme complejidad que implica el manejo del yihadismo cuando este se introduce en las aulas, el teórico lugar seguro en el que se espera que los menores desarrollen su personalidad y sus conocimientos en un entorno amable, abierto al diálogo y al disenso. El centro educativo de Bruselas donde se ambienta este filme, al que acuden una mayoría de alumnos musulmanes, supone para algunos de estos chicos, los más proclives a la radicalidad por influencia familiar, el único reducto abierto al modo de vida y a los que podemos considerar valores occidentales en sus vidas: está prohibido el velo, pero algunas alumnas han establecido ya la zona donde colocárselo antes de salir a la calle; se estudia y se tolera a Baudelaire, pero no se acepta leer poemas hedonistas si sus autores proceden del ámbito árabe (Abu Nuwas); se predica la lectura y el pensamiento crítico como camino hacia la libertad, pero el mensaje está lejos de calar en la mayoría, identificados con una cultura ajena a aquella en la que se les pretende formar.
El aula donde discurre buena parte de la obra, sobre todo en su primera mitad, es a veces un espacio de aprendizaje, pero muchas lo es también de amedrentamiento de quien se sale del camino marcado: primero una de las alumnas, Monia (Kenza Benbouchta), acosada y amenazada cada vez con mayor dureza por querer mantener su independencia frente al seguidismo radical del resto y por una homosexualidad que terminará confesando valientemente; después, también, la profesora que trata de protegerla y de incentivar el respeto del grupo, Amal (Lubna Azabal), protagonista de la película, por su implicación, su labor heroica sin exageraciones, su defensa de la libertad de enseñanza frente a padres que pretenden imponer contenidos y sus advertencias serias al resto de los profesores de que la violencia física y verbal a la que se ha llegado no es ni anecdótica ni propia de adolescentes, sino un desafío urgente y severo. Quedan retratadas, en los claustros, posturas habituales en estas circunstancias dentro y fuera de los colegios: la pasividad, la inacción, el deseo de no provocar para no encender ánimos ya encendidos.
Acierta Rhalib en el retrato de la opresión de este ambiente para ambas, del infierno en el que puede convertirse una escuela cuando el respeto no entra a clase, pero también en el refuerzo de ese infierno que pueden suponer las redes sociales: la casa de la joven amenazada, invitada a acabar con su vida por perfiles anónimos en estos canales, no es ya un lugar para descansar en paz. Paulatinamente, tampoco lo serán la tienda de alimentación de su padre, presionado para reconducir a Monia, ni la vivienda, violentamente allanada, de Amal. Cuando la presión en las aulas no da los frutos esperados, esta se expande y desborda en el terreno privado hasta no dejar a las víctimas más opción que la sumisión o la huida.
En ningún momento del filme asoma el maniqueísmo y todos sus personajes fundamentales, también la profesora, son de origen musulmán; tampoco se aprecia una pretensión especialmente didáctica en el manejo de esta historia, en tensión creciente, por parte de Rhalib: transmite una verosimilitud clara, pone sobre la mesa las muchas perspectivas vitales reunidas en una clase en la que todos podrían tener mucho más lazos que diferencias; y apunta al reto que supone, no ya formar a quienes no rechazan la violencia, sino lograr que no la ejerzan.
El desenlace de su propuesta no es feliz, no podía serlo atendiendo al grado de enfrentamiento que se alcanza (en Francia se pidió la omisión de ese final); se agradece que la película no caiga en un idealismo inexplicable, que profundice en una cuestión tan sensible sin edulcorar las posturas y que trate al espectador como adulto consciente que no confiará en las soluciones sencillas.

 

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Natalia López de la Oliva

NOMBRE: Natalia
APELLIDOS: López de la Oliva Mena
LUGAR DE NACIMIENTO: Ciudad Real
FECHA DE NACIMIENTO: 1998
PROFESIÓN: Artista
 
 
La labor de la Galería Herrero de Tejada dando a conocer la producción de jóvenes pintores nos permitió adentrarnos a principios de este año, en la obra de Natalia López de la Oliva: junto a Sergio Gómez/ Srger, Alicia Vogel y Alsino Skowronnek participó allí en la muestra colectiva “Desire Paths”, dedicada a la pervivencia del azar, lo accidental y lo incierto como punto de partida de ciertos procesos creativos y a las posibilidades de incorporar el error a dichos procesos.
Graduada en la Facultad de Bellas Artes de Cuenca, esta autora ha presentado asimismo exposiciones individuales en la Universidad donde se formó y las galerías madrileñas Cutto y Arniches 26, mientras que sus colectivas le han llevado a centros como el Espacio El Dorado de Quintanar de la Orden o el Museo de Cuenca, además de Herrero de Tejada, y ha participado en ferias como MARTE o By Invitation, en ambos casos este mismo año.
Se suma Natalia a nuestros Fichados porque queremos saber más de esa concepción que mantiene del arte como espacio donde cabe lo inesperado y lo imperfecto, también lo espiritual, y de las raíces de la estética potente y cruda de sus composiciones, derivada de modos de trabajo que deliberadamente huyen de lo pulido y pretendidamente excelso. La intuición juega un papel importante en sus procedimientos, al igual que la observación de lo cotidiano y sus detalles, en los que encuentra riqueza y simbolismo.
Natalia López de la Oliva. Estar sola es un vicio, 2024
Nos ha explicado López de la Oliva que, a diferencia de las experiencias que muchos artistas refieren, ella no dibujó especialmente en la infancia, sino que su interés por la creación fue más tardía y más consciente, a raíz de una cierta epifanía en su adolescencia, y hoy la considera una forma de vida, porque ninguna otra actividad le proporciona las mismas sensaciones. Si en sus composiciones encontramos espontaneidad y un carácter indómito, esos rasgos también se hacen patentes en sus respuestas. Le hemos preguntado por sus inicios: Mi interés por lo artístico no fue demasiado temprano, no era de estas niñas que dibujan mucho (y lo que dibujaba se lo copiaba a mi hermana). El interés por dibujar fue consciente y por necesidad.
A los 16 años empecé a aburrirme y a estar insatisfecha con lo que me rodeaba, con el tipo de vida que empecé a formar. No sabía muy bien cuál era la magnitud de aquello, sólo sabía que me aburría que flipas. Una noche salí de la discoteca Kavala de Tomelloso a las dos de la madrugada y me dije: “Debe haber otra cosa más que esto, NO PUEDE SER”. Tras este crack craneal, empecé a relacionarme con los edgys del pueblo y fue cuando tuve contacto con todo ese lado teórico artístico, películas raras, o el conocimiento de pintores míticos como Bacon y Rothko.
Aunque no entendía ni papa, empecé a dibujar manos rollo pinterest y pronto pasé a los monstruitos y a sacar imágenes que tenía en mi cabeza, que eran un paralelismo de cómo me sentía (el primer monstruito recuerdo dibujarlo en la mesa del instituto).
En primero de Bellas Artes ya tuve claro que quería pintar cuadros enormes (como los de Rothko). Hacía una abstracción donde le atribuía a cada mancha un símbolo. Siempre acababa haciendo unas formas que estaban muy juntas pero nunca se llegaban a tocar, colores que vibraban entre sí y mucha capa suave. Ese acercamiento torpe al dibujo, y el posterior desarrollo en la universidad, hizo que crease un lenguaje indispensable, como si hubiera aprendido chino en China, pero aprendí colores, formas, y escenas. La pintura es algo que ha crecido y que crece conmigo, que hace que comprenda el mundo de otra manera, que pueda comunicarme con él y que lo pueda descifrar.
Adivina, desvela, desea.
También expone aquello que me rodea y su problemática (directa e indirectamente). No puedo ya separarlo de mí y de mi estructura cerebral, y es algo a lo que quiero dedicar mi energía y mi acción. Me llena, me hace feliz y me hace ver cuando estoy triste. Es necesario. Desde entonces he estado dedicándome a ello naturalmente. He tenido largas épocas de ir en contra de la pintura, lo veía ridículo o incluso algo que me hacía daño por todas las exigencias que la rodean. Pero tras varios horribles intentos de trabajos normales (camarera, taquillera, bibliotecaria, dependienta, auxiliar de archivo) lo echaba de menos.
En una de estas épocas de nada, después de una explosión de realidad y de volverme absoluta tarumba, supe que debía volver a pintar y comprendí que debía profesionalizarme si quería sobrevivir, no estar muerta del asco. Hacer de ello un trabajo es una divinidad. Y una obligación. Hacer de ello un trabajo siento que lo pervierte, porque mis motivos no son monetarios, son otros. Esto es lo que me ha alejado siempre, pero debo sobrevivir y otros trabajos me enferman. Esto no solo tiene que ver con ganarse la vida sino con que no contemplo otra forma de existir.
Natalia López de la Oliva. No existen palabras que poder retorcer, 2024
Natalia López de la Oliva. No me habléis de vuestras madres, 2024
Las bases temáticas de la obra de López de la Oliva no son estáticas, pero tienen que ver con su relación con otras personas y con el mundo, con emociones, con instantes que no quiere olvidar, con la soledad y con la peor cara del ser humano. En cualquier caso, no concibe la artista pintar siempre lo mismo ni trabajar en variaciones sobre motivos comunes: La base que mueve mi pintura es la comunicación yo-los otros; universo-yo. Sé que lo fácil es la palabra, pero yo no la suelo manejar del todo. Me traduzco con imágenes y ese esquema de las letras se me hace difícil, no sé definirme inmediatamente a través de ellas, pero sí con los gestos y las escenas que imagino.
La uso para adivinar, descifrar la información del mundo de la que de otra forma no me enteraría: qué es lo que siento realmente, a qué debo estar atenta… Es mi oráculo. Muchas veces suelto cosas que aparentemente no tienen relación y luego se conectan entre sí cuando hago de ello un objeto que puedo mirar. Últimamente dibujo muchas manos retorcidas, puertas o armarios, mucha gente tumbada o mucha veladura.
Una de las cosas que más me gustan es ese momento exacto donde surge una chispa y cobran sentido todos esos elementos despiezados. Ha sido algo complejo saber con certeza qué era lo que estaba haciendo con la pintura, cuál era mi propósito, pero ahora que lo sé, sé que debo estar atenta, y sobre todo, para que esto ocurra, debo mantenerme fiel a la verdad. Intento dedicarme siempre a una narrativa honesta, a espiar a través de un agujero e intentar recrear lo que he visto desde mi escondite.
Los temas específicos que trato varían según mi contexto y situación. A veces solo retrato momentos que no quiero que se me olviden, como cuando fui a la misa con mi abuela y todas las viejas se arrodillaban y se levantaban a destiempo, que me hacía mucha gracia; el cura pimplando vino y yo pensando: “jajaj, será un borracho”.
Muchas veces pinto lo enfadada que estoy con las personas. Otras, el deseo de estar cerca de ellas: agarro mucho las manos, hago que estén casi tocándose, soltándose. Muchas cabezas en regazos. Las cabezas cayéndose del regazo. Acabo de hacer un cuadro de dos personas cagándose encima de otras tres. Las tres felices y arriba una iglesia. Este último cuadro es un poco el culmen de lo que me ha obsesionado estos meses, que es lo que yo llamo “el postmisticismo”: un escepticismo que no quiero tragarme, vergüenza, qué hay después del despertar espiritual, apatía. Me aburre siempre pintar lo mismo. Cojo de aquí de allá un poco mirándolo de reojo.
Al final sin pretenderlo suelo tratar la soledad, el enfado. La soledad elegida, la ira. La guarrería. Todo lo que sea una cerdada del ser humano. Intento ir hasta el fondo siempre. Esto hace que continuamente esté saltando. Reflexión del humano. Humor sutil, que quizá sólo entiendo yo. La huida. Si alguien al final puede entender lo que observo, me emociona, porque es lo que busco; sin esto habría una especie de lejanía.
Aunque, creo que si estuviera completamente aislada y sólo atenta al universo – yo, sin contemplar a las personas, seguiría actuando y sintiéndome acompañada.
Intento dedicarme siempre a una narrativa honesta, a espiar a través de un agujero e intentar recrear lo que he visto desde mi escondite.
Natalia López de la Oliva. Salón de Dios, 2024
Casi no hace falta especificar ya que su medio de expresión es el pictórico, por muchas razones, entre ellas la cercanía, el hábito o la posibilidad de comunicarse con cierta inmediatez. Sus formatos son diversos, y su técnica habitual, el óleo; prestad atención a sus modulaciones de lo que deseaba contar en las telas y lo que no: Elegí la pintura casi desde un principio, porque era lo que tenía al alcance. Era el paso posterior al dibujo (el dibujo fue lo primero, porque era lo más sencillo por lo que empezar).
El imaginario de una adolescente paleta sobre lo que es ser una artista inmediatamente le lleva a la figura del pintor, al óleo sobre un gran lienzo. Fue un poco un mejunje de clichés a los que me he ido arraigando. Me ha acompañado siempre por pura inercia, y ya por nostalgia no creo que lo suelte.
Uso el mismo tipo de tela que utilicé desde el primer día, el mismo procedimiento (imprimar con gesso, pintar en la pared, arrancarlo y montarlo en un bastidor). A veces cuando he tenido que hacerlo de diferente forma por rapidez me sentía mal. Inmediatamente siento que fallo a mi integridad (que no pasa nada, pero siento eso). Ahora que me he metido en el mercado del arte, he tenido que realizar pequeños cambios -que debes realizar si quieres estar ahí dentro-, y siento que si no renuncio a ciertos procedimientos me mantengo fiel. No renuncio a todo.
Tampoco he cambiado demasiado mi forma de pintar, desde mi primer cuadro grande he usado la capa, la veladura entre ellas para que el color vibre, el pincel un poco suelto para las formas, nada excesivamente minucioso; campos de color, colores complementarios, brutalidad. Pero he ido perfeccionándolo como lo seguiré haciendo en el tiempo. Creo que esto es importante, no estancarse mucho en una sola manera de pintar.
En el camino de usar la pintura he descubierto ventajas que me hacen seguir con ella:
El óleo porque es lento, es ir en contra de las exigencias de todo lo que te rodea.
Te da cierta libertad para solucionar errores o seguir pintando sobre una misma idea, siguiéndola sin perder mucho su pista.
Se juntan las diferentes etapas del cuadro un poco como un ciempiés. (Además, como no limpio los pinceles nunca, va empalmándose un color con otro y otro y otro de forma infinita entre cuadros).
Uso muy pocos pinceles, aguarrás, y papel.
Esto me viene bien porque, si no, me abruman las posibilidades, me gusta limitarme.
No le hago ascos a los tamaños. Cuando es muy grande lo siento monumental e importante, te puedes explayar más, mover todo el cuerpo a ratos. Los pequeños me sirven para exorcizar todo aquello que no funcionó en los grandes, son una extensión de ellos, lo que rescato de debajo del grande, lo que hay enterrado bajo capas y capas.
En cuanto a la técnica, empecé con la abstracción para que nadie entendiera lo que quería decir, no quería que fuera visible. Luego comencé a querer explorar realidades que no estaba contemplando y para ello debía representarlas de alguna forma un poco más fiel, más reconocible. Empecé poco a poco a implementarla.
Quería decir un poquito. Desvelar una pequeña cosa pero que fuese un poco difícil, no dejarme demasiado expuesta. Con la pintura puedo decir muchas cosas sin tener que abrir la boca y no dar demasiadas explicaciones. Puedes ocultar. Puedes inventarte lo que quieras. Me gusta ver cuando se hace físico: que todo ese pensamiento, información inconexa, esté toda junta en una forma que pueda procesar, que pueda ver. Me hace comprenderlo todo mejor.
Quería decir un poquito. Desvelar una pequeña cosa pero que fuese un poco difícil, no dejarme demasiado expuesta. Con la pintura puedo decir muchas cosas sin tener que abrir la boca.
Natalia López de la Oliva. Una mujer va con la boca abierta todo el viaje en metro, 2023
Sus referentes son diversos, artísticos pero también vitales o ligados a sus lecturas. Y se acuerda de sus amigas y mucho de una abuela que también se expresó creando, teniéndolo muy difícil: No suelo tener una biblioteca clara en mi cabeza a la que pueda acudir con claridad, guardo por ahí cosas, surgen de golpe y a veces no sé qué son. Pero hay detalles en todas las cosas, que aunque pocos, se me quedan muy adentro y recurro de alguna forma a ellos a lo largo del tiempo.
Muchas veces mis influencias son las paredes de la calle a medio pintar, desgastadas, los desconchones. Son mis propios sueños, y a veces las imágenes surgen solas. Es una reflexión del manifiesto de la literatura futurista, donde decía Marinetti que él comparaba a un pequeño fox terrier con el agua hirviendo. Son otros pintores de Instagram que ni me sé sus nombres.
A los pintores como que los miro muy rápido, o me fijo sólo en algún detalle de ellos: en cómo han puesto una línea, o si hacen muchas transparencias o si los colores son importantes o les da un poco igual. Me rondan siempre por la cabeza algunos artistas conocidos como Rothko, Josef Albers (capas, lentitud, vibración del color). Basquiat (underground autodestruido). Marc Chagall (tembleque en las formas). Joseph Beuys (punky). Remedios Varó (puedo pintar todo lo que quiera y hacerlo pasar como real).
Una de las personas que me plantó la semilla de querer hacer algo más figurativo fue Isabel Baquedano. Me quedé con la imagen de los faros de un coche, de las columnas derruidas y de ella en la cama muriéndose con unos ángeles, en pequeñito. Lo que me arrolla con más impacto es mi abuela, que en su adolescencia quería dedicarse a cantar copla y a bailar con un grupo del pueblo, pero su padre se lo prohibió y tuvo que quedarse sirviendo a un cerdo toda su vida, encerrada en casa, sometida y sin libertad. Pero siempre ha encontrado la forma de explorar su artista latente, que, aunque jamás haya sido reconocida por nadie como tal, siempre estuvo con ella. Ha escrito poemas de los momentos más terribles de su vida, tiene una tirada interminable de collages con sus fotos y la de su familia (que son un montón de cabezas cortadas que pone en otros cuerpos). Tardíamente comenzó a pintar cuadros de sus casas de campo y de su bombo, de los que está muy orgullosa…
Mis amigas han hecho de puente siempre. Cuando ellas saben algo me lo machacan entre sus dientes y viene a mí ya impoluto, reflexionado, dulce. Con sus voces. María me acercó a su pensamiento de loca. Ahí exploté, me acercó a unas realidades que no comprendía, que no me habían sido dadas, pero que podía habitar. Me acercó a una forma de pensamiento más amplia. Jodorowsky y el pensamiento mágico. Jacobo Grinberg y su teoría de la Lattice. Pachita, que nos explicaba que había almas vagando arriba deseosas de tener un cuerpo. María Sabina, que se masticaba un puñao de trufas para los rituales de sanación.
Leopoldo María Panero, amando y odiando con todo su ser a su madre, y aquel poema que leí al azar en la biblioteca, de Cecilia Vicuña a su AMADA “amiga”, en el que le decía, entre otras cosas, “no puedes ni siquiera desear acariciarme”.
Yo que sé. Me quedé tiesa en la silla esa.
Natalia López de la Oliva. No me creo nada, soy escéptica, soy crédula, 2024
Natalia López de la Oliva. Todas las viejas arrodillándose a destiempo, 2024
Más que articular proyectos, Natalia desarrolla composiciones individuales. Nos habla de su trabajo en torno al monumento del Sagrado Corazón de Cuenca y de pinturas muy recientes en las que ha volcado emociones: Hay un proyecto que hice en cuarto de carrera al que recuerdo con cariño, que aparentemente no tiene nada que ver con la pintura pero creo que puede ayudar a entender de qué forma la utilizo y cómo me muevo por ella. Es el proyecto del Cristo.
Mi lenguaje, como ya he dicho, es desfragmentado, no es continuo. Para hacer un discurso coherente debo reposar frases sueltas durante días, apuntarlas y luego rejuntarlas. A veces me grabo vídeos hablando, que se parecen más a un par de escupitajos sin sentido, así que los edito hasta formar un monólogo que se pueda entender. Primero lo suelto y luego lo pienso.
El proyecto consistió en subir durante unos meses al Cristo, con un propósito. Me refiero al Monumento del Sagrado Corazón de Jesús, que está en lo alto de una colina en Cuenca. Lo que hice fue lanzar letras aparentemente sueltas durante esos meses, que al final formarían una frase. Escribía la letra correspondiente con ese día en una tela grande, y la llevaba arrastras todo el camino hasta el Cristo. Cuando llegaba, la estiraba, le hacía una foto y me quedaba ahí un rato pensando. Entonces, claro, tardé unos cuatro meses en articular una frase.
La frase era “Mi abuela se fue a ver a un muerto, y se llevó un solo pañuelo”. Es algo que escribí cuando estuve cuidando a mi abuelo, porque ella se fue a un funeral con un pañuelo en el bolsillo. Mi abuelo tenía alzheimer ya avanzado y estaba enfrente de él, me miraba extraño, sonaba de fondo una cinta de Rafael Farina y empecé a escribir para distraerme de lo que sentía en ese momento.
Ese acto era sacrificio puro, misterio y compromiso. Su terminación, el resultado cuando lo miran otros, cuando lo miro yo, es inmediato, silencioso. Está armado todo en un aparente segundo.
Lo que hago con la pintura no son proyectos como tal, porque lo que me gusta es plantar cuadros al azar, ordenarlos con el tiempo y pensar en lo que ha ocurrido, por lo que mis proyectos podrían denominarse en realidad “épocas”. Una de esas épocas, que considero muy importante, es aquella que me llevó a pintar de nuevo hace un año. Estuve dos años dejándolo de lado, y de golpe me propuse volver por pura necesidad.
En esos dos años había estado completamente perdida, pero hubo una explosión, y llegué a la conclusión de que debía adentrarme hacia lo más oscuro de mi persona, aceptarlo, y hacer algo con ello. Armé un plan que consistió en estar varios meses “yendo hasta el fondo”. Me volví completamente loca, obsesiva, paranoica, tuve algún delirio. (Todo aquello era roña que debía sacar, pero volví). En esa vuelta supe que debía volver a pintar e intentar que aquello fuese el rumbo de mi existencia.
Me mudé de ciudad y me propuse hacer una serie de cuadros que narrasen todo lo que había visto, lo que había vivido: la fe, la desesperación, la incógnita, la certeza.
Los cuadros que hice me ayudaron a comprender todo aquello. Todas estas pinturas se reunieron en la galería Arniches de Madrid, en una muestra comisariada por Roberto Majano.
Natalia López de la Oliva. Si no digo algo espectacular, todos se olvidarán de mí. Arniches 26
Natalia López de la Oliva. Gente muerta vive, 2024
Su momento actual está abierto a la redefinición y al divertimento: Ya he sobrepasado esa “época-proyecto” y he podido deshacerme de todo aquello que no deseo que forme parte de mí. (Más o menos, es que ahora mismo estoy en la contradicción).
Estoy en todo el meollo de descubrir de qué manera puedo disfrutar de la pintura. Nunca la he disfrutado del todo, porque es algo muy unido a mí y hace que me replantee mi alrededor y a mí misma (y tengo un monólogo interno un poco autodestructivo). Me propuse estar cinco meses encerrada hasta descubrir la mejor forma de comunicarme a través de ella.
He descubierto que no debo tomármelo en serio, rebajar su importancia y divertirme con ella, que signifique algo divertido la mayoría del tiempo y no llenarla de teorías sobre su concepto incomibles, inalcanzables, o serias. Es una herramienta y punto, lo que hay detrás es lo que importa, o no. Intento descubrir qué es lo que me define y no abandonarlo por lo que se supone que debería ser un pintor, qué cualidades debe tener, cómo debe pintar, cómo debe relacionarse o cómo debe pensar.
Uso la pintura para intentar encontrar un lugar propio, como excusa para el pensamiento. En esta época he reflexionado incansablemente sobre la soledad, sobre si debo mostrar a mi persona o no, (que sí). Y ha hecho que reconecte con una lucha personal que tenía apartada, que es reivindicar mi guarrería y mi estupidez; es la forma de proceder que yo tengo, la ausencia de intelectualismo me perpetúa.
Podéis seguir los pasos de Natalia en Instagram: @lott.kk.cancelada
Natalia López de la Oliva. Pffffffwrs no voy a abrir la boca, 2024
Natalia López de la Oliva. La Isabel veía muchas palomas blancas, 2024
 
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Heredera de fuego: Sarah J. Maas

Juan Ortiz

Heredera de fuego

Heredera de fuego

Heredera de fuego —o Heir of Fire, por su título original en inglés— es el tercer volumen de la serie de romance y fantasía Trono de cristal. La obra fue publicada por primera vez el 2 de septiembre de 2014 de la mano de la editorial Bloomsbury. El 06 de septiembre de 2021 fue lanzada en español a través de Hidra, casa que se ha encargado de adaptar los tomos anteriores.

Este retelling de «Cenicienta», donde la protagonista no es planteada como una damisela que debe ser rescatada, sino como una asesina letal en busca de su verdadero destino, ha cautivado a millones de lectores a lo largo del mundo, acumulando una puntuación de 4.46 y 4.7 estrellas en Goodreads y la sección oficial de libros de Amazon, respectivamente.

Sinopsis de Heredera de fuego

La continuación de la búsqueda y la magia

El tercer volumen de la serie marca un punto de inflexión en la vida de Celaena Sardothien. Heredera de fuego continúa la historia de la joven asesina en un mundo lleno de magia, criaturas sobrenaturales y reinos en guerra. Este libro destaca por su evolución en cuanto a tono y profundidad emocional, centrándose en el viaje personal de Celaena y en el descubrimiento de su verdadero poder.

Después de los desgarradores eventos que concluyeron en Corona de Medianoche, Celaena Sardothien huye al reino de Wendlyn, donde enfrenta una de las pruebas más desafiantes de su vida. Expuesta a un pasado que ha intentado reprimir y a una identidad que ha ocultado, la protagonista es obligada a entrenar con el príncipe Fae Rowan Whitethorn.

Esta nueva relación, compleja y a menudo tensa, se convierte en un catalizador para que Celaena acepte sus habilidades mágicas y reconozca su destino como Aelin Ashryver Galathynius, la legítima reina de Terrasen. Este tipo de final es ya un giro recurrente en las obras de Maas, lo que recae en el cliché de la chica «común» que, pese a su propio criterio, está sentenciada a salvar su mundo.

Seguimiento del desarrollo de los personajes principales

Celaena

En Heredera de Fuego, Celaena sufre una transformación profunda. Desde el inicio de la serie, ha mostrado fuerza, pero también una gran vulnerabilidad debido a sus traumas pasados y al dolor de las pérdidas que ha sufrido. Bajo la tutela de Rowan, ella no solo aprende a dominar sus poderes, sino que también comienza a sanar sus heridas emocionales, enfrentando sus miedos y aceptando su linaje.

Rowan Whitethorn

Se trata de uno de los nuevos personajes clave en esta entrega, aportando una dinámica única a la historia. Frío, exigente y con una historia personal tan compleja como la de Celaena, se convierte en su aliado y mentor. Su relación de amistad y respeto mutuo se desarrolla de una forma realista, mostrando cómo dos personas rotas pueden ayudarse a sanar y fortalecerse mutuamente.

Manon Blackbeak

Ella es una de las brujas más temibles de la serie. La introducción de Manon añade otra capa a la narrativa, expandiendo el universo de Trono de cristal y mostrando la diversidad de personajes y culturas dentro de este mundo de fantasía.

Temas clave dentro de la narrativa

Heredera de Fuego aborda temas de identidad, aceptación y redención. El viaje de Celaena es también un reflejo de la lucha interna de muchas personas que deben aceptar sus traumas y aprender a vivir con ellos para poder crecer. La historia también explora la lealtad y el sacrificio, cuestionando lo que significa ser fuerte y la importancia de enfrentar las sombras del pasado para construir un futuro más sólido.

La magia y el destino juegan un papel esencial en este libro. En las primeras entregas de la serie, la magia estaba mayormente ausente, pero en Heredera de Fuego esta regresa al primer plano, mostrando no solo el crecimiento de Celaena, sino también el renacimiento de las fuerzas mágicas en su mundo.

Un universo en expansión

Con Heredera de Fuego, Sarah J. Maas amplía el mundo de Trono de Cristal, llevando al lector a nuevas tierras y presentando diferentes culturas y razas, como los Fae y las brujas. Estos elementos enriquecen el universo de la serie, haciéndolo más complejo y fascinante, y permitiendo que la historia evolucione más allá de los escenarios de los primeros libros.

Al mismo tiempo, Heredera de Fuego es ampliamente considerado como uno de los libros más potentes, no solo por su intensidad emocional, sino también porque sienta las bases para los eventos épicos que vendrán en las siguientes entregas.

Sobre la autora

Sarah Janet Maas nació el 5 de marzo de 1986, en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos. La autora, quien comenzó a escribir desde su más temprana juventud, es conocida por sus retellings, es decir: reescritura de historias antiguas, como es el caso de Trono de cristal, donde retrata a una Cenicienta más independiente e, incluso, peligrosa.

De igual manera, su serie Una corte de rosas y espinas —o ACOTAR, por sus siglas en inglés—, recrea la historia de amor de La Bella y La Bestia. En este caso, trae a un hada que sufre una terrible maldición, y a una cazadora que, casi sin querer, termina por enamorarse del ser mágico, poniendo en duda todos sus ideales y su sentido de pertenencia.

Orden de publicación de los libros de Sarah J. Maas

Relatos dentro de Trono de Cristal

  • The Assassin’s Blade — La espada de la asesina (2021);
  • The Assassin and the Pirate Lord — La asesina y el señor de los piratas (2012);
  • The Assassin and the Healer — La asesina y la curandera (2012);
  • The Assassin and the Red Desert — La asesina en el desierto (2012);
  • The Assassin and the Underworld —La asesina en el submundo (2012);
  • The Assassin and the Empire — La asesina en el imperio (2012).

Trono de cristal: novelas

  • Throne of Glass — Trono de cristal (2012);
  • Crown of Midnight — Corona de medianoche (2013);
  • Heir of Fire — Heredera de fuego (2014);
  • Queen of Shadows — Reina de sombras (2015);
  • Empire of Storms — Imperio de tormentas (2017);
  • Tower of Dawn — Torre del alba (2017);
  • Kingdom of Ash — Reino de cenizas (2018).

Extra

  • The Throne of Glass Colouring Book (2016).

Serie ACOTAR

Primera trilogía

  • A Court of Thorns and Roses — Una corte de rosas y espinas (2018);
  • A Court of Mist and Fury — Una corte de niebla y furia (2018);
  • A Court of Wing and Ruin — Una corte de alas y ruina (2019).

Spinof

  • A Court of Frost and Starlight — Una corte de hielo y estrellas (2019);
  • A Court of Silver Flames — Una corte de llamas plateadas (2021).

Extra

  • A Court of Thorns and Roses Coloring Book (2017).

Saga Ciudad Medialuna

  • House of Earth and Blood — Casa de tierra y sangre (2020);
  • House of Sky and Breath — Casa de cielo y aliento (2022);
  • House of Flame and Shadow — Casa de llama y sombra (programado para 2024).

Otros libros de Sarah J. Maas

  • Catwoman: Soulstealer (2018);
  • The Starkillers Cycle (en desarrollo);
  • Twilight of the Gods (en desarrollo).

Orden de lectura recomendado por la autora

Hasta la fecha, todos los libros creados por Sarah J. Maas pueden ser leídos en cualquier orden, no obstante, para que las historias calcen a la perfección y tengan sentido para el lector, la escritora recomienda la siguiente cronología:

Serie ACOTAR

  • Una corte de rosas y espinas;
  • Una corte de niebla y furia;
  • Una corte de alas y ruina;
  • Una corte de hielo y estrellas;
  • Una corte de llamas plateadas.

Serie Trono de cristal

  • Trono de cristal;
  • La espada de la asesina: Relatos de Trono de Cristal;
  • Corona de medianoche;
  • Heredera de fuego;
  • Reina de sombras;
  • Imperio de tormentas;
  • Torre del alba;
  • Reino de cenizas.

Saga Ciudad Medialuna

  • Ciudad Medialuna: Casa de tierra y sangre;
  • Ciudad Medialuna: Casa de cielo y aliento;
  • Ciudad Medialuna: Casa de llama y sombra.

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