Desafíos invisibles: Trayectorias de estudiantes de educación superior con responsabilidades parentales

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Autor/as: González Daxy; marcelina05@gmail.com, Montiel Carla; 
montielcarla839@gmail.com, Pimentel Blanca; pimentelblanca.1706@gmail.com 
Orientador/a: Vega Viviana; v.vegaduette@gmail.com 
Universidad Nacional del Este, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. 

 

Resumen 

 

Este artículo presenta los resultados de una investigación centrada en las trayectorias  académicas de estudiantes de diversas carreras de una universidad pública del Paraguay,  que han ejercido la maternidad o paternidad durante su formación universitaria. Se busca  comprender el impacto de las responsabilidades parentales en la experiencia académica,  desde una perspectiva de género, así como identificar áreas críticas que requieren cambios  estructurales en las políticas universitarias para promover un entorno educativo más  equitativo. 

 

Se llevaron a cabo dos grupos focales, cada uno con una duración aproximada de entre 60  y 90 minutos, que contaron con la participación de estudiantes hombres y mujeres de  distintas carreras. Los grupos focales permitieron explorar en profundidad las experiencias  y percepciones de los participantes sobre los desafíos que enfrentan al equilibrar sus  responsabilidades académicas y familiares. 

 

El estudio subraya la necesidad urgente de implementar políticas que aborden estas  problemáticas, sugiriendo que la creación de espacios de cuidado infantil dentro del ámbito  universitario podría ser una solución eficaz para fomentar un entorno más inclusivo y  equitativo para los estudiantes con responsabilidades familiares. Finalmente, se enfatiza la  importancia de reconocer y atender las realidades de estos estudiantes para mejorar su  bienestar y su trayectoria académica y profesional. 

 

Palabras Claves: Responsabilidades parentales, Estudiantes universitarios,  corresponsabilidad en el cuidado

 

Introducción 

 

La maternidad y paternidad constituyen un desafío considerable para muchos estudiantes  universitarios que intentan equilibrar sus responsabilidades académicas y familiares. A nivel  global, las universidades están reconociendo cada vez más la importancia de ofrecer  servicios de apoyo que faciliten esta conciliación, como la implementación de guarderías  en los campus. 

 

Recientemente, se han presentado proyectos de ley en Paraguay que buscan obligar a las  universidades públicas y privadas a implementar guarderías en sus instalaciones. Estos  proyectos destacan que “la falta de instalaciones para cuidar a los hijos pequeños representa un verdadero impedimento para que muchas madres puedan continuar sus  estudios universitarios” (Última Hora, 2023; Hoy, 2024).  

 

Por su parte, la Ley N° 6453 que modifica y amplía la Ley N° 5508/2015 de “Promoción,  Protección de la Maternidad y apoyo a la Lactancia Materna”, dispone que el Consejo  Nacional de Educación Superior (CONES) obligará la implementación de salas de lactancia  en las instituciones de educación superior para las estudiantes y sus hijos. 

 

Estas iniciativas reflejan una conciencia creciente sobre la necesidad de servicios de apoyo  en el ámbito universitario. 

 

Estupiñán y Vela (2012) señalan que las mujeres que asumen el rol de madre y estudiante  enfrentan un desafío significativo al intentar equilibrar sus aspiraciones académicas con las  responsabilidades parentales y las expectativas culturales asociadas a la maternidad.  Según estos autores, “deben equilibrar tanto su deseo personal de estudiar una carrera que  les permita insertarse en el mundo laboral y responder a sus exigencias, como las  expectativas culturales y sociales asociadas a la maternidad (Estupiñán y Vela, 2012, p.  538). Esta complejidad se ve reflejada también en el estudio realizado por Hernández 

 

Quirama et al. (2019), quienes destacan las múltiples implicaciones que tiene la maternidad  en aspectos como la salud física y emocional, la economía y el cuidado familiar, así como  en las relaciones interpersonales. 

 

A pesar del reconocimiento creciente, Castañeda Letelier (2015), sostiene que las  universidades a menudo no tienen en cuenta las particularidades de sus estudiantes, lo que  se refleja en la escasez de opciones adecuadas para ajustes económicos, académicos y  de infraestructura, que respondan a sus necesidades. 

 

La corresponsabilidad en el cuidado es un tema crucial que debe ser integrado en las  políticas universitarias. Un informe reciente de la Universidad de Chile (2023) resalta que  “los estudiantes que son padres o cuidadores enfrentan dificultades significativas para  equilibrar sus responsabilidades familiares con las exigencias académicas. La falta de políticas adecuadas que apoyen esta conciliación puede llevar a que muchos estudiantes  se vean obligados a abandonar sus estudios”, subrayando la urgente necesidad de  desarrollar políticas universitarias que faciliten esta conciliación y reconozcan el trabajo de  cuidados como un elemento esencial para el éxito académico. 

 

La creciente participación de estudiantes con responsabilidades familiares en el ámbito de  la educación superior es un fenómeno que merece atención, especialmente en el contexto  de Paraguay, donde las estructuras de apoyo institucional son aún limitadas. 

 

La falta de políticas adecuadas para el abordaje de esta problemática en la Universidad, no  solo afecta la retención de sus estudiantes, sino que también perpetúa desigualdades de  género y socioeconómicas que impactan su bienestar general.  

 

Comprender las experiencias y desafíos que enfrentan los estudiantes con  responsabilidades parentales es fundamental para diseñar políticas inclusivas que  reconozcan sus necesidades específicas y promuevan un entorno educativo equitativo. 

 

En este contexto, la investigación propone comprender ¿Cómo afectan las  responsabilidades parentales a la experiencia académica de estudiantes universitarios?, y  más específicamente: ¿Cuáles son las implicancias de cursar estudios universitarios  mientras se tienen responsabilidades parentales?; ¿Qué estrategias de cuidado emplean  los estudiantes con responsabilidades parentales para conciliar sus roles académicos y  familiares? ¿Cuáles son sus expectativas con respecto a las políticas de cuidado en la  institución? ¿Cómo se relacionan las desigualdades de género con la falta de políticas de  cuidado en las universidades, de acuerdo a la percepción de estudiantes con  responsabilidades parentales? 

 

Objetivos 

 

General: Analizar el impacto de las responsabilidades parentales en la experiencia  académica de estudiantes de una universidad pública del Paraguay. 

 

Específicos:  

 

  1. Analizar las implicancias de cursar estudios universitarios mientras se tienen  responsabilidades parentales. 
  2. Identificar las estrategias de cuidado que emplean estudiantes con  responsabilidades parentales para conciliar sus roles académicos y familiares. 
  3. Determinar sus expectativas con respecto a las políticas de cuidado en la institución. 
  4. Analizar la relación entre las desigualdades de género y la falta de políticas de  cuidado en las universidades, según las percepciones de estudiantes con  responsabilidades parentales.

 

Métodos 

 

La investigación se llevó a cabo desde una perspectiva cualitativa, con el propósito de  explorar y comprender las experiencias y percepciones de estudiantes universitarios que  han tenido responsabilidades parentales durante su formación académica. Este enfoque  permitió captar la complejidad de sus trayectorias académicas y los desafíos que enfrentan,  así como las dinámicas familiares y universitarias que influyen en su experiencia educativa. 

 

Se contactó a varios estudiantes que cumplían la condición de ser estudiantes y padres o  madres, utilizando referencias de conocidos, otros estudiantes y profesores, convirtiéndose  en la unidad de análisis un total de once estudiantes, incluyendo hombres y mujeres de  diversas carreras de una universidad pública del Paraguay, lo que garantizó una variedad  de perspectivas.  

 

Se llevaron a cabo dos grupos focales. Antes de la sesión, se obtuvo el consentimiento  informado de todos los participantes, garantizando su confidencialidad y anonimato. Se les  explicó el propósito del estudio, el uso de los datos recopilados, la opción de no responder  a preguntas específicas y su derecho a retirarse en cualquier momento sin repercusiones. 

 

El análisis de los datos se realizó mediante la técnica de análisis temático, que permitió  identificar patrones, temas recurrentes y categorías emergentes en las respuestas de los  participantes. 

 

Caracterización de los Participantes 

 

Sexo: 7 mujeres y 4 hombres 

Edad promedio: 31 años 

Participación por Carreras: 

Derecho: 7 

Ciencias de la Comunicación: 1 

Contabilidad: 1 

Ingeniería Agronómica: 1 

Enfermería: 1

 

Resultados y Discusión 

 

  1. Implicancias de cursar estudios universitarios con responsabilidades  parentales 

 

La experiencia de ser estudiantes universitarios teniendo responsabilidades parentales  marca una serie de hitos y cambios significativos en la vida de los individuos. Las  necesidades que enfrentan en esta etapa varían según las circunstancias, destacando la  responsabilidad de cuidar a los hijos, cumplir con los compromisos académicos y atender  otras cuestiones relevantes. 

 

Una madre universitaria comparte su experiencia: “Cuando tuve a mi primer hijo, yo estaba  cursando una carrera que tuve que abandonar, retomé mis estudios cuando mi segunda  hija tenía 3 años, y es más difícil tener un bebé mientras cursas una carrera, que una de 3  años, tanto mi marido como yo tuvimos que dejar la facultad, más por temas económicos  porque no teníamos como irnos a la facultad porque no teníamos con quien dejarlos, y no  queríamos dejarlos con extraños, ya que no teníamos apoyos de los familiares, éramos los  dos solos, entonces decidimos dejar los dos y también porque no teníamos la posibilidad  económica de pagarle a alguien que se quede con ellos, y tener un bebé implica mucho  más gastos, en el caso de nosotros que mi hijo no lactaba y comprarle la leche era mucho  más caro, y luego cuando mi hijo creció un poco más, y ya pudimos sustentar algunos  gastos, ahí tuvimos que decidir quién estudia primero, como en ese momento mi marido  tenía un trabajo más estable, y yo tenía un trabajo independiente, él retomó sus estudios ”. 

 

Otra estudiante añade: “Le tuve a mi primer hijo, mientras cursaba el segundo año de mi  carrera, no tuve tantas dificultades, supe sobrellevar digamos, pero para mi segundo hijo  fue más complicado ya estaba culminando mi tercer año, tuve que abandonar únicamente  o sea congelé un año, para pasar más tiempo con ellos, volví a retomar el año siguiente”  

 

Estos testimonios reflejan una realidad común entre las estudiantes universitarias en  Paraguay. El estudio de Smulders (2018), que investiga los factores que influyen en la  deserción estudiantil, revela que, entre los aspectos familiares, la mayoría de las entrevistadas señalaron haber abandonado sus estudios por razones relacionadas con la  maternidad. Este hallazgo pone de manifiesto la necesidad urgente de abordar las  dificultades que enfrentan las estudiantes madres, con el fin de garantizar su continuidad  académica y promover un entorno educativo más inclusivo y equitativo. 

 

Otro aspecto significativo es la complejidad de equilibrar la educación, la crianza de los hijos  y las limitaciones económicas, lo que en muchos casos obliga al abandono temporal o  definitivo de estudios para centrarse en el cuidado de sus hijos. Una estudiante que ha  enfrentado este desafío explica: “En mi caso, la dificultad era principalmente la movilidad.  Caminaba hasta la facultad y, cuando hacía demasiado calor, eso representaba un gran  esfuerzo para mi bebé. Por eso, solo asistía a clases cuando eran realmente importantes.  Afortunadamente, mis profesores fueron comprensivos. Como solo teníamos un vehículo y mi marido lo utilizaba para ir a trabajar, si quería continuar con mis estudios, tenía que  sacrificarme e ir caminando. Muchas veces, mi bebé estaba en brazos de mis compañeras  mientras yo rendía los exámenes o se quedaba en la secretaría. Para mí fue bastante difícil,  pero lo logré”. 

 

Este testimonio ilustra cómo las madres estudiantes adaptan sus rutinas, haciendo  sacrificios y superando obstáculos significativos. Las mujeres a menudo se ven obligadas  a renunciar a sus oportunidades educativas debido a las expectativas culturales sobre su  rol como cuidadoras primarias. Según un estudio de Sepúlveda y Varas González (2020),  las madres estudiantes enfrentan una presión significativa para equilibrar sus  responsabilidades académicas y familiares, lo que a menudo resulta en la interrupción de  sus estudios. 

 

Situaciones más complejas, como la enfermedad de los hijos, muchas veces sumergen a  los padres en preocupaciones y traumas que pueden llevarlos a desconectarse de sus  responsabilidades académicas y laborales, tal como lo menciona uno de los participantes  varones, con su testimonio: “Realmente cambia la vida tener un bebé tanto para la mujer  como para el hombre, yo traté de involucrarme mucho en todo el proceso de la fase de  embarazo de mi señora y más todavía en el nacimiento,… y posterior al nacimiento tuvimos  la mala suerte de que al estar al hospital se infectó con un virus y a los 8 días de nacida  tuvimos que internarla, entonces justo fue en ese proceso de la primera parcial, no pude  rendir dos materias y a partir de ahí no solo la parte de los exámenes, sino la asistencia a  clases me perjudicó en el sentido de que tenía que estar 100% para las dos porque  estábamos los tres solos ya que no le involucré a mi familia por el miedo de que mi bebé  pueda infectarse de cualquier otro virus que le podría inclusive llevar a la muerte… tanto a  nivel laboral como en el estudio y todo lo que conlleva mi vida civil, tengo que dejar para  estar al pendiente de ella (la bebé) entonces en ese punto es mucha renuncia a nivel de  tiempo” . 

 

Otro estudiante menciona: “A mí no me afectó mucho en mis estudios, pero a mi esposa sí.  Ella estaba lista para ingresar a la Facultad de Filosofía, pero tuvo que dejarlo”. 

 

Este contraste en las experiencias muestra que, aunque ambos padres enfrentan desafíos  relacionados con la crianza y la educación, las dinámicas familiares y las expectativas  sociales pueden influir en cómo cada uno vive estas situaciones.  

 

Los hombres también experimentan presiones significativas al intentar equilibrar su papel  como proveedores y cuidadores. Un estudio realizado por Jacobo (2016) indica que los  hombres jóvenes que son padres sienten que deben cumplir con las expectativas  tradicionales de ser el sostén económico del hogar, lo que puede generar una carga  emocional considerable. Esta carga de desempeñar múltiples roles puede llevar podría  afectar tanto su bienestar personal como su rendimiento académico.

 

En resumen, es fundamental reconocer las diferencias en las experiencias de los padres y  madres estudiantes para atender adecuadamente sus necesidades.

 

  1. Conciliación entre crianza y universidad. 

 

La conciliación entre la crianza y la universidad no solo implica gestionar el tiempo y los  recursos, sino también enfrentar diversas expectativas sociales y personales. En este  contexto, los padres a menudo se ven obligados a sacrificar momentos de calidad con sus  hijos para asistir a clases y cumplir con sus objetivos académicos. Una estudiante describe  su experiencia: “Nos tuvimos que turnar para estudiar. Cuando mi marido terminó su  carrera, yo inicié la mía. Cuando él llega de su trabajo, dejo a mis hijos con él y voy a la  universidad tranquila porque sé que están con su papá”. Este testimonio ilustra cómo las  parejas deben coordinar sus horarios para asegurar el cuidado de los niños mientras  persiguen sus metas educativas. 

 

Por otro lado, una estudiante comparte: “Yo renuncié a mi trabajo y mi marido me dijo que  trabajaría de mañana, tarde y noche para que yo no dejara mis estudios. Él trabajaba y  cuidaba de mi bebé mientras yo estudiaba, pero había días en que me entristecía mucho  ya que casi no veía a mi bebé; prácticamente solo los veía a los dos por las noches”. Otra  estudiante también señala: “Para cumplir con mis horarios, me tocaba hacer las tareas de  madrugada para darles toda mi atención durante el día. Mientras ellos dormían, me  dedicaba completamente a mis estudios para poder entregar mis tareas y asegurarme de  que ellos estuvieran contentos”. 

 

Estos relatos reflejan cómo deben adaptar sus rutinas, así como la carga emocional que  enfrentan al intentar equilibrar sus responsabilidades familiares, laborales y académicas. 

 

El equilibrio entre la crianza y la educación es crucial, ya que una conciliación adecuada  puede tener un impacto positivo tanto en el desarrollo del niño como en el éxito académico  del padre o madre. La creación de un entorno que apoye esta conciliación es fundamental,  especialmente para aquellos que asumen múltiples roles. Una madre expresa: “Iba a dejar  la facultad, pero mi mamá no me permitió. Ella se ofreció a cuidar de mi hija. Sin embargo,  había momentos en que me sentía agotada trabajando, estudiando y criando a una hija  sola. Pensaba en renunciar al trabajo o a mis estudios, pero siempre conté con el apoyo de  mi mamá, quien me motivó a seguir adelante. Así fue como terminé la carrera”. 

 

Un análisis de Flores-Ávila et al. (2021) subraya la importancia del apoyo social en la vida  de los estudiantes padres. El estudio revela que muchas madres y padres universitarios  dependen del apoyo familiar o institucional para poder continuar con sus estudios mientras  crían a sus hijos. Esto resalta la necesidad de políticas universitarias más inclusivas que  faciliten esta conciliación.

 

  1. Composición de las redes de apoyo en el cuidado 

 

El apoyo en el cuidado de los niños es fundamental no sólo para su desarrollo integral, sino  que también actúa como un puente para que los padres puedan acceder a oportunidades  académicas y laborales. En este sentido, el apoyo familiar se convierte en la red principal  para el cuidado infantil, donde los padres desempeñan un papel crucial. Las mujeres, en  particular, como madres o hermanas, suelen ofrecer un soporte esencial en esta red. 

 

Una estudiante comparte su experiencia: “En mi caso, el apoyo de mi mamá es 100%. Ella  se iba conmigo para que pudiera amamantar mientras yo rendía. Mi mamá me esperaba  afuera con mi bebé, pero luego, al comenzar las clases, ya no la amamantaba”. Otra  estudiante relata: “Mi hija nació en octubre y, cuando empezaron los exámenes finales, mi  mamá tenía que ir en transporte hasta mi facultad con mi bebé para que yo pudiera  amamantarla. Me tenía que esperar en la calle mientras yo rendía o entraba a la sala de  examen. Luego, en marzo, mi hija se quedaba con mi mamá mientras yo estudiaba. En los  primeros tiempos, ella se iba conmigo a la facultad, pero después de un tiempo ya no”. 

 

Estos testimonios resaltan la importancia del apoyo familiar, sobre todo en momentos  críticos del proceso educativo. 

 

Por otro lado, la pareja también representa una red de apoyo importante, especialmente  desde la perspectiva femenina. Una estudiante afirma: “En mi caso, mi apoyo es  exclusivamente de mi esposo”. Otra madre añade: “El apoyo del cuidado de mi hijo es  exclusivamente de mi marido”. 

 

En resumen, el apoyo familiar y de pareja son esenciales para permitir que estudiantes padres y madres, equilibren sus responsabilidades académicas y familiares. La  colaboración entre estas redes de apoyo no solo los beneficia en su trayectoria educativa,  sino que también contribuye al bienestar y desarrollo de sus hijos. 

 

Finalmente, se destaca otra red de apoyo como las amistades, pero además se puede hacer  notable que las mismas rara vez se consideran como opciones para el cuidado. Aunque su  apoyo emocional es valorado, pedirles ayuda en tareas de cuidado puede resultar  incómodo, aun cuando se dan a entender como una carga o molestia para los mismos, en  este sentido, una madre menciona: “Varias veces, para los exámenes finales, tenía que  rendir rápido para no molestar a mis compañeros”. Otra estudiante añade: “Yo trataba de  programar mis exámenes fuera del horario de mis compañeros para no incomodarlos, ya  que no a todos les gusta. Siempre hay compañeros que se incomodan; por eso buscaba  que mi bebé estuviera cómodo y también para evitar molestias”. 

 

La maternidad y paternidad se encuentran en una situación de tensión, ya que los proyectos  de vida de las personas priorizan cada vez más el desarrollo personal y profesional. Esto  ha llevado a que los roles tradicionalmente definidos —la mujer como cuidadora y el hombre  como proveedor— se desdibujen, dando paso a proyectos individuales que relegan la formación de una familia y la crianza de hijos a un segundo plano. En este contexto, tener  hijos mientras se está en el sistema de educación superior genera múltiples tensiones y  contradicciones. Estas incluyen la dificultad para compatibilizar los tiempos de estudio con  el cuidado, el peso económico de mantener un hijo y las tensiones entre las expectativas  de independencia personal y la responsabilidad de crianza (Fernández, 2015). 

 

  1. Expectativas con respecto a las políticas de cuidado en la institución. 

 

Los participantes expresaron que la implementación de una guardería en la institución sería  fundamental para facilitar su experiencia académica. Una estudiante comentó: “Me  facilitaría, sobre todo, la tranquilidad, ya que, teniendo una guardería, podría tener a mi hijo  cerca, vigilándolo en todo momento y cubriendo sus necesidades. Creo que muchas mamás  se animarían a estudiar y a seguir sus sueños porque este es uno de los factores que una  mujer considera antes de lanzarse a estudiar. En mi caso, yo tuve apoyo, pero muchas no  lo tienen. Por eso, si hubiese una guardería tanto en universidades públicas como privadas,  sería muy beneficioso; muchas mujeres se animarían a seguir sus metas”. 

 

Asimismo, se destacó que la creación de estas estructuras en las universidades podría  tener un impacto positivo en la reducción de la deserción académica y en la continuidad de  los estudios: “Si hubiera contado con una guardería durante mi primera carrera, habría  continuado mis estudios. Mi miedo es que, si llego a tener otro hijo, no sé qué haría sin una  guardería” 

 

Otra participante añadió: “Creo que habría más posibilidades de continuar con los estudios”  (contando con una guardería universitaria). Por su parte, un estudiante padre expresó:  “Creo que contar con instalaciones adecuadas disminuiría la deserción, especialmente  entre las madres, y también haría que la experiencia fuera menos incómoda y menos  traumática, lo que ayudaría con las calificaciones”. 

 

Otra estudiante señala: “En nuestra facultad hay muchos que llevan a sus hijos y entran a  clases porque no tienen con quién dejarlos. En nuestra facultad hay una sala de lactancia  donde puedes amamantar”. Esto indica que, aunque existen instalaciones en algunas  facultades, pero aún son insuficientes para atender las necesidades de estudiantes de toda  la Universidad. 

 

  1. Sensibilización y Capacitación del plantel docente 

 

Existe una clara necesidad de capacitación para los docentes en el manejo de situaciones  que involucran a estudiantes con hijos, que se refleja en los relatos de los participantes:  “…en mi caso ya que también soy docente, y me pasó una situación en la cual una alumna  llevó a su bebé que estaba llorando, y yo no supe cómo mediar esa situación, en ese  momento estaría bueno tener un espacio adecuado para la criatura, y no solamente un  buen espacio sino también una capacitación por parte de los docentes, ya que yo como docente no estaba capacitado en ese momento de cómo mediar esa situación” (estudiante  hombre).  

 

Otro participante refiere: “…un día llevé a mi hija ya que no teníamos dónde dejarle y no, no  quería más faltar a esa clase, le llevé y, medio que a un profesor no le gustó así que haya  una niña ahí en su clase, y seguramente habrá sido primera vez por ahí que vio una nenita  ahí en su clase…”(estudiante hombre). 

 

Estos testimonios resaltan la urgencia de desarrollar políticas institucionales que no solo  proporcionen espacios físicos adecuados para el cuidado infantil, sino que también  fomenten una cultura de empatía y apoyo dentro del entorno académico. 

 

  1. El cuidado ¿una responsabilidad exclusivamente privada o compartida con el Estado? 

 

La discusión sobre la responsabilidad del cuidado infantil en el contexto universitario revela  una tensión entre lo privado y lo público. Los testimonios de los participantes reflejan  diferentes perspectivas sobre este tema, evidenciando la complejidad de determinar los  límites entre la responsabilidad familiar y estatal. 

 

Una madre expresa: “Para mí es privada, es responsabilidad de la madre, del padre,  aunque también tiene su implicancia el Estado, en el sentido de que mi mamá tuvo que  estar en la calle esperándome, y si hubiera un espacio no estaría en la calle esperando”. Este testimonio refleja la dualidad en la percepción de la responsabilidad del cuidado,  reconociendo tanto el aspecto privado como la necesidad de apoyo institucional. 

 

Un estudiante añade: “Yo creo que es una responsabilidad particular de los padres, los  padres tienen la patria potestad de sus hijos, pero una vez instalada una institución, que el  Estado se encargue de sus diferentes instituciones de brindar el apoyo que corresponde”.  Esta perspectiva coincide con lo planteado por Batthyány (2021), quien sostiene que el  cuidado debe ser considerado como un derecho universal que requiere la participación  activa tanto de las familias como del Estado. 

 

Los participantes también señalan la importancia de encontrar un equilibrio entre la  responsabilidad privada y pública: “Se podría combinar la responsabilidad, que el Estado  instale la guardería, un lugar seguro, que tenga un costo justo, no como las guarderías  privadas que tienen un valor elevado”. Esta visión se alinea con lo propuesto por Esquivel  y Faur (2022), quienes argumentan que las políticas de cuidado deben ser consideradas  como parte integral de los sistemas de protección social. 

 

  1. Relación entre las desigualdades de género y la falta de políticas de cuidado  en las universidades, según las percepciones de estudiantes con  responsabilidades parentales.

 

Los testimonios de estudiantes con responsabilidades parentales revelan una clara  percepción de que las desigualdades de género están arraigadas en la dinámica del  cuidado infantil, especialmente en el contexto universitario. Una estudiante expresa: “Para  mí sí, porque para el hombre siempre es un poco más fácil, y muchas veces nosotras las  mujeres recibimos incluso bullying por parte de nuestros propios maridos, que no quieren  que dé de mamar, o personas que hacen caras cuando lo hago”. Este comentario pone de  manifiesto cómo las expectativas sociales y los roles tradicionales asignados a hombres y  mujeres influyen en la experiencia de las madres estudiantes, generando un entorno en el  que se sienten juzgadas y presionadas. 

 

Otra estudiante señala: “Si hay desigualdad, porque siempre el cuidado completo recae  sobre nosotras. Mi marido nos mantiene económicamente, pero solo eso; su participación  es mínima”. Esto refleja una realidad común en muchas familias, donde las mujeres asumen  la mayor parte de las responsabilidades del cuidado, mientras que los hombres suelen  limitarse a proporcionar apoyo financiero. Según la CEPAL (2020), esta distribución  desigual del trabajo doméstico y del cuidado perpetúa las brechas de género en el ámbito  laboral y educativo, afectando la capacidad de las mujeres para avanzar en sus estudios y  carreras. 

 

Además, una estudiante comparte su experiencia: “Para no sentirme rechazada, en mi  caso, donde la mayoría de mis compañeros eran hombres, no me sentía apoyada. Muchas  veces decían a mis espaldas que fuera a amamantar en el baño”. Este testimonio resalta la  exclusión y el estigma que enfrentan las madres en entornos académicos  predominantemente masculinos. La falta de espacios adecuados para amamantar o cuidar  a los niños no solo limita su comodidad, sino que también contribuye a un ambiente hostil  que puede afectar su desempeño académico (González et al., 2021). 

 

Conclusiones 

 

A continuación, se presentan las principales conclusiones derivadas del análisis de los  testimonios y la discusión: 

  1. Impacto de las Responsabilidades Parentales en la Experiencia Académica: Los  testimonios recopilados evidencian que las responsabilidades parentales afectan  significativamente la experiencia académica de los estudiantes. Muchos  participantes enfrentan desafíos para equilibrar sus roles como padres y sus  compromisos educativos, lo que a menudo resulta en la interrupción o abandono de  sus estudios. 
  2. Desigualdades de Género: La investigación ha puesto de manifiesto que las  desigualdades de género son un factor determinante en la experiencia de los  estudiantes con responsabilidades parentales. Las mujeres tienden a asumir la  mayor parte del trabajo de cuidado, lo que limita su capacidad para avanzar en sus  estudios.
  1. Necesidad de Políticas Inclusivas y Espacios de Cuidado: Los participantes  expresaron una clara necesidad de políticas universitarias que reconozcan y  aborden sus realidades. La creación de guarderías y espacios adecuados para el  cuidado infantil dentro de las universidades podría facilitar la conciliación entre el  estudio y la crianza, permitiendo a los estudiantes continuar con su formación  académica sin sacrificar su rol como cuidadores. 
  2. Importancia del Apoyo Institucional y Sensibilización Docente: La falta de un entorno  educativo inclusivo puede llevar a sentimientos de aislamiento entre los estudiantes  padres. La implementación de programas de sensibilización y capacitación para el  personal docente es fundamental para crear un ambiente de mayor empatía hacia  las necesidades específicas de estos estudiantes. 
  3. Corresponsabilidad en el Cuidado: La investigación destaca la necesidad urgente  de integrar la corresponsabilidad en el cuidado dentro de las políticas universitarias,  para abordar las desigualdades de género y mejorar la experiencia académica de  los estudiantes con responsabilidades parentales.  

Las universidades deben reconocer y atender estas realidades, mediante la implementación  de políticas integrales que apoyen a los estudiantes con responsabilidades parentales en  el ámbito universitario. Reconocer y atender estas necesidades no solo mejorará el  bienestar y la trayectoria académica de estos estudiantes, sino que también contribuirá a  avanzar hacia una educación superior más equitativa e inclusiva.

 

Referencias Bibliográficas  

 

Castañeda Letelier, M. (2015). Desafíos y oportunidades para las mujeres en la educación  superior. Santiago: Universidad de Chile. 

CEPAL. (2020). La economía del cuidado: Un enfoque desde los derechos. Naciones  Unidas. 

Esquivel, V., & Faur, E. (2022). “El cuidado en la agenda pública: Por un derecho universal  al cuidado”. UNICEF. 

Estupiñán, M., & Vela, A. (2012). Maternidad y educación superior: Desafíos y  oportunidades. Revista Latinoamericana de Educación, 15(2), 535-550. 

Flores-Ávila, A. L., Alejandre-Magaña, A. B., & Martínez-Becerra, E. (2016). UNIVERSIDAD  PÚBLICA Y CRIANZA DE INFANTES. REFLEXIONES SOBRE SU CONCILIACIÓN  EN LA UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA. Ra Ximhai, 12(1), 83-104. 

Smulders Chaparro, M. E. (2018). Factores que influyen en la deserción de los estudiantes  universitarios. ACADEMO (Asunción) 5(2):127-132 

González, M., Pérez, L., & Torres, J. (2021). Necesidad de capacitación docente en gestión  de conflictos en el ámbito educativo. Revista Científica, 12(3), 45-60. 

Hernández-Quirama, R., López, L., & Morales, J. (2019). Implicaciones de la maternidad en  la vida académica: Un estudio sobre estudiantes universitarias. Revista de Estudios  de Género, 8(1), 45-60. 

Jacobo, R. (2016). La carga emocional de ser padre joven: Expectativas y realidades en la  educación superior. Revista de Psicología Social, 10(3), 123-140. 

Sepúlveda, K., & Varas González, G. (2020). Compatibilizando estudios y familia: Ser  estudiante y a la vez madre o padre. Revista de Sociología, 35(2), 61-77. 

Universidad de Chile. (2023). Informe sobre políticas educativas inclusivas para estudiantes  con responsabilidades familiares. Universidad de Chile. 

Última Hora. (2014). Plantean guarderías en las universidades. Recuperado de  https://www.ultimahora.com/plantean-guarderias-las-universidades-n795386 

Hoy. (2024). Proponen ley para crear guarderías infantiles en universidades públicas. Hoy.  Recuperado de https://www.hoy.com.py/nacionales/2024/08/22/proponen-ley-para crear-guarderias-infantiles-en-universidades-publicas

 


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Libros que hay que leer antes de morir

Juan Ortiz

Libros que hay que leer antes de morir

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Como todo el arte, la Literatura tiene el poder de transportarnos a mundos inimaginables, de enfrentarnos a nuestras propias emociones y de abrirnos puertas hacia nuevas formas de pensar. Algunos libros poseen una cualidad especial: dejan una marca indeleble en el alma, convirtiéndose en compañeros eternos en un mundo terrenal cada vez más tumultuoso.

Estas obras —dotadas de ese magnetismo natural que nos hace querer devorarlas hasta el final, o, que, por el contrario, nos dejan reflexionando durante horas— son tan poderosas que han sido recomendadas por los críticos y literatos como imprescindibles para la vida del ser humano. En este artículo, abordaremos las más significativas, esos volúmenes que todos deben leer antes de morir.

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1.     Don Quijote de la Mancha (1605-1615)

Escrita por el poeta y soldado español Miguel de Cervantes, es considerada como la primera novela moderna. Enmarcada en el Siglo de Oro, combina humor, filosofía y aventuras. Don Quijote, el caballero de la triste figura, y su fiel escudero, Sancho Panza, protagonizan una serie de episodios que exploran la delgada línea entre la realidad y la locura.

Mediante su inigualable genialidad, Cervantes nos regala una historia que sigue siendo vigente por su profunda humanidad, además de recurrir a constantes críticas y sátiras de su tiempo, lo que ha llevado a los lectores a analizar exhaustivamente el verdadero mensaje del novelista.

2.     Orgullo y prejuicio (1813)

Creada por Jane Austen, este es, quizá, uno de los libros románticos más importantes de la historia de la Literatura. Si bien es conocida por sus ingeniosos comentarios sociales, la novela también destaca por su romántica historia central entre Elizabeth Bennet y el señor Darcy. En ella, la autora captura con agudeza las costumbres de su época, y su estilo narrativo es tan encantador como perspicaz.

La obra no solo es una joya de la literatura inglesa, sino también un título que sigue resonando con los lectores por su exploración del amor, el orgullo y los prejuicios humanos, conservándose tan relevante al día de hoy como lo fuera al momento de su publicación original.

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Orgullo y prejuicio:…

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3.     1984 (1949)

Esta novela distópica de George Orwell es ineludible para todo aquel que desee adentrarse en la Literatura del más alto nivel. A través de los años, se ha transformado en un referente cuando se habla de la vigilancia y el control gubernamental. La historia de Winston Smith en una sociedad intervenida por el omnipresente «Gran Hermano» es una advertencia sobre los peligros del totalitarismo.

Con un lenguaje claro y un argumento impactante, 1984 sigue siendo notable en el contexto de la tecnología, la sociedad y la política modernas. No cabe duda de que Orwell fue un hombre adelantado a su tiempo, sabiendo comprender e, incluso, predecir algunos eventos, formas de pensar y artilugios que nacerían con el correr de los años.

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1984 (Contemporánea)


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4.     Cien años de soledad (1967)

Por supuesto que en esta lista no podía faltar una de las obras cumbres del nobel colombiano Gabriel García Márquez. Este clásico del realismo mágico narra la historia de la familia Buendía a lo largo de varias generaciones en el pueblo ficticio de Macondo. En su narrativa, el autor teje un universo rico y poético que armoniza elementos mágicos con la cruda realidad.

La novela no solo es una obra maestra literaria, sino también un retrato de las complejidades de la historia y cultura latinoamericana. Mediante su lectura, es posible hallar y comprender un contexto sociopolítico complejo, encuadrado en las costumbres y modos de un pueblo tan fascinante como misterioso.

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5.     Matar a un ruiseñor (1960)

No cabe la menor duda de que la escritora estadounidense Harper Lee creó una verdadera obra de arte. Este conmovedor relato ambientado en el sur de los Estados Unidos durante la Gran Depresión aborda temas como el racismo, la injusticia y la moralidad a través de los ojos de Scout Finch, una niña que observa cómo su padre, Atticus, defiende a un hombre negro acusado injustamente de un crimen.

La narración de Harper Lee es una reflexión poderosa sobre la humanidad y los valores que deberíamos defender. Aunque ella lo ha negado en varias oportunidades, existen algunos paralelismos entre su propia vida y la de sus personajes. Por ejemplo: su padre también fue un abogado encargado de defender a un hombre afrodescendiente.

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6.     Crimen y castigo (1866)

¿Qué se puede decir de esta maravillosa obra de Fiodor Dostoievski que no se haya dicho ya? Se trata de una novela psicológica que explora las profundidades de la culpa y la redención. Raskólnikov, un estudiante empobrecido, comete un asesinato creyendo que está justificado, pero su conciencia lo lleva por un tortuoso camino de autodescubrimiento.

Con personajes complejos y dilemas morales profundos, Dostoievski nos confronta con preguntas universales sobre el bien y el mal. Sus protagonistas son tan grises como las personas de la vida real, y es posible encontrar en ellos matices tan cargados de sentimiento que llega a ser doloroso leerlos. Sin embargo, vale la pena el riesgo.

7.     El extranjero (1942)

Albert Camus sorprendió al mundo entero cuando escribió la que es considerada como una de las obras más representativas del existencialismo. La historia de Meursault, un hombre que vive su vida con indiferencia y se enfrenta a las consecuencias de sus actos, desafía las normas morales y sociales. Camus explora a través del protagonista el absurdo de la existencia y la libertad que conlleva aceptarlo.

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8.     El nombre de la rosa (1980)

Ambientada en una abadía medieval, esta novela escrita por Umberto Eco mezcla el misterio de un asesinato con una profunda exploración filosófica y teológica. Dueño de un estilo rico en detalles y referencias históricas, el autor crea una historia que es tanto un thriller como una reflexión sobre el conocimiento y el poder.

9.     El gran Gatsby (1925)

Ambientada en los años 20, la novela de F. Scott Fitzgerald es una crítica mordaz del sueño americano y una exploración de los excesos de la época. Jay Gatsby, un misterioso millonario, y su obsesivo amor por Daisy Buchanan son el corazón de esta trágica historia. Con una prosa lírica y una narrativa impecable, Fitzgerald captura la esencia de una era y la complejidad de los sueños humanos.

10. El señor de los anillos (1954)

J.R.R. Tolkien es el responsable de haber creado una de las sagas de alta fantasía más influyentes de todos los tiempos. La trilogía nos lleva a la Tierra Media, un mundo mágico. En él, se desarrolla una lucha entre el bien y el mal, representada por Frodo y el Anillo Único. En líneas generales, se trata de una epopeya que trasciende hasta nuestros días.

Tolkien construyó un universo tan detallado y vivo que sigue cautivando a lectores de todas las edades y culturas a lo ancho del globo. Su ingenio, pasión por los idiomas y visión de la magia son una poderosa inspiración para autores más recientes, quienes se han cobijado bajo las alas de su legado.

11.  Las mil y una noches (Edad de Oro del Islam)

Esta colección de cuentos árabes es un tesoro de la narrativa mundial. A través de la voz de Sherezade, quien narra historias para posponer su ejecución, conocemos relatos como «Aladino y la lámpara maravillosa» y «Simbad el marino», obras que fueron adaptadas posteriormente a la animación. Este libro es una celebración de la imaginación y el poder de las historias.

12.  El principito (1943)

El amor lo es todo, o, por lo menos, eso transmiten las páginas de este pequeño libro de Antoine de Saint Exupéry. Aunque aparentemente es un título para niños, la obra contiene lecciones profundas sobre la vida, el amor y la naturaleza humana. A través de las aventuras de un pequeño príncipe que explora diferentes planetas, Saint Exupéry nos invita a redescubrir la importancia de las cosas simples, pero esenciales.


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Casi medio centenar de obras de la Fundación Barrié, cedidas en comodato a Es Baluard Museu

Es Baluard Museu ha anunciado la próxima incorporación a sus fondos de 52 obras provenientes, en su mayoría, de un depósito de la colección de pintura internacional de la gallega Fundación Barrié y, el resto, de compras aprobadas recientemente por la comisión de adquisiciones de este centro.
Por un lado, la Fundación Barrié y este museo mallorquín han acordado la cesión gratuita, en régimen de depósito, de un conjunto de cuarenta y seis obras de treinta y nueve artistas nacionales e internacionales datadas entre 1990 y 2016, con una duración inicial de cuatro años con posibilidad de prórroga. Estas piezas, al igual que el resto de las que integran los fondos de Es Baluard Museu, se irán exponiendo al público en función de la programación y comenzarán a verse el año que viene, en concreto en las exposiciones “Nachleben” y “Jessica Stockholder. Cardinal Directions”, así como en la sala dedicada a la colección. Abrirán al público el 31 de enero de 2025.
La colección de pintura contemporánea internacional de la Fundación Barrié responde, en su gestación, al propósito de entender de qué hablamos cuando hablamos de pintura hoy, demostrando, como ha apuntado David Barro, director del centro balear, que la pintura ya no solo es una técnica, sino una idea conceptual que se refleja en la diversidad de representaciones pictóricas que nacen de la intersección de disciplinas como la escultura, la instalación, la fotografía o el vídeo. Dicho carácter poliédrico de la disciplina será el eje de esas próximas exhibiciones que Es Baluard Museu inaugurará al abrir el año.
Los autores que integran el depósito de la Fundación Barrié son Ignasi Aballí, Albano Afonso, Herbert Brandl, Jean-Marc Bustamante, Pedro Calapez, Sandra Cinto, Paulo Climachauska, Carlos Correia, Gil Heitor Cortesão, José Pedro Croft, Ángela de la Cruz, Helmut Dorner, Curro González, Carlos Irijalba, Jonathan Lasker, Sol Lewitt, Rita Magalhães, Ana Manso, Fabian Marcaccio, Tracey Moffatt, Miquel Mont, Nico Munuera, Álvaro Negro, Frank Nitsche, Yves Oppenheim, João Penalva, Perejaume, Fiona Rae, Andrei Roiter, Simeón Saiz Ruiz, Néstor Sanmiguel Diest, Ana Santos, Adrián Schiess, Shinique Smith, Teo Soriano, la propia Jessica Stockholder, Alain Urrutia, Daniel Verbis y Otto Zitko.
Es Baluard Museu cuenta con una comisión de adquisiciones que analiza y valora las propuestas de compra, depósitos y donaciones presentadas atendiendo a los diversos centros de estudio de la colección y sus carencias a la hora de articular un discurso coherente y capaz de trabajar en paralelo en los contextos balear, nacional e internacional.
Además de aprobar este depósito de la Fundación Barrié, dicha comisión ha dado luz verde a la compra de seis obras de otros tantos artistas baleares: Elisa Braem, José Fiol, Tomás Pizá, Inês Zenha, Lola Lasurt e Ignacio Uriarte.
Componen este organismo Neus Cortés, Carolina Grau, Bartomeu Marí e Iñaki Martínez Antelo; además de la responsable de registro y colección de Es Baluard Museu, Soad Houman; su director, David Barro; y cada uno de los miembros designados por la Fundació Es Baluard Museu d’Art Contemporani de Palma: Pedro Vidal (Govern de les Illes Balears), Guillem Ginard (Consell de Mallorca), Fernando Gómez de la Cuesta (Ajuntament de Palma) y Margalida Tur Català (Fundació d’Art Serra).
Pilar Romero, presidenta de la Fundación Barrié, y David Barro, director de Es Baluard Museu
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La escultura gana peso en el discurso expositivo del Prado: los Habsburgo de los Leoni, en la Galería Central

Es sabido que las colecciones escultóricas del Museo del Prado cuentan con algunas de las mejores representaciones renacentistas en bronce y mármol que salieron de los talleres de Leone y Pompeo Leoni, artistas milaneses que trabajaron para la Corte española: se trata de retratos de la familia del emperador Carlos V de una calidad muy elevada en lo formal y función conmemorativa, pues pretendían perpetuar la fama de su linaje a través de la imagen plástica. Su composición deriva de los modelos grecolatinos y sus acabados destacan por su minuciosidad.
El origen de las tres representaciones en bronce de cuerpo entero de la emperatriz Isabel, su hijo el rey Felipe II y su tía María de Hungría se encuentra en la galería de retratos que María, hermana del emperador, proyectaba para su castillo de Binche, próximo a Bruselas, cuya inspiración sería, a su vez, el programa dinástico que rodeaba el sepulcro de Maximiliano de Habsburgo en Innsbruck, conservado aún in situ. Los Leoni realizaron, además, el busto en bronce de Carlos V, valiéndose de tipologías derivadas del mundo clásico, o la escultura en mármol de cuerpo entero del mismo monarca, armado, portando manto y el símbolo del águila, como si se tratara de un emperador romano.
Estas piezas han pasado a situarse en la Galería Central del Museo, cercanas, por tanto, a la obra de pintores como Tiziano -que en la misma época trabajó para la difusión de la imagen de la familia real-; se pretende así gestar un juego enriquecedor entre pintura y escultura, situándolas en un mismo plano a la hora de evocar el contexto en que surgieron y de recalcar la estrecha relación iconográfica, de indumentaria y simbólica entre las dos disciplinas.
Además, estas creaciones se han emplazado a una altura que posibilita disfrutar de los detalles de su factura y valorar la habilidad de estos artífices, especialmente detallistas. Con el fin de fomentar la integración de la escultura en el discurso expositivo (y de ubicar estas obras concretas en el que sería su entorno natural), este cambio de ubicación se suma a las nuevas instalaciones museográficas llevadas a cabo en el Patio Norte del Edificio Villanueva (Sala 58 B), con la presentación de un conjunto de dieciocho medallones anónimos, de mármol, con perfiles de diversos personajes y anteriores al siglo XV, y en la Galería Jónica norte de la primera planta del mismo edificio Villanueva, que invita al visitante a acercarse de manera más completa a esculturas desde el Antiguo Egipto al Barroco.
Imagen de la escultura de Isabel de Portugal en la Galería Central. Fotografía: © Museo Nacional del Prado
Imagen de la escultura de Felipe II en la Galería Central. Fotografía: © Museo Nacional del Prado
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Cómo hacer la descripción de un personaje

Juan Ortiz

Cómo hacer la descripción de un personaje

Cómo hacer la descripción de un personaje

¡Ah!, los personajes literarios: meca y corazón de sus historias cuando se les describe correctamente, chiste recurrente si no se les da el peso necesario. Para ningún autor o lector, por novato que sea, es un secreto que los protagonistas y secundarios de un libro son una de las herramientas más poderosas en la escritura de narrativa, pudiendo quedar grabados en la memoria y la cultura.

Sin embargo, cuando un elemento tan importante de la trama no se describe como se debe, no solo consigue que la obra se sienta vacía para los lectores, sino que no les permite conectar emocionalmente con la historia, por buena que esta sea. Por ello, a través de este artículo vamos a explorar cómo crear descripciones memorables que aporten profundidad y credibilidad a tus personajes.

11 pasos para hacer la descripción de un personaje literario

1.     Conoce y comprende a tu personaje

Antes de proceder a una descripción, es necesario que conozcas a tu personaje como si se tratara de una persona real. Para ello, puedes hacerte las siguientes preguntas:

  • ¿De dónde proviene?;
  • ¿Cuáles son sus motivaciones?;
  • ¿Cuáles son sus miedos y sueños?;
  • ¿Cómo se relaciona con otros personajes?;
  • ¿Qué papel desempeña en la historia?

Incluso si estos detalles no aparecen dentro del libro, conocerlos te ayudará a determinar qué aspectos de su descripción deben destacarse. Por ejemplo: un personaje inseguro podría describirse con gestos nerviosos y ropa que intenta pasar desapercibida, mientras que uno confiado podría tener una postura erguida y un lenguaje corporal expansivo. En este sentido, siempre es mejor mostrar que decir.

2.     Elige solo las características físicas más relevantes

No es necesario describir cada detalle del aspecto físico de un personaje. De hecho, hacerlo podría entorpecer la narración. En su lugar, selecciona unas pocas características que sean memorables o significativas para la historia y menciónalas poco a poco. Para ello, considera lo siguiente:

  • Rasgos distintivos: cicatrices, tatuajes, color de cabello inusual;
  • Ropa y estilo: ¿su atuendo refleja su profesión, personalidad, estado de ánimo o locación?;
  • Expresión facial y lenguaje corporal: estas pistas pueden revelar emociones y actitudes.

Ejemplo

«Isadora tenía un rescoldo en el cabello, siempre recogido en una coleta apretada. Sus ojos, de un gris acerado, parecían escrutar el alma de quien la mirara, y su sonrisa torcida dejaba entrever una confianza que rozaba lo intimidante».

3.     ¡Muestra, no cuentes!

En lugar de decir que un personaje es «valiente» o «tímido», muestra estas cualidades a través de sus acciones, gestos, diálogos o conversaciones entre otros actores. La práctica de mostrar hace que la descripción resulta más dinámica y permite que el lector saque sus propias conclusiones.

Ejemplo

  • Descripción directa: «Juan fue valiente»;
  • Descripción mostrada: «Juan apretó los puños y dio un paso al frente, a pesar de que los extraños parecían susurrar amenazas en la oscuridad».

4.     Integra la descripción en la narrativa

En vez de dedicar un párrafo entero a describir física y psicológicamente a tu personaje, piensa mejor en repartir la información a lo largo de toda la historia. Este ejercicio mantiene el ritmo y evita que la narración de estos elementos parezca forzada, incongruente o poco natural.

Ejemplo

  • Descripción directa: «Amanda tenía el cabello desordenado, gafas redondas y una chaqueta de cuero desgastada».
  • Descripción integrada: «Amanda se ajustó las gafas redondas, empujándolas con un dedo manchado de tinta, mientras su chaqueta de cuero crujía al inclinarse sobre aquella mesa forrada en papeleo».

5.     Utiliza los cinco sentidos

No te limites a lo visual. Incluye otros sentidos para hacer que tu personaje cobre vida. En este contexto, puedes evaluar los siguientes escenarios:

Olfato

¿Cómo huele?: «Su perfume dejaba una estela de jazmín por donde pasaba».

Oído

¿Cómo suena su voz o sus pasos?: «Hablaba con un tono que era como el rumor de un arroyo».

Tacto

¿Qué sensación transmite?: «Tomó su mano rugosa y pensó que era como la corteza de un viejo árbol».

6.     Asegúrate de que la descripción sea coherente

Los detalles que ofrezcas deben alinearse con la personalidad y el trasfondo del personaje. Si uno de ellos es un vagabundo, probablemente no llevará ropa impecable ni olerá a una colonia costosa. Cada aspecto de la descripción debe contribuir a la imagen completa, y no mermarla a medida que avanza la trama.

7.     Evita los estereotipos

Si bien los estereotipos pueden ser tentadores porque son fáciles de visualizar, pueden hacer que tus personajes parezcan planos o clichés, además de, en muchos casos, ofensivos. Para huir de esta problemática, busca maneras de subvertir las expectativas o dar profundidad a tus actores, sobre todo en protagonistas, antagonistas y villanos.

Por ejemplo, en lugar de describir a un «villano de manual» como alguien vestido de negro con una cicatriz amenazante, podrías crear un antagonista que vista de manera pulcra y tenga un comportamiento aparentemente amable, pero con una mirada calculadora que revele sus verdaderas intenciones poco a poco.

8.     Considera el contexto

La forma en que describes a un personaje puede cambiar según quién interactúe con él. La percepción por parte de otro revela tanto sobre el observador como sobre el observado.

Ejemplo

  • Desde el punto de vista de un amigo: «Para Luis, el desorden de Marcos era casi entrañable, una prueba de su creatividad desbordante».
  • Desde el punto de vista de un enemigo: «Marcos era un caos con piernas, incapaz de mantener nada en su lugar».

9.     Usa el entorno para reflejar la personalidad de los actores

El entorno también puede actuar como un espejo del personaje. Por ejemplo, un protagonista ordenado podría vivir en un espacio minimalista, mientras que uno caótico, probablemente, estaría rodeado de múltiples artículos. Esto, además de describir, ayuda a crear atmósfera.

10.  Experimenta con detalles simbólicos

Un solo detalle simbólico es capaz de decir mucho sobre un personaje. Una joya heredada, una cicatriz que nunca menciona o un reloj que siempre mira pueden convertirse en pistas sobre su historia y personalidad.

Ejemplo

  • «A pesar de su atuendo sencillo, Anna siempre llevaba un anillo de oro en el índice, una pieza antigua que brillaba como si guardara un secreto».

11.  Revisa y perfecciona

La primera versión de una descripción no siempre resulta ser la mejor. Por ello debes revisar el texto al menos tres veces para asegurarte de que sea claro, evocador y relevante para la historia. Asimismo, interroga a tus lectores beta sobre su opinión con respecto a la efectividad de los personajes.

Consideraciones finales

Con estas herramientas y consejos estarás mejor preparado para crear personajes que no solo vivan en tu historia, sino también en la imaginación de tus lectores. Recuerda que una buena descripción es tanto una puerta hacia el alma de los protagonistas como un espejo que refleja su mundo. ¡Deja volar tu creatividad y experimenta hasta encontrar la voz adecuada para cada uno de ellos!


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Cuántas palabras tiene un capítulo de un libro

Juan Ortiz

Cuántas palabras tiene un capítulo de un libro

Cuántas palabras tiene un capítulo de un libro

Al escribir un libro, una de las preguntas más frecuentes que se hacen los autores noveles, especialmente aquellos principiantes que se dirigen hacia la autopublicación, es cuántas palabras debe tener un capítulo. Aunque no existe una respuesta definitiva, explorar los factores que influyen en esta decisión puede ayudar a los escritores a estructurar de manera efectiva su obra.

La cantidad de palabras contenidas en un capítulo no solo posee un poder sobre los lectores y la forma en que estos perciben un libro específico, sino que, dependiendo del volumen, un título puede llegar a contar con un lomo de mayor o menor grosor. Esto, por supuesto, también es un elemento fundamental a la hora de determinar el público objetivo y realizar el marketing adecuado.

Hablemos sobre la longitud promedio de un capítulo

En términos generales, un capítulo puede tener entre 1,000 y 5,000 palabras. Esta amplitud refleja la diversidad de estilos y géneros literarios. Algunos autores prefieren capítulos cortos y directos, y otros optan por desarrollar escenas o ideas más complejas en secciones extensas. Sin embargo, este aspecto depende de ciertos elementos incluyentes que vamos a explorar.

5 factores que determinan la longitud de un capítulo

Género del libro

El género literario desempeña un papel crucial en la extensión de los capítulos. Por ejemplo: en los thrillers y novelas de acción, estos suelen ser más cortos, con el fin de mantener el ritmo rápido y la tensión constante. En cambio, las novelas históricas o góticas pueden tener apartados más largos, ya que estas a menudo se enfocan en la descripción detallada de escenarios y personajes.

Público objetivo de la obra

La audiencia también tiene un gran peso en la longitud de un título. Los libros para niños o jóvenes tienden a tener capítulos más cortos para adaptarse a sus periodos de atención limitados. Por otro lado, los lectores de ficción para adultos suelen estar más dispuestos a invertir tiempo en secciones largas.

Estilo del autor

Ciertos autores tienen un estilo que favorece las narrativas breves y compactas, mientras que otros disfrutan desarrollando historias de manera más pausada. Por ejemplo, escritores como James Patterson son conocidos por sus capítulos cortos y rápidos. Por su parte, otros como George R. R. Martin utilizan secciones más largas para profundizar en la trama y los personajes.

Estructura de la historia

Igualmente, la estructura narrativa puede determinar la longitud de los capítulos. Si cada uno cubre un evento específico o un punto de vista de un personaje, su extensión podría variar dependiendo de la complejidad de ese segmento de la trama.

Formato del libro

Los formatos también afectan la extensión. En los libros electrónicos, los capítulos cortos funcionan bien porque los lectores tienden a preferir lecturas rápidas. En los libros impresos, los más largos pueden ser menos problemáticos, ya que el lector tiene un mayor control sobre su ritmo de lectura.

Ventajas de los capítulos cortos

  • Ritmo dinámico: mantienen al lector interesado y motivado a seguir leyendo;
  • Accesibilidad: son ideales para lectores con poco tiempo o periodos de atención más cortos;
  • Efecto dramático: los finales abruptos o giros inesperados se destacan en un capítulo breve.

Ventajas de los capítulos largos

  • Profundidad narrativa: permiten una exploración más detallada de personajes, escenarios y tramas;
  • Inmersión: ayudan a los lectores a sumergirse en la historia sin interrupciones frecuentes;
  • Flexibilidad: ofrecen espacio para desarrollar múltiples eventos o perspectivas dentro de un mismo capítulo.

Cómo determinar la longitud ideal

Elegir cuántas palabras debe tener un capítulo dependerá en gran medida de las necesidades de la historia. Por ello, vamos a resaltar algunas estrategias para encontrar el equilibrio:

Probar diferentes longitudes

Durante la escritura, es posible experimentar con capítulos de diversas extensiones. Esto ayudará a fijar qué funciona mejor para el ritmo y tono de la historia.

Considerar el ritmo narrativo

Es necesario ajustar la longitud de los capítulos según la intensidad emocional o las vivencias de los personajes. Por ejemplo, en escenas de acción o suspenso, secciones más cortas suelen funcionar mejor.

Buscar retroalimentación

Siempre es recomendable que los autores compartan sus manuscritos con lectores beta, correctores de estilo, editores y maquetadores, todo con el fin de entender cómo perciben el flujo de la historia. Su opinión da pistas sobre si los capítulos son demasiado largos o cortos. Al mismo tiempo, esto puede establecer la cantidad de palabras de todo el libro, lo que, a su vez, dicta el tamaño del lomo.

Ejemplos de libros y sus capítulos

El gran Gatsby de F. Scott Fitzgerald

Esta novela clásica tiene capítulos que varían entre 3,000 y 5,000 palabras, equilibrando la narración introspectiva y las descripciones de majestuosas casas, paisajes y personajes inolvidables.

Los juegos del hambre de Suzanne Collins

La mayor entre las distopías adolescentes suele contar con capítulos de entre 3,000 y 4,000 palabras, lo que ayuda a mantener un ritmo ágil que engancha a los lectores a este mundo hecho pedazos.

El señor de los anillos de J.R.R. Tolkien

Los capítulos de esta obra de alta fantasía suelen ser más extensos, con un promedio de 6,000 palabras. Su longitud permite una inmersión total de los lectores en el universo mágico del autor.

La chica del tren de Paula Hawkins

Con capítulos más cortos, entre 2,000 y 3,000 palabras, esta novela de suspenso mantiene una tensión constante en todas las escenas. Aquí, cada vez que un personaje se mueve, piensa o siente, lo hace con rapidez, algo que expresa la extensión de los capítulos y el libro mismo.

Consideraciones finales

No existe una «longitud correcta» para un capítulo de un libro, ya que esta depende del género, el público, el estilo del autor y las necesidades específicas de la historia. Algunos pueden ser de unas pocas páginas, mientras que otros deben extenderse mucho más. En este sentido, lo esencial es que cada capítulo cumpla su función narrativa y mantenga al lector interesado en la trama.

De este modo, la mejor estrategia siempre será encontrar un equilibrio que se adapte al estilo del autor y a las expectativas de sus lectores. Al final, un capítulo bien estructurado no se mide solo en palabras, sino en su capacidad para avanzar la historia sin tantos rellenos y conectar con el público.


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